Las distintas investigaciones sobre el desarrollo y evolución de los museos, desde la antigua Grecia hasta el siglo XX, muestran que estas instituciones han pasado de exhibir simplemente colecciones a ser centros de observación, aprendizaje y cuestionamiento. Los museos están perdiendo el status de «edificaciones con exposiciones de objetos inertes que son observados pasivamente». Es posible que podamos vincular claramente al museo con la educación desde la época de los gabinetes de curiosidades del siglo XVI.
Como resultado de las expediciones y los enfoques imperialistas de los países occidentales, todos los objetos vivientes y no vivientes- aparte de los objetos naturales y artificiales sustraídos (robados) en los procesos colonizadores-, se exhibían en estos gabinetes siguiendo un cierto criterio -a la medida- de información sobre la historia, la naturaleza, geología, etnografía, hallazgos arqueológicos, restos históricos y documentos religiosos.
El «Tradescent Ark«, ahora «Ashmolean Museum de Oxford«, fue inaugurado en el siglo XVII por John Tradescent, y creado a partir de las curiosidades recogidas en sus viajes por tierras lejanas. Años después, toda la colección fue comprada por el rico anticuario Elias Ashmolean y donada a la Universidad de Oxford. «El hecho de que aquel tipo de colecciones se vean como materiales educativos, que comenzaron después del establecimiento del Tradescent Ark, nos muestra claramente el uso de objetos en la educación, por lo tanto, es la semilla de la educación en los museos de hoy» (Onur, 2012: 166).
El filósofo y educador estadounidense John Dewey, consideraba los museos como parte del proceso de conocimiento de las organizaciones educativas. Según Hein, «los educadores y administradores de museos de principios del siglo XX aplicaron las ideas de Dewey, defendiendo la filosofía de la educación museística basada en los movimientos educativos progresistas» (Onur, 2012: 168). Uno de los resultados de la integración activa de las propuestas educativas de las escuelas a los museos es el Brooklyn Children’s Museum, inaugurado en 1899 en Estados Unidos, con el objetivo de desarrollar los intereses y estilos de aprendizaje de los niños. A diferencia de los métodos de aprendizaje formal de las organizaciones educativas convencionales, dedicadas a «mostrar y presentar» y en las que se espera que los estudiantes se involucren intelectualmente, «los museos promueven un aprendizaje basado en lo físico, es decir, que toquen los objetos, descubran salas y jardines, suban las escaleras, y utilicen sus sentidos y cuerpos como fuentes de aprendizaje. La clave para sentir diferentes placeres, registrar conceptos en el cerebro y desarrollar habilidades y autoestima es la formación de asociaciones físicas y corporales» (Onur, 2012: 190). Nosotros añadimos que, además, se debe hacer siguiendo una narrativa atractiva. En este sentido, los museos han generado contenidos pedagógicos, sociológicos y psicológicos, y la «museología» como ciencia ya se ha instaurado en las universidades. Asimismo, la transición de los sistemas educativos pasivos -aquellos que consisten en el aprendizaje usando la memoria y la transferencia de información-, a otros más activos- que promueven la investigación, el análisis y la síntesis-, ha potenciado la creación de museos, bibliotecas y laboratorios abiertos a todos el mundo (Atagok, 1999: 16). En este contexto, los museos modernos se están transformando en organizaciones educativas informales.
El hecho de que durante muchos años los museos se hayan comprometido a brindar educación y capacitación a la sociedad, ha contribuido enormemente a crear lazos entre el Arte y la infancia. Mostrando los objetos de arte en los museos desde el punto de vista de niños y niñas de edades muy tempranas, se consigue involucrarlos en diferentes actividades artísticas, y desarrolla en ellos y ellas la sensibilidad estética. La participación dentro de los enfoques de los museos de arte de hoy tiene que ver con el enriquecimiento de la perspectiva de los niños hacia el Arte.
Actualmente, es posible agrupar a los museos en cuatro grupos, con enfoques muy diferentes: museo virtual, museo táctil, museo móvil y museo entidad. «Los museos que siguen y aplican la museología moderna, realizan sus actividades teniendo muy en cuenta a los diferentes segmentos de nuestra sociedad. Hablamos de la musicología aplicada a exposiciones permanentes, exposiciones temporales, visitas guiadas, demostraciones, debates, mediación, interpretación, además de seminarios y cursos de formación en talleres» (Kelm, 2000).
La educación artística implantada en los museos de arte se remonta a mediados del siglo XIX en Occidente. En los países desarrollados, los museos y galerías- que son a menudo frecuentados por profesores de arte-, desarrollan programas de capacitación especial para sus públicos. De manera similar, los museos de Europa occidental y América se están convirtiendo en centros donde se promueven actividades sociales, culturales y educativas abiertas a sus comunidades. Los talleres en el museo moderno, por ejemplo, «proporcionan a los niños más pequeños objetos arqueológicos realistas y les piden que los reproduzcan con arcilla o plastilina» (Sahan, 2005). En este contexto, los estudiantes, bajo la supervisión del educador, se «encuentran» con la arqueología y la historia del arte, adquiriendo habilidades como la observación y la destreza manual. El mejor ejemplo a la hora de crear nuevas formas y desarrollar ideas estéticas tocando objetos es el «Philadelphia, Please Touch Museum«. «Este museo organiza exposiciones para niños acercándose a grupos en los barrios pobres. Enseña e informa a los niños y a sus padres para que jueguen con las réplicas del museo llevadas a los barrios en baúles móviles» (Asociación Americana de Museos en la Vida de una Ciudad : 1995, Atasoy, 1998, 38.). Esta actividad, conocida como la «Iniciativa de Filadelfia», resulta muy didáctica para mostrar el impacto del arte y las organizaciones culturales en la vida social y económica de una ciudad.
