Museografía y Síntesis Expositiva

Museografía y Síntesis Expositiva

 

En este mundo nuestro de presupuestos muy ajustados y grandes desafíos económicos, emprender producciones museográficas a gran escala para nuevos montajes expositivos supone todo un desafío profesional. Es esencial encontrar formas económicas de dinamizar y actualizar las colecciones permanentes existentes, para poder proporcionar a los visitantes la experiencia moderna que buscan en nuestros museos.

La visión de los museos debe trasformarse, pasando de ser «principalmente exhibidores de objetos a lugares donde vivir experiencias» (Hein, 2000). Este cambio dramático en el enfoque se centra en el visitante, ya que si los museos y otros entornos informales de aprendizaje quieren seguir existiendo, necesitan ser, fundamentalmente, relevantes para los grupos dinámicos a los que sirven. Todo ello requiere saber adaptarse al público del museo de hoy. Los visitantes lo quieren todo: un equilibrio óptimo entre educación y entretenimiento, acceso a contenido cada vez más personalizado, más tecnología y más experiencias multimodales y multisensoriales.

Los museos con una larga historia y localizados en lugares tradicionales – además de ser clásicos y bellos -, pueden carecer de muchas de las características actualizadas que los visitantes esperan vivir como parte de la experiencia contemporánea del museo. El cambio de visión de algunos museos ha inspirado altos niveles de creatividad en el campo del aprendizaje informal pero, al mismo tiempo, se cuestionan cómo ofrecer a los visitantes experiencias más interactivas y atractivas, utilizando los recursos limitados de que disponen.

Por otro lado, somos muy conscientes de la importancia que tiene el diseño de la exposición en esas experiencias. La museografía moderna se ha convertido en una pieza fundamental para que los museos satisfagan las necesidades de su público dentro de las experiencias de aprendizaje instantáneas, personalizadas y entretenidas (Stogner, 2009). La incorporación de herramientas digitales, como juegos interactivos, pantallas táctiles o videos, ofreció en su día a los visitantes la oportunidad de personalizar su experiencia proporcionando acceso instantáneo a un contenido adicional de manera intuitiva y manejable. Esas nuevas herramientas digitales eran integradas en espacios museográficos, instalados como grandes interactivos independientes o, en el caso del sistema de identificación digital, montados en estaciones frente a la exposición para que las personas pudieran acceder a la información de diferentes maneras. Todos estos planteamientos se están quedando obsoletos; los visitantes demandan más y más – menos botones y más emociones -.

Entre otros, los nuevos sistemas que combinan contenidos museológicos con el uso de dispositivos personales – llámese teléfono móvil o paletas -, ofrecen una forma innovadora para que los visitantes busquen inmediatamente el tipo adicional de información que desean, utilizando un diseño de interfaz más actual. Estas nuevas soluciones agregan profundidad al contenido y personalizan a la experiencia del visitante. Por su parte, los juegos y videos digitales ofrecen otra capa de contenido que atrae tanto a adultos como a niños, al tiempo que proporciona un elemento interactivo que acompaña y complementa el contenido estático que se encuentra en los aburridos paneles de gráfica plana.

En muchos casos, estos proyectos no necesitan un reinvención total a partir de lo que ya se tiene. La tecnología permite que los interfaces puedan ser actualizados en todo momento (un catálogo impreso, por ejemplo, se convierte en un iPad interactivo). Los videos y sus reproductores digitales pueden ajustarse a los nuevos sistemas interactivos, incluyendo una nueva paleta de colores actualizada y más experiencia táctil intuitiva, algo que hace que el contenido sea mucho más atractivo para los visitantes.

Sabemos que el público considera que los elementos digitales mejoran su experiencia, al ofrecer información y datos adicionales en sistemas que son fáciles de usar para todos. A la mayoría les gusta utilizar las pantallas táctiles mucho más que leer un panel de textos que suelen ser insufriblemente largos, sobre todo para los más pequeños.

