Es muy interesante que los museos se relacionen con sus comunidades estableciendo una comunicación a través de sus colecciones, haciendo que los objetos se vuelvan accesibles y significativos para una gran variedad de público. La experiencia del museo es un viaje de múltiples capas que conectan con la consciencia de sus visitantes en el contexto de lo sensorial, intelectual, estético y social. De esta forma, los museos se convierten en un lugar de aprendizaje, de asombro, reflexión, relajación y estimulación sensorial, que genera nuevos lazos sociales e inspira recuerdos duraderos con la narrativa del pasado, el presente y el futuro.
Con la llegada del concepto de «patrimonio cultural inmaterial», las exposiciones se están volcando a la hora de presentar la información y las historias que hay detrás de los objetos, usando la narrativa que mencionábamos. En el contexto del museo, lo intangible responde a una narración diferente a la de los objetos. A través de la visualización e interpretación de la información que los acompaña, los contenidos conectan, se ordenan, se expresan conforme a la lógica de la información. Los museos deben gestionar abundantes significados distribuidos en el espacio ligando, particularmente, emociones al contexto del conocimiento. En consecuencia, pasamos de una musealización de los objetos a la comunicación de recuerdos, que no solo es significativa dentro del museo, sino que trasciende lo cotidiano, añadiendo una connotación cautivadora. El museo se convierte en un lugar que exhibe objetos, pero además permite a los visitantes experimentar, comprender e, incluso, encarnar una historia a través de ellos.
Nuestros sentidos se relacionan entre si constantemente en el dia a día, por lo que pensamos que la visita al museo ha de provocar que existan esas interacciones y una experiencia personal en lo visual, auditivo, olfativo y gustativo, concentrándose en el impacto potencial hacia los visitantes desde aspectos cognitivos y emocionales, todos los cuales convergen en el concepto de un museo multisensorial.
En los campos de las humanidades y las ciencias sociales, la investigación sensorial inspiradora se centra en la diversidad de la experiencia ligada a los cinco sentidos. Existen, asimismo, estudios que determinan cómo cambia nuestra comprensión sensorial a lo largo de los años y entre diferentes culturas, e incluyen mucho material de interés general y particular relacionado con la historia y la experiencia del museo. Un número cada vez mayor de investigaciones sobre museos multisensoriales se basan en la evidencia científica de la neurociencia, y comienzan un diálogo entre los estudiosos de ambos campos, con la producción de aplicaciones, dispositivos, métodos y logística sensorial innovadores.
En las últimas décadas, los artistas han tratado de integrar el sonido, el olfato, el tacto, la acción e, incluso, el gusto en sus obras. Esas piezas e instrumentos artísticos innovadores arrojan luz sobre la exploración de la posibilidad del arte sensorial. Los sentidos múltiples se convierten en una exposición y pasan a ser, gradualmente, el objetivo de algunos artistas, lo que, a su vez, desafía la limitación de la aplicación sensorial de un museo para hacerlo más diverso y experiencial.
Con el «cambio sensorial», los museos modernos han comenzado a reconsiderar sus limitaciones en el uso sensorial de los objetos, tratando de explorar el potencial de las soluciones multisensoriales para mejorar la transferencia de conocimiento. Todo ello, aumenta el compromiso con los visitantes al conectarlos con las posibles propiedades sensoriales de los objetos históricos, sus contextos y las historias que hay detrás de ellos, proporcionando también experiencias emocionalmente enriquecidas. Con un número cada vez mayor de datos que indican que la interacción con objetos sensoriales tiene un valor social, cognitivo e, incluso, terapéutico – especialmente para las personas con discapacidades -, los museos están mejorando su valoración del «tocar», que se considera una herramienta terapéutica y cultural, una plataforma de comunicación, generando una sensación de experiencia espacial que puede desencadenar, incluso, recuerdos personales (sobre todo con los aromas), imaginación y emoción.
