Somos criaturas que contamos historias y nos gusta escucharlas, ya sea a la luz de una fogata o al resplandor de una pantalla de ordenador. Sin embargo, muchos museos y exposiciones no logran establecer esta poderosa conexión con los visitantes. Transmiten información, pero deberían hacer mucho más. Nuestro desafío ha de ser provocar e inspirar, hacer pensar a las audiencias y esperar que abandonen las exposiciones siendo mejores personas. Nuestra inspiración es Freeman Tilden. En muchos sentidos, su libro sobre la Interpretación de nuestro patrimonio cultural es actualmente tan relevante como lo fue en 1957, cuando se publicó. En el artículo de hoy sus ideas vuelven a salir a la luz: El arte de contar historias.
Pero el objetivo es ir más allá de una simple presentación de información. Como dijo Freeman Tilden, nuestro desafío suena así:
«Para revelar… algo de la belleza y la maravilla, la inspiración y el significado se esconde detrás de lo que el visitante puede percibir».
Para aquellos que trabajamos en museos grandes y pequeños, el arte de contar historias en exposiciones puede ser un desafío.
Hoy reflexionaremos sobre cómo crear exposiciones que hagan algo más que presentar información. Esperamos poder ayudarte en tu camino hacia una gran narrativa. Cuando creamos historias, es importante pensar en la persona a quien nos dirigimos. Con demasiada frecuencia, las necesidades y deseos de los visitantes se vuelven invisibles para el equipo creativo mientras luchan por terminar la exposición a tiempo.
Antes de embarcarte en cualquier tipo de exposición, hay tres preguntas que deberías tener en mente:
- ¿Quiénes son nuestros visitantes?
- ¿Qué quieren ellos?
- ¿Cómo se comportan?
Cualquiera que sea la misión declarada de tu museo, galería de arte, lugar histórico o centro cultural, también has de incluir: respeto hacia tus visitantes. Todo nosotros, trabajadores y voluntarios del museo, no estamos a cargo de la experiencia del visitante, sino del propio visitante. Las exposiciones son entornos que el público explora en sus propios términos. Hace un esfuerzo por visitar nuestro museo. Invierte tiempo, energía y, a menudo, dinero para llegar hasta aquí. Cuando cruza la puerta, su expectativa es experimentar algo especial, fuera de lo cotidiano. Nuestra obligación es tratarlo bien, responder a sus preguntas, revelarles cosas nuevas. Y para todo ello debemos aprender a narrar las historias correctamente.
¿Quiénes son nuestros visitantes?
Se ha escrito mucho sobre los visitantes de los museos, sus necesidades y estilos de aprendizaje. Básicamente, lo que debemos recordar es lo siguiente:
- Cada visitante es diferente.
- Cada visitante está interesado en cosas diferentes.
- Cada visitante está influenciado por su cultura y antecedentes, distintos a los demás.
- Cada visitante es inteligente a su manera personal.
- Cuando los visitantes acuden a nuestros museos, se ven afectados por una serie de factores (personales, sociales y físicos) y responden a ellos de diferentes maneras.
Una lectura maravillosa y que invita a la reflexión es el trabajo del profesor de Harvard, Howard Gardner, sobre La naturaleza de la inteligencia. La teoría de Gardner es que cada uno de nosotros es más o menos inteligente de diferentes maneras. Estas inteligencias son algo con lo que nacemos, o se cultivan a medida que crecemos y maduramos. Algunos de nosotros somos musicalmente inteligentes; otros, encuentran que las matemáticas son lo suyo. Gardner identifica ocho formas diferentes de inteligencia:
- Inteligencia lingüística: es la capacidad para usar el lenguaje en todas sus expresiones y manifestaciones.
- Inteligencia musical: es la capacidad de percibir y expresarse con formas musicales.
- Inteligencia lógico-matemática: es la capacidad de resolver cálculos matemáticos y poner en práctica un razonamiento lógico.
- Inteligencia corporal cinestésica. Es la capacidad para expresar ideas y sentimientos con el cuerpo.
