En su libro sobre psicología cognitiva, Ashcraft y Radvansky (2010) describieron la atención como «uno de los temas más importantes de la psicología cognitiva y uno de nuestros rompecabezas más antiguos». Ya sea examinando la atención humana en el contexto de conducir un automóvil, completar una tarea en el lugar de trabajo o participar en actividades educativas y/o recreativas, la importancia de los procesos de atención no debe subestimarse. Hablar por teléfono móvil o enviar mensajes de texto mientras se conduce puede tener un impacto desastroso en una conducción segura (y 6 puntos menos en el carnet). Los accidentes y errores en el lugar de trabajo a menudo se atribuyen a una falta de atención centrada en la tarea. No prestar atención a un profesor en el aula de la escuela puede acabar en un suspenso. Y en el caso de los museos, las distracciones que impiden poner el foco en los contenidos relevantes dejan al visitante insatisfecho y frustrado, con unos objetivos incumplidos de misión del museo.
Con algunas excepciones, el tema de la atención del visitante rara vez se ha examinado de manera integral. A menudo se hace hincapié en un resultado de atención relacionado – con el «aprendizaje», «flujo», «restauración» o «satisfacción» -, más que en los procesos que hacen posibles estos resultados. A pesar de la falta general de preocupación al respecto, varios especialistas han contribuido a nuestro conocimiento actual; entre ellos, Edward Robinson, Arthur Melton, Harris Shettel, Chan Screven, John Koran, John Falk, Giana Moscardó y Jay Rounds.
El enfoque de atención-valor que se describe aquí es relevante para toda la educación científica informal, aunque nos centraremos principalmente en el escenario de las exposiciones de los museos. – Obviamente, la educación científica informal no puede darse sin una atención comprometida -.
Dada la importancia de este tema, se requiere una investigación y una reflexión más cuidadosas que permitan entender mejor los fenómenos de la atención humana en el contexto de las exposiciones de los museos. La eficacia con la que se resuelven los problemas suele depender de la forma en que se formulan las preguntas. En lo que se refiere a la «atención del visitante», existen cinco preguntas clave que, si se responden adecuadamente, pueden ayudarnos a comprender mejor a nuestros visitantes y, en última instancia, a producir exposiciones más efectivas. Estas preguntas son:
- ¿Qué es la «atención al visitante»? ¿Cuáles son los posibles elementos de una definición integral de atención al visitante?
- ¿A qué prestan atención los visitantes mientras recorren las exposiciones? ¿Cómo reparten su atención en los entornos de exposiciones? ¿Qué factores son efectivos para captar su atención?
- ¿Por qué acuden los visitantes a los museos? ¿Cuál es la motivación para la visita? ¿Qué factores contribuyen a esa motivación a la hora de visitar, o no, un elemento de exposición en particular?
- ¿Cómo funcionan los procesos o mecanismos que explican la atención al visitante? Procesos como buscar o escanear el entorno de la exposición, o tomar decisiones sobre dónde enfocar para atraer la atención, deben entenderse si queremos diseñar experiencias que administren adecuadamente esa atención de los visitantes.
- ¿Qué factores interfieren con la atención a contenidos importantes de la exposición? ¿Cómo influyen elementos como la «fatiga», la «capacidad» y la «distracción» en la atención de los visitantes? ¿Cómo se pueden minimizar o eliminar dichos elementos?
Aunque comúnmente se enuncia como «atención al visitante», no encontramos en la literatura una definición completa. Las referencias a la «atención» suelen ser ambiguas. Por un lado, el término «atención» se utiliza para referirse a un conjunto de procesos cognitivos (por ejemplo, Koran y Koran, 1986). También se hace alusión al comportamiento manifiesto (medidas de respuesta), variables dependientes como el porcentaje de visitantes que se detienen en una exposición o el tiempo de visualización una vez que se detienen (Melton, 1935; Robinson, 1928; Serrell, 2010). Rara vez se ha hecho una distinción entre los procesos explicativos de atención y las medidas / indicadores de respuesta de este proceso (por ejemplo, visualización de exposiciones). Para desarrollar un modelo o teoría adecuada de atención al visitante, necesitamos una definición más completa y precisa. Con esta intención, te ofrecemos la siguiente:
La atención del visitante es un grupo de procesos psicológicos y fisiológicos que involucran un continuo de tres etapas (captura, enfoque y participación), siendo cada etapa sensible a una combinación única de variables independientes. Las acciones que resultan de estos procesos están motivadas por la interacción de factores personales (valor personal, interés, experiencias pasadas, etc.), factores psicológicos fisiológicos (perceptuales, cognitivos, afectivos, toma de decisiones, fatiga) y factores ambientales – sociales -, (influencia, diseño arquitectónico y de exposiciones). Entre los indicadores (variables dependientes) de atención se incluye acercarse a un objeto, detenerse, medir el tiempo, leer, hablar con otros sobre, pensar, pruebas de aprendizaje y memoria, escalas de calificación y similares. En cada etapa se produce un conjunto diferente de respuestas (indicadores).
