Nueva Era para los Museos de Ciencias

Nueva Era para los Museos de Ciencias

Todos los museos tradicionales, sin excepción, se enorgullecen de la singularidad de sus colecciones. Aunque muchos centros de ciencia-tecnología tienen algunas exposiciones únicas, debemos decir que la mayoría de sus exhibiciones existen de la misma forma en docenas o, incluso, en cientos de otros museos y centros. Las exposiciones y soluciones interactivas que se originaron en su día, y todavía se mantienen, en el Exploratorium, el Franklin Institute, el Ontario Science Center, el New York Hall of Science, el Science Museum en Londres, entre otros, se clonan sistemáticamente, a veces entre ellos, por lo que en ocasiones parece que estamos visitando el mismo museo pero en diferentes lugares.

A menudo, los trabajos de clonación de algunos de estos proyectos han conducido a la colaboración en áreas operativas de los centros. Los museos suelen llegar a acuerdos para producir nuevas exposiciones que son franquiciadas posteriormente para así lograr obtener unos ingresos extra, un dinero que pueden invertir en el diseño y producción de exposiciones complejas y ambiciosas que ninguna otra institución individual podría abordar por sí misma. Por ejemplo, a principios de los años 90, un consorcio de nueve museos modestos (National Health Sciences Consortium), creó tres versiones idénticas de una importante exposición itinerante sobre el SIDA, un tema complejo, muy sensible desde el punto de vista social y cultural. Inspirado en el éxito de ese esfuerzo, el mismo grupo preparó otra gran exposición itinerante sobre temas de salud de la mujer. Como ejemplos de colaboración encontramos la «Unión de Museos de Ciencia para Exposiciones» y el proyecto Web de TryScience. Ambos implican a un cierto número de socios, y han creado múltiples exposiciones. En cualquier caso, no se trata tanto de la forma como de la finalidad de estos museos y centros de ciencia: comunicar conocimiento a la sociedad.

Sin verse obligados a seguir la tradicional misión del museo de recolectar, conservar o investigar, los centros de ciencia y tecnología se han adjudicado la tarea de establecer la educación como su prioridad indiscutible. En cierto sentido, todos estos centros son escuelas. Sus exposiciones, las demostraciones, los teatros, las salas de descubrimiento y los sitios web representan medios alternativos para cumplir con el objetivo de la educación. Las relaciones internas del personal en dichos centros, a partir de la década de 1960, difieren de las de los museos tradicionales debido, precisamente, a esa misión educativa que han asumido los centros.

A pesar de todas sus características positivas, los centros de ciencia y tecnología se enfrentan a formidables desafíos en los próximos años. Cuando los directores de los centros se reúnen, con frecuencia hablan sobre la cuestión de la sostenibilidad. Los problemas se focalizan en la economía, en la reducción del apoyo del gobierno, en la ausencia absoluta de patrocinios, factores que dificultan enormemente el poder afrontar nuevos proyectos. Salir adelante con los ingresos operativos generales anuales es cada vez más difícil.

Los centros de ciencia y tecnología pretenden hacer un llamamiento a los segmentos más ricos de la población,  aquellos que pueden pagar tarifas de admisión más altas y gastar más en las tiendas. Por otro lado, quieren ampliar su asistencia incluyendo grupos socio-económicos más diversos. Cómo se resolverá este problema no está nada claro. Los centros están experimentando con el aumento de las tarifas de admisión y el cobro de un plus en ciertas exposiciones o espectáculos, al tiempo que ofrecen más horas y eventos gratuitos, oportunidades de descuento o membresías patrocinadas para grupos específicos que no pueden pagar una entrada individualmente.

Otra de las opciones que estos centros baraja es servir al público en general y funcionar como un complemento del sistema educativo formal. Muchos de los más tradicionales han basado sus solicitudes de apoyo privado y público en lo que podrían hacer por las escuelas. De hecho, los centros están preparados para proporcionar apoyo a docentes profesionales y unidades de investigación generando experiencias científicas fuera de las escuelas. Los colegios y universidades tienen la franquicia exclusiva de capacitar a los profesores del futuro, pero están menos involucrados con el desarrollo profesional continuo y los recursos de ciencias para los maestros a lo largo de sus carreras. Cientos de centros de ciencia y museos buscan llenar ese vacío.

Sin embargo, la dependencia en su relación con la educación formal somete a los centros a fuerzas políticas más allá de lo que pueden influenciar y, tal vez, comprender. Cuando en algunos países se impusieron las nuevas prioridades en el aula, enfocadas a las matemáticas y lenguaje, muchos centros de ciencia descubrieron, de repente, que sus cursos de desarrollo profesional estaban mal planteados, las visitas escolares caían estrepitosamente y se cancelaban contratos para apoyar a las escuelas o no se renovaban. Algunos de esos centros han respondido esforzándose aún más para asegurar alianzas y contratos de servicio a largo plazo con las escuelas; otros han reducido sus iniciativas basadas en la escuela a favor de programas de perfil más comunitario, como teatros digitales y exposiciones que gusten a todos.

