Narración Digital Interactiva y Tangibilidad del Patrimonio Cultural

Narración Digital Interactiva y Tangibilidad del Patrimonio Cultural

 

Muchas personas aún piensan que los museos son lugares antiguos y llenos de polvo, con objetos y artefactos dentro de vitrinas de cristal. Sin embargo, es importante que los museos logren conectar con sus visitantes y fomenten su participación. Gracias a la nueva tecnología en nuestras vidas, nos hemos vuelto más activos en muchos aspectos, pero lamentablemente, no tanto al visitar museos (Simon, 2010). Sin embargo, podemos suponer que la nueva tecnología también puede motivarnos a ser más activos en los museos. Aunque estas nuevas tecnologías plantean desafíos adicionales para los museos, también les brindan oportunidades para alcanzar sus objetivos.

Hoy en día, las personas que visitan museos esperan encontrar diversas perspectivas culturales y tener acceso a una amplia cantidad de información (Simon, 2010). Si todo lo que necesitamos es una búsqueda rápida en Google para obtener información, ¿por qué ir a un museo? La respuesta está en que los museos ofrecen información relevante y guía de una manera que convierte la visita en una experiencia mucho más enriquecedora que simplemente leer una fuente de información.

¿Qué rol cultural y significado pueden asumir los objetos físicos en la era de las tecnologías de la información? (Giaccardi, 2006, p.1).

Los museos han experimentado una evolución gracias a las nuevas técnicas digitales, como quioscos de exposición, guías móviles y sitios web con colecciones virtuales (Ardissono, Kuflik y Petrelli, 2012). Antes, las visitas a los museos tenían una experiencia y un argumento predefinido para los visitantes (Not y Petrelli, 2013), pero ahora los museos reconocen la necesidad de ofrecer narrativas diversas (Giaccardi, 2006). Los medios interactivos han borrado la línea entre autor y audiencia (Cameron et al., 2004). Además, los teléfonos móviles y las tabletas siempre conectados a Internet pueden vincularse con los objetos en exposición, lo que cambia la forma en que los usuarios interactúan con los museos (Hudson-Smith et al., 2012) de manera similar a cómo la computación ubicua crea nuevas formas de interactividad.

Cada vez más museos invitan a su público a participar activamente en lugar de solo observar pasivamente, lo que crea mayores expectativas para los visitantes, quienes buscan más que simplemente leer textos largos y mirar documentos (Behringer, Engbring-Romang y Göbel, 2004). Incluso se pueden crear nuevos artefactos que incluyan tecnología pero que sigan siendo tangibles y no se limiten a ser solo quioscos de información en una esquina de la exposición (Hall y Bannon, 2006).

La pregunta de por qué usar el diseño de interacción en la producción de exposiciones e instalaciones es interesante. El diseño de interacción ofrece ventajas innegables al crear instalaciones fáciles de comprender, tangibles y memorables con la ayuda de sus herramientas (Keshavarz, Dehghanpour y Ranjbarian, 2009), especialmente cuando se introduce tecnología en los museos. Aunque es un campo relevante, rara vez ha sido estudiado en la interacción humano-computadora. Los hallazgos en este campo son valiosos para entender cómo las instalaciones interactivas pueden involucrar a los visitantes de diversas formas y establecer una conexión personal con el patrimonio cultural presente en los museos (Ciolfi y McLoughlin, 2012).

Incluir tecnología e interactividad puede parecer sencillo, pero debido a que es una novedad, se necesita una investigación detallada sobre las expectativas y experiencias de los visitantes, sin dejar de tener en cuenta las necesidades del museógrafo (Ciolfi, Bannon y Fernström, 2001). Las tecnologías en constante evolución abren nuevas ventanas y oportunidades para personalizar las exposiciones del patrimonio cultural (Ardissono, Kuflik y Petrelli, 2012).

