Muy cerquita de Downing Street en Londres,Whitehall (en el «10» ya sabemos quién vive), se encuentra una entradita a un lugar llamado «War Cabinets». Lo comentamos porque, aunque su existencia viene recogida en todas las guías de Londres, no es realmente muy visitado ,ya que pasa desapercibido entre tanto edificio monumental ,o casi. Si finalmente nos decidimos a traspasar esa «entradita» extraña, nos encontraremos de bruces con una parte muy importante de la historia de la II Guerra Mundial. Concretamente, entraremos en el centro de operaciones desde donde Churchill, una vez que comenzaron los bombardeos sistemáticos de los nazis sobre Londres, dirigía la guerra,con la ayuda aliada y la defensa de Inglaterra. Está todo tal y como lo dejaron, como si una vez acabado el último bombardeo sobre Londres, una vez terminada la guerra, hubiesen cogido sus abrigos y sombreros saliendo ordenadamente ,y diciendo: «Que el último apague la luz y cierre la puerta , hasta que la abran de nuevo a finales de siglo XX» . Es como si hubieran decidido que todo debía quedar como estaba. Y así es, todo está como en el año 1945, hasta las sábanas de la cama donde dormía el orondo Winston y su sacrosanta esposa Clementine.
En el año 2005 se decidió ampliar el «Cabinet», y se creo el nuevo museo Winston Churchill al que se accede desde el propio gabinete de guerra. Es todo un descubrimiento, ya que se ha construido utilizando la última vanguardia en museografía y tecnología al servicio de la difusión de contenidos. Es más que recomendable su visita, incluso si se hace con niños. La exposición permanente representa un enorme homenaje al que fue una de las mentes privilegiadas de la historia, un hombre para nosotros desconocido, pero no tanto para sus compatriotas, que lo veneran como a un dios . Así lo han homenajeado, montándole todo un museo.
