El Arte de Interpretar en Museos

El Arte de Interpretar en Museos

 

Podemos definir «interpretación» como «la creación de un proceso de comunicación, en forma de exposición, con el objetivo de establecer conexiones emocionales e intelectuales entre los intereses de los visitantes y los significados inherentes al recurso expuesto».

En otras palabras, la interpretación va más allá de una mera información. Es una forma de enseñanza, una estrategia didáctica dirigida a toda clase de públicos, o así debería ser. Para enseñar un concepto nuevo a alguien, hemos de construirlo sobre el conocimiento previo y la experiencia que posee esa persona. Estos conceptos a desarrollar, y que queremos difundir abiertamente, debemos relacionarlos previamente con los individuos, para que se traduzca en algo verdaderamente relevante. La interpretación conseguirá así su objetivo: dar sentido a algo específico (y nuevo para los visitantes) revelando conexiones con historias más «grandes» que ellos ya conocen o que les resultan familiares. Una vez que la nueva información se exhibe dentro de un contexto más amplio y ya conocido, podrán establecerse las características y particularidades de la nueva información, proporcionando un valor añadido.

Otro aspecto de la interpretación es que debe inspirar el pensamiento crítico. Debemos empujar a los visitantes a hacer una pregunta esencial: ¿por qué? Si podemos atraer a los visitantes mentalmente haciendo que piensen, reflexionen y formulen preguntas para buscar respuestas, entonces podremos asegurar que los tenemos enganchados.

Una sugerencia para el diseño de la exposición es que es más fácil atraer a los visitantes mentalmente (para enseñarles el contenido de la exposición) si somos capaces de involucrarlos física y emocionalmente. Este «truco» es la base para la creación de exposiciones interactivas (pero nada que ver con pulsar botones o empujar palancas). Las personas aprenden y recuerdan más cosas si sus cerebros han analizado y trabajado, si usan en la acción de participar activamente en el aprendizaje sus cuerpos, para aprender así de manera fluida a través de la «memorización en acción».

A menudo, los profesionales usamos el término «narración» para describir el vehículo o soporte de la interpretación. Se trata, en realidad, de un dispositivo operativo aplicado a las exposiciones interpretativas, como ocurre en la mayor parte de la didáctica museística e incluso en la convencional. Nuestra sociedad aprende viendo y escuchando historias. Leemos libros en un formato narrativo, formato que también siguen nuestros programas de televisión y nuestras películas. Esta es la forma en que nuestra sociedad se entrena para aprender, por lo que si utilizamos esta forma de compartir la narración con los demás, a partir de nosotros mismos, los profesionales, (las personas que desean enseñar) generaremos una forma fantástica de comunicarnos con nuestros visitantes.

Otra cosa que debemos recordar es que cada uno ve (entiende) el mundo a través de sus propios lentes. El evento histórico que se desea enseñar se convertirá en la versión personal de una historia. Lo escucharán, lo verán y cada uno contará de manera diferente lo percibido. Como profesionales narradores, hemos de tener en cuenta que no existe una perspectiva única y absoluta de la realidad, debemos ser fieles a la Historia.

El profesional a quien se le atribuye la articulación de las ideas que hay detrás del concepto de la interpretación (en este sentido del término) y su codificación, es el escritor Freeman Tilden, quien comenzó escribiendo para y sobre el Servicio de Parques Nacionales de Estados Unidos. Su famoso libro, «Interpreting Our Heritage», publicado por primera vez en 1957 (y reimpreso más de 11 veces, con un total de 62.500 copias vendidas), continúa guiando a la profesión. A través del estudio de la interacción entre visitantes y naturalistas en parques nacionales, llevó a cabo seis observaciones básicas, o principios, que nos siguen pareciendo fundamentales. Estos seis conceptos forman, aún, la base del diseño de la exposición interpretativa hoy en día.

Las bases de la interpretación para el diseño de una exposición, según Tilden, se pueden resumir en los siguientes seis puntos:

  1. Lo primero es el interés del visitante: cualquier interpretación que de alguna manera no relacione lo que exhibe o describe con algo que forme parte de la personalidad o la experiencia del visitante, resultará estéril.
  2. El contenido y su producto: la información, como tal, no es interpretación. La interpretación es una revelación basada en la información, si bien, se trata de cosas completamente diferentes. Sin embargo, toda interpretación incluye información.
  3. La narrativa de la historia es el objetivo. Y la interpretación es un arte, que combina otras muchas artes. Si los materiales que queremos exponer son científicos, históricos o arquitectónicos, todo es susceptible de convertirse en una narración didáctica y universal.
  4. El objetivo principal de la interpretación no es la enseñanza, sino la provocación.
  5. Hacia un todo perfecto: la interpretación debe tener como objetivo presentar un todo en un lugar, y ha de dirigirse a todas las personas.
  6. La interpretación dirigida a los más pequeños (hasta los doce años, por ejemplo) no debería ser una derivación de lo que presentamos a los adultos, debe seguir un enfoque fundamentalmente diferente. Para lograr el objetivo de crear una buena interpretación para los peques, necesitaremos elaborar un programa de interpretación independiente.

