La crisis financiera que se ha extendido por todo el mundo desde 2008, ha tenido graves y muy negativos impactos en las economías de los hogares, las empresas y en todo tipo de industrias, en la economía de las naciones y de muchas regiones. ¿Cómo ha afectado la crisis económica a la gestión financiera de los museos?
Las crisis económicas afectan a los museos desde el punto de vista financiero, tanto directa como indirectamente. Los museos se enfrentan a reducciones presupuestarias debidas, normalmente, a los recortes en los gastos de la administración pública destinados a las artes y la cultura. Además, pueden sufrir reducciones en los ingresos provenientes del sector privado, como consecuencia de los recursos pecuniarios para el patrocinio y el apoyo directo de la cultura por parte de individuos particulares y compañías. Hasta la fecha, y que nosotros sepamos, no se han realizado estudios en profundidad sobre cómo ha afectado la crisis económica al sector de los museos.
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Para poder estudiar las finanzas y desafíos financieros en el sector museístico – incluidos los relacionados con los ciclos económicos -, es necesario detallar la estructura financiera general de estas instituciones. Como entidades institucionalizadas, los museos se pueden dividir en privados y públicos, además de ser organizaciones sin ánimo de lucro dentro del sector público y privado. Basan sus actividades económicas en una combinación de ingresos (Martin, 1994, Hutter, 1998), incluyendo los obtenidos por las contribuciones públicas o privadas (Schuster, 1998, Fedele y Santoni, 2006). Las principales fuentes de esos ingresos son las subvenciones públicas o privadas, las donaciones, los patrocinios y los fondos de dotación (Toepler y Dewees, 2005). Otros provienen de las entradas, las ventas en las tiendas de museos, las ventas en restaurantes y cafés, las licencias y las tarifas de alquiler y depósito.
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La deducción de impuestos y las regulaciones sobre desgravación fiscal en donaciones y patrocinios, al igual que los niveles de subvenciones públicas y otros apoyos directos e indirectos al sector, varían significativamente entre países. En general, el apoyo público y privado parece haber disminuido en las últimas décadas, quedando claro que las reducciones del apoyo al sector están guiados políticamente. Una de las soluciones para no depender tanto de las ayudas públicas es la venta de activos, una opción más para que los museos generen ingresos. Sin embargo, este es un tema muy peliagudo. En muchos museos públicos europeos está prohibida la venta de esos activos (Montias, 1973/1995, O’Hagan, 1998).
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Por otro lado, los gastos del museo parten de tres áreas: personal, instalaciones y activos, y actividades, de las cuales esta última suele ser bastante más reducida que las otras dos. Los costos y gastos de los museos a menudo están vinculados a los activos materiales en forma de colecciones, con tendencia a aumentar con el tiempo, e incluyen los debidos a la conservación y preservación. El apoyo público a los museos europeos en las últimas décadas se correlaciona con un aumento en los costos de las instalaciones y la preocupación por la seguridad. En general, los actuales gobiernos reclaman un mayor acceso a los servicios del museo para el público, como condición para mantener su apoyo financiero. Una mayor accesibilidad implica, a menudo, una inversión inicial elevada y costos de mantenimiento- cuando las actividades de los museos tienen una gran demanda en aspectos cualitativos y educativos-, si bien no son factores que aseguren una posición financiera más sólida. Debemos tener en cuenta que los costos de las actividades del museo no se cubren con las entradas. Este tema se está intentando resolver a largo plazo, ya sea mediante la creación de dotaciones presupuestarias asignadas públicamente, o mediante asignaciones aseguradas por ejercicio (Martin, 1994).
Además de los factores internos, existen otros externos que afectan directamente a las finanzas de los museos. La competencia, la cantidad de museos en un mercado en particular, se considera un factor externo. El número cada vez mayor de organizaciones culturales conlleva una mayor competencia para acceder a los fondos, a menos que el gasto público y privado en este tipo de instituciones aumente en la misma proporción. También las decisiones más frecuentes a la hora de proteger el patrimonio cultural en un país o región provoca la competencia por la financiación. Otro factor externo es el enfoque político a la hora de apoyar, o no, las actividades de los museos. Históricamente, los políticos siempre han preferido dar apoyo económico para la construcción del edificio del museo sin atender a los posteriores costos de funcionamiento. Los desafíos financieros de los museos no se relacionan únicamente con fluctuaciones en la economía, sino también, evidentemente, con la psicología de la acción política y al apoyo privado no especializado a la cultura y las artes.
Las regulaciones burocráticas también pueden afectar la gestión financiera de los museos. La imposibilidad de que los museos públicos «transfieran» un excedente de un año fiscal al siguiente, por ejemplo, dificulta el equilibrio de las finanzas a largo plazo (Lindqvist, 2007). Además, el cambio frecuente de directores, así como los vaivenes de los políticos gobernantes, siempre ejercen un efecto negativo en la gestión administrativa de los museos a largo plazo , ya que los políticos y los miembros de las juntas mantienen, por sistema, puntos de vista diferentes sobre el propósito y los objetivos de lo que sea. El deseo de políticos individuales, o miembros de la junta, de dejar su huella en el museo, puede causar la casi imposibilidad de gestionarlo bien.
