Cómo y Por Qué Deberían Transformarse las Experiencias en Museos

Cómo y Por Qué Deberían Transformarse las Experiencias en Museos

 

Las experiencias de los museos deben inspirar a todos y ampliar la curiosidad por aprender más y compartir ese conocimiento con los demás. Los museos han de ofrecer herramientas inclusivas para que sea más fácil conseguirlo. Por otro lado, deberían comprometerse con sus narrativas, tratando de comprender que el resto de la historia se desarrolla con su audiencia y sus experiencias personales. Cuando una persona observa un objeto, participa en un programa interactivo o asiste a un programa, adquiere una nueva perspectiva, pero también debe sentir empatía hacia la de los demás. La conversación, el contenido y los datos respaldados por la inteligencia artificial son componentes clave para realizar esta experiencia definitiva. Y los museos son parte responsable, lo que significa que han de comprometer su personal, presupuesto, planificación y programación en este tipo de mediación y proporcionar acceso a contenido y datos relacionados con ella.

Los museos deben cambiar su enfoque para comprender y satisfacer las necesidades de las diversas audiencias que los visitan, ya sea personal o virtualmente, además de aceptar que esas necesidades y expectativas cambian con el tiempo. Por tanto, la agilidad también es un factor clave. Es un enfoque nuevo que requiere flexibilidad, apoyo y aceptación de que las nuevas ideas y el espacio para la creatividad son tan importantes como los procesos y la investigación probados.

Los museos también nos conectan con el futuro. Al contemplar a los que nos precedieron, nos acercamos más a nuestro impacto en el futuro, que es nuestro futuro compartido. ¿Qué pasaría si la experiencia de un museo mostrara cómo las decisiones humanas impactan en las generaciones posteriores, construyendo la alfabetización del futuro a través de la toma de sentido y de sus múltiples posibilidades? La vida contemporánea es compleja y está en constante evolución.

¿Por qué las experiencias de los museos deben cambiar? ¿Por qué necesitamos transformar la experiencia que nos proporciona? Porque los museos en sí mismos son un diseño colonial obsoleto que perpetúa las normas supremacistas blancas que causan daño al público. Es nuestro imperativo cultural reimaginar nuevas formas de involucrar al público, convertirnos en espacios para el pensamiento crítico y desarrollar estructuras flexibles que puedan evolucionar y seguir siendo relevantes.

Los museos deben competir para estar al servicio de sus comunidades mediante la innovación y la evaluación constantes.

Deberían «detonar», en lugar de transmitir ideas, organizando la programación con la intención puesta en la creación de un punto de partida y no de uno final.

La noción de experiencia en los museos debe expandirse más allá de la erudición hacia el ámbito de la experiencia vivida.

Puede tratarse de experiencias informales e imprecisas que permitan la oposición, la sorpresa, la vulnerabilidad y la tensión, para aliviar así la presión a la hora de realizar los movimientos de un encuentro estudiado con la cultura.

Los museos son el producto de una sociedad elitista, patriarcal y colonialista y, como tales, muchos de ellos lo muestran en la forma en que operan hoy (falta de diversidad; perspectivas blancas, eurocéntricas y monolíticas, centricidad en los objetos; enfoque académico; personal no remunerado y/o mal remunerado, modelo de ingresos que depende en gran medida de las entradas). Estos modelos están anticuados, fuera de lugar y, en algunos casos, son indefendibles. Si quieren volverse más relevantes, especialmente para las generaciones jóvenes, y sobrevivir a la actual recesión financiera, los museos deben cambiar. Para ello, necesitan:

  • Centrarse en las personas y sus historias, y no tanto en los objetos.
  • Tratar de crear experiencias memorables en lugar de focalizarse en el aprendizaje basado en hechos.
  • Estar más comprometidos con su comunidad local y ser menos académicos.
  • Reflejar mejor las comunidades a las que sirven.
  • Tratar a su personal con empatía y respeto.

Creemos que las experiencias de los museos deberían ser más dinámicas de lo que son actualmente. En este momento, la mayoría de los ellos están diseñados para que las personas observen y lean mientras se mueven por espacios llenos de cosas. A todos nos cuesta retener información en ese tipo de entorno. Aunque la capacidad de atención del visitante sea muy buena, establecer metas para las visitas únicamente a nivel visual a menudo resulta abrumador, y deja una sensación de que se podría o debería haberse hecho / visto / aprendido / absorbido más. Debido a esta limitación, la visita al típico museo debe planificarse en torno a una sola exposición para no agotarse inmediatamente, es decir, buscar el objetivo más sencillo posible, o ninguno.