Si se utiliza correctamente, la personalización puede convertir los patrones de comunicación masiva en el museo en formas interactivas de transmitir información más enfocadas al usuario (Rutledge, Aroyo y Stash, 2006).

Las exposiciones actuales se conectarán con servicios de información recién desarrollados (Ciolfi y Bannon, 2002). Al igual que en el diseño y la arquitectura de interacción, los museos estarán llenos de usuarios o audiencia. Gracias a la nueva tecnología, estas personas podrán llenar el museo con sus propios pensamientos, ideas y entendimientos.

Los diferentes tipos de exposiciones atraen a diferentes visitantes (Hornecker y Stifter, 2006). Los museos pueden ser bastante diversos, como museos de arte, técnica y muchos otros que se centran en temas y campos específicos. Reducir y explicar un tipo específico de museo hace que el proceso sea más fácil y comprensible.

La narración interactiva es un concepto que se diferencia de la narración tradicional. Mientras una historia es estática y definida, la narración es un proceso en desarrollo, más dinámico. En lugar de seguir una trama lineal, la narración interactiva se asemeja a una telaraña con múltiples posibilidades (Crawford, 2013). La adición de tecnología a la narración amplía aún más las opciones. A medida que la narración digital interactiva ha evolucionado, también ha encontrado aplicaciones en diversas áreas, como el Internet de las cosas y el cine (Weiler, 2012). Su flexibilidad lo convierte en una herramienta valiosa para museos de patrimonio cultural, ya que permite una experiencia más personalizada con los artefactos y las historias en una exposición. La narración digital interactiva sigue creciendo y adaptándose a diferentes contextos (Icids.org, n.d.).

En la narración digital interactiva, los nuevos medios ofrecen la posibilidad de contar historias de manera similar a cómo se hacía alrededor de las fogatas. En este caso, el oyente está presente físicamente durante la narración, lo que le permite influir en cómo se cuenta o percibe la historia. La audiencia puede interactuar con el narrador o, de manera inconsciente, adoptar una postura que afecte cómo sienten la historia. Por ejemplo, si se narra una historia de miedo, alguien que escucha podría acercarse más a los árboles, lo que aumentaría su sensación de miedo debido a la cercanía de la oscuridad y lo desconocido. La narración digital interactiva brinda nuevas formas de involucrar al público y hacer que la experiencia de escuchar historias sea más inmersiva.

La computación ubicua ofrece una oportunidad para la narración interactiva al conectar con elementos tangibles en lugar de solo una interfaz visual, lo que provoca una respuesta emocional más intensa por parte de la audiencia (Mazalek, Davenport y Ishii, 2002). El uso de objetos tangibles para contar historias no es nuevo, ya que en el teatro y las narraciones tradicionales, se han utilizado accesorios como ayuda durante mucho tiempo (Mazalek, Davenport y Ishii, 2002).

Mediante la combinación de lo digital y lo físico, es posible desarrollar nuevas formas de aprendizaje a través de artefactos y entornos innovadores (Hall y Bannon, 2006). Al hacer que la interfaz de la narración interactiva sea táctil y multimodal, es decir, utilizando diferentes formas de entrada y tecnologías multimedia de salida (Oviatt, 1999), se pueden activar otros sentidos. Esto incluye el uso del habla, la mirada o el lápiz como formas de entrada, y proyectar audio, video o movimiento como salidas (Oviatt, 1999). Al desdibujar la línea entre lo real y lo virtual, la interfaz de lo virtual puede expandirse hacia la realidad física (Paiva, 2005).

La multimodalidad es importante para mejorar la experiencia de la narración digital, ya que facilita la experimentación y el aprendizaje (Hall y Bannon, 2006) y enriquece las características de la narración interactiva (Cho et al., 2009). Esta combinación de lo tangible y lo digital abre nuevas posibilidades para la narración interactiva y cómo se vive y se percibe.