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Los gobiernos y los organismos públicos que distribuyen apoyo económico a los museos basan sus decisiones en prioridades políticas, pero también en el estado económico de las finanzas públicas y en la competencia de otros campos de la política sobre los recursos públicos. Los visitantes son evidentemente vitales para los museos, y los ingresos obtenidos se han convertido en una parte cada vez más importante de sus finanzas. Por otro lado, en muchos países los donantes son fundamentales para los museos en una perspectiva a largo plazo, pero sus comportamientos o preferencias son difíciles de predecir. La posibilidad de la donación a un museo depende de muchos factores, como las regulaciones fiscales, los niveles de ingresos de los particulares y los intereses personales. Las asociaciones de amigos y voluntarios son partes interesadas y constituyen un recurso importante, ya que trabajan específicamente para la promoción y el beneficio del museo al que pertenecen. Contribuyen económicamente recaudando fondos para adquisiciones, y también pueden ser un enlace importante para llegar a donaciones más grandes. Asimismo publicitan activamente el museo y, por lo tanto, generan un impacto positivo en el aumento del número de visitantes; promueven también las actividades de voluntariado, a pesar de que no generen ingresos directos para el museo. Las fundaciones y los organismos de concesión son importantes actores del museo, y contribuyen a sus finanzas con dinero generalmente invertido en compras o desarrollando otras en el museo.
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En países como Italia y el Reino Unido, los ingresos de la lotería han tenido importantes efectos económicos en el sector museístico, y los consejos de distribución de ingresos de la lotería se han convertido en actores importantes (Creigh-Tyte y Gallimore, 2000; Bodo y Spada, 2004; Selwood y Davies, 2004; Trupiano, 2005 ).
En cualquier caso, los gobiernos exigen a los museos que sean más autosuficientes desde el punto de vista financiero, pero la identidad social y la función del museo no están basados precisamente en consideraciones económicas. En la actualidad, los museos deben explicar mejor y más alto su relevancia, efectividad y eficiencia (Barman, 2007). Trabajan denodadamente para fortalecer y garantizar su legitimidad aspirando a obtener una financiación necesaria a largo plazo. Este es el otro lado del equilibrio económico de los museos; una identificación más clara de los beneficios de las partes interesadas sin duda genera un mayor apoyo a largo plazo. Los estudios de valoración de contingencia respaldan esta suposición (Hansen, 1997).
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Al mismo tiempo, la evolución a nivel macro en el sector de los museos puede contrarrestar los esfuerzos realizados. Este desarrollo incluye una mayor competencia entre los museos debido a un aumento en el número total de ellos. Sus ambiciones y actividades cualitativas buscan, en general, alcanzar objetivos mucho más allá de las realidades financieras de los museos individuales y del sector en su conjunto. A su vez, el aumento de los costos de seguridad y las preferencias de los donantes para financiar las inversiones de capital, en lugar de los gastos operacionales y las restricciones del sector público a la planificación financiera, afectan el equilibrio económico de los museos, sin referencia directa al ciclo económico. Por otro lado, las cifras de asistencia al museo dependen más de las tarifas de entrada, y del nivel de interés para exposiciones individuales o exposiciones, que del ciclo económico.
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En resumen, la complejidad de la gestión financiera de los museos se relaciona con los numerosos objetivos y demandas de sus actividades, y con los flujos de ingresos que no se siguen para los modelos de ganancias. Esto significa que no siempre es posible para un museo reducir o cambiar sus actividades si los ingresos se disparan, ya que tiene obligaciones con los directores y otras partes interesadas. Además, los costos fijos son altos y solo están parcialmente relacionados con el número de visitantes. Cuanto más específicas sean las demandas de los interesados, más museos tendrán limitada su autonomía administrativa. Estas características de la gestión financiera de los museos no están relacionadas o lo están en un grado muy limitado, y siempre bajo las fluctuaciones del ciclo económico. La gestión financiera de los museos se enfrenta a desafíos más severos a largo plazo.
Además de los factores internos de complejidad, los factores externos del sector de los museos son:
- Aumento de la competencia debido a un número creciente de museos en todo el mundo.
- Niveles más bajos de ayudas públicas.
- Cambio de las prioridades políticas con relación a la cultura.
- Gran interés en construir nuevos museos por parte de políticos. Paradójicamente, el «interés» político por los museos es más alto que nunca, pero esto no hace que el sector de museos en general sea más rico y estable. Además de que los efectos negativos de la reciente crisis económica han afectado al colectivo de museos, los desafíos financieros del sector siguen siendo motivo de preocupación.
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La gestión financiera de los museos, adquiere mayor importancia en el largo plazo que la respuesta a la crisis económica, a pesar de que una crisis generalizada realmente afecta a la financiación a corto plazo. Lo que si es cierto es que una gestión responsable a largo plazo hace que el sector museístico sea menos vulnerable en tiempos de crisis económica. Sea cual sea la coyuntura, necesitamos estudios empíricos sobre los efectos de esa crisis, en los museos individuales y en el sector de los museos en cada país, como una forma de aprender más sobre sus vulnerabilidades financieras. Además, un análisis exhaustivo, museo a museo, en cada país, resulta enormemente importante para comprender el impacto económico de la competencia que afecta al sector. Los datos que permiten comparaciones pueden ser muy interesantes para el conocimiento y la gestión estratégica futura de los museos.
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Fotografía principal: Financial Times