¿Qué significa que un museo sea empático y cercano en el 2021? ¿Cómo ha cambiado la respuesta a esta pregunta en los últimos 20, 50, 100 años? ¿Quién define los términos «ser empático y cercano»? Como profesionales de museos e investigadores, analizamos esta cuestión desde diversas perspectivas: ubicación, precios de entradas, espacios físicos, idiomas, presencia del personal, etc. Hoy examinaremos el concepto de bienvenida a los museos a través de la lente de la evaluación y la investigación. Los museos pretenden que todos sus visitantes se sientan bienvenidos, pero ¿ cómo pueden medirlo? ¿ Son las exposiciones, los programas y las experiencias del museo realmente amigables para todos los públicos? ¿De qué manera la evaluación es parte del proceso de examen de bienvenida?
Cuando en un estudio se pidió a los profesionales de los museos que contaran historias sobre una experiencia de aprendizaje fundamental que hubieran vivido en los museos, muchos citaron experiencias específicas de la infancia; fueron éstas las que finalmente los llevaron a seguir carreras en los museos (Spock, 2000). Los recuerdos del museo compartidos en el artículo de Michael Spock giran «en torno a una colección, un objeto, una exposición, una cadena de experiencias relacionadas y un programa extendido» (p. 21). Las historias representan tanto a los profesionales de los museos que, como nosotros, frecuentábamos los museos en nuestra infancia, como a otros que no tuvieron estas experiencias previas. De cualquier manera, se sugiere que la memoria sobre los museos puede tener un impacto duradero y desarrollarse a partir de una miríada de experiencias. Creemos que los evaluadores deben estar en sintonía con la multitud de vivencias que los visitantes experimentan, tanto dentro como fuera del museo. Por ello, debemos diseñar herramientas que midan el aprendizaje y la memoria utilizando las «cinco categorías propuestas por Spock (colecciones, objetos, exhibiciones, cadena de experiencias, programas extendidos), así como a través de las múltiples experiencias que se producen en un museo.
Nos preguntamos cuáles son las prácticas de evaluación de museos que faltan. A medida que los museos, las exposiciones y los programas abordan la diversidad, la equidad, el acceso y la inclusión, ¿se mantienen actualizadas las prácticas y metodologías de evaluación? ¿Pueden éstas ayudar a liderar la tan necesaria transformación?
Los archivos de «Curator: The Museum Journal» nos ofrecen una historia fascinante sobre la evaluación de museos y sobre qué tipo de visitantes han sido más investigados. Parece ser que antes de la década de 1990, las cuestiones demográficas incluidas en los estudios de evaluación o de investigación de audiencias eran limitadas. Según una revisión de la literatura sobre evaluación de museos realizada por Gloria Zyskowski (1983), las características demográficas utilizadas en la mayoría de los estudios eran el sexo, la edad, el nivel de educación y las visitas previas al museo. Quedaban excluidas variables de identidad clave, como la raza, la discapacidad y los ingresos del hogar. En la década de 1990, aparecieron algunos artículos en Curator que discutían explícitamente sobre la diversidad de visitantes vinculada a la discapacidad y a su relación con los problemas de accesibilidad (Majewski y Bunch, 1998; Kalisher, 1998, Davidson, Heald y Hein, 1991), y a las poblaciones de minorías raciales y étnicas (Kahn, 1994). Esto sugiere que durante muchos años, lo que sabíamos acerca de la efectividad de las experiencias de los museos, cualquiera que fuera la métrica, no incluía el conocimiento de aspectos importantes de la identidad, particularmente la de aquellos que históricamente han sido marginados en muchos países, como Estados Unidos.
Más allá de los archivos de Curator, una búsqueda de la revista «Visitor Studies» (y su predecesora, «Visitor Behavior») centrada en la investigación de la audiencia, reveló varios artículos sobre las identidades de los visitantes de los museos. La motivación y la identidad van de la mano, como lo describe John Falk a través de sus «cinco motivaciones de visitantes relacionadas con la identidad» (Falk, 2006, 2011; Falk, Heimlich y Bronnenkant, 2008). Dawson y Jensen (2011) critican el modelo de Falk, expresando su preocupación en cuanto a «eludir la demografía estándar o factores contextuales, como raza / etnia, género, clase y edad» (p. 129). Comprender las motivaciones de los visitantes aclara quién entra o no por las puertas, si bien éstas no necesariamente abordan cuán acogedor o no es el museo para su diversa comunidad. Explorando en los archivos de la publicación histórica, «Visitor Behavior», llamó nuestra atención un número completo de 1993 (Volumen 8, Número 2), disponible como acceso abierto, dirigido a personas negras y afroamericanas en museos y al pluralismo multicultural. En él se articulan las diferencias raciales de las visitas a los museos, y busca comprender quiénes y por qué lo hacen, arrojando luz sobre la comprensión de las decisiones de ocio de los afroamericanos. Mucho de lo que se plantea en estos artículos, incluida la forma de involucrar a audiencias más diversas, son discusiones que, a día de hoy, todavía se producen entre los profesionales de los museos.
