Museos: Erudición versus Experiencia

Museos: Erudición versus Experiencia

 

La premisa de que la naturaleza de la experiencia del visitante en nuestros museos puede entenderse de manera útil – y quizás esta sea una manera un tanto simplista de hacerlo -, se produce a partir del concepto de «calidad de educación» versus «cantidad de entretenimiento». Si aceptamos que el público realiza su visita según el día y las circunstancias personales, ciertamente la mayoría de los museos, independientemente de su intención, estarían sirviendo bien a todo tipo de objetivos y audiencias.

Actualmente, existe un grupo de visitantes que llegan a nuestros museos con la finalidad de satisfacer profundas curiosidades intelectuales. Buscan información específica y esperan aprender sobre nuevos hechos y teorías en aquellos temas que les parecen interesantes. La mayoría de las veces este tipo de público ya posee un conocimiento y una comprensión de base preexistentes. También los hay que llegan motivados únicamente por un fugaz interés y un bajo rigor intelectual. La satisfacción de sus visitas se deriva principalmente de vías distintas a la lectura de cartelas; solo se paran a observar los objetos.

Aunque eventualmente pudiera parecernos que un museo dirige intencionalmente sus posibilidades en una determinada dirección –  bien hacia el contenido, bien hacia la experiencia -, en realidad, este tipo de instituciones con un propósito singular no parece que existan actualmente. No conocemos ningún caso en el que el museo atraiga al 100% de un tipo o perfil particular de público. No es así como funcionan actualmente las visitas. Esto se debe a que las expectativas del visitante solo están parcialmente moldeadas por las realidades particulares de una institución concreta, y se determinan igualmente en función de una comprensión pública más amplia y definida socio-culturalmente acerca de lo que significa ser un museo. Es por ello que cada museo siempre atrae a una mezcla de visitantes, con una gran variedad de expectativas genéricas y específicas.

En realidad, estos dos objetivos, intelectualidad y divertimento – presumiblemente opuestos -, nunca son realmente excluyentes. Dado que los museos se componen, por lo general, de exposiciones múltiples, cada una con diversas exhibiciones y objetos individuales, se le ofrece al público muchas oportunidades para generar experiencias que se adapten tanto a la investigación intelectual extendida como a la presentación y la gestalt a nivel de profundidad y «titulares». Las audiencias que buscan cualquiera de estas experiencias se suelen acomodar a una sola exposición, pero ciertamente se produce con mayor frecuencia la combinación de varias. El público visitante actual del museo representa a personas con necesidades y expectativas muy diferentes; una gran parte sale habiendo encontrado satisfactoria la experiencia – aunque a veces no sepan exactamente lo que han visto -. Podríamos decir, por tanto, que la mayoría de los museos ya están cumpliendo objetivos aparentemente opuestos, a veces totalmente independientes de cualquier intención suya.

Por último, aun cuando se pudiera persuadir al personal de un museo para que se inclinara directamente hacia un lado u otro en este debate, sería más que aconsejable reflexionar seriamente antes de intentar pronunciarse a favor de un determinado estilo de narrativa museológica. Las motivaciones particulares que catalizan a un individuo para visitar en un día determinado NO representan un atributo único y rápido del mismo, sino más bien una respuesta fluida, a menudo efímera, a las necesidades y realidades siempre cambiantes del individuo en particular. En otras palabras, se puede estar motivado para visitar hoy un museo «X» debido a una necesidad social, como la de ir al museo con los hijos , y tener una razón completamente diferente al día siguiente, como la querer ver un museo en particular o una exposición itinerante actualmente en oferta. Esto no solo es posible sino extremadamente común; el mismo museo a menudo atiende diferentes motivaciones, diferentes comportamientos y diferentes expectativas para un mismo visitante en distintos momentos, dependiendo de sus necesidades y circunstancias específicas el día de la visita.

Los museos más responsables y profesionales ofrecen múltiples tipos de experiencias; los visitantes habituales lo saben, y encuentran satisfacción al poder aprovechar estas diferentes posibilidades en sus diferentes visitas. Las motivaciones de las visitas no son fijas; siempre se muestran fluidas y determinadas por la necesidad personal inmediata y el contexto. A veces, estas se alinean y la gente realiza la visita; otras no, y se elige entonces hacer otras cosas. Para algunas personas, las que nunca visitan los museos, las necesidades relacionadas con ellas mismas y sus percepciones de lo que los museos pueden ofrecerles nunca logran esa alineación. Sin embargo, la conclusión del debate actual es que los museos pueden esforzarse por crear un tipo de exposiciones que cumplan con los más altos estándares de excelencia e integridad, u otras que estén diseñadas para despertar el interés y apoyar a una conexión generalizada con el museo. Dado que los museos atraen a visitantes que buscan ambas cosas – y diferentes resultados -, pueden y deben esforzarse por satisfacer a todos.

Aunque a veces las investigaciones son insuficientes para aportar un poco de luz a estos debates, nos parece de valor introducir este tipo de ideas a una posible discusión. En particular, esperamos que logre provocar, de alguna manera, que los defensores de ambas posturas se detengan a reconsiderar el modo de enmarcar sus argumentos. ¿Cómo sería su perspectiva particular si partieran de una orientación centrada en el visitante, aquella que valorara que los museos modernos pueden y sirven a diversas audiencias con múltiples necesidades, intereses y deseos?

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Un comentario en «Museos: Erudición versus Experiencia»

  1. Quiero compartir con ustedes mis planteamientos teóricos sobre la experiencia expositiva. Desarrollo una museografía multisensorial con tecnología poliestésica y web, que transforma a las exposiciones como escenarios de aprendizaje colaborativo: la denomino NeoMuseografía.

    Si existe interés en ustedes por establecer un diálogo sobre este tema ¿pueden darme un mail para enviarles mi último artículo y así iniciar intercambios teóricos? Saludos cordiales

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