Ayer comenzamos a explicar los diferentes recursos materiales y sus niveles de participación e interacción con los visitantes en el museo. Hoy vamos a hablar de un modo más concreto sobre los diferentes tipos de recursos y materiales que pueden servir de apoyo al proyecto educativo del museo que, tal como comentamos en el artículo de ayer, pueden variar su nivel de interactividad en función de su diseño y planteamiento del método expositivo.
Vitrinas
Las vitrinas junto con las cartelas identificativas (cartelitos) – de los que somos tan enemigos, pero conviven todavía entre nosotros – son los recursos más comunes y recurrentes en la historia de la museología. Consideramos que es un sistema desfasado para presentar contenidos y de uso abusivo, pero es lo que hay en muchísimos museos locales. Recomendamos que se reduzca su utilización ya que la lectura, letrerito tras letrerito, resulta agotadora para los ojos de los visitantes, sobre todo pensando en aquellas personas que tienen dificultad de visión (hemos llegado a ver letreritos colocados a la altura del suelo).
«English language is boring», de CMY Bacon
Con relación a las vitrinas de diseño tradicional, decir que la existencia de una pantalla de cristal suele provocar un rechazo psicológico natural y espontáneo en el visitante, al que se le está impidiendo físicamente el contacto directo con el objeto. Si a ésto se le suma que en general muy pocas vitrinas son estéticamente aceptables, el rechazo es aún mayor, por lo que es muy importante esmerarse en su diseño de forma que pueda mejorar el aspecto y convertirse en un elemento amigo del visitante, y no todo lo contrario, que es lo que suele ocurrir.
RAUM D Studio
Es muy importante tener en cuenta que, como hemos mencionado, el objetivo de cualquier proyecto educativo en el museo es que haya conexión con los visitantes, de tal forma que, a pesar de tener un valioso valor académico o científico, las vitrinas se queden en un recurso aburrido y agotador para nuestra percepción. Debemos evitar las vitrinas repletas de objetos, con piezas a la altura del suelo o en la estratosfera, provocando hastío y desazón en los visitantes cuyo interés se va difuminando progresivamente – es muy importante quitar de vez en cuándo las moscas muertas que se van depositando en el suelo de la vitrina -. El objetivo didáctico no es la pieza en sí, sino narrar un hecho histórico, explicar las características de una sociedad, de un territorio, de una técnica, un movimiento artístico, un fenómeno de la naturaleza o la evolución de la ciencia. Se trata de seleccionar aquellos objetos o piezas que pueden ayudarnos a comprender de una forma fluida y amable los contenidos, como si fueran símbolos a partir de los cuales se llegan a entender las ideas y conceptos que representan, por muy abstractos que puedan llegar a ser.
Parque D. Pedro Shopping Center
Las vitrinas deben ser amistosas con el público y estar contextualizadas a partir del uso de escenografías, dioramas, realidad aumentada o virtual… combinando, cuando sea posible, los materiales originales con reproducciones que permitan la interpretación y comprensión de los contenidos expuestos sin tener que ir acompañados de datos y más datos que requieren el uso y abuso de cartelería excesiva.
MADE
Mañana hablaremos precisamente de la cartelería en los museos y del uso de los paneles expositivos con más detalle. En próximos artículos haremos un repaso detallado por el uso de maquetas en los museos, las representaciones integrales del entorno y dioramas, los folletos, hojas de sala y guías didácticas, audiovisuales, recreaciones informáticas, pantallas táctiles, realidad virtual y aumentada, el uso de los EVE DECs, websites y dispositivos móviles.
Archivo EVE
Foto principal y para redes sociales: Dandy | FORM US WITH LOVE
Recursos: SABATÉ NAVARRO, Miguel y GORT RIERA, Roser. Museo y Comunidad. Un museo para todos. TREA Ediciones, Gijón (2012).