- Inteligencia espacial: es la capacidad para percibir el entorno visual y espacial para transformarlo.
- Inteligencia intrapersonal: es la capacidad para desarrollar un conocimiento profundo de uno mismo.
- Inteligencia interpersonal: es la capacidad para relacionarse con los demás, tomada como la empatía y la interacción social.
- Inteligencia naturalista: es la capacidad de observar y estudiar los elementos que componen la naturaleza (objetos, animales y plantas).
Por otro lado, Bernice McCarthy, en su teórica del aprendizaje, nos propone cuatro tipos de estilos de aprendizaje (modelo 4 MAT):
- Estudiantes imaginativos: buscan significado, preguntan «¿por qué?», comparten ideas, y están interesados en las personas y la cultura.
- Estudiantes analíticos: están interesados en el «¿qué?»; buscan información y hechos.
- Estudiantes con sentido común: quieren saber «¿cómo funciona?», y disfrutan con la resolución de problemas.
- Estudiantes dinámicos: preguntan «¿y si?»; aprenden por ensayo y error y creen en el autodescubrimiento.
Un mensaje subyacente en la investigación de visitantes es que nunca podemos tratarlos a todos como un grupo homogéneo. En verdad, nosotros, como creadores de exposiciones y narradores, debemos ser mucho más humildes y no asumir que sabemos lo que funciona para todo el mundo.
¿Por qué nos visitan?
A través de encuestas formales realizadas a miles de visitantes de museos, parece ser que las razones más comunes por las que los visitan son:
- Estar con otras personas.
- Ir a un lugar que resulte amigable.
- Disfrutar del desafío de una nueva experiencia.
- Encontrar una oportunidad para aprender.
- Hacer algo dinámico (es decir, no quedarse en casa viendo la televisión).
¿Qué están buscando?
Nunca podemos anticipar los múltiples motivos que existen para la visita. Sin embargo, es posible asumir que hay algunas cosas que todos los visitantes suelen buscar cuando acuden a un museo, galería de arte, lugar histórico o centro cultural:
- Disfrutar: estar en un lugar especial, a veces compartiéndolo con otros.
- Entendimiento: sentirse capaz de comprender lo que está pasando.
- Estimulación: estar motivado por nuevos pensamientos y comprensión.
- Satisfacción: experimentar cosas nuevas, recibir respuestas a nuestras preguntas.
Dada la variedad de habilidades y personalidades de cada individuo, debemos considerar los diferentes contextos que afectan a nuestros visitantes mediante el uso de un método llamado Modelo de Experiencia Interactiva. Además, a través de su revisión de la investigación de visitantes, John Falk y Lynne Dierking sugieren que la visita a un museo es una interacción que se produce entre tres contextos:
- Contexto personal: es diferente para cada persona. Se trata de lo que aportan de sí mismos cuando acceden a una exposición: sus intereses, motivaciones, inquietudes y estado anímico.
- Contexto social: tiene que ver con la compañía del visitante. ¿Están solos o en grupo? ¿Qué tipo de grupo: una familia, un recorrido en autobús, un grupo escolar?
- Contexto físico: las personas se ven influenciadas por el entorno en el que entran: su apariencia, su forma y olor, sus texturas, la arquitectura, el ambiente.
Cada individuo es único, como lo es su experiencia individual. Pero compartimos algunas características comunes: todos respondemos positivamente a las buenas historias, y especialmente cuando están bien narradas. Y, todos los visitantes, bueno, muchos, sienten curiosidad por el mundo.
¿Cómo se comportan los visitantes?
Las investigaciones nos revelan cuán estrecho es el margen para que una exposición tenga un impacto positivo. En promedio, una visita consta de cuatro partes:
- Orientación (3 a 10 minutos).
- Aspecto intenso (de 15 a 40 minutos). En este tiempo los visitantes siguen el orden recomendado por el museo.
- Crucero (20 a 40 minutos). Los visitantes esperan verlo todo, pero solo seleccionan algunas partes.
- Despedida (de 3 a 10 minutos). Los visitantes piensan ya en irse, buscan los aseos, dónde estacionaron el auto, dónde almorzar, etc.
La duración ciertamente dependerá del tamaño de la exposición y del museo, pero independientemente, tenemos un tiempo limitado para cautivar a nuestros visitantes.
Sobre la fatiga del museo.
La fatiga del museo se produce en menos de una hora. Es el resultado de una sobrecarga física y mental. La fatiga de los museos se estudió por primera vez en 1928. Aquel estudio establecía que la fatiga mental tiene más consecuencias que la física. La calidad de nuestra narración puede ayudar a mitigar la fatiga del museo.
Conociendo a tus visitantes.
Es muy importante decidir a quién va dirigida la exposición. Muchos museos responderán a este desafío diciendo «es para todos». Por supuesto, un museo aspira a ser disfrutado por todos. Sin embargo, es necesario ser más específico en cuanto a la audiencia. Las exposiciones exitosas son particulares. Están configuradas en torno a lo que funcionará para el público principal. Al planificar la historia de una exposición, debemos formularnos una serie de preguntas:
- ¿A quién queremos atraer más? Trata de ser específico.
- ¿Quiénes son tus principales públicos … familias, académicos, turistas uruguayos, extraterrestres? Deberías poder elegir algunas categorías principales.
- ¿Para qué rango de edad debería funcionar la exposición?
- ¿Qué tipo de grupos nos visitarán? ¿Escuelas, turistas, familias, personas mayores?
- ¿Qué podrían saber ya sobre este tema?
- ¿En qué idioma(s) les vamos a hablar?
- ¿Qué tipo de lenguaje los excluye?
Si escribes las respuestas en una hoja grande de papel, obtendrás un perfil de tus visitantes objetivo. Para eso planifica, diseña y describe su exposición. Y si haces bien el trabajo, casi todos los visitantes lo disfrutarán.
Organizando la historia.
Una vez que tenemos en mente las necesidades, deseos y estilos de aprendizaje de nuestros visitantes, y sabemos a quién está destinada nuestra historia, podemos pensar en darle forma.
Un gran libro está compuesto de partes: una introducción, capítulos, una conclusión. Las grandes historias también tienen partes. Son un poco como las películas: un prólogo, momentos de tensión, momentos de descanso, un clímax y un final. Los componentes básicos de una historia para crear una gran exposición son:
- La Gran Idea.
- Temas principales.
- Mensajes.
Es importante organizar la historia de nuestra exposición antes de comenzar a diseñar. La primera idea crítica que deberemos abordar es: ¿de qué trata la historia?
Encontrar la Gran Idea.
Las buenas exposiciones se construyen en torno a una idea central. Es como tener una «base», una tesis o un punto de vista. Al identificar la Gran Idea, le estamos diciendo al público que hay una razón para visitar la exposición. Las exposiciones tienen un propósito; sin eso, se convierten, simplemente, en una transmisión de información.
¿Cuál es la Gran Idea?
Responde a una sola frase. Es el propósito central de la exposición y la única noción con la que deseas que tu público objetivo o los visitantes se vayan a casa. Todos los temas y mensajes de tu exposición deben respaldar a la Gran Idea, si no, no podrá ser considerada como tal.
¿Cómo se nos ocurre la Gran Idea?
No resulta fácil captar la Gran Idea; y el desafío no está en tratar de redactar palabras sino en asegurarte de que tu exposición tenga un propósito real. Por cierto, una vez que tengas tu Gran Idea, se convertirá en la base de la introducción a tu exposición. Encuentra la gran idea haciéndote tres preguntas. Mejor aún, hazlo en grupo y escribe las respuestas en un papel:
- En pocas palabras, ¿de qué trata la exposición?
- ¿Por qué debería importarles a los visitantes?
- ¿Qué es lo más importante con lo que deseas que los visitantes se vayan?
Ahora, comprueba si te surge una frase de Gran Idea. Recuerda, este ejercicio puede que no sea fácil, pero es una parte fundamental del proceso. Tus esfuerzos valdrán la pena.
