Exposiciones y Planificación Narrativa

Exposiciones y Planificación Narrativa

 

En sentido estricto, el diseño relacionado con la planificación narrativa es uno de los principios en la creación museográfica de exposiciones en museos. La narrativa museográfica constituye uno de los métodos más importantes de interpretación-orientación en el lenguaje expositivo, pero no basta con diseñar a partir de textos. En términos de exposición, el «lenguaje narrativo» y el «canal» son singularmente relevantes. El canal es la representación de la transmisión de ideas e información, no un resultado en sí mismo. Desde un punto de vista profesional de creación narrativa, los planificadores de textos necesitan transmitir una información precisa a todos los profesionales que participan en la exposición sobre qué hacer, cómo hacerlo y su objetivo.

Lo más importante del diseño de exposiciones es expresar con claridad al público objetivo la «Gran Idea» de la exposición; éste es un factor determinante y condicionante para el desarrollo de la narrativa museográfica. El proyecto narrativo nos mostrará la interrelación entre los contenidos museológicos y los diversos elementos y soportes que conformarán la exposición. Pero ¿cuál es la fuente de la Idea? ¿Cómo surge la Idea? ¿Es la Idea un resultado puntual de la lluvia de ideas? Normalmente no. De hecho, la Idea proviene del profundo estudio de la colección por parte del curador/a, el agudo sentido de los museólogos/as sobre la perspectiva única museológica y las consideraciones integrales basadas en las necesidades (expectativas) de las personas, las formas de percibir la realidad de la sociedad moderna; todo un reto para la capacidad profesional de aquellos implicados en el diseño y producción de una exposición.

Su Donghai afirmaba que «las tres funciones del museo aparecen en su propia narrativa. La colección de objetos es la primera función; la segunda, la investigación; y por último, la educación». La colección es un componente importante del museo, la base y el punto de partida para que éste lleve a cabo toda su labor institucional. Pero también es el alma de la existencia y el desarrollo del mismo. Es por ello que la formación de la idea central del diseño de exposiciones requiere que prestemos atención a la colección a través de su narrativa intrínseca. Un museo es una historia materializada que contiene gran cantidad de información. Mediante el diálogo entre las colecciones y la historia, la exposición traspasa el tiempo y el espacio y refleja de forma completa y precisa el conocimiento sobre el desarrollo de un determinado momento social, científico o técnico, entre otras cosas.

Por otro lado, la exposición temática basada en las colecciones necesita que los profesionales implicados tengan sólidos conocimientos, teorías y métodos históricos y culturales, así como una gran visión histórica y del presente, lo que requiere un cierto grado de perspectiva filosófica. Más importante aún, la exposición debe fomentar el diálogo entre las personas a través de las colecciones. Todas las colecciones son también las «cosas» dejadas por experiencias pasadas, innovaciones y acciones realizadas por «humanos» en un tiempo y espacio pretéritos. La exposición es un proceso de vinculación de objetos pasados con personas presentes.

Además, para expresar los diferentes niveles e interacciones de los temas, e incluso subtemas, las ideas centrales del diseño de la exposición deben diversificarse, según la perspectiva y la visión del museógrafo/a. Tomemos una exposición histórica como ejemplo de proyecto: podemos restaurar verdaderamente la escena histórica y también mostrar las muchas causas de los fenómenos históricos. La historia puede ser narrada por figuras relevantes utilizando la tecnología.

En resumen, la Idea central del diseño de la exposición debe ser consistente con el sistema interno de la colección, revelar con precisión el tema y esforzarse por maximizar su comprensión por parte de la audiencia.

Los museógrafos/as trabajan siempre desde la perspectiva de los visitantes de las exposiciones del museo. Una historia puede describir el contexto de los acontecimientos. Escuchar historias está en la naturaleza humana; es una forma de que las personas transmitan recuerdos, experiencias y sabiduría. Y sirve para que intenten reproducir la apariencia original de los eventos y sentir el significado de la información que hay detrás de ellos. La historia, a menudo, se caracteriza por tener elementos populares y fáciles de recordar si ponemos  en valor los excelentes efectos de comunicación de los que disponemos hoy en día. A partir de aquí, la audiencia usará la «narración» para interpretar las exhibiciones. Las exposiciones de los museos deben recurrir a su propia audiencia como estándar de medida, construir un marco universal asimilable para la creación de exposiciones, agregar elementos racionales y educativos a la línea narrativa, y plantear, incluso, retos intelectuales amables. De este modo logran integrarse y la trama se extiende lo suficiente como para ayudar a los visitantes a entender mejor y de una manera más amigable el contenido.

La exposición juega un papel muy directo en la difusión del conocimiento y transmisión de información del museo. Pero, ¿cuál es el objetivo final? Podemos decir que centrarse en las personas y sus emociones. Para ser exactos, el objetivo final es conectar a los visitantes con el conocimiento durante sus visitas. Cada elemento de la exposición está expresado por una narración, a través de la cual la audiencia obtiene experiencias emocionales combinando sus sentimientos con pensamientos y razonamientos. Desde el punto de vista de la tendencia de desarrollo e innovación de la exposición del museo, lo que más importa debería ser el potencial del valor educativo.