Además de la señalización y los interactivos digitales, actualizar la estética del entorno de la exposición es otro cambio económico y poderoso necesario para proporcionar una experiencia más atractiva. Se han descubierto muchos aspectos sobre la influencia del entorno de la exposición en la experiencia del visitante (Forrest, 2013). La unificación de criterios razonables aplicados al diseño gráfico, las paletas de colores mejoradas y una iluminación adecuada aumentan la cohesión a lo largo de una exposición. Unos cambios relativamente simples que partan de un buen proyecto museográfico, hecho por profesionales, ofrecen un entorno de exposición más estéticamente atractivo, e invitan a la exploración y a la participación. Características ambientales, como la iluminación o el uso del color (colorimetría), influyen -como mencionábamos anteriormente – en las percepciones de los visitantes sobre su experiencia, afectando a su compromiso, actitud e intenciones de volver a visitar el museo (Packer, 2008; Bonn et al., 2007). El público encuentra en las actualizaciones estéticas el atractivo general de la experiencia, valorando la nueva apariencia de la exposición que se aleja de lo convencional, del «más de lo mismo».

Los niveles más altos de satisfacción se atribuyen curiosamente a la simplicidad del contexto de la exposición, al «menos es más». Cada una de las aportaciones al proyecto afectan a la experiencia del visitante en sí mismo, pero los efectos verdaderamente notables e interesantes suelen estar relacionados con la interacción y las posibilidades de socialización. Los componentes informativos simples – desde los paneles verticales más accesibles hasta los sistemas interactivos de identificación y otros digitales fáciles de manejar -, están muy valorados. Estos sistemas deben permitir a los visitantes personalizar su experiencia, accediendo a la información cuando quieran, necesiten y en el formato que prefieran, logrando un mejor entendimiento de los contenidos de la exposición y mayores niveles de compromiso, algo que puede comprobarse cuando vemos el aumento de la duración de la estancia en las exposiciones y una mayor conciencia de los mensajes.

Si hablamos del tiempo que los visitantes dedican al recorrido de las exposiciones, la duración media de las visitas tiene que ver, en parte, con la variedad de puntos de acceso integrados de información accesible. Cuando se les permite personalizar su experiencia, la estancia se alarga exponencialmente. El tiempo de recorrido se prolongará también si los visitantes son capaces de interactuar más profundamente con la colección y el contenido. Este aumento del compromiso se manifiesta a través de una mayor conciencia con el mensaje principal de la exposición; todo a partir de exposiciones relativamente simples y sencillas de entender.

A medida que nuestras colecciones crecen y se diversifican, también lo hace el número de visitantes a los que atendemos, asumiendo la responsabilidad de dar respuesta a sus necesidades, que reclaman experiencias de museo más interactivas, sociales y atractivas. Ofrecer a nuestro público exposiciones modernizadas y actualizadas no implica necesariamente renovaciones costosas y complejas en su construcción. Las estrategias sobre cómo racionalizar la información, integrar contenido aplicando capas de comprensión en sistemas digitales, mejorar la estética y proporcionar una atmósfera seductora, pueden mejorar notablemente la experiencia de una manera rentable y económica. Así pues, los cambios relacionados con la creatividad son capaces de trasformar fácilmente los espacios estáticos en exposiciones dinámicas mucho más atractivas para nuestros visitantes.

Recursos bibliográficos:

Kris Nesbitt, Lindsay Maldonado y Fran Mast (2014): Small Changes, Big Impact: Scalable Renovations Lead to Improved Visitor Experiences. The Exhibitionist Magazine.
Bonn, M. A., Joseph-Mathews, S. M., Dai, M., Hayes, S. y Cave, J. (2007): Atmósferas de patrimonio / atracción cultural: crear el entorno adecuado para el visitante de patrimonio / cultural. Journal of Travel Research, 45, 345-354.

Forrest, R. (2013): Atmósferas del museo: el papel del entorno de la exposición en la experiencia del visitante. Estudios de visitantes, 16 (2), 201-216.

Hein, H.S. (2000): El museo en transición: una perspectiva filosófica. Washington, D.C.: Smithsonian Books.

Packer, J. (2008): Más allá del aprendizaje: explorar la percepción de los visitantes sobre el valor y los beneficios de las experiencias de los museos. Curador, 51, 33-54.


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