Los talleres que se desarrollan dentro de los museos son otra de las actividades que pueden propiciar un mayor aprendizaje, interactividad y, por supuesto, participación de todo tipo de visitantes en cualquier propuesta de comunicación museológica. Nos alejamos cada vez más de la idea de que los talleres están hechos y programados solo para los peques; para nada, cada vez se proyectan más actividades enfocadas a los adultos, familias, grupos de jóvenes, etcétera. Evidentemente, aquellas dirigidas a los mayores requieren un tratamiento diferente que las de los colegiales. Los niños y niñas deben involucrarse en talleres acorde con sus gustos, con contenidos y objetivos relacionados con lo que están aprendiendo en el colegio, pero sin olvidar la conexión de esa estrategia didáctica con el museo. Y tiene que resultar divertido.
Sweetdarm Workshop | LeibalPor otro lado, los talleres para adultos deben responder a cuestiones ligadas a las inquietudes que las diferentes exposiciones suelen suscitar en este grupo de visitantes, centrándose más bien en temas de carácter anecdótico, a través de los cuales se permita establecer una conexión individual con contenidos de mayor empaque, complejidad y profundidad. Y también debe resultar una experiencia divertida y que propicie la interacción entre las personas del grupo.
Los talleres nunca deben alejarse del componente lúdico ni de la interactividad-conexión con el visitante. El museo, normalmente, esta representado por el monitor-tutor que dirige el taller, y es él quien debe alentar finalmente esa interactividad, fundamentalmente a través de la comunicación entre los componentes. Además del tema comunicacional, deben crearse situaciones que favorezcan la conexión de propuestas de interacción multisensorial, intelectual y emocional, y desarrollar también una contextualización desde estas tres vertientes, conectando los contenidos del museo con el entorno inmediato y lejano de los visitantes, todo ello a través del tratamiento multidireccional de la comunicación.
Otros talleres se programan con la finalidad de generar la participación directa del visitante en las exposiciones, de manera que la actividad realizada en ellos acabe formando parte de la propia exposición. Esto hace partícipe al público en la comunicación patrimonial, favoreciendo una gran interactividad y aportando una nueva y diferente interpretación de los tesoros patrimoniales, convirtiéndose en una contextualización definitiva, tanto del patrimonio, en general, como de la propia colección del museo.
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Fotografía principal: Sweetdarm Workshop | Leibal