Museología Infantil y COVID-19

Museología Infantil y COVID-19

 

La pandemia ha obligado a los museos a dar un «salto cuántico» hacia nuevas formas de participación, lo que podría ser una oportunidad para involucrar a los más pequeños de manera innovadora, diversa y significativa.

Mientras los museos físicos se enfrentan a un futuro más que incierto, el número de visitantes a los museos virtuales va a más. El tráfico en la web del Louvre se ha multiplicado por diez – cuatrocientas mil visitas al día -, y el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York informa de un aumento de once veces en las visitas a #MetKids, su iniciativa de educación para jóvenes. Este salto cuantitativo relacionado con las visitas virtuales se combina poderosamente con las tecnologías preferidas de los jóvenes, lo que les permite participar más que nunca de manera fluida e individual en la programación de los museos. Como resultado, está surgiendo una «nueva museología infantil crítica» que va de la mano de la vanguardia en la práctica museológica virtual. Tal como la define Monica Eileen Patterson, la «museología infantil» hace referencia a la producción de contenido y programación de museos no solo para o sobre los niños, sino también por y con los niños/as, de manera que se les involucre como actores sociales, pudiendo convertirse en valiosos portadores de conocimiento.

¿Por qué son tan importantes los niños y niñas?

Los niños y niñas suman 2.200 millones en todo el mundo, lo que representa alrededor del 30 por ciento de sus habitantes, pero a menudo son tratados como pantallas en blanco sobre las cuales los adultos proyectan sus propios valores, esperanzas y temores, como podemos comprobar con frecuencia escuchando los debates sociales en torno a ellos. Los estudios académicos sobre la infancia y de los defensores de los derechos del niño han sostenido durante décadas que los niños/as deben ser vistos como activos en la construcción y determinación de sus propias vidas sociales y de las sociedades en las que viven. Dentro de los hogares, por ejemplo, los más pequeños necesitan cuidados, pero también contribuyen en gran medida con el trabajo físico y emocional. Los niños son observadores y reflexivos y, al igual que los adultos, albergan ideas y experiencias que pueden aportar información muy valiosa para lograr el cambio social. Poseen una gran cantidad de conocimientos, sobre todo sobre sí mismos y otros niños, y comunican circunstancias de la infancia relevantes en su momento histórico y ubicación cultural. Sin embargo, muchos de estos conocimientos no son valorados ni reconocidos como tales por los adultos.

A pesar de lo mucho que se ha escrito sobre la importancia de los museos infantiles, es cierto que existe un gran vacío de información sobre ellos: los niños son importantes para los museos de todo tipo y por ello debemos tenerlos en cuenta. Constituyen una de las principales motivaciones que hay detrás de las visitas familiares a estos lugares seguros y generalmente espaciosos de aprendizaje y maravilla. Los museos deben dar la bienvenida y valorar a sus visitantes más jóvenes si desean seguir siendo destinos relevantes. Los grupos escolares representan una parte variable pero significativa de las visitas anuales en la mayoría de nuestros museos y, si se hace bien, pueden sentar una base importante para cultivar en los futuros adultos un amor de por vida hacia estas instituciones. Por otro lado, los museos que satisfacen las necesidades e intereses de los niños suelen ser más visibles, exitosos, atractivos y accesibles también para los adultos. Como explican Hindley Raso y McGettigan: «al servir a un público joven, los museos también pueden servir mejor a sus comunidades y crear experiencias más sólidas para los visitantes de todas las edades».

La participación de los niños en la programación del museo: reconocimiento, oportunidad y compromiso.

Como resultado del virus COVID-19, las escuelas y guarderías de todo el mundo han cerrado sus puertas, por lo cual un número sin precedentes de niños tienen que aprender desde casa. Los museos ayudan a llenar los vacíos, ofreciendo una gran cantidad de programación virtual y recursos educativos para apoyar el aprendizaje y el juego en los hogares. Han surgido algunas formas estándar para lograrlo: páginas descargables de dibujos para colorear, talleres y sencillos tutoriales sobre cómo crear arte y manualidades imitativas inspiradas en artistas u obras de arte específicas (para adultos), composición musical dirigida por músicos adultos y demostraciones científicas realizadas por científicos adultos.

Si bien estos materiales en línea para niños son amplios y diversos – en gran medida ofrecen actividades y recursos para niños -, están diseñados exclusivamente por adultos. Se reproduce así un enfoque tradicional de arriba hacia abajo a la hora de interactuar con los más pequeños; una dinámica de poder en la que los adultos tienen la mayor parte de la autoridad y establecen los términos del compromiso. De este modo se pierde la oportunidad de explorar el contenido y la programación por y con los niños, que podría tener contribuciones únicas basadas en su propia experiencia, capacidades y valores creativos y de innovación.

Es entonces cuando entra en juego la nueva museología infantil crítica. Basada en un enfoque centrado en el niño/a, ofrece un componente más «crítico» a la práctica museológica contemporánea en, al menos, dos sentidos de la palabra: crítico en cuanto a la crítica del status quo dominado por adultos, pero también crítico en lo crucial de involucrar a los niños para que se conviertan en actores sociales valiosos y portadores de conocimientos.

