Museos y Nueva Era Digital

Hoy en día, impulsados ​​por una cultura digital centrada en los ordenadores, los museos se están transformando en lugares multifuncionales donde la información y el contenido se entregan a visitantes fuera de línea, en línea y de manera presencial. Con el avance continuo de estos nuevos medios digitales, de instalación e híbridos, algunos artistas han comenzado a crear arte digital, y ha cambiado, además, la forma en que los museos y las obras de arte relacionadas atraen audiencias. El uso de ordenadores sirve ahora para crear, convirtiéndose en el medio más común para la realización artística.

El arte digital incluye, principalmente, cualquier trabajo artístico creado y exhibido que utiliza programas de software. Desde una perspectiva técnica, la tecnología informática también es una tecnología digital, por lo que puede ser considerada como la forma más básica del arte digital. La importancia de la visualización de éste, así como la reconstrucción del sujeto del arte, se refleja, principalmente, a dos niveles: por un lado, utilizamos los ordenadores como un medio técnico y de visualización para transformar la experiencia y el paradigma estéticos pasados de modo que podamos observar el nuevo mundo del arte. Por otro, los nuevos tipos de conocimiento representados por el propio arte computarizado nos inspiran constantemente a pensar sobre su relevancia para otras disciplinas. Esto no solo se refleja en el uso de ordenadores para crear obras de arte con valor estético independiente (arte fractal), sino que también puede proporcionarnos una nueva perspectiva artística, que es bastante esclarecedora. Al mismo tiempo, destaca el importante papel de la tecnología informática para el arte de los nuevos medios a través de una perspectiva diacrónica. Se puede decir que, en gran medida, ha cambiado nuestra actitud para «observar» el arte, transformando la forma estética entre nosotros y el arte, y generando plataformas con nuevas oportunidades.

En retrospectiva, en la serie reciente de exposiciones de clase mundial celebradas en los museos en Nueva York, Londres y París, entendemos que éstos han seleccionado a grupos de artistas familiarizados con las actuales tendencias artísticas digitales para exponer sus obras. Su trabajo cala en la sociedad hablando de los problemas culturales que han transformado la forma tradicional de pensar en el arte. A menudo, toman como ejemplos la conciencia social, el activismo, la vida cotidiana y otros temas destacados que muestran los cambios en el arte y en las exposiciones a medida que se ha ido desarrollado el mundo digital, desde la década de 1960 hasta la actualidad.

Este grupo de artistas se centran en la revolución del arte provocada por Internet y la digitalización: cómo usar Internet para obtener información e imágenes, o cómo crear comunidades virtuales y discutir en profundidad sobre la manera de generar y percibir seres virtuales en el arte y el Internet. La curadora Eva Respini explica:

La digitalización introduce una nueva forma de ver y ser: afecta a nuestras compras, comidas, citas, viajes, comportamiento social y cómo creamos y reflexionamos sobre el arte.

El “Programa de acceso abierto” del MET proporcionó aproximadamente 406.000 obras de arte de sus colecciones en línea, lo que aumentó considerablemente el número de colecciones de arte en Internet. Estas obras de arte fueron utilizadas para apoyar becas y trabajos creativos y para estimular la reinvención de las obras por parte de los usuarios. La desarrolladora de software educativo y de red, Simone Seagle, se valió de esta colección de acceso abierto para crear animaciones de algunas pinturas maestras que realmente introdujeron vida digital en esas obras, creando nuevas formas de percibirlas. La digitalización a gran escala de obras de arte está utilizando y reutilizando obras de arte de formas nunca antes vistas. Aunque no podemos saber cómo estos artistas reinventaron sus obras como GIF animados, este no parece ser el objetivo, que no es otro que fomentar el uso de nuevas formas digitales para contemplar las obras antiguas de nuevas maneras. En los últimos años, el artista David Hockney creó una serie de obras de arte digital con resultados notables. Desde la perspectiva del arte digital, sus pinturas recientes expuestas en la Tate Modern (2016) y el Museo Metropolitano (Met, 2017) muestran que está influenciado por el arte digital y el uso del color; su aplicación es de tonos más brillantes e intensos, y sus temas creativos apuntan a la interacción entre la estética física y la digital.

En el contexto de lo digital e Internet, los museos se están transformando en un ecosistema digital emergente, en el que se codifican como dos existencias interconectadas de Internet (IoL) y el Internet de las cosas (IoT). El núcleo de esta transición aparece precisamente cuando el museo pasa, gradualmente, de ser un modelo centrado en la colección a otro focalizado en la audiencia, respondiendo así al comportamiento humano, la identidad y la apreciación cultural en la era digital. Si bien este cambio hacia un modelo basado en el usuario dentro de una cultura digital puede ser costoso, los riesgos de no avanzar en esta dirección a tiempo pueden ser aún mayores. A medida que los museos redefinen y rediseñan el espacio, aprovechan las oportunidades para fortalecer su estrecha relación con el público, esforzándose por desarrollar nuevas conexiones con los valores, los comportamientos sociales y culturales y las identidades de los visitantes, de modo que puedan penetrar en la dinámica y la diversificación de la vida contemporánea estimulando el entusiasmo de la participación pública. El papel de la audiencia se redefine en este contexto. Se puede decir que el modelo de exposición del concepto «orientado al ser humano» coincide con el de «el usuario primero» en el diseño de la interacción. Así, por ejemplo, Jon Kolko define a un diseñador de interacción como un «moldeador de comportamiento». El núcleo de la interacción es formar un diálogo íntimo entre productos, sistemas, servicios y personas. En la actualidad, los museos utilizan los materiales diversificados proporcionados por la digitalización e Internet, tratando de mejorar gradualmente la experiencia de uso, resolviendo problemas en el proceso de construcción de un ecosistema digital, y reconstruyendo creativamente contenidos e ideas en formas externas de una manera inesperada.