Las experiencias sensoriales podrán ser conectadas con el objeto del museo, que históricamente fue separado de su curriculum natural, siendo descontextualizado y generalmente «mudo». De éste modo, la experiencia en el mundo de los museos pasa a ser un retrato de la vida cotidiana, lleno de experiencias multisensoriales que proporcionan más oportunidades de desarrollo para poder «recordar el poder de la expresión», utilizando nuestros sentidos más fácilmente como lectores del conocimiento. Así, la inmersión multisensorial (teoría de la inmersión o teoría del flujo) planteada por Mihaly Csikszentmihalyi engloba una experiencia que fluye, a través de la cual una persona que realiza una actividad se sumerge por completo en una sensación de enfoque energizado, participación plena y disfrute en el proceso de la actividad. La experiencia inmersiva también es examinada por Privette y Bundrick, a la que describen como un proceso de disfrute interior que comparte similitudes con la «experiencia máxima» y el «rendimiento máximo» (nombrado por Maslow). Estos conceptos se extienden a todo el espacio del museo y su entorno, aprovechando las últimas tecnologías virtuales. Debido a las destacadas ventajas y características en la interacción, la inmersión y la imaginación, la tecnología virtual se emplea cada vez más como herramienta educativa en los museos. Y se hace sobre la base del aprendizaje multisensorial, que enfatiza la importancia de la experiencia directa y anima a los visitantes a observar y experimentar los fenómenos y reglas del mundo real usando los cinco sentidos, o al menos la mayoría de ellos. El campo de la investigación museística multisensorial es muy diversa y vibrante, pero todavía existen muchas lagunas en nuestra comprensión de cómo los sentidos pueden involucrarse por completo para obtener el máximo valor de cada visita. Podemos decir que la mayoría de los estudios al respecto se embarcan en descripciones de experiencias que resultan subjetivas e individuales.
Los museos del siglo XXI serán testigos de cómo nuestros cinco sentidos desempeñarán un papel importante en las experiencias de los visitantes. Para el área multisensorial de un museo, el análisis del efecto de comunicación de los sentidos revelará perspectivas alentadoras que permitirán crear exposiciones multisensoriales atractivas. Pero, a pesar del efecto de las exposiciones multisensoriales para atraer y cautivar al público, el potencial de los sentidos varía mucho entre individuos, por lo que aquellos con diferentes «capacidades» sensoriales nos mostrarán diferentes respuestas, lo que hace necesario nuevas investigaciones. En consecuencia, a través del análisis de datos, no podemos identificar los impactos precisos de las exposiciones multisensoriales en individuos con diversas sensibilidades y experiencias personales. Aun así, el consenso común es que los sentidos tienen un impacto directo en la satisfacción de los visitantes, lo que es más evidente cuando se involucran en conexiones emocionales que pueden desencadenar una resonancia también emocional. Actualmente, el diseño multisensorial no se limita a simples diseños superficiales para el disfrute, sino que actúa , más bien, como un catalizador y un intermediario que desempeña un papel básico, pero crítico, en el compromiso emocional, los recuerdos, la relevancia y reflexión personal.
De ser una galería de «epifanías de un solo sentido», los museos se transforman en una plataforma sensorial que intenta romper las limitaciones de la vista y el oído para ayudar a los visitantes a comprender y apreciar más el arte, la historia, la ciencia y la cultura. Lo que pretendemos enfatizar es que el público, a través de sus sentidos, es capaz de volver sobre los objetos, los fenómenos y la cultura de manera muy variada, para sentir la conexión entre él y el mundo. Las prácticas multisensoriales en nuestros museos parten de un tema significativo y adoptan «herramientas» sensoriales específicas para crear un espacio contextual; y al mismo tiempo, generan una narrativa personalizada íntimamente unida a los múltiples sentidos, dando forma así a una experiencia sensorial vívida e impresionante para todos.
Argumentamos también que el museo multisensorial no es simplemente un festín de los sentidos. La conexión sensorial exploradora de significados, a través de la participación de múltiples sentidos – incluidas experiencias visuales, auditivas, olfativas, gustativas y propioceptivas -, juega un papel fundamental en la creación de una experiencia inmersiva que estimula emoción, recuerdo y educación. Los medios de los sentidos múltiples permiten que la visita, indudablemente, mejore, ya que la experiencia se traduce en un enriquecimiento cultural y ético que, en definitiva, es la misión y la visión de una gran parte de nuestros museos modernos.
Recursos:
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Fotografía: This is colossal.
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