Qué Significa Descolonizar un Museo

Qué Significa Descolonizar un Museo

 

En los últimos años, los museos de los Estados Unidos, Europa y Australia están tratando de gestionar la descolonización de sus colecciones, al tiempo que se debate el significado de este concepto dentro de esas instituciones. El Washington Post lo ha definido como «un proceso al que se someten las instituciones para ampliar las perspectivas que retratan más allá de las del grupo cultural dominante, particularmente los colonizadores blancos». El Museo Abbe de Maine, por ejemplo, ha adoptado un enfoque más radical al incorporar este concepto en su plan estratégico y considerarlo como una «acción para compartir protagonismo en la documentación e interpretación de la cultura nativa».

Muchos museos están asumiendo esta importante iniciativa para tratar de hacer que sus instituciones reflejen la diversidad, recogiendo voces de personas dentro de sus colecciones. Muchos museos tienen legados arraigados en el colonialismo; sus colecciones proceden de donantes ricos que se beneficiaron de los imperios. Sir Hans Sloane, médico y coleccionista, financió su enorme colección, que sería la base del Museo Británico, con las ganancias de las plantaciones de esclavos de su esposa en Jamaica. Pero además disfrutó de la influencia del imperio británico, ya que coleccionistas y viajeros de todo el mundo «adquirieron» artículos para él, entendiendo sus esfuerzos como una forma de preservar el pasado, con la creencia de que las comunidades indígenas se desvanecerían en la oscuridad. Un tema añadido son las controversias sobre cómo se adquirieron los objetos de las colecciones, como los Mármoles Elgin del Partenón en el Museo Británico; o el Zodiaco de Dendera del Louvre.

Parte del problema reside en cómo los museos tratan a las minorías indígenas en sus colecciones. Durante una charla en el MuseumNext, Jérémie Michael McGowan, director del Nordnorsk Kunstmuseum de Tromsø, Noruega, explicó que las obras artísticas indígenas suelen encontrarse en museos etnográficos, más que en los de arte. Esta distinción ayuda a perpetuar la idea de que esas culturas que ya no existen quedan vinculadas a sus tradiciones, si bien diversos compromisos comunitarios trabajan para luchar contra ese sentimiento tratando de preservarlas

Así, por ejemplo, el Field Museum of Natural History de Chicago ha invitado a varios artistas nativos americanos Bunky EchoHawk y Chris Pappan a presentar sus trabajos en las galerías nativas americanas. Pappan, un artista ubicado en el Chicago de Osage, Kaw, Cheyenne River Sioux y de ascendencia europea mixta, realizó una serie de pinturas, dibujos y superposiciones en el Salón Nativo de Norteamérica del Field para contextualizar y reconsiderar los objetos nativos allí expuestos desde 1950. En un comunicado de prensa, el Field anunció que renovará el Salón y trabajará con «un comité asesor de académicos y profesionales de museos de todo el país y con representantes de las diversas naciones de nativos americanos», para reabrir en 2021.

Algunos museos están desarrollando planes estratégicos para reconstruir su concepción de colección en función del origen. El Museo Australiano en Sydney, dirigido por Frank Howarth, reevaluó su propia relación con los objetos de su colección, transformando la visión del museo, que pasaba de ser dueño de los objetos a «custodios de esas colecciones, con una obligación hacia las personas que crearon los objetos y las historias y hacia sus descendientes «. El museo está redactando actualmente un Proyecto de Hoja de Ruta Indígena a 10 años vista, y cuenta con diferentes líderes para revisar las colecciones, como el Jefe Jerry Taki, un líder de Ni-Vanuatu – para el caso de las colecciones de Vanuatu -. Jerry Taki ayudó al museo a comprender la diversidad de las puntas de flecha, algo que desconocía. Este es solo un ejemplo de cómo diferentes esfuerzos pueden beneficiar tanto a los museos como a los pueblos indígenas.

Actualmente, diversos museos trabajan con las comunidades indígenas locales para determinar el trato respetuoso de los restos y objetos humanos. En 2017, el Museo del Hombre de San Diego instituyó una política por la cual se pedía permiso a las comunidades indígenas acerca del tratamiento de 5.000 a 8.000 restos humanos de su colección. El Museo de Historia de Canadá estableció la Política de Restos Humanos en 1991 «para responder a las solicitudes de repatriación de las comunidades». Desde entonces, esta línea a seguir ha evolucionado para incluir tanto restos humanos como objetos, dando como resultado su retorno a las Primeras Naciones en Canadá – además del de otros elementos, como paquetes de wampum o medicamentos – y a sus respectivas comunidades.

