La investigación sobre narrativa museológica, que surgió en la década de 1960, contemplaba tres etapas de conceptualización: la «narrativa estructuralista», «narrativa clásica» y «narrativa posclásica». Los tres tipos abordan la estructura y la gramática narrativas, así como la forma del lenguaje. En un sentido general, el espacio de exposición se puede atribuir a la relación interactiva entre la información, el lugar y las personas. Los edificios de los museos, como espacios físicos integrados que intentan comunicar sentimientos en el proceso de trasmisión del conocimiento, son conocidos por tener funciones con múltiples atributos, como la educación y la exposición de las colecciones y/o contenidos. Sin embargo, a través de la percepción sensorial que surge a partir de la propuesta espacial, el contexto físico pasa a ser un espacio «narrativo» que debe conectar, además, con las necesidades actuales del «espíritu humanista». Solo así podemos aunar historia, literatura y museografía. Así pues, para optimizar la función de la educación social en nuestros museos y proporcionar un entorno de aprendizaje – con una mayor calidad para el público -, debemos mejorar constantemente el nivel del diseño de la narrativa museológica.
El concepto de narración.
La narración, en su sentido literal, hace referencia a la narración de hechos. Sin embargo, son varios los campos que se integran a diversos niveles en su definición. A nivel literario, responde, al menos, a dos eventos y estados reales o imaginarios en una serie temporal, ninguno de los cuales presupone o contiene al otro. Por lo general, la estructura de la narración se vincula con la estructura espacial para crear un orden de lógica interna y significado. Al mismo tiempo, la expresión espacial se lleva a cabo a partir de las principales líneas y pistas narrativas, patrones de comportamiento espacial y símbolos culturales narrativos. Los elementos constitutivos de la narración literaria tienen una exigencia temporal. La narración es una descripción de eventos a lo largo de un tiempo, lo que implica que deba transcurrir en un cierto período. Los museos actuales se dividen generalmente por categorías: museos de la sociedad humana y del desarrollo histórico, museos de historia natural y de ciencia y tecnología, museos de preservación cultural y exhibición de arte y museos integrales. Pero en cualquier caso, el espacio de exposición adoptará el método museográfico de exposición temática. A través de un tema narrativo, los espacios se organizan y combinan creativamente para, finalmente, crear un contenido con tensión interna y orden lógico. El «método narrativo argumental» proviene de la narratología, que utiliza determinadas expresiones del lenguaje para describir diversas escenas y tramas hasta formar un relato completo; en definitiva, una narración+relato. Este método sirve para relatar las cosas que se van a contar, y estudia cómo narrarlas y expresarlas de la mejor manera posible.
Deberemos destacar la naturaleza temática de la narrativa.
El contenido temático de la narración es la colección de todos los contenidos del proceso narrativo, y puede mostrarse de manera efectiva utilizando diferentes medios. La presentación temática de la narración se realiza desde una perspectiva bidireccional. El museo es un lugar para almacenar memoria histórica y/o conocimiento, por su sentido único de historia verdadera y apoyo popular. Sus colecciones constituyen un testimonio de la historia de cuya autenticidad no se puede dudar; de lo contrario, el museo ni tendría valor ni cabría hablar del significado de su cultura. En cuanto a la conexión entre el tema y el contenido, el primero debe incorporarse en todos los aspectos del segundo, promoviendo la integridad de éste. La clave está en dibujar ciertos temas de acuerdo con el establecimiento de otro anterior, para después ordenar y organizar las escenas y tramas en los contenidos del espacio del museo. Solo podemos encontrar pistas de sitios históricos descubiertos en la actualidad o registros históricos. Posteriormente, a través de la investigación y el análisis continuos, será posible obtener la historia lógica que ahora conocemos. En el espacio expositivo especial del museo, la prominencia narrativa debe combinarse con el tema general. El desarrollo del diseño de museos en la actualidad, hace que la exposición concreta esté lejos de cumplir con los requisitos de exhibición y visualización. En la era de la información, la salida unilateral de información de texto solidificado e inflexible ya no satisface las necesidades de los visitantes. Se requiere una experiencia sensorial más completa, lo que pone de relieve las ventajas de la expresión narrativa en el diseño de museos.
Deberemos demostrar un propósito narrativo.