El establecimiento de un ecosistema digital hace imposible ignorar el poder de los roles de la audiencia en exposiciones que se han convertido de fuera de línea a en línea. Actualmente, una de las funciones principales de los museos es atraer a más audiencias objetivo provenientes de todos los ámbitos y de diferentes regiones y grupos. Los museos deben brindar oportunidades para que las comunidades en general, los grupos especiales y otros sectores de nuestra sociedad apoyen sus metas y políticas especiales. Con el desbordamiento en nuestra vida cotidiana de pantallas e instalaciones basadas en medios digitales, experimentamos un entorno similar al de una sala; los grandes almacenes y otros lugares públicos imitan a los museos, – y, en ocasiones, sus obras de arte -. La vida en el carril rápido de la cultura digital hace que nos sumerjamos en un entorno visual lleno de cromatismos digitales, sonidos e imágenes dinámicas. Todo ello se refleja, cada vez más, en el espacio real de las calles de nuestras ciudades y en otros lugares. Estamos conectados a la plataforma compartida dentro de nuestro ecosistema digital. Los museos no solo necesitan reconocer estas conexiones, sino que también deben usarlas para crear comunidades – mediante las redes sociales – a fin de llegar a un público más amplio, intercambiando información y dando a conocer las exposiciones y las actividades que los rodean. Si persiguen estos objetivos, podrán conectar con los visitantes de una manera más inspiradora. Los museos se han retirado del modelo elitista del pasado y han entrado en el terreno de la cultura digital, por lo que el público ha ganado más poder para adquirir y elegir de forma independiente. Cuando ahora, en esta era digital, nos cuestionamos la forma de crear una exposición, ya sea histórica o contemporánea, solo lo podemos entender precisamente desde la perspectiva digital del siglo XXI. Por otro lado, la apertura del derecho a hablar también implica que la audiencia pueda viajar a cualquier lugar y en cualquier momento en la base de datos del museo. En este proceso, el público no es solo un receptor del conocimiento, sino también un constructor que, de forma independiente, selecciona y absorbe el saber de acuerdo con sus propias necesidades y características. Si comparamos con la era predigital, se ha roto el monopolio de la información de la colección por parte de la élite, las obras de arte pasadas ya no son exclusivas de unos pocos.

A medida que cambian los grupos de audiencia y surgen nuevos modelos museográficos, se modifican las funciones de los museólogos/as en el contexto de la digitalización que, frecuentemente, está diluyendo la autoridad única en los museos tradicionales fuera de línea. Cuando se establece el ecosistema del museo, el grupo de audiencia continúa expandiéndose, las exposiciones siguen siendo transparentes y los datos completos. Todo esto le ha dado al visitante la autoridad de un poder de interpretación casi igual. El museólogo/a ya no es el único constructor del sistema de conocimiento; se transforma ahora en un compartidor de información. El público ya no es un receptor pasivo de información, sino que se responsabiliza de corregir la información errónea, complementar la que es relevante, difundirla y compartirla. Las redes descentralizadas o redistribuidas incluyen audiencias como cuerpos autónomos y allanan la relación jerárquica entre curadores y artistas, entre otros. Al mismo tiempo, la vida del museo se ha integrado en la vida pública de nuestro ecosistema digital, ampliando así el alcance del rol curatorial de un solo curador a un equipo curatorial, que engloba a los partidarios de la tecnología digital necesarios para proporcionar una emocionante experiencia de realidad virtual, realidad aumentada, medios mixtos y visualización de nuevos medios digitales, etc. Cabe mencionar que la visión amplia del equipo curatorial ha impulsado el proceso creativo, con una gran variedad de nuevas perspectivas fuera del museo. Cuando los curadores hagan un uso completo de la tecnología digital para mediar en la forma en que los visitantes interactúan, educan, narran historias y transmiten significados, descubrirán que los museos digitales producen un mayor impacto social que las exposiciones tradicionales. Desde este punto de vista, los museos digitales y las exposiciones en línea redefinen la autoridad de los curadores originales y los modelos de exposición tradicionales.

En conclusión, el museo consciente de la importante transformación digital en la nueva era de Internet, utiliza plataformas de medios en línea para mostrarse al público de diferentes formas, con lo que no solo transmite el cuidado del humanismo del museo. Asimismo, se ha dado cuenta de su función misionera, mirando hacia audiencias provenientes de todos los ámbitos de la vida y satisfaciendo las necesidades espirituales del público en la era posterior a la epidemia. La digitalización de los museos presenta características más acordes con el contexto actual de los tiempos, como la inmediatez de las visitas, la apertura de la información, la personalización de los visitantes y la masificación de la información. Al mismo tiempo, las ventajas y características de la digitalización ayudan a los museos a dar juego a las funciones sociales más diversificadas que les confiere la nueva era. Puede, además, maximizar la satisfacción de los requisitos de desarrollo actuales y futuros del museo, ayudando a participar mejor en sus diferentes áreas profesionales. Podemos decir que la digitalización ha transformado el modo de difusión cultural. La manera de hacer un buen trabajo en la aplicación de la digitalización, estableciendo sistemáticamente un escenario digital en su sistema de trabajo, es una importante dirección de desarrollo para que los museos entren de pleno derecho en una nueva era.

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