Cuando las personas visitan museos, tienden a recordar más lo que hicieron en comparación con lo que escucharon, vieron o leyeron (Keshavarz, Dehghanpour y Ranjbarian, 2009). Para crear una historia más interesante, es importante usar los puntos de vista de múltiples personajes, lo que agrega profundidad al desarrollo de la narrativa, algo común en producciones cinematográficas y libros (Mazalek, Davenport e Ishii, 2002).

El artefacto debe involucrar al observador o usuario en una conversación natural a través de su presentación. Al conectar el entorno tangible y físico con la presentación visual, se establece una sensación de comunicación más natural entre el artefacto o la historia y el visitante (Behringer, Engbring-Romang y Göbel, 2004). Gracias a las nuevas tecnologías, se pueden crear instalaciones más físicas, sociales e intuitivas, lo que las hace más apropiadas para el desarrollo de exhibiciones en comparación con las versiones anteriores que dependían de la interacción mediante el mouse y el teclado (Spadaccini, 2014).

El diseño de instalaciones interactivas en museos ha avanzado mucho, pero algunas prácticas no funcionan. Por ejemplo, no se deben crear opciones múltiples igualmente notables, ya que confunde a los usuarios sobre dónde enfocarse. La interactividad puede interferir con otros usuarios y perturbar la experiencia. Además, es esencial que el enfoque principal de la instalación o exposición no sea malinterpretado, para lo cual se necesita guiar a los visitantes (Allen y Gutwill, 2004).

La presencia de los museos en la web ha llevado al desarrollo de museos virtuales. Un ejemplo es el proyecto MUVI, que recopila historias de los residentes de Lombardía (Italia) y las presenta en línea (Giaccardi, 2006). La combinación de medios diferentes, como la radio local, aumentó el interés en el proyecto, especialmente para aquellos que no están familiarizados con el uso de computadoras. Esta forma de narración colaborativa o individual en los museos presenta un desafío y cambia la experiencia de los visitantes (Grinter et al., 2002).

La calidad de la interacción entre los visitantes en pequeños grupos mejora la experiencia de la visita al museo (Callaway et al., 2012). Las conversaciones y debates pueden tener lugar durante o después de la visita, enriqueciendo la experiencia (Callaway et al., 2012).

Los museos del futuro continuarán cambiando y adaptándose, teniendo en cuenta no solo las tecnologías en constante evolución, sino también el crecimiento de generaciones que han crecido usando computadoras. Es crucial que la tecnología no eclipse la importancia del artefacto en la experiencia del visitante. Por ejemplo, las guías basadas en teléfonos inteligentes y tabletas deben diseñarse cuidadosamente para no desviar la atención del contenido y los artefactos.

Es interesante destacar que la tecnología no necesita ser invisible; puede despertar el interés del visitante en el trasfondo de la exposición y cómo todo se conecta (Hall y Bannon, 2006). Por otro lado, algunos argumentan que la tecnología debe ser indetectable para permitir que el contenido y la experiencia sean el enfoque principal para el visitante (Wyman et al., 2011). Por ejemplo, los artefactos mismos pueden convertirse en la interfaz para acceder al contenido digital en lugar de depender de audioguías o terminales de pantalla táctil (Ciolfi y Bannon, 2002). La utilización de medios digitales multisensoriales también puede mejorar la narración digital cuando se trabaja con instalaciones tangibles (Cho et al., 2009).

La interacción y la tecnología deben ser simples (Hall y Bannon, 2006). Es preferible tener poca tecnología en una exposición, pero que funcione muy bien. Antes de implementar tecnología, es importante considerar si realmente es necesaria. La interacción fácil, donde el usuario accede a la información en menos pasos, hace que los visitantes se sientan más satisfechos (Wyman et al., 2011).

La tecnología actual no solo muestra y hace accesibles los datos, sino que también puede motivar a las personas a investigar y explorar por sí mismas y llegar a sus propias conclusiones (Giaccardi, 2006; Hall y Bannon, 2006). Antes de internet, obtener conocimiento requería más esfuerzo y búsqueda, pero ahora, con fácil acceso a múltiples fuentes, la forma en que las personas interactúan con la información ha cambiado (Wyman et al., 2011).