Nuestro deseo de no crear ese mismo sentimiento de agobio en los visitantes ha dado lugar a los siguientes principios:

  • Lo multimodal debería ser la regla.
  • La interpretación tiene lugar a través de la experiencia, no solo a partir de un contenido.
  • Los canales y entornos deben usarse para lo que son buenos (por ejemplo, lo digital es infinito y lo físico es limitado).
  • Se debe ofrecer a las personas / visitantes oportunidades para conectarse y aprender de cada uno.
  • Las aportaciones de la audiencia deberían desempeñar un papel más destacado en la creación y planificación de exposiciones y programación de actividades.
  • Las interacciones han de distribuirse entre canales, entornos y geografías.
  • El contenido y las experiencias deberían ser gratuitas, o a cambio de una donación; todos deberían poder participar sin pagar.
  • Sería interesante hablar de por qué los objetos son importantes, no solo de lo que son y quién los hizo.
  • Necesitamos priorizar la creación de significado con el apoyo de experiencias y metas de aprendizaje.
  • No más experiencia de diseño a partir de la intuición.

Creemos que los museos deben transformarse para ser abiertos y acogedores para todos y estar a la altura de su potencial como espacios públicos. Han tenido, y tendrán, un papel relevante a la hora de decidir qué se percibe como importante. Al decidir qué está a la vista, cómo se presenta, quién llega a experimentarlo y de qué modo, estas instituciones tienen una influencia que se extiende más allá de sus muros. Una visión demasiado estrecha establece barreras y limita las conexiones, la flexibilidad y las opciones de la comunidad. Deben identificarse y eliminarse esos muros a fin de que todos puedan participar como quieran libremente.

Para transformarse realmente, los museos necesitan mantener a los individuos –  el espectro de personas al completo – en el corazón de su «todo». Deben tener un alma. De esta manera, las personas estarían en el centro, y no los objetos o colecciones. Esto traería más relevancia, conocimiento y discusión que disminuir el número de objetos o colecciones, y ayudaría a desarrollar una interconexión profundamente significativa. Para lograrlo, se requerirá flexibilidad, escucha, creatividad, compromiso multisensorial y un alejamiento de los modelos jerárquicos del personal y sus egos. Requerirá, además, pensar fuera de la caja, posiblemente crear nuevas definiciones de éxito y asumir riesgos.

La autoevaluación, la educación y las buenas condiciones laborales serán necesarias para avanzar. El personal esencial, necesario para que el lugar funcione y de la bienvenida a los visitantes, debe ser promocionado y recibir responsabilidades que le permita participar a todos los niveles. Debe, asimismo, representar a las comunidades que los rodean, sobre todo a las locales, para permitir una gran diversidad cuyas experiencias de vida individuales se respeten como activos. Todos los aspectos de la participación del museo deben tener la accesibilidad incorporada como una parte integral y no negociable de la experiencia.

Creemos que se necesitan cambios en los sistemas, liderazgo colaborativo y más flexibilidad en la forma en que las personas interactúan con los museos y participan en los programas.

El campo de los museos ha llegado a un momento crítico. Cambiar o morir. Debemos ser:

  • Menos elitistas.
  • Menos académicos.
  • Más inclusivos.
  • Más experienciales.
  • Más receptivos a las necesidades reales de nuestro público.

Las personas (incluso aquellas que provienen de los museos) han notado lo coloniales que son nuestras colecciones, lo blancos que son nuestros discursos, lo dependientes que somos de las viejas formas.

Los museos comprometidos con el aporte de valor continuo a sus comunidades deben transformarse para diferenciarse de la creciente competencia. Una competencia por la atención de los visitantes, por recursos finitos del sector público y privado, y por la relevancia en un mundo donde la demanda de innovación es constante. La transformación es necesaria porque este momento requiere una acción inmediata y una respuesta más radical a las expectativas sobre cómo trabajamos al servicio de nuestras comunidades. Una respuesta a las demandas de crear espacios más diversos, equitativos e inclusivos que reflejen nuestras historias compartidas y amplifiquen nuestras experiencias únicas.

Los museos capaces de transformarse deberán comprometerse, aún más, con un proceso continuo de evolución, una capacidad de respuesta a los cambios y desafíos que siguen a cualquier transformación.

Los museos pueden ser más inclusivos, más accesibles y menos intimidantes. Muchos visitantes tienen, por primera vez, un «miedo umbral», porque les preocupa no pertenecer a ese espacio. Si los profesionales de los museos realmente creen que éstos «son para todos», debemos olvidar la opresión construida dentro de todas las áreas de nuestras instituciones: la estructura del personal del museo, la junta directiva y el espacio físico.

Los museos debe ser relevantes por su potencial para la reflexión personal y la creatividad y, a través de estas dos cosas, tener la capacidad para la reinvención y el crecimiento perpetuos. Pero para que esto suceda, los museos deben ser lugares que se desafíen a sí mismos, cambien y alberguen diálogos complicados, y permitan reflexionar sobre la complejidad de la vida a través del arte, la historia y la ciencia. Se trata de instituciones construidas sobre antecedentes excluyentes que aún existen, con modelos de gestión obsoletos y lealtades a estas prácticas. Son muchísimas las cosas que hay cambiar, fundamentalmente para que los museos sean ese lugar de diálogo, inclusión, complejidad, creatividad, bien social y, en última instancia, humanidad.

Estamos en un periodo de transformación que nos exige responder en el momento y planificar un futuro diferente, que será distinto para cada museo. Pero ¿cómo podemos crear las condiciones para el cambio que sean sostenibles y tengan lugar a un ritmo adecuado para cada institución? ¿Cómo podríamos desarrollar una agenda de gestión del cambio que respalde todo un ecosistema de museo a cualquier nivel, desde la junta y el liderazgo hasta el personal más joven?

Debe surgir un tipo diferente de liderazgo que pueda adoptar ese cambio; uno que se halle entretejido en el pensamiento y los planes estratégicos del museo y abra oportunidades de cambio como parte de la práctica diaria, apoyando y capacitando a su personal para liderar desde cualquier lugar de la organización. Y necesitamos diversidad y un pensamiento más amplio en nuestros consejos para trabajar unos con otros y ayudarnos a afrontar los desafíos críticos que encuentran nuestros museos en la actualidad.

Los museos deben ser puntos de partida para conversaciones sobre el pasado, el presente y el futuro, y un espacio seguro para que las personas se reúnan en diálogo o acción. Los objetos se convertirían en elementos de apoyo de narrativas más amplias y diversas impulsadas en colaboración por expertos y comunidades. Podrían ser un lugar donde la gente fuera a impugnar las narrativas históricas aceptadas y encontrara una salida para contribuir a la historia.

El valor de los museos radica en su capacidad para unir, generando y documentando narrativas colectivas de una manera que permita a las personas actuar sobre sus propias historias para las generaciones futuras.

Tenemos que ver una mayor integración y sinergia entre las experiencias físicas y digitales. Por ejemplo, ¿cómo podríamos desarrollar comunidades en línea intencionales (no afiliadas ni ubicadas dentro de las grandes plataformas sociales) para tener una discusión más profunda sobre lo que nosotros y nuestro público ve y siente en los museos? En lugar de cultivar transacciones, ¿cómo podrían los museos avanzar hacia interacciones que, con el tiempo, podrían convertirse en relaciones?

Estas dos preguntas requieren que consideremos otras antes de emprender cualquier solución. ¿Cómo podríamos recopilar datos intencionalmente a través de la construcción de relaciones abiertas y transparentes? ¿Cómo sería posible crear encuentros con más propósito para que coincidieran con todos los niveles de energía y accesibilidad? ¿Cómo podrían estas comunidades en línea ser un espacio seguro para las voces marginadas y para aquellos que nunca entrarían en un museo o se sentirían cómodos interactuando con el personal y la comunidad museística? ¿Cómo se pueden cultivar espacios que fomenten la elección, la conexión, el propósito y el progreso? Es decir, ¿cómo podrían los museos medir su éxito en función del aprendizaje que aportan, el crecimiento y el progreso de las comunidades anidadas dentro del mismo y su comunidad hiperlocal?

Para abordar estas preguntas, debemos analizar cómo los museos:

  • Desarrollan y cultivan la ciudadanía digital.
  • Modelan la civilidad digital.
  • Conectan y vinculan lo físico con lo digital.
  • Cultivan una comunicación y colaboración internas y externas coherentes y con ritmo,
  • Generan una arquitectura de espacios empáticos.
  • Establecen experiencias centradas en el ser humano.

Consultas: gestion@evemuseos.com

Recursos:

Dragicevic, Marija  Bagarić, Antonija (2019): Virtual Technology in Museums and Art Galleries Business Practice – The Empirical Research, In: Tipurić, Darko Hruška, Domagoj (Ed.): 7th International OFEL Conference on Governance, Management and Entrepreneurship: Embracing Diversity in Organisations. April 5th – 6th, 2019, Dubrovnik, Croatia, Governance Research and Development Centre (CIRU), Zagreb, pp. 175-183

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Carrozzino M. y Bergamasco M. (2010): Beyond virtual museums: Experiencing immersive virtual reality in real museums. Journal o Cultural Heritage, 11: 452-458.

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Styliani S., Fotis L., Kostas K. y Petros P. (2009): Virtual museums, a survey and some issues for consideration,. Journal of Cultural Heritage, 10 : 520-528.

Bernier R. (2018): The use of virtual museum: The French viewpoint.


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