Los museos que exhiben contenidos «táctiles» fortalecen la comunicación entre niños y objetos, y son de gran utilidad para personas con necesidades especiales, como las que sufren alguna deficiencia mental, discapacidad física o problemas visuales. Como ejemplo, la exposición titulada «Escultura para ciegos» que organizó la Tate en 1976 en Londres. Algunas de las obras procedían de diversas colecciones, pero otras fueron destinadas exclusivamente a este propósito de interacción física. «Desde la década de 1980, en las exposiciones se crea el punto de partida en todo aquellos relacionado con tocar, especialmente en escultura» (Hooper-Greenhill, 1999: 160). A principios de los años 70, el MoMa presentó una exposición para visitantes ciegos y deficientes visuales en la que se exhibía una pequeña colección de esculturas y se invitaba a los visitantes a utilizar guantes de protección. En 1991, la Unidad de Educación del MoMA dasarrolló un programa de capacitación con un grupo de 25 invidentes y deficientes visuales, cuya sostenibilidad residía en el aprendizaje mediante el tacto de las piezas. Una de las galerías más notables que combina arte, comercio y educación en sus colecciones, es la Galería Saatchi, en Londres. Establecida en 2008 por el inglés de origen iraquí Charles Saatchi -nombre importante en la dirección y gestión del mercado del arte moderno-, consigue atraer la atención a primera vista gracias a la simplicidad de su arquitectura. Los estudiantes no solo trabajan en los talleres de arte moderno, sino también en las secciones principales donde se muestran las obras. La Galería Saatchi ha asumido la misión de presentar el arte moderno a los estudiantes y educarles en las nuevas tendencias artísticas. Asimismo, se ha convertido en una organización educativa artística, que promueve proyectos escolares, visitas a galerías bajo la supervisión de los educadores, paquetes educativos y talleres que invitan a la participación activa. La Galería actualiza continuamente estas actividades en su sitio web (https://www.saatchigallery.com). Las visitas escolares se organizan con la cooperación de la Dirección de Educación; los estudiantes pueden acceder a visitas guiadas gratuitas.
Los museos de hoy son las herramientas para la cultura de masas, los «últimos reductos» para conectar el conocimiento con la sociedad. Su misión no consiste solo en conservar y exhibir tesoros y objetos que proporcionan información, sino en proveer, además, de tareas educativas. Muchos museos de arte centrados en la obra y encerrados en sí mismos, comenzaron a cambiar radicalmente su enfoque a partir de los años 60, influenciados por un mundo cambiante, la renovada visión del arte moderno y la nueva perspectiva de la museología. Los museos han demostrado que los objetos no «están» únicamente para ser observados, sino que generan un nuevo campo denominado pedagogía del museo.
Nuestros museos de arte han comenzado a involucrarse en un mayor número de proyectos educativos. Mantienen relaciones cercanas con su comunidad para contribuir a la educación, desarrollo y cultura, y pueden llevar a cabo todas estas acciones gracias a la ayuda que reciben de las organizaciones públicas y patronos privados.
Hoy en día, muchos museos desarrollan y presentan programas de interés muy general. Mediante un mejor conocimiento de sus visitantes, pueden conseguir fusionarse con la propia experiencia de éstos, y lograr que se involucren activamente con los objetos y los temas que cada uno considere más interesantes. Los museos de arte actualizados entienden que los mensajes creados por los curadores ya no se pueden imponer, que hay que darle una importancia fundamental a la conexión con el público, facilitando una buena experiencia de museo. Museos modernos como el Tate, MoMA y Saatchi otorgan una enorme importancia- entre sus principales funciones- al desarrollo de programas que contribuyen a la educación y al enriquecimiento de los niños. Muchos teóricos enfatizan sobre la relevancia de los museos en la educación infantil, gracias al impulso que dan a la participación activa, a la creación de experiencias, al cuidado del medio ambiente, a la interacción y al constructivismo. Los museos de arte tiene la gran oportunidad de ofrecer a los más pequeños un aprendizaje sobre la estética artística, y contribuir así al desarrollo de sus facultades creativas, intelectuales, físicas, emocionales, cognitivas y sociales, estimulando el crecimiento del gusto estético desde sus primeros años. Además, presentan diversos programas relacionados con la cultura artística, cuyo objetivo es capacitar a aquellas personas más desamparadas -tengan la edad que tengan-, y facilitarles el establecimiento de bases para lograr el desarrollo de su personalidad, la confianza en sí mismas y un buen comportamiento ciudadano. Los museos desempeñan un papel muy importante en cuanto a la integración de los diversos grupos en sociedades multiculturales. En resumen, son plataformas sociales que conectan la vida artística y cultural a través de sus exposiciones, conciertos, acciones, actividades, conferencias, viajes, etcétera. Cada vez hay menos cabida para las organizaciones educativas que se autodenominan modernas, y que cuestionan los nuevos métodos que permiten observar y aprender a través de acciones didácticas que generan conciencia artística en todos nosotros.
Recursos:
Hooper- Greenhill, E. (1994): Museum Education: Past, Present and Future. Towards The Museum of The Future. Milles, R. y Zavala, L.R. ( Eds). Londres y Nueva York: Routledge, p:160.
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Un comentario en «Breve Historia del Aprendizaje en los Museos de Arte»