Las prioridades de financiación también han moldeado la evaluación de los museos y su enfoque a lo largo de los años. Gran parte de lo que se sabe sobre el aprendizaje en museos proviene de «hallazgos y herramientas de medición arraigadas en las ciencias». Con respecto a los resultados en los que se han centrado este tipo de estudios, existe una gran cantidad de literatura centrada en el desarrollo de la identidad en los campos STEM y en el desarrollo futuro de la fuerza laboral. En 2009, la influyente ONG estadounidense National Academy of Sciences publicó el informe «Aprender ciencias en entornos informales: personas, lugares y actividades». Al año siguiente, se dedicó un número completo de Curator (Volumen 53, Número 2) con las respuestas de los profesionales de los museos al informe, desde la perspectiva de otras disciplinas (arte, historia, medios digitales), programación y evaluación. Toda esta información sigue siendo importantes diez años después.
Las evaluaciones basadas en museos suelen ser muy localizadas y contextuales, lo que ofrece ventajas e inconvenientes. Por un lado, los hallazgos no siempre se traducen fácilmente a otros entornos. Por otro, la capacidad de personalizar las preguntas y los procesos de evaluación para los participantes y el programa y, sobre todo, poder basarse en el contexto cultural en el que se lleva a cabo la evaluación, son imprescindibles para que los participantes se sientan abiertos a colaborar. La práctica de la «Evaluación Culturalmente Sensible» está guiada por la creencia de que las culturas entienden, articulan y utilizan la evaluación de diferentes maneras y, sobre todo, saben qué procesos y resultados son los mejores para su grupo cultural. Si bien, no hay dos comunidades exactamente iguales, cuando pensamos en crear y evaluar espacios acogedores, debemos ser más intencionales, antirracistas y empáticos, como sugieren los artículos recientes citados en este número virtual.
Elaine Gurian (2014) ofreció una serie de preguntas críticas para que el personal del museo reflexionara acerca de sus suposiciones sobre los visitantes, el propio personal, el conocimiento y la comunidad. En 2016, colegas de todo el sector de los museos se reunieron para la «primera convocatoria de Museos y Carrera (Fischer, Anila y Moore, 2017), una reunión centrada en el racismo sistemático en los museos. Lo que surgió de esa reunión fue una lista de recomendaciones de trabajo específico para gente blanca, gente de color, aliados de profesionales e instituciones de museos. En el «Empathetic Museum» (Jennings et al, 2019), los autores sugieren que las instituciones del museo comunican un «lenguaje corporal» que impacta sobre los visitantes. La identidad institucional está formada por todas las personas que trabajan allí, y deben superar las tradiciones de aislamiento, éxtasis y silencio de los campos del museo. Según ellos: «El verdadero cambio solo vendrá a través de una evaluación honesta de la cultura interna y externa de las prácticas, incluido un proceso de descolonización y el rechazo de la supremacía blanca sistémica» (p. 13). Los autores de estos artículos, que representan a muchos museos, posiciones e identidades diferentes, instan a los profesionales de los museos – especialmente a aquellos que siempre se han sentido bienvenidos y cómodos -, a examinar críticamente nuestras identidades personales e institucionales antes de hacer más afirmaciones evaluativas generalistas.
Un museo es más que su colección, exposiciones y programas. Los museos son sobre, por y para las personas. Su personal debe representar a las comunidades a las que sirven y sus voces han de ser valoradas para desconectar la autoridad y el poder que suelen tener los líderes de los museos. Las evaluaciones y el trabajo de los evaluadores pueden ayudar a romper esa autoridad, facilitándonos así la colaboración para articular metas, documentar los resultados y liderar la creación de significado colectivo (por ejemplo, Korn, 2017). Hacerlo aumenta la probabilidad de que «las exposiciones y actividades problemáticas sean reconocidas y revisadas antes de ser realizadas […] ayudando a que el museo sea un lugar más acogedor para visitantes de todos los orígenes» (Gilbert, 2016, p. 137).
Hacemos un llamamiento a los profesionales de los museos, incