La inteligencia artificial (IA) al servicio de los museos enriquece la experiencia del usuario y simplifica el trabajo de los empleados de los museos de arte. Desde hace algún tiempo, tanto éstos como las galerías intentan buscar alternativas a su versión «tradicional» recurriendo a la tecnología. Inicialmente, el propósito era bastante simple: intentar aumentar la cantidad de contenido extra, utilizable mediante el uso de herramientas como códigos QR o reemplazando las clásicas audioguías con aplicaciones para descargar en los teléfonos inteligentes de los visitantes.
Posteriormente, nacen las salas interactivas que ofrecen experiencias «inmersivas» en contacto directo con los contenidos, y la didáctica mediadora comienza entonces a hacer uso de herramientas tecnológicas creando museos interactivos. La experimentación entre arte y tecnología iba avanzando muy lentamente, hasta que a principios de 2020, los museos, que ya no podían ofrecer la posibilidad de visitar físicamente las exposiciones, comenzaron a desarrollar otra clase de alternativas.
La respuesta inmediata fue un aumento de contenido en las redes sociales y la apertura de otros canales (el ejemplo más llamativo fue la llegada de la Galería Uffizi a Tik Tok, una red social utilizada principalmente por adolescentes), pero pronto resultaron insuficientes. En ese afán por producir soluciones cada vez más tecnológicas y de vanguardia, la inteligencia artificial está comenzando a utilizarse en los museos digitales con múltiples propósitos: agilizar el trabajo de los empleados, enriquecer la experiencia del visitante y brindar más información a los académicos.
Museos y COVID.
Desde el inicio de la pandemia del covid-19, quedó inmediatamente clara para todos la necesidad de encontrar alternativas al turismo cultural tradicional. Este acontecimiento mundial actuaría como un punto de inflexión entre lo que existía antes y lo que sucedería después, incluida la experiencia del visitante.
Así lo demuestran, entre otros, los datos de ICOM Italia (Consejo Internacional de Museos – Italia) que surgieron de una encuesta realizada sobre lo que han logrado los museos italianos en términos de comunicación digital. ICOM testifica cómo durante la pandemia, que se inició en marzo de 2020, alrededor del 90% de los museos italianos comenzaron a construir contenido digital ad hoc tras su cierre al público.
Cuando se vio que la situación de inmovilidad se prolongaría, fue necesario un cambio de rumbo: los procesos de tecnificación, ya en marcha desde hacía algún tiempo, se aceleraron para encontrar una alternativa en poco tiempo a la asistencia física a las exposiciones. Ya no sería el usuario quien acudiera al museo, sino que éste llegaría directamente a las casas.
El llamado turismo digital ha tenido un impulso importante gracias a la proliferación de museos virtuales y plataformas digitales que nos han permitido ver las obras en los smartphones, visitar galerías online en los ordenadores e, incluso, movernos libremente dentro de un museo directamente desde el sofá de casa, con visitas virtuales (como veremos más adelante) y un refresco en la mano.
Museos y medios digitales: pros y contras.
Evidentemente, la experiencia «remota» trae consigo aspectos positivos y negativos: no es posible percibir, por ejemplo, lo que Walter Benjamin escribió en su libro: «La obra de arte en la época de su reproducibilidad técnica» – aquello que define el «aura» de cada obra sentida en el espacio del museo -, como tampoco lo es interactuar con otros visitantes.
Sin embargo, poder ver una exposición online, desde la comodidad de casa, aumenta el número de posibles usuarios, para quienes la creación de museos virtuales puede ser ese empujón que les haga entrar en contacto con el arte de manera presencial.
Seguramente la diferencia sustancial entre el museo online y el tradicional sea no poder admirar el original de la obra, tener que «conformarnos» con una reproducción.
Pero aunque actualmente contemplar las obras originales en los museos pueda formar parte de nuestro ocio diario, no siempre fue así. El director de la Galería de los Uffizi, Eike Schmidt, explicó en una entrevista con Wired que «en el norte de Europa o América, los primeros museos eran a menudo copias. Allí, por ejemplo, no tenían estatuas romanas para exhibir y, por lo tanto, hicieron duplicados en yeso. Se pensó que era mejor tener una copia de una gran obra maestra, que el original de una obra secundaria. Más adelante, en el siglo XX, prevaleció la idea de que era mejor tener incluso un fragmento de una obra, pero auténtica y única».
Cabe decir que el uso de la IA en los museos, como veremos, no solo no excluye el uso «físico», sino que ofrece, además, herramientas para mejorarlo.
Pero, ¿cómo se utiliza la IA en los museos de tecnología?
5 formas de utilizar la IA en los museos.
1. Realidad virtual para moverse en el museo:
Si bien la realidad virtual ya había comenzado a dar sus primeros pasos dentro del sector del arte, con la incapacidad de movilidad ligada al covid-19 ha experimentado un fuerte repunte.