Vale la pena señalar algunos modelos poderosos que brindan más espacio para que los niños ejerzan su propia iniciativa. A diferencia de las páginas para colorear tradicionales creadas por adultos, el Museo Universitario de Arte Contemporáneo en la Ciudad de México publicó recientemente una convocatoria abierta para que los dibujos de niños/as en blanco y negro se compilen en un libro para colorear en línea gratuito que puede descargarse e imprimirse. Creado por el Museo de Arte Contemporáneo de Chicago, Wisdom Baty’s «Like Me! es un libro de ejercicios sobre historia del arte contemporáneo culturalmente relevante para niños. Impulsa a los alumnos de la escuela primaria a registrar sus propias interpretaciones de las obras de arte de la colección, reflejando así sus identidades y experiencias individuales y culturales. En respuesta a la crisis de la violencia y el racismo contra la comunidad afroamericana en los Estados Unidos y el resto del mundo, el Museo de Arte y Narración de Cuentos de Sugar Hill de Manhattan está organizando actualmente (octubre 2020) una «exposición virtual de arte infantil sobre la justicia», para conmemorar una de las primeras marchas por los derechos civiles: el desfile de protesta silenciosa de 1917. La iniciativa “Mi hogar es mi museo” de los Museos Nacionales de Liverpool invitó a niños/as de entre cuatro y once años a curar las exposiciones de sus colecciones personales de objetos y obras de arte en el hogar que representan sus vidas, proponiendo un título para la exhibición, además de la declaración curatorial, el póster y el video promocional en línea.

Contribución de los niños/as a las colecciones de museos.

Sin embargo, involucrar a los niños como participantes en la programación de museos en línea no es el único área de crecimiento actual. Aumentan las sugerencias, los modelos y las instrucciones creativas e inspiradoras, pero ¿qué será de la profusión de representaciones artísticas, reflexiones e interpretaciones perspicaces de la pandemia que ha provocado la programación de los museos virtuales? Si bien varios museos han anunciado nuevas iniciativas de recolección cuyo objetivo es documentar y preservar la pandemia a medida que se desarrolla en tiempo real, pocos han solicitado explícitamente las contribuciones de niños y jóvenes con capacidad para reflejar sus experiencias únicas sobre la pandemia. Reconocer el valor de las perspectivas, experiencias, cultura material y producción cultural de los niños es fundamental para lograr arraigar una nueva museología infantil crítica.

Existen algunos modelos sólidos, como el Museo Niagara-on-the-Lake , que ha lanzado una iniciativa para crear un diario guiado para los niños encerrados en casa por la pandemia, en forma de libros de trabajo gratuitos e imprimibles. Estos libros están diseñados con la idea de proporcionar una salida inspiradora a los jóvenes, de manera que puedan documentar sus sentimientos y experiencias en forma de ilustraciones, historietas, memes, poemas, listas, álbumes de recortes y ensayos breves que luego pueden enviarse directamente a los archivos del museo. Las indicaciones incluyen preguntas específicas sobre sus vidas cotidianas, eventos especiales, desafíos, esperanzas, miedos, vida familiar, escuela, amistad y comprensión de la pandemia y sus repercusiones. El Museo del Condado de Huron también está recopilando activamente las reflexiones de los niños sobre sus experiencias de la pandemia del COVID-19, y sobre la repercusión en las vida de los habitantes del condado de Huron. Un tercer modelo lo encontramos en el apoyo del Museo de Arte de Seattle a su grupo de artistas adolescentes, diseñado para «cultivar la voz y el liderazgo de diversos jóvenes que comparten su pasión por el poder del arte para construir una comunidad». Los jóvenes crearon su propio fanzine en línea titulado “Mirando a través del espejo: los artistas jóvenes se conectan y reflexionan sobre el COVID-19”, donde se muestran obras de arte provocativas que representan sus perspectivas y experiencias de los cambios recientes provocados por el virus. La revista se exhibe en el sitio web del museo, donde está disponible para todos en formato digital.

Hacia una nueva museología infantil crítica.

Estas iniciativas ofrecen plataformas poderosas para que los niños/as y jóvenes se representen a sí mismos haciéndose visibles para el resto del mundo, pero se necesita más trabajo para que florezca una nueva museología infantil crítica. En cuanto al compromiso público de los museos, ¿cómo podrían estas instituciones crear formas más recíprocas de colaboración con niños y jóvenes de manera que fuera posible compartir la autoridad y permitir que éstos contribuyeran de manera más activa y relevante?

Lamentablemente, estas recientes iniciativas sirven mejor a aquellos que cuentan con acceso en línea de alta calidad. Habría que tener muy en cuenta la brecha tecnológica y las disparidades reales que persisten en el ciberespacio. Más allá del alcance de nuestra reflexión de hoy, sería necesario – si es que nos preocupamos verdaderamente por la participación inclusiva – tener una mayor información sobre quién puede acceder y quién no al contenido en línea de los museos.

Debemos tener también en cuenta que los niños son observadores agudos, innovadores capacitados, productores creativos, aprendices a tiempo completo y contribuyentes activos importantes para sus hogares y comunidades. Tomarlos en serio e interactuar con ellos como creadores de contenido y programación puede proporcionar un archivo de contenidos museológicos más rico y perspicaz para las generaciones futuras. También animará y mejorará los materiales en línea, al tiempo que promoverá la diversidad y la inclusión en las instituciones de los museos y en la sociedad en general. Esta medida tiene el potencial de transformar radicalmente los museos, ayudando a democratizar aún más todos los aspectos de su contenido y su práctica. Ha llegado el momento de que los niños se unan a las filas de las comunidades de museos como valiosos contribuyentes en la creación de la programación y el contenido museológicos.

Recurso bibliográfico:

Monica Eileen Patterson (2020): Children’s Museology and the COVID-19 Crisis. Artículo. American Association of Museums (AAM). Revisado el 02 de octubre de 2020: https://www.aam-us.org/2020/09/18/childrens-museology-and-the-covid-19-crisis/


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