Sin embargo, estas iniciativas son solo una parte del gran proyecto de descolonización global. La artista y curadora Shaheen Kasmani explica en su presentación de MuseumNext «Cómo podemos descolonizar museos», que los esfuerzos de descolonización pueden fallar y, en ocasiones, ayudan a replicar los comportamientos y actitudes coloniales. Kasmani acertadamente señala que descolonización no es lo mismo que diversidad y declara, además, que la descolonización es «el desafío inicial de la supremacía blanca, que descentra la visión eurocéntrica, la narrativa de valores del Otro». Desmantela los sistemas de pensamientos [que colocan] al «hombre blanco heterosexual como estándar». No se trata solo de invitar al museo a indígenas y a otros marginados para ayudar a la institución a mejorar sus exposiciones; consiste, más bien, en una revisión de todo el sistema. De no ser así, los museos simplemente estarán replicando los métodos del colonialismo y explotando a las personas de color para desarrollar su trabajo emocional e intelectual dentro de sus instituciones, sin argumentario alguno de respeto y poder.

Para ella y muchos otros trabajadores de la cultura, esta revisión comienza con los tomadores de decisiones. ¿Quiénes deciden sobre las exposiciones? ¿Qué se muestra en las exposiciones? ¿Cómo se narra la historia? ¿Tienen los tomadores de decisiones una mentalidad descolonizadora? ¿Son conscientes de sus propios prejuicios? El Museo de Brooklyn recibió muchas críticas el año pasado por contratar a un curador blanco para una exposición sobre arte africano. Sara Wajid, directora de compromiso del Museo de Londres, reconocía la falta de personal de color para desempeñar el puesto de jefes/as de las exposiciones permanentes.

El costo prohibitivo de los museos también es un factor significativo para limitar los museos a audiencias particulares. Kasmani señalaba que las exposiciones y los museos pueden resultar bastante poco asequibles para muchos segmentos de la sociedad. El gasto que supone asistir con toda la familia puede limitar la capacidad para disfrutar y experimentar estas instituciones culturales. Steve Nelson, profesor de arte africano y afroamericano en la UCLA, explica en un artículo del Washington Post que «los museos se perciben como entidades para privilegiados». Esta percepción podría ayudar a obstaculizar el flujo de personas de color como profesionales de nuestros museos.

Además de la toma de decisiones y el costo, el texto y el lenguaje de la exposición son factores muy importantes en el proceso de descolonización. El texto de las paredes se percibe como narraciones neutrales y autorizadas relacionadas con los objetos exhibidos. Pero Kasmani explica: «Esos paneles en las paredes del museo son un acto político». Las palabras utilizadas resultan clave para poder comprender el material presentado. La elección de las mismas afectará a la forma de entender la exposición. Explica que cuando se eliminan palabras como «racista» y «exótico», o cuando «campo de concentración» se transforma en «campo de internamiento», se invalidan las experiencias e historias de las personas, entre otras cosas.

La elección del idioma para el texto también es un acto político; creará barreras o las derribará, dependiendo de cómo se use. Algunas instituciones de todo el mundo están comenzando a proporcionar texto en otros idiomas además del dominante. Por ejemplo, el Museo de Arte de Filadelfia utilizó texto en español en una exposición de 2016 sobre muralistas mexicanos, como una manera de conectar mejor con los visitantes de habla hispana. En otro caso, McGowan señalaba que Nordnorsk Kunstmuseum recurrió al idioma sami para los textos de una exposición especial del museo que tuvo lugar en 2017.

Más allá de cómo los objetos llegan hasta los museos, el proyecto de descolonización debe considerar lo que se recolecta y las historias que se pueden narrar sobre ellos. Como sucede con el texto de las paredes, las colecciones tienen carácter político. En su charla, Wajid describe cómo su trabajo en una exposición sobre la Guerra del Opio en el Museo Marítimo Nacional se vio limitado porque el museo no exponía objetos relevantes – como contenidos desde el punto de vista chino -. En cambio, señaló, tenían muchos elementos de la East India Company. La capacidad del museo para desarrollar exposiciones que abogaran contra la narrativa dominante se vio obstaculizada, ya que se habían recopilado previamente colecciones bajo esa visión predominante.