Otros componentes básicos de la historia de la exposición.
Antes de comenzar a diseñar, debes descubrir todos los bloques de construcción principales de tu historia:
- La Gran Idea.
- Temas principales.
- Mensajes (la información concreta que desea que transmita cada tema de la exposición).
Todos los temas y mensajes deben respaldar y vincular a La Gran Idea.
Planes interpretativos (hablamos de ellos en un anterior artículo).
A medida que se desarrolle tu proyecto de exposición, es fundamental crear un Plan Interpretativo. Cada museo hace esto de manera diferente, pero esencialmente el Plan Interpretativo es una forma de organizar la historia de tu exposición y mantenerla organizada. ¿Cuáles son algunas partes a considerar en un Plan Interpretativo?
- La Gran Idea.
- Objetivos de la experiencia del visitante.
- Objetivos de aprendizaje.
Contenido interpretativo:
- Temas.
- Mensajes.
- Historias.
- Activos: objetos, muestras, fotografías, documentos, medios (película, video, audio).
- Herramientas.
- Otras notas sobre la experiencia de los visitantes.
Definamos algunos términos.
Plan interpretativo (ver un artículo anterior): una herramienta para organizar las historias. Establece la dirección de la historia, mantiene la historia organizada y captura toda la información relevante que necesitarás para basar en ella el diseño de tu exposición.
Gran idea: el objetivo central de la exposición.
Objetivo de experiencia del visitante: el efecto que deseas tener en los visitantes.
Objetivo de aprendizaje: lo que quieres que el visitante se lleve a casa. Los objetivos de aprendizaje responsabilizan a la exposición. Al hacer encuestas a los visitantes, puede preguntarles qué han aprendido y averiguar si se cumplieron los objetivos de aprendizaje.
Tema: una idea crítica. Las exposiciones pueden tener varios temas; todos deben apoyar y vincular a la Gran Idea. El tema en sí puede ser apoyado por una serie de mini-ideas o subtemas.
Mensaje: información sólida que queremos transmitir para respaldar un tema.
Los mensajes se pueden clasificar:
- Mensaje principal (lo que debe comunicar la exposición).
- Mensaje secundario (lo que debe comunicar la exposición).
- Mensaje terciario (un mensaje agradable para incluir si hay espacio).
Historia: una historia que se narra para apoyar tu Gran Idea, ilustrar el tema y transmitir sus mensajes.
Activos: objetos de colección, especímenes, fotografías, documentos y / o efímera.
Herramientas: cartelas y texto, vitrinas, gráficos, medios digitales, interactivos, intérpretes en vivo.
Principios de interpretación.
Narrar una historia de manera clara y poderosa en una exposición requiere trabajo. Es mucho más fácil comunicar hechos o información directa. Resulta más complicado, pero mucho más efectivo, narrar una historia que conecte con el visitante. En su libro de 1957, Interpreting Our Heritage, Freeman Tilden describió los principios de interpretación. Tilden dixit: «la información, como tal, no es interpretación. La interpretación es una revelación basada en información «.
Estos principios están en el corazón de la narración. Exploremos cada uno.
Principio 1.
La interpretación debe relacionarse con algo que tenga que ver con el visitante. El principal interés del visitante es lo que alude a su personalidad, experiencias y valores. Todo visitante busca participar y conectarse con una historia. Los visitantes no quieren que se les dé lecciones.
¿Cómo podemos convertir la «información» en «interpretación»?; en otras palabras, ¿ cómo podemos crear una historia convincente que atraiga la imaginación del visitante? Con una interpretación eficaz, el escritor habla directamente al lector y apela a su imaginación.
Principio 2.
La interpretación es una revelación basada en información. La gran interpretación no solo presenta los hechos o los detalles, sino que revela algo más. Los objetos generalmente no hablan por sí mismos, aunque cada objeto tiene una historia. Nuestra obligación es encontrar, y luego revelar, su historia.
