Los museos se han transformado recientemente en instituciones centradas en el visitante. El número de visitantes/usuarios que pueden acceder fácilmente a ellos con un teléfono inteligente o dispositivo digital está aumentando, lo que facilita el acceso a los contenidos. De esta manera, los museos han comenzado a proporcionar elementos que los usuarios pueden elegir individualmente, lo que se traduce en una oferta de responsabilidades parcialmente compartidas y roles intercambiables con el público. Los usuarios comienzan a crear valor de forma conjunta. Muchos museos ya animan a sus visitantes a idear sus propios recorridos digitales a través de una tableta proporcionada en el centro de información, lo que ha llevado, en algunos casos, a la introducción de robots docentes de inteligencia artificial. Se trata de iniciativas que cambian la experiencia de diversas maneras. Este nueva categoría de museos anima a los visitantes a que aporten sus opiniones después de visitar una exposición, proporcionando así una mayor información sobre sus gustos e intereses.
El proceso de convertirse en un museo que hace uso de las redes sociales se utiliza como base para crear un discurso social abierto, al facilitar información e inducir intereses mediante la comparación de las distintas perspectivas del público. Así, el concepto de visitante pasa de ser consumidor a convertirse en co-creador de valor. Estas nuevas tendencias muestran que los museos desean delegar su autoridad en los usuarios, transformándose, en este contexto, en administradores de las actividades de los mismos.
Los programas centrados en el visitante cambian la nueva visión del sistema de museos: los más tradicionales, focalizados en las colecciones, se transforman en otros fundamentados en las relaciones sociales. Esto es muy eficaz para motivar a los usuarios y convertirlos en protagonistas. Los servicios centrados en el usuario diferencian el punto de vista de los museos y amplían las experiencias diversificadas del público. Crean, asimismo, museos basados en las relaciones sociales y orientados a la creación de valor común. Esto enriquece la creación conjunta de valor entre usuarios y museos.
A medida que aumenta la participación de los usuarios, también lo hace la conectividad de los museos. La pandemia de COVID-19 parece haber enfatizado este papel para su supervivencia. Por ejemplo, después del comienzo de la pandemia, la Fundación de Seúl para las Artes y la Cultura brindó nuevas oportunidades de expresión a artistas de los medios de comunicación y a creadores ciudadanos – que anteriormente trabajaban en plataformas en línea – a través del proyecto «Art Must Go On». Este programa tiene como objetivo ofrecer, con diferentes ocupaciones, la posibilidad de exponer, fomentando así una mayor participación. La responsabilidad del desarrollo de la exposición se comparte entre varios jugadores. Sin alejarnos de Corea del Sur, el Museo de Arte de Seúl, SeMA Storage, ha estado planificando exposiciones mediante la ejecución del programa «Exposiciones de arte creadas por ciudadanos», una especie de laboratorio experimental que permite a los museos utilizar los recursos de la comunidad. Se organizan diez exposiciones educando a un gran número de ciudadanos, y se seleccionan diez personas entre los graduados – que han completado un programa educativo – a través de un concurso de planificación de exposiciones. Reciben subvenciones, asesoramiento y talleres prácticos, y tienen acceso a exposiciones en línea a través de los canales de YouTube de los museos. El proyecto cuenta con una tasa de participación más alta que otros programas educativos. Actualmente, se han realizado seis exposiciones y se ha mantenido un gran interés incluso después del brote inicial de COVID-19.
Son programas que se han convertido en las iniciativas en línea más importantes ofrecidas por el Museo de Arte de Seúl en la era posterior al COVID-19. Conectar los museos con las comunidades implica, sobre todo, cooperar. La cooperación es un medio para desarrollar nuevas audiencias, generar tipos adicionales de relaciones en las ya existentes y explorar otras ideas. La participación del usuario se hace a través del Media Canvas de Seúl, que utiliza videos para mostrar obras mediante una pantalla gigante instalada en la Plaza de Seúl.
Los usuarios que desempeñan el papel de productores o intermediarios a través de la participación integran la relación existente entre productores, intermediarios y usuarios y reducen la barrera de entrada de los museos como intermediarios. La participación directa de los usuarios cambia el entorno de los museos permitiéndoles convertirse en productores. Esta posición no es la misma que la de un artista – que es un productor profesional – pero puede transmitir un mensaje más creativo, en el sentido de que la profesión es diferente. Cada obra es una expresión individual, y los creadores ciudadanos tienen un propósito diferente al de los artistas profesionales. Su participación media varias áreas de manera compleja y les da una característica de fusión. La mayoría de los usuarios de estos programas pertenecen a la comunidad local. Según las estadísticas de la Encuesta Nacional de Cultura y Arte de Corea en 2020, el porcentaje de participantes en eventos culturales y artísticos, desde sus residencias, fue del 85,4%.
Así pues, el papel del usuario como productor o intermediario mejora la relación entre el museo y la comunidad local. Con esta situación, los productores, intermediarios y usuarios no tienen más remedio que colaborar, y en este proceso cambia el rol del intermediario. En algunos casos, los ciudadanos son tanto iniciadores como productores, y los escritores son productores, pero se convierten en intermediarios (a través de la colaboración). Los curadores crean un gran marco (para la comunicación) como mediadores, pero también actúan como iniciadores y enlazadores útiles en el sistema «.
Los museos que han llevado a cabo programas que permiten a los usuarios desempeñar el papel de intermediarios, juegan un rol importante en la conexión y coordinación de grupos de interesados, y se desmarcan de los museos existentes que transmiten solo mensajes unidireccionales. Este proceso enfatiza inevitablemente la identidad de la comunidad local, ya que conecta a productores (artistas) y usuarios en las áreas donde se ubican los museos. El museo colaborador mejora su capacidad de supervivencia, en el sentido de que fortalece la identidad de los colaboradores y crea un núcleo que incluye a los usuarios. La participación directa de éstos refuerza la identidad de la comunidad local al producir un discurso. El proceso integra la relación entre productores, mediadores y usuarios a través de la colaboración y la mediación, con el plus de ser una fusión. Los usuarios pueden convertirse en productores en algunos casos, lo que aumenta la posibilidad de producción y mediación de mensajes creativos. Esto representa una ruptura con el papel de un intermediario que transmite el mensaje de los museos existentes, conecta y coordina a las partes interesadas y aumenta las posibilidades de supervivencia a través de partes interesadas externas.
Se está creando un nuevo tipo de museo diferente al tradicional. El museo, como plataforma, es un medio importante a través del cual una comunidad puede tomar el control de los productos de éste. El trabajo socialmente responsable también supone una responsabilidad compartida. Mediante el juego de roles intercambiables, los participantes se convierten en agentes de cambio, en contraposición al enfoque «de abajo hacia arriba», diferenciando los canales de comunicación e invitando a más visitantes a los museos. Esta transformación de los canales culturales diferenciados también contribuye, sin duda, a promover la diversidad cultural.
Consultas: info@evemuseos.com
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