La existencia de una historia ha de tener su intención. Cualquier tipo de conciencia y cultura producidos en las actividades humanas poseen ciertos propósitos. En el diseño narrativo, ese propósito es la idea y la función directa del sujeto, así como la intención que el autor muestra en las actividades narrativas. Una planificación y un diseño espacial claros, así como una disposición del plano, constituyen elementos necesarios para un sitio de comunicación de información eficaz. La racionalidad del modo de exhibición y la selección de exposiciones son las características del espacio expositivo. Llevar a cabo los dos puntos anteriores requiere un pensamiento lógico. En el diseño de edificios conmemorativos, no solo resulta difícil expresar completamente ese espíritu conmemorativo, sino también satisfacer las necesidades y expectativas estéticas de alto nivel. En el caso del diseño del espacio del museo, podemos situar personas y objetos en el aire en diferentes momentos – y en la misma escena – y dejar que hagan una comparación horizontal para mostrar la diferencia o la unidad. De este modo, se logra plasmar la esencia de conocimiento que el museo está tratando de transmitir. Existen diferentes tipos de intencionalidad en el diseño narrativo. Algunas de muestran como un producto objetivo, mientras que otras encarnan excesivamente el contenido subjetivo. Por ello, el diseño museográfico también requiere integridad. El espacio narrativo completo debe incluir un contenido narrativo, una forma y un estilo de exposición, una atmósfera adecuada… etc. Los contenidos de un mismo espacio han de tener coherencia, y ésto requiere un control y un diseño lógicos.
Deberemos garantizar la continuidad e integridad de la narrativa.
La integridad narrativa es un contenido importante para garantizar la calidad del diseño narrativo. La persistencia es la premisa que construye una narrativa completa. Los museógrafos/as confían en el pensamiento perceptivo para obtener inspiración, pero ésta por sí sola no es suficiente, se requiere mucho estudio e investigación. Además, es necesario un proceso de pensamiento lógico desde la percepción de la apariencia de las cosas hasta la revelación de las leyes esenciales de las mismas. Al resumir las leyes a través de la experiencia práctica, este tipo de actividad consciente representa la encarnación del proceso de pensamiento lógico. Es por ello que algunas personas se refieren al museo como un «edificio de tramas» lleno de eventos. Se erige como una escultura temática en una ciudad llena de historias, como un gran «drama espacial». Los contenidos se extienden y desarrollan continuamente. El diseño narrativo asegura la pervivencia e integridad de la narración. El contenido y los tipos de exposiciones han de expandirse y perfeccionarse. Los diseñadores también deben estudiar y aprender constantemente conocimientos relevantes para crecer aún más. En las teorías relacionadas con la narración, una historia completa debe estar compuesta por múltiples escenas. En el diseño del espacio del museo, una sola exposición se combina en una pequeña escena y trama, que luego son procesadas y colocadas en un lugar apropiado. Diseñar un proceso de visita ordenado está en consonancia con los hábitos de pensamiento de los destinatarios de la información. De esto se puede ver que la lógica es un principio muy importante en el proceso de diseño de exposiciones.
La exposición es una especie de expresión del pensamiento, la interpretación de la cultura; pero además permite la creación de sensaciones intelectuales. La exposición del museo no es solo un arte espacial simple, sino que también está dotado de un alto valor público y de significado social. En la actualidad, las exposiciones ocupan un lugar importante en cuanto a funcionalidad. El espíritu de los tiempos está cambiando, el pensamiento de diseño se transforma y la relación entre el sujeto y el objeto del espacio se modifica. La aplicación de la narración de la trama en el espacio del museo no solo proporciona métodos específicos de referencia, sino que permite enfatizar un modo de pensamiento de diseño museográfico. Los museógrafos/as han de comenzar a diseñar museos desde otra perspectiva y forma de pensar; hay que apelar a la innovación. En combinación con el contenido de las consabidas e inevitables vitrinas, debemos llevar a cabo un diseño narrativo de alta calidad.
El entorno espacial se construye ahora mediante el uso de información visual, auditiva y sensorial, prestando atención a los detalles y bajo la premisa de tener en cuenta la situación general. La flexibilidad del diseño e iniciativa subjetiva se ejercen en torno al tema narrativo, y los sentimientos duales de visión y espíritu será lo que se lleven los visitantes a la salida del museo.
Recursos:
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