Las exposiciones de los museos han de despertar la curiosidad del público, porque la proporción de expertos entre esa audiencia es inferior al 1%. Aquellas que satisfacen a los líderes y expertos no obtienen, en absoluto, el reconocimiento público. De acuerdo con la teoría de la motivación intrínseca para promover el comportamiento, la exposición debe atraer la curiosidad de la audiencia, o adecuar al máximo la estructura cognitiva de los visitantes – es extremadamente importante inducirlos a pensar y actuar -. Así, por ejemplo, si necesitamos diseñar una exposición que presente estructuras geológicas, la información científica debe ser amable con todo tipo de públicos, los elementos expositivos han de potenciar esa «amabilidad» en la comunicación de contenidos y también deben establecerse instalaciones operativas para que las personas exploren y dominen habilidades especializadas. Pero el punto clave es: ¿Cuál es la relación entre este elemento (soportes) de la exposición y los visitantes? ¿Puede ayudar a la audiencia a entender lo que se les explica? Si no es posible responder a estas preguntas, entonces el diseño de esta pieza de exposición no funciona, porque la información que proporciona no dejará ninguna impresión en la mente de los visitantes.

El diseño de piezas de exhibición nace del propósito de producir resultados después de comunicarse con la audiencia. Además de las percepciones e impresiones, es importante diseñar los elementos de la exposición para producir en el público emociones y experiencias cada vez más complejas. Por supuesto, existe una gran relación entre dichos elementos y el contenido de la exposición, que también se conoce como el punto de partida de la exposición.

«En la exposición del museo, nuestro objetivo es explorar la posibilidad de usar tecnologías más simples para expandir las actividades de los visitantes en el primer paso… Se pone más énfasis en la interacción entre las personas en la exposición, pero también la minimización del sobreuso de la tecnología» (Su Donghai, 2019). Por ello, los museógrafos/as deben comenzar desde el espacio y pensar en las emociones que potencian los temas y contenidos de la exhibición del museo, facilitando que cada elemento obedezca a la planificación, desde los arreglos generales hasta los locales, los colores, las palabras, las imágenes, el equipo, accesorios, paisajes, maquetas, iluminación, sonido, cada aspecto de la imaginería, geologización, etc. Cuando el público se interese por los elementos de la exposición y se comunique con ellos a través de los sentidos, experimentará la belleza de la creación y será también un espacio de sensaciones para el alma.

La «experiencia» es, en realidad, un hermoso sentimiento que surge en la conciencia de una persona cuando alcanza cierto nivel de emociones. Hoy en día, en comparación con el contenido tecnológico de las exposiciones, se está prestando más atención al placer emocional que se puede obtener de las exposiciones, ya sea en un museo u otro lugar. Las exhibiciones de museos basadas en el concepto de la experiencia deben convertirse en la corriente principal del diseño museográfico en la nueva era. Podremos lograr una experiencia cultural y sentir emociones auténticas al obtener información sobre las exposiciones.

En resumen, una exposición de alta calidad ha de tener una idea central que se convierta en una narrativa emocional. Para diseñar el contenido es necesario basarse en esa línea argumental, y lo más importante es que el diseño tenga en cuenta la experiencia y las sensaciones del público durante la visita. Además, la planificación de exposiciones implica un conocimiento integral de la estética, las colecciones, métodos de exposición que utilicen la tecnología de manera racional, la contextualización de la exposición y la psicología del visitante. No debería ser solo un proyecto sistemático, sino algo en constante evolución bajo la idea de progreso y exploración. Por todo ello, para diseñar y producir adecuadamente una exposición, ya sea en la planificación del contenido o en el diseño museográfico, en la preservación de colecciones o en la educación social, es necesario contar con un sistema de conocimiento maduro y realizar un análisis integral, teniendo en cuenta todos los aspectos posibles de la exposición. De esta manera haremos que el plan resulte atractivo y didáctico, y podremos, además, satisfacer las necesidades individuales de la audiencia y lograr un liderazgo de valor.

 


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Recursos:

Ling Wan (2018): Reflections on Museum Curation. Advances in Social Science, Education and Humanities Research, volume 233. Atlantis Press.

Yao An (2010): 12 Lecciones de Museo. Science Press.

Su Donghai (2010): The Contemplation of the Museum—the Selection of Su Donghai’s Papers ,Vol. 3, Heritage Press.

Asociación Americana de Museos, (2014): Educación y Aprendizaje en Museos. Beijing, Foreign Language Press.

Oficina de análisis y políticas del Smithsonian (2014): Para el curso del mañana: Investigación educativa del Smithsonian. Jinan University Press.

Zheng Yi (2015):The Museum Education Research Activities. Fudan University Press.


Fotografía: Pentagram – New York as a core.

Consultas: info@evemuseos.com

 

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