Probablemente, la mayoría de los centros continuarán trabajando a ambos lados de un puente que separa la educación formal de la informal. Argumentan que pueden ser socios a largo plazo en la educación formal y, al mismo tiempo, proporcionar un canal separado para que el público se conecte con la ciencia y la tecnología. En nuestra opinión, es esencial preservar aquellos aspectos de los centros que menos se parecen a la escuela. Primero, porque los centros ofrecen formas alternativas de aprendizaje para los estudiantes que consideran que la ciencia en sus aulas es poco atractiva. Y segundo, porque ofrecen un camino para que aquellos que están fuera de la escuela puedan recibir conocimiento a lo largo de su vida, en una sociedad que evoluciona día a día de la mano de la ciencia y la tecnología.

El ritmo acelerado del cambio en la ciencia y la tecnología también se evidencia en la naturaleza cambiante de los centros de ciencia y tecnología. En los últimos años, muchos han estado planteando presentar desarrollos contemporáneos en lugar de la física, la astronomía, la química y la biología del siglo XIX, que aún conforman la mayoría de sus exposiciones. Las nuevas tecnologías de la información y comunicaciones serán parte de esas presentaciones. Las exposiciones basadas en la web, la cobertura en vivo de eventos, podcasts y recorridos con el apoyo de dispositivos inteligentes pueden ayudar a los centros de ciencia y tecnología a comunicarse y a llevar a cabo sus misiones. El problema es que parece que no hay flujos de ingresos probados para afrontar los gastos que implica la innovación.

Por otro lado, lo que nos entusiasmaba en aquellas primeras visitas a los museos de ciencia en la década de 1970 es lo que todavía nos gusta hoy. Visitamos museos de ciencia en diferentes partes del mundo cada año y siempre regresamos con imágenes valiosas y nuevas ideas. Ver objetos únicos, escuchar nuevos sonidos, interactuar con dispositivos innovadores, percibir conexiones que no sabíamos que existían, y disfrutar del ambiente en un entorno único y amigable son beneficios que nos regalan todos los museos de ciencias. Las interacciones con el personal y otros visitantes, sin importar lo breves que hayan sido, también se convierten en recuerdos esenciales de todas estas experiencias. Sabemos que los museos y centros de ciencia deben continuar evolucionando, pero esperamos que el funcionamiento esencial de sus exposiciones, instalaciones y personal se mantengan, básicamente, como durante el último medio siglo, que no pierdan el aura del romanticismo.

Lo que será diferente, creemos, es la gama de actividades que programarán. Está claro que Internet se está convirtiendo en la herramienta universal para la presentación y recuperación de información. Los grandes y populares sitios web operados por los museos de ciencia y tecnología demuestran que esas instituciones están bien cualificadas para hacer que la Web sea, significativamente, más efectiva como medio para mejorar la comprensión pública de la ciencia y la tecnología. Millones de personas que usan estos sitios web regularmente no visitarán físicamente estos centros, probablemente nunca lo harán. Otro ejemplo lo encontramos en una nueva y emocionante técnica para involucrar al público: la «Alianza de la Ciencia Ciudadana«, a través de la cual los no científicos recopilan datos para la ciencia real y, algunas veces, ven sus datos utilizados y publicados en estudios importantes. La idea comenzó con el Proyecto PigeonWatch, pionero en el Cornell Lab of Ornithology, que actualmente ha generado cientos de proyectos en todo el mundo, muchos de ellos promovidos por los centros de ciencia.

También esperamos que el modelo de negocio para los museos de ciencia vaya evolucionando. Los éxitos comerciales de las exposiciones itinerantes tipo «Body Worlds«, que explora la anatomía humana, y «Titanic: The Artifact Exhibition«, ya no dan más de sí. Las colaboraciones entre ciencia y museo probablemente lanzarán sus propias mega-atracciones, incluidas presentaciones en lugares que no siempre son museos de ciencia; o, incluso, se asociarán con organizaciones sin ánimo de lucro. Las exposiciones itinerantes pueden alejarse mucho de los intereses fundamentales de los centros de ciencia y tecnología para servir, principalmente, como generadores de ingresos, teasers para atraer nuevas audiencias o experimentos para comprobar cómo de relevantes son los museos de ciencia y la tecnología para los intereses populares. Siguiendo el modelo del Museo Guggenheim y el Exploratorium, los centros científicos explorarán la posibilidad de crear clústers tipo franquicia, algunos de los cuales ayudarán a consolidar los resultados de estas instituciones. Mientras tanto, los museos de ciencia deben abordar la disyuntiva entre maximizar los ingresos obtenidos y mejorar la diversidad de la audiencia.

Se han de emprender proyectos de colaboración mucho más interdisciplinarios y extramuros. Hoy en día, posicionar la ciencia en el contexto tradicional de la física, química y biología es casi imposible. Toda la emoción en la ciencia emerge de las conexiones entre las disciplinas convencionales y las que no lo son, en campos como la nanociencia, la biología ambiental, ciencias del medio ambiente y la neurociencia. Y también existe un modelo similar de emoción que proviene de áreas en las que la ciencia y la tecnología se cruzan con las artes y las humanidades. La próxima generación de museos de ciencia podría ampliarse a una serie de instituciones en las que las ciencias, las artes y las humanidades se unieran para explorar cuestiones vitales sobre el universo y sus habitantes.


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Recurso:

Alan J. Friedman (2010): The evolution of the science museum. Physics Today, American Institute of Physics.


Fotografía principal: GWACHEON NATIONAL SCIENCE MUSEUM FUTURE IMAGINA

Consultas: info@evemuseos.com

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