¿Es la Tecnología el Arma Secreta de los Museos del Futuro?

¿Es la Tecnología el Arma Secreta de los Museos del Futuro?

 

Según un informe del National Endowment for the Arts, solo el 8,8 por ciento de los estadounidenses asiste a un concierto de música clásica al año (2016). Podemos comparar esa cifra con la asistencia del 11,6 por ciento de la década anterior (Silber y Triplett, 2015). Además, desde 2012 hasta hoy, esas cifras siguen disminuyendo progresivamente. En consecuencia, la agenda diaria de las organizaciones y entidades culturales y artísticas debe centrase en gestionar esas tendencias a la baja. Esto supone tener estrategias de gestión más diversas e innovadoras, generar nuevos modelos de participación y, algo fundamental, incorporar tecnología en sus organizaciones.

Elizabeth Lorraine atribuye a la tecnología uno de los mejores métodos para salvar la música clásica. De hecho, es una herramienta fundamental para dirigirse a una audiencia específica, definir un repertorio nuevo y basado en la comunidad y mejorar el compromiso social (Frantz, 2015). El desafío actual es crear innovación para atraer audiencias. Algo que falta en los museos de instrumentos musicales es la existencia de una dimensión misteriosa y encantadora que transporte a los visitantes. Los museos de ciencia y arte contemporáneo, en cambio, están remodelando las experiencias de los visitantes utilizando la tecnología y proporcionando una participación inmersiva.

La tecnología es parte de la vida diaria de muchas personas y afecta a la forma en que eligen pasar su tiempo libre. Carey Jewitt analiza el papel de la tecnología en la remodelación de las experiencias del público de los museos. Afirma que el uso de la tecnología genera un espacio interactivo en el que la audiencia es participante activo y desarrolla nuevas vías de interpretación y compromiso con las exposiciones. Esta dinámica tiene el poder de romper las barreras entre los objetos y los visitantes, permitiéndoles personalizar e individualizar su propia experiencia (Jewitt, 2012).

La tecnología está dando forma a la manera en la que las personas perciben la realidad. En un mundo cada vez más digitalizado, los museos y las instituciones culturales se adaptan constantemente a las nuevas tendencias y exploran diferentes caminos para atraer al público. Las plataformas de redes sociales han cambiado el modo en que los museos se comunican con sus audiencias, permitiéndoles observar el panorama con mayor claridad. Rachel Gonzales, en uno de sus artículos, nos explica cómo «los seguidores de las redes sociales pueden participar activamente en un diálogo abierto con el museo, un objetivo que era difícil de lograr antes de la llegada de las redes sociales» (González, 2017).

Por otro lado, la tecnología tiene un papel fundamental en el diseño museográfico de las modernas exposiciones inmersivas. Sin embargo, hay estudios limitados que comparan estas exposiciones con las convencionales para evaluar el impacto de las experiencias de aprendizaje en los visitantes. En 2015, Dancstep et al. realizó el primer estudio que abordó este tema (Dancstep née Dancu et al., 2015). Los resultados del estudio sugerían que, aunque las exposiciones inmersivas y convencionales tenían sus puntos fuertes, las primeras son más efectivas para generar mentalidades positivas, especialmente cuando se trata de interacciones sociales. Adicionalmente, este tipo de exposiciones generan en el público una impresión más duradera. Curiosamente, según el estudio, las vitrinas con objetos resultan más atractivas intelectualmente y captan la atención de la gente por más tiempo.

Muchos museos se preguntan cómo seguir siendo relevantes en el siglo XXI. Las preguntas sobre la participación de los visitantes han pasado de ¿de qué? Y, ¿por qué? A, ¿cómo?. El Museo Participativo (Simon, 2010) es una lectura fundamental para que la comunidad museística defina el papel transformador de los museos. Simon se centra en que todos los tipos de museos pueden atraer a nuevos públicos evitando alienar a los ya existentes, cuyas expectativas ahora han cambiado. Además, las experiencias participativas van más allá de las exposiciones tradicionales para involucrar a los visitantes con componentes innovadores e interactivos. Simon describe cómo las experiencias participativas generan oportunidades para que los visitantes se involucren más con el proceso artístico y las misiones de los museos. Afirma que no existe un modelo participativo correcto, sino que debe adaptarse a las comunidades atendidas.

En su tesis doctoral, Sara Radice analiza los enfoques participativos a través de las perspectivas del diseño museográfico de las exposiciones. Para ello, se enfatiza sobre su papel en la conformación de la participación de los visitantes, proporcionando modelos sostenibles para las comunidades (Radice, 2014). Según Simón, la categorización de la participación de los visitantes en el proceso de diseño, se ajusta a  «tres modelos diferentes de participación pública: contribución, colaboración y co-creación» (Radice, 2014, p. 104).