Esta definición intenta examinar la atención de una manera integral, incorporando todos los aspectos de la misma. A continuación, vamos a intentar ampliar cada componente.
La atención como un continuo.
La definición sugiere que la progresión desde la captura hasta la participación es un continuo interconectado, y no un conjunto de fenómenos diferenciados. Los resultados relacionados, como el aprendizaje, son posibles solo cuando la atención progresa desde la captura hasta la participación.
Conjunto único de variables independientes en cada etapa.
La reacción del visitante en cada etapa depende de una combinación única de variables que influyen en los procesos de atención y en los indicadores de respuesta de la atención.
Interacción entre factores personales, psicológico-fisiológicos y ambientales.
Esta definición reconoce tres factores generales involucrados en la experiencia del visitante. Los factores personales, psicológico-fisiológicos y ambientales están constantemente trabajando juntos dentro de los procesos de atención. Este marco de interacción ayuda a explicar las motivaciones para prestar atención. Por ejemplo, los visitantes toman decisiones sobre su asistencia, o no, basándose en una combinación de beneficios y costos personales percibidos (factores personales), procesos de toma de decisiones y estados físicos (factores psicológicos y fisiológicos), y diseño y organización de la exposición (factores ambientales). Relacionamos procesos o mecanismos de nuestras observaciones para explicar la conexión entre estos factores que interactúan.
En cada etapa está presente un conjunto diferente de variables dependientes o indicadores de respuesta de atención – con diversas acciones e indicadores medibles -. Durante la etapa de captura, las acciones consisten en observar, acercarse y detenerse, para un mejor enfoque. Está implicada una reducción de la atención a un solo elemento de la exposición con exclusión de otros. En la etapa de participación, la atención se caracteriza por un examen muy centrado del contenido de la exposición, la lectura de textos, la discusión de los temas con los miembros del grupo, la reflexión sobre las implicaciones del material de la exposición, etc.
En todo momento, existen múltiples elementos alternativos a los que un individuo puede atender. Un estímulo poderoso (ruido fuerte, movimiento repentino, destello de luz) podría actuar como distracción, desviando la atención de un elemento de la exposición. Múltiples objetos compiten constantemente por esa atención. Sin embargo, si percibe que el elemento tiene un valor potencial bajo, es probable que el visitante busque otro. Una vez que se encuentra la exposición. Se asume que el valor percibido alto es una proporción (es decir, alta utilidad dividida por costos mínimos).
¿Por qué este enfoque se denomina modelo de «valor de atención»? El factor de «atención» debería ser obvio. El elemento «valor» indica que una relación de la utilidad dividida por los costos es la fuerza motivadora más poderosa para elegir el objeto de atención. Varios estudios han cuantificado la «razón de valor» usando una calificación de interés para representar la utilidad y un indicador de carga de trabajo (número de palabras en el pasaje del texto) para representar el costo. Se ha comprobado que la relación interés / número de palabras es un excelente predictivo de la cantidad de pasajes de texto que los participantes realmente leen en los estudios de simulación de museos (Bitgood, Burt y Dukes, 2009; Bitgood, 2008; Bitgood, Dukes y Abby, 2007; Bitgood, New y White, 2008).
La discusión de cada etapa del continuo de atención al visitante se divide de la siguiente manera:
- Una descripción general de la etapa.
- Los indicadores de respuesta o comportamientos asociados con la etapa.
- Una descripción de las variables que influyen en la atención en esa etapa.
- Los procesos explicativos o mecanismos que parecen estar en juego durante la etapa.
- Posibles implicaciones de diseño para el practicante.