Sin embargo, hay instituciones que han presentado alternativas interesantes a los modelos prevalecientes, mostrando nuevas ideas respecto a la descolonización. En una charla en el MuseumNext, McGowan explica cómo, en 2017, el Nordnorsk Kunstmuseum se transformó en Sámi Dáiddamusea. Esta «representación del museo», como la denomina, dio como resultado un «cambio de imagen total e instantáneo que incluyó, entre otras cosas, la exhibición de una nueva colección de arte sami y el uso de ese idioma tanto para los textos de la exposición como para la señalización general» y mucho más. Trabajaron con la comunidad sami para establecer confianza y un terreno común en el proyecto. Pero se apresura a explicar que este museo fue una «manifestación ficticia del museo de arte aún no realizado, que ha sido durante mucho tiempo el deseo del sector, del patronato y de la comunidad artística sami en general». El nuevo museo no supuso un cambio permanente. Finalmente, concluye que la experiencia demostró que «quizás una de las cosas más saludables que pueden hacer muchos museos, en respuesta a las demandas del presente, es adoptar intencionalmente una condición alternativa en la que no existan o hayan sido reemplazadas por otra institución al completo…».

Desde aquella exposición, el Nordnorsk Kunstmuseum ha continuado en este proyecto para estudiar la institución en su conjunto, revisando su declaración de visión y misión, las políticas de contratación y personal – analizando la composición de su junta – y mucho más. El plan estratégico de descolonización del Museo Abbe distingue acertadamente entre lo que el público verá y lo que sucederá detrás de escena. Para los visitantes, el Museo Abbe explica: «los principios de descolonización informan cómo el Abbe construye, comprende y exhibe sus colecciones. Afectan a quién representan y narra las historias en sus galerías y programas. La descolonización es parte de la capacitación de todo el personal, incluidos los que saludan y educan a los visitantes, e incluso determina lo que se vende en la tienda del museo». Detrás de escena, el museo renovará sus valores, «incluidos los procesos de toma de decisiones consultivos y colaborativos que incluyen a los indígenas en todos los niveles de toma de decisiones. Este plan estratégico exige el desarrollo de nuevos modelos de investigación arqueológica y de otro tipo, y el compromiso del Museo con las prácticas ecológicas refleja los valores nativos de proteger los recursos de la tierra».

Con todo, el proyecto de descolonización comenzará y se paralizará, ya que cada museo, trabajador cultural y público siguen manteniendo, en muchos casos, relaciones difíciles, lo que genera reflexiones encontradas sobre el significado de los museos y hacia quién van dirigidos (no hay mas que ver lo que le cuesta al ICOM dar con una definición moderna, democrática e inclusiva de museo).

Continuarán surgiendo nuevos modelos de descolonización que inspirarán a otras instituciones que luchan por descubrir cómo cambiar sus propias formas. Pero el diálogo abierto y verdadero seguirá siendo un punto integral con todos los miembros de las comunidades. Wajid explica que tendrá lugar la «conversación real»; se mantendrán diálogos difíciles sobre el poder y la autoridad. Y eso es muy importante. La ex directora del Centro de Arte Walker en Minneapolis, Olga Viso, declaraba: «si los museos quieren seguir teniendo un lugar, deben dejar de ver a los activistas como antagonistas. Deben posicionarse como comunidades de aprendizaje, no como centros impenetrables de una autoridad autovalidante».

Recurso bibliográfico:

Elisa Shoenberger (2020): What does it mean to decolonize a museum? Social Impact. Museum Next: https://www.museumnext.com/article/what-does-it-mean-to-decolonize-a-museum/


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7 comentarios en «Qué Significa Descolonizar un Museo»

  1. El centro Humbolt en Alemania, ha pedido que las naciones de las cuales son originarias sus piezas, discutan su regreso en África, el ministerio de Cultura en Alemania, tiene prevista una disculpa por la colonización. Mientras el Museo Británico, El Louvre, el museo del Sudeste Asiático Rockefeller; evaden su responsabilidad.

    1. Sí, es una lástima. Los ingleses siguen dando ejemplo de lo que nunca se debe hacer. También hay que añadir a algunas fundaciones privadas que siguen ancladas en el siglo XIX. En cualquier caso, creemos que todo va a cambiar con respecto a aquellos que siguen insistiendo en que son un Imperio. Saludos.

  2. ¡Muy interesante! Sobre descolonización de museos en España, ¿qué se sabe? Por lo que sé, especialmente el Museo Nacional de Antropología ha hecho un esfuerzo (o al menos eso creo) sobre el tema, pero agradecería más info al respecto. ¡Gracias!

    1. Muchas gracias por tu comentario María. Sí, el Museo Nacional de Antropología de España es pionero en estrategias de descolonización. Desde aquí n nuestras felicitaciones a Fernando, su director. Saludos María.

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