Desarrollo del Interés y Motivación Infantil en Museos

Desarrollo del Interés y Motivación Infantil en Museos

 

En los museos, los niños aprenden cuando sus intereses y motivación se hallan conectados (Csikszentmihalyi y Hermanson, 1995). Son varios los factores que influyen durante las visitas a los museos:

  • Conocimientos previos y experiencias personales.
  • Elección y control.
  • Colaboración y comunicación.
  • Emociones y diversión.

Elección y control:

Los niños/as se benefician de formas diversas cuando se introducen oportunidades de elección y control en su visita. Los más pequeños demuestran niveles más altos de motivación si se les permite elegir y controlar lo que aprenden en los museos. (Sykes, 1992; París, 1997). Cuando pueden decidir qué quieren hacer y durante cuánto tiempo, adquieren el sentido de propiedad en el proceso de aprendizaje (Falk y Dierking, 2000). Se sienten «exitosos y competentes cuando se involucran en una tarea que ellos mismos han definido» (Sykes, 1992, p. 228). El sentimiento de «lo logré» infunde confianza, una experiencia positiva que el niño querrá repetir y compartir con los demás.

A muchos niños les gusta asumir el papel principal en la determinación del contenido y la dirección de su visita. Después de pasear a adultos por un museo de arte, un niño de 10 años declaró: «Me divertí. Fue agradable estar a cargo de algo por una vez» (Jeffers, 1999, p. 47). Dar voz a los niños sobre lo que harán y verán durante una visita a un museo genera niveles más altos de entusiasmo y les ofrece oportunidades en la toma de decisiones. En el estudio QUTMC, las sesiones se integraron en las visitas al museo en las que niños de 4 a 6 años dirigían recorridos, volvían a visitar sus objetos favoritos y realizaban actividades de su elección. Fueron experiencias muy interesantes, memorables y significativas para ellos.

Conocimientos previos y experiencia personal:

Los conocimientos y experiencias previas individuales de los niños influyen en su atención y motivación durante las visitas al museo. Se observa que demuestran un mayor nivel de interés en las cosas que establecen conexiones con sus vidas personales (Anderson, Piscitelli, Weier, Everett y Tayler, 2002; Piscitelli y Anderson, 2000; Wolins, Jensen y Ulzheimer, 1992). En el estudio de QUTMC, un niño de 6 años se emocionó mucho cuando vio la exposición de un canguro gigante durante una visita a un museo de historia natural. Al preguntarle por qué estaba tan interesado en este animal, contestó que era porque su abuelo había destrozado su coche nuevo después de chocar con un canguro tan grande como ese en la carretera; le intrigaba examinar el tamaño y la postura del animal en el diorama del museo.

Para integrar los conocimientos previos y la experiencia personal con la visita al museo, es necesario vincular ésta al ámbito de su hogar / escuela, de manera que se puedan construir nuevos conocimientos basados ​​en lo que ya saben. Una mejora del aprendizaje implica que la experiencia del museo se ubique en un contexto más amplio. Es importante alentar a los niños pequeños a que valoren las visitas a los museos como parte de su vida diaria, no como una experiencia única.

Colaboración y comunicación:

Los niños visitan los museos formando parte de grupos familiares y escolares. Los estudios muestran que ofrecerles oportunidad de entablar conversaciones con sus compañeros e, incluso, con adultos influye en su nivel de interés y disfrute, así como en el grado en que se recuerda una experiencia en un museo (Jensen, 1994; Sykes, 1992; Wolins, et al., 1992). Las visitas deben aprovechar el deseo de los pequeños de «mostrar y narrar» mediante el diseño de experiencias que fomenten el intercambio de ideas, lo que les permite reestructurar y perfeccionar sus teorías. La discusión de dichas ideas también puede ayudar a estimular la imaginación de los demás (París, 1997). Durante el proceso, los adultos pueden aumentar el nivel de interés de los niños haciendo preguntas abiertas que animen a una mayor exploración (París, 1997).

Las oportunidades de trabajar en equipo incrementan la motivación de los niños, ya que proporcionan a los miembros del grupo «el objetivo común de aprender juntos» (Paris, 1997, p. 25). Los maestros y el personal del museo pueden fomentar el desarrollo social diseñando experiencias en el museo que permitan a los niños compartir ideas y trabajar / jugar juntos. Dentro de un grupo social pequeño, los adultos han de guiar y modelar el aprendizaje involucrando a los niños en conversaciones que estimulen su curiosidad.

Emociones y diversión:

Las cualidades afectivas, así como las actitudes y las emociones, influyen en los niveles de interés y motivación de los niños durante las visitas al museo (Csikszentmihalyi y Hermanson, 1995; París, 1997; Pintrich, Marx y Boyle, 1993). Las más alentadoras son aquellas que permiten a los visitantes jóvenes experimentar una amplia gama de emociones (Falk y Dierking, 2000). Los niños se muestran intrínsecamente motivados cuando la experiencia se vuelve agradable y divertida (Csikszentmihalyi, 1997). Ofrecerles oportunidades para jugar puede hacer que la visita resulte más placentera. Para los niños, «a menudo, el primer paso para aprender de una exhibición es tener una experiencia lúdica con un objeto o fenómeno» (Perry, 1994, p. 28). El personal del museo puede ofrecer este tipo de experiencias dirigiendo las visitas con estrategias como la búsqueda del tesoro, el juego de roles u otras actividades «similares a un juego». Durante estos episodios, los niños expresan sentimientos de emoción, anticipación, asombro, descubrimiento, confianza y logro.

La memoria de los niños pequeños y el recuerdo de las experiencias del museo.

Los niños pequeños recuerdan fácilmente sus experiencias en el museo; son muchos los estudios que han documentado la potencia de ese recuerdo (Coe, 1988; Hein, 1998; Jensen, 1994; Piscitelli y Anderson, 2000, 2002; Wolins et al., 1992), y varios los factores que contribuyen a él: el contexto emocional y afectivo del evento, la participación personal, la frecuencia de las visitas y los vínculos con el plan de estudios de la escuela y su vida cotidiana (Wolins, et al., 1992).

El recuerdo más poderoso de los niños pequeños en las exposiciones y experiencias de los museos es aquel que se vincula con sus mundos de vida cotidiana (Piscitelli y Anderson, 2000). En el estudio QUTMC sobre el aprendizaje de niños de 4 a 6 años en museos, las pasiones profundamente arraigadas de los pequeños fueron sus puntos de partida y de conexión.

Los niños peinan los museos para encontrar información, explorar ideas, adquirir conocimientos y despertar su curiosidad sobre varios temas. Cuando descubren objetos y experiencias interesantes, tienen lugar vivencias memorables. Si bien los estudios indican que los niños pequeños recuerdan objetos grandes, el tamaño es solo uno de los varios componentes que marcan la diferencia en su memorización (Kindler y Darras, 1997; Piscitelli y Anderson, 2000).

También recuerdan los componentes de una exposición cuando ésta involucra una participación activa; es el caso de áreas interactivas con vínculos a objetos auténticos (Piscitelli y Weier, 2002; Tuckey, 1992), o información presentada en forma de historia.


Recursos bibliográficos:

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Fotografía: Culture & Creativity. How to make museums welcoming for children.


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