La disposición de instalaciones digitales interactivas junto a otras más tradicionales puede alentar a las personas a interactuar y comprender mejor la exposición. Esto ofrece a las generaciones con diversos intereses la oportunidad de experimentar algo nuevo. Las exhibiciones prácticas e interactivas tienen un gran potencial para despertar el interés de casi todos los tipos de visitantes (Hornecker y Stifter, 2006).

Al narrar una historia, es crucial considerar el entorno en el que se realiza (Mazalek, Davenport e Ishii, 2002). La arquitectura y el diseño espacial de una exposición desempeñan un papel importante en cómo experimentamos su narrativa. Cada museo tiene un espacio diverso, lo que hace que cada experiencia sea única y diferente (Wyman et al., 2011). Por lo tanto, comprender el espacio que rodea una instalación o todo el museo es fundamental para su éxito. La ubicación de los objetos dentro de una exposición y cómo se relacionan con otros objetos e instalaciones influyen en el comportamiento y la visita de los visitantes (Ciolfi, Bannon y Fernström, 2001).

En el caso de los museos más turísticos, es importante tener en cuenta que, en la mayoría de los casos, los turistas solo visitan el lugar una vez (Ardissono, Kuflik y Petrelli, 2012). Por lo tanto, la experiencia que tengan en su única visita es crucial para dejar una impresión duradera.

La nueva tecnología se suma a las nuevas experiencias e interactividad en los museos, pero también ayuda a preservar los artefactos de diferentes maneras y los hace más accesibles. Entonces, el enfoque no está solo en los visitantes sino también en los artefactos (Leber, 2012).

En medio de toda la tecnología e interactividad, los museos deben tener cuidado de no perder de vista sus objetivos y visiones de la exposición (Wyman et al., 2011)(Kuflik et al., 2011). Los visitantes buscan información relevante, aprender algo nuevo y disfrutar de la experiencia, todo en el tiempo limitado que pasan en el museo. La personalización desempeña un papel importante en cumplir estas expectativas (Kuflik et al., 2011).

Un hallazgo significativo en las exposiciones e instalaciones interactivas es que lo digital no debe eclipsar el artefacto o el mensaje previsto para el visitante. Para mejorar la experiencia mediante el uso de formas prácticas e interactivas de contar una historia, es efectivo combinarlas con exhibiciones de objetos más tradicionales (Hornecker y Stifter, 2006). La identidad del museo y su influencia en el tipo de visitantes que atrae son factores clave en el diseño de instalaciones digitales interactivas (Ciolfi y McLoughlin, 2012).

La tangibilidad y la posibilidad de personalizar los objetos o la historia agregan valor a la experiencia y al aprendizaje, por lo que se convierten en herramientas recomendadas. Sin embargo, es importante evitar que tecnologías como quioscos interfieran entre el visitante y el objeto, creando una distancia. Las instalaciones de medios interactivos deben diseñarse de manera que se integren con el espacio circundante y se conecten con los artefactos, realzando la sensación de cercanía y no interrumpiéndola (Ciolfi y Bannon, 2002).

En resumen, el futuro de los museos se presenta emocionante con la incorporación de tecnologías interactivas que enriquecen la experiencia del visitante. Es crucial equilibrar la tecnología con la esencia y objetivos de la exposición para brindar una narrativa efectiva. La personalización y la combinación de instalaciones digitales con exhibiciones tradicionales se revelan como enfoques exitosos. Mantener la tangibilidad y la conexión con los artefactos es fundamental para asegurar una experiencia enriquecedora y cercana para todos los visitantes. La evolución hacia un entorno más interactivo y accesible nos brinda la oportunidad de disfrutar y aprender de una manera única en cada museo que visitamos.

 


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Fotografía: Dexigner

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