Por otro lado, y al margen de Tilden, nosotros os recomendamos lo siguiente:

  1. Existe una serie de excelentes libros, también sobre interpretación para exposiciones, como el de Beverly Serrell titulado «Exhibit Labels» o el de Sam Ham «Environmental Interpretation: A Practical Guide». Encontrarás una lista bibliográfica al pie del texto.
  2. La única manera de llegar a los visitantes es hacer que el material que se presente sea relevante para ellos: vale, de acuerdo, aquí aparecen de nuevo las ideas de Tilden.
  3. Es imperativo que logres que el material y contenidos de tu exposición se relacionen con temas más amplios, que vayan más allá de lo que tus visitantes conocen. A esta estrategia de generación de contenidos la podemos denominar «macro-interpretación», y se trata de un concepto verdaderamente importante dentro de la interpretación.
  4. Yendo un poco más allá, deberemos demostrar cómo nuestro material es especial ya que, si no lo es, se alejará de la gran historia; en otras palabras, deberemos responder a la pregunta: ¿por qué deseamos exhibir este contenido? Podríamos denominarlo la «micro-interpretación».
  5. Ambas juntas, la interpretación en formato «macro» y en «micro», deberán responder a la misma pregunta: ¿por qué querría el visitante visitar nuestra exposición?

Para desarrollar el tema y los objetivos de la exposición, actuando como una caja de resonancia a través del proceso de diseño y desarrollo de la misma, se puede establecer un comité de asesoramiento enfocado a la creación de la exposición. No debería ser un grupo grande ya que el consenso resultaría mucho más difícil. Entre siete y nueve miembros que representen una sección transversal de la administración del museo, o de sus partes interesadas, sería lo ideal. Es posible que más personas/profesionales entren a formar parte del comité más tarde, para expandir el contenido o corregir los temas. El objeto de la exhibición puede ser, incluso, el producto del curador en solitario, o del jefe del equipo de investigación de la exposición. El desarrollo de objetivos de exhibición, sin embargo, tiene implicaciones programáticas que requieren la participación de diferentes áreas de la administración del museo.

Resumiendo, la interpretación en el diseño de exposiciones es una poderosa herramienta para conectar a los visitantes con los contenidos presentados. Va más allá de proporcionar información; busca inspirar el pensamiento crítico y revelar conexiones significativas. La narración y el involucramiento físico y emocional desempeñan un papel clave en este proceso. Además, es esencial recordar que cada visitante tiene su propia perspectiva, y debemos ser fieles a la diversidad de interpretaciones.

Las ideas fundamentales de Freeman Tilden sobre la interpretación siguen siendo relevantes hoy en día y proporcionan una base sólida para el diseño de exposiciones efectivas. Tanto la «macro-interpretación» como la «micro-interpretación» deben trabajar juntas para crear experiencias significativas que atraigan a una amplia audiencia.

Finalmente, involucrar a un comité de asesoramiento en el proceso de desarrollo de la exposición puede enriquecer y enfocar los objetivos, asegurando que la exposición sea relevante y valiosa para los visitantes. Con estos principios en mente, podemos crear exposiciones que eduquen, provoquen y dejen una impresión duradera en quienes las visitan.

 


Recursos bibliográficos:

Jorge Morales Miranda (2001): Guía Práctica para Interpretación del Patrimonio. Difusión Monografías. Junta de Andalucía.

Tilden, F. (2004): La interpretación de nuestro patrimonio. Ediciones de la Torre.

Serrell, B. (2012): Etiquetas para exposiciones: Un enfoque interpretativo. Ediciones Akal.

Ham, S. (2006): Interpretación Ambiental: Guía Práctica. Ediciones Mundi-Prensa.

Brochu, L. y Merriman, T. R. (2017): Interpretación Personal: Conectando a tu Audiencia con los Recursos Patrimoniales. Ediciones Akal.

Falk, J. H., & Dierking, L. D. (2015): La experiencia en el museo revisitada. Ediciones Akal.

Packer, J., & Ballantyne, R. (2010): El impacto de la educación ambiental en las actitudes de los niños hacia la vida silvestre. Revista de Educación Ambiental, 33(2), páginas 22-31.

Brookes, M. y Hooper-Greenhill, E. (2009): Educación en museos y galerías: Un manual de buenas prácticas. Ediciones T.

Chatterjee, H. J. (2018): El tacto en los museos: Política y práctica en la manipulación de objetos. Ediciones Akal.

Anderson, D. (2015). ¿Dejar ir? Compartir la autoridad histórica en un mundo generado por el usuario. Ediciones T.

Tilden, F. (1977): Interpretation of Our Heritage. The University of North Carolina Press.

Serrell, B. (2015): Exhibit Labels: An Interpretive Approach (2nd ed.). Rowman & Littlefield Publishers.

Ham, S. (1992): Environmental Interpretation: A Practical Guide. University of British Columbia Press.

Brochu, L. y Merriman, T. R. (2015): Personal interpretation: Connecting your audience to heritage resources. Routledge.

Larsen, D. (2017): Interpretive planning for museums: Integrating visitor perspectives in decision making. Routledge.

Falk, J. H. y Dierking, L. D. (2012). The museum experience revisited. Routledge.

Packer, J. y Ballantyne, R. (2002). The impact of environmental education on children’s attitudes towards wildlife. Journal of Environmental Education, 33(2), páginas 22-31.

Brookes, M. y Hooper-Greenhill, E. (2018): Museum and gallery education: A manual of good practice. Routledge.

Chatterjee, H. J. (2013): Touch in museums: Policy and practice in object handling. Berg.

Anderson, D. (2016): Letting go? Sharing historical authority in a user-generated world. Left Coast Press.


ISSN 3020-1179

BIBLIOTECA NACIONAL DE ESPAÑA – INTERNATIONAL STANDARD SERIAL NUMBER – EVE MUSEOS E INNOVACIÓN – SPAIN


Consulta: info@evemuseos.com


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3 comentarios en «El Arte de Interpretar en Museos»

  1. En interpretación, referencia imperdible es Jorge Morales Miranda con su Guía Práctica para Interpretación del Patrimonio. Difusión Monografías. Junta de Andalucía.2001. ¡En español!

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