Principio 3
La interpretación es un arte que combina muchas artes. Freeman Tilden declaró: «puedes tener sensación de alegría al escuchar un acorde encantador sin ser un virtuoso». Una exposición exitosa es como una pieza de música orquestal. Requiere muchos «instrumentos» para crear el hermoso acorde.
Principio 4.
La interpretación no es instrucción, sino provocación. Provocar no significa necesariamente enojar o molestar. Puede tratarse simplemente de lograr que el visitante piense. No estamos destinados a salir de la exposición sin cambios. El objetivo es hacernos pensar.
Principio 5.
La interpretación debe abordar el todo. Una lista de hechos es la mejor manera de aburrir al visitante. Es más importante que se le dé un vistazo a un panorama más amplio. La interpretación es la acción de romper el silencio que rodea a los objetos.
Principio 6.
La interpretación para los niños no es una forma diluida de interpretación para los adultos; exige un enfoque fundamentalmente diferente. Los niños aprenden escuchando, haciendo, tocando y examinando cosas. Una lista de hechos es la mejor manera de aburrir a los visitantes.
Principio 7.
Ser breve. ¿Recuerdas lo que se mencionaba sobre la «fatiga del museo»? No olvides que tus visitantes suelen estar de pie mientras exploran. Freeman Tilden nos insta a ser breves y a cultivar el poder de la subestimación. Después de todo, una escena hermosa no se hace más bella llamándola bella. Freeman quedó impresionado por la forma en que la gente, en el pasado, había marcado los sitios históricos. A menudo, sintió que su brevedad podría enseñarnos una o dos cosas. Nuestras largas descripciones de los eventos palidecen en comparación con una simple gran cita.
Principio 8.
Se trata de amor. Tilden captó esta noción, ¡años antes que The Beatles! Él dijo: «todo lo que se escriba sin entusiasmo se leerá sin interés. Debes estar enamorado de tu material y, a la vez, de tu prójimo. Deberíamos estar ansiosos por narrar nuestra historia y compartirla con nuestros visitantes, después de todo, somos los guardianes de la historia. Cuando comunicamos nuestras historias, debemos sentir empatía e interés por la situación del visitante: su conocimiento, su interés y su energía.
Nosotros (el Museo) somos el anfitrión. Debemos ser amables y pacientes, y aunque podemos tener conocimientos importantes para compartir, no estamos por encima de nuestros visitantes. Debemos recordar siempre que ellos son lo primero.
Reflexiones finales.
Narrar bien las historias es una dura tarea que merece la pena. Resulta mucho más fácil relacionar simplemente hechos e información. Pero si narramos bien las historias, es más probable que nuestros visitantes se interesen y se comprometan. ¡Y ese es el punto! Así que, recuerda estos pocos pensamientos a modo de despedida:
- Conoce a tus visitantes.
- Decide para qué público(s) es tu exposición. Clasifícalos. Desarrolla la exposición para ellos.
- Respeta a tus visitantes.
- La interpretación consiste en asegurarnos de que nuestros visitantes no se sientan ignorantes, o confusos, en respuesta a lo que les estemos diciendo.
- Encuentra la Gran Idea.
- Eleva la «conversación» entre exposición y visitante si tienes un punto central. Toda buena historia responde a una gran idea. De hecho, cada cartela de objeto también deberá tener una.
- Utiliza los principios de interpretación de Freeman Tilden.
- Convierte la información en una historia. Se provocador, creativo y entusiasta con la historia que quieres transmitir.
- Intenta ser breve. Los visitantes tienen una capacidad limitada para concentrarse. Se sobrecargan rápidamente. Ve directamente al meollo del tema.
- Cultiva la autocrítica.
- Aprende a través de la observación qué funciona y qué no.
- No tengas miedo de empezar de nuevo.
Y lo más importante, debemos recordar siempre que nuestros visitantes son lo primero.
Recurso bibliográfico:
Tim Willis (2019): Exhibit Development: The Art of Storytelling in Exhibitions. The B.C. Museums Association.
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