Durante la etapa inicial, la atención está desenfocada y el visitante se somete a una gran cantidad de estímulos. Puede captar la atención mediante la orientación o la búsqueda. La orientación es una respuesta automática a un estímulo poderoso, como un ruido fuerte, y posee un valor obvio para la supervivencia de un organismo. Es más probable que se prioricen los estímulos que representan un peligro o señalan fuentes de alimento para los animales en la naturaleza. En las exposiciones, se presta atención automáticamente a un ruido fuerte, un movimiento repentino o un destello de luz, presumiblemente por razones evolutivas. Este tipo de captura de atención se ha denominado «atención impulsada por estímulos» (Corbetta y Shulman, 2002). Con demasiada frecuencia, un estímulo poderoso, como un ruido fuerte y repentino, resulta perturbador porque distrae al visitante de su búsqueda sistemática de los elementos de la exposición. Una vez distraídos, los visitantes rara vez devuelven su atención al contenido original de la exposición. Se trata de algo similar a la «inhibición del retorno» que se encuentra en la investigación psicológica: una vez distraídos, es poco probable que los encuestados regresen inmediatamente al objetivo original (Posner y Cohen, 1984).
Otro proceso de captación de atención, la búsqueda, está más orientado a objetivos (p. Ej., Corbetta y Shulman, 2002). La búsqueda es el proceso de explorar el entorno de la exposición con el fin de encontrar algo de posible utilidad (algo interesante, familiar, etc.). Puede ser secuencial (en serie) o simultánea (en paralelo). Las búsquedas secuenciales examinan un objeto tras otro hasta que se da con algo de interés. Los buscadores simultáneos escanean todo un complejo de estímulos y buscan algo que «sobresalga», como un objeto grande o de forma inusual. Las acciones durante el proceso de búsqueda incluyen observar un contenido de la exposición, acercarse a él y detenerse para observarlo.
Corbetta y Shulman (2002) describen los siguientes ejemplos de atención impulsada por objetivos y estímulos en un museo de arte:
Imagínese en el Museo El Prado de Madrid mientras un guía explica el cuadro El jardín de las delicias del pintor flamenco del siglo XV El Bosco. El Bosco representa un mundo fantástico, surrealista y satírico, que contrasta con todo lo representado hasta ese momento. Las palabras del guía nos dan una pista para atender a diferentes aspectos de la pintura, como su color, configuración espacial o significado. Por ejemplo, si se observa «un animal pequeño que toca un instrumento musical», podemos usar esta información para detectar al conejo tocando el cuerno cerca de un dado blanco y negro. El conocimiento y las expectativas nos permiten centrarnos en elementos, partes o detalles de una escena visual que, de otro modo, podríamos haber pasado por alto. La cognición ayuda a la visión al permitir que el cerebro cree, mantenga y cambie una representación de lo que es importante mientras escaneamos una escena visual.
En el otro extremo, la percepción visual puede estar dominada por eventos externos. Inicialmente, nuestros ojos pueden verse atraídos por los objetos más destacados de la pintura, como el gran instrumento musical de madera (un laúd en construcción) en el centro de la escena, y no por los más sutiles, que son discutidos por el/la guía. Un evento podría incluso distraernos de la pintura por completo. Si un sistema de alarma comenzara a sonar y a destellar en una sala cercana, la atención de todos se dirigiría instantáneamente hacia la fuente de la alarma. Los eventos inesperados, novedosos, destacados y potencialmente peligrosos tienen una alta prioridad en el cerebro y se procesan a expensas del comportamiento continuo y la actividad neuronal (Corbetta y Shulman, 2002; pag. 201).
Por otro lado, el agotamiento mental o el cansancio pueden ser un problema muy común en los museos, especialmente para el visitante que intenta leer todas o la mayoría de las cartelas, algunas (la mayoría) muy difíciles de entender, intentando comprender la mayor parte de lo que experimenta.
La saciedad sobre los objetos expuestos parece ser común en exposiciones que contienen objetos muy repetitivos de carácter similar. Por ejemplo, es probable que uno se sienta saturado después de ver un contenido de exposición extenso y homogéneo, con una gran cantidad de muestras de jarrones, conchas marinas, rocas u obras de arte con poca variación en el diseño, pues es esa variedad en las experiencias de visualización y los descansos lo que, probablemente, minimice la saciedad.
La toma de decisiones parece cambiar gradualmente a medida que un individuo experimenta fatiga o saciedad. Los visitantes se vuelven más selectivos en el objeto de su atención cuando se cansan o se aburren. Se detienen, entonces, ante menos elementos de la exposición, cambian de salas de exhibición con más frecuencia y es hasta probable que abandonen el museo cuando perciban procesos similares a la fatiga.
Por todo ello, se requiere una investigación adicional que pruebe y refine el modelo de valor de atención. Si bien ninguna teoría o modelo llega a ser perfecto, confiamos en que el enfoque actual conduzca a una investigación beneficiosa y sea de utilidad práctica para los profesionales de los museos.
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