¿Cómo conseguir que el visitante deambule por las distintas salas de exposición, como lo haría en una visita » al uso», pero desde la tranquilidad de su casa?
Gracias a la realidad virtual, o la simulación realista de una realidad que no existe, es posible crear recorridos virtuales de 360 °. Éstos, te permiten moverte entre las obras, igual que en una visita real, y escuchar la explicación de la audioguía.
Entre las instituciones que primero decidieron invertir en realidad virtual se encuentra el Museo del Teatro Dalí, que utiliza inteligencia artística y aprendizaje automático para crear un entorno de realidad virtual donde los visitantes son bienvenidos.
Mediante el uso de la plataforma Matterport es posible acceder al museo virtual y movernos libremente, pudiendo beneficiarnos de insights y curiosidades sobre las obras.
MiBACT, el Ministerio de Patrimonio Cultural y Actividades y Turismo, también ha creado el Gran Tour Virtual, un recorrido virtual que sumerge al espectador en un viaje por los principales teatros, palacios, monumentos y museos de Italia, como el Coliseo, el San Carlo. Teatro, la Venaria Reale, el museo egipcio de Turín y muchos más.
2. Chatbot como guía:
El guía, dentro del museo, se encarga de explicar las obras a los visitantes, intrigarlos y responder a sus posibles preguntas.
¿Y si un chatbot hiciera todo esto? Esta es la idea que InvisibleStudio propuso para Le Case Museo di Milano.
Giuliano Gaia, cofundador con Stefania Boiano de InvisibleStudio, declaró en una entrevista con Startup Italia que «a diferencia de otros chatbots de museos, el nuestro es exclusivamente un juego, una búsqueda del tesoro dentro de las colecciones. En este sentido, es el chatbot el que hace preguntas al visitante, ‘obligándolo’ a observar atentamente las colecciones y descubrir detalles inesperados».
Innovaciones digitales como la gamificación y el storytelling, han intentado hacer más interesante la visita al museo a ojos de los jóvenes, combinando conocimientos y aprendizajes históricos y artísticos – propios de una visita guiada -, y añadiendo curiosidades como la búsqueda del tesoro.
3. Aprendizaje automático y redes neuronales para ayudar a los estudiantes:
La IA aplicada a museos y galerías no solo se utiliza para mejorar el disfrute de los visitantes, sino también para ayudar a los académicos.
Así sucedió en el Museo Nacional de Noruega donde, utilizando el aprendizaje automático y las redes neuronales, lograron agregar metadatos a las pinturas de las colecciones que podrían resultar muy funcionales, sobre todo para quienes las estudian. El algoritmo T-SNE agrupa las imágenes por similitud de motivos, técnica, composición y uso del color, creando una interfaz de usuario de la página web del museo con obras divididas en cinco categorías: pinturas (por patrón), pinturas (por estilo), grabados, dibujos, diseño.
4. AI para organizar catálogos y colecciones.
Entre los distintos departamentos del museo, uno de los más importantes es el que se encarga de la organización de las colecciones y catálogos. Esto implica tener que realizar un estudio en profundidad de las obras para intentar recrear conexiones, no solo dentro de las propias colecciones, sino también con las demás presentes dentro del museo.
¿Y si la IA se encargara de ello?
Para un algoritmo de inteligencia artificial es fácil reconocer elementos visuales o cromáticos recurrentes, asociarlos a una expresión actual o artística y crear así colecciones y catálogos más coherentes.
5. IA para dar voz a las obras.
Hemos visto cómo la IA puede ayudar a los museos, enriqueciéndoles con nociones y detalles que ayuden tanto a los académicos como a los visitantes.
Pero no solo eso, la IA puede, incluso, dar voz a las obras.
Así lo hizo la Galería de Arte de Sao Paulo en Brasil, gracias al uso del sistema de IA «Ibm Watson», basado en el autoaprendizaje. Nacida con la idea de acercar al arte a personas que no suelen visitar los museos, ofrece la oportunidad de formular preguntas de cualquier tipo, incluso las más triviales, sin temor a ser juzgadas. De este modo nació «A Voz da Arte» un proyecto que utiliza la inteligencia artística y el reconocimiento de voz para, literalmente, dar voz a algunas obras de arte seleccionadas.
La inteligencia artificial se puede utilizar de diversas formas en museos y galerías. La combinación de «Arte y tecnología» nos permite ampliar nuestra experiencia y traer colecciones y obras incluso fuera de los museos.
La digitalización de los bienes culturales favorece, sin duda, su «democratización». De hecho, su uso está cada vez más al alcance de todos; llega directamente al interior de nuestras casas, sin necesidad de desplazarnos ni pagar una entrada. Todo lo que necesitamos es un dispositivo inteligente y una conexión a Internet.
Consultas: info@evemuseos.com
Recurso:
Pigro (2020):
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