En los proyectos contributivos, se solicita a los visitantes que proporcionen objetos, acciones o ideas específicas a un proceso controlado institucionalmente. Los foros de comentarios y los quioscos para compartir historias son plataformas comunes para lograr estas actividades. En los colaborativos, se invita a los visitantes a actuar como socios activos en la creación de proyectos institucionales que son originados y finalmente controlados por la institución. En los proyectos co-creativos, los miembros de la comunidad trabajan junto con los miembros del personal del museo desde el principio para definir las metas del proyecto y generar el programa o exposición en base a los intereses de la comunidad (Simon, 2010, p. 187).

Un aspecto crucial cuando se habla de participación comunitaria es el proceso a largo plazo de cambio organizacional que las instituciones culturales deben emprender para tener éxito. En 2012, La Fundación Paul Hamlyn llevó a cabo un estudio longitudinal de cuatro años en el Reino Unido, que abordó el impacto del compromiso y la participación de la comunidad en los museos (Bienkowski, 2016). El estudio destaca las trampas y las dificultades de integrar prácticas participativas, y sugiere adoptar soluciones prácticas. La conclusión fue que para superar todas las barreras a la participación, una organización debe emprender cambios importantes a largo plazo que incluyan estos cuatro elementos clave:

  1. Una comprensión profunda de la comunidad local y sus necesidades.
  2. Asociación y colaboración comunitaria.
  3. Pensar que el espacio del museo juega un papel activo al reflejar las voces de la comunidad, con personal capacitado culturalmente.
  4. Incorporar la reflexión, tanto interna como externamente, con un diálogo abierto.

Una encuesta proveniente de los Estados Unidos nos muestra una perspectiva diferente de la participación. El Culture Track es la encuesta nacional más amplia en los Estados Unidos que rastrea los comportamientos cambiantes en los consumidores culturales. Examina las fuerzas impulsoras y las desventajas de la participación cultural en una gama específica de actividades culturales. El estudio revela cambios importantes en la forma en que las personas perciben la cultura y el arte. Actualmente, el público en general valora la cultura de manera mucho más abierta y amplia que en el pasado. Las experiencias de arte callejero, comida y bebida son tan importantes como las instituciones de arte tradicional, y esta tendencia está cambiando el modo en que las organizaciones culturales se acercan al público. Sin embargo, este estudio muestra por qué la cultura puede intimidar a las personas y dejarles una impresión desagradable. En general, se considera que la falta de relevancia es la principal barrera que genera una sensación de insuficiencia y no pertenencia. Abordar las razones por las que existe una organización cultural es fundamental para avanzar y ser más inclusivo. También destaca cómo el intercambio digital y las redes sociales fortalecen el vínculo entre la audiencia y las entidades de perfil cultural.

La importancia del intercambio digital se afirma en Engage: The Future of Museums, un estudio realizado por el Gensler Institute Research con líderes de museos en Chicago, Houston, Nueva York, Londres, Los Ángeles y Costa Rica(Savage -Yamazaki y Murrel, sf). El estudio constaba de mesas redondas para explorar cómo la innovación en la participación de la audiencia está dando forma a nuevas experiencias relevantes para los visitantes. Los participantes extrayeron como conclusión que los museos deben asumir riesgos y presentar el contenido de manera que invite a la reflexión, a fin de ser relevantes e involucrar a públicos diversos. Sobre esta perspectiva, es fundamental cultivar y fomentar las relaciones con las comunidades. Además, se muestra cómo el papel tradicional de los visitantes en los museos ha pasado de la observación pasiva a la interpretación activa. En concreto, es clave investigar cómo están evolucionando los modos de aprendizaje para reflejar mejor el entorno cambiante.

Una publicación adicional de 2017 también destaca la importancia de la relevancia en los museos. En el estudio, el Centro para el Futuro de los Museos proporciona una descripción general de los problemas y tendencias sociopolíticos contemporáneos que esta institución cree que podrían afectar a los museos en el futuro. La intención de esta publicación se resume en su epígrafe, una cita del pronosticador de tecnología Paul Saffo: “el objetivo de la previsión no es predecir el futuro, sino aprender lo que necesitamos saber para tomar acciones significativas en el presente» (Meritt, 2008, pág.2). En otras palabras, la exploración del centro sobre estos temas tiene como objetivo estimular a los profesionales de los museos a desarrollar una previsión estratégica «para cultivar una visión del futuro que queremos crear, y … utilizar esa visión como palanca para cambiar el mundo» (2008).

Recurso bibliográfico:

Viola D’Ambrosio (2019): Museums that make noise. Looking into the future of the Schubert Club Museum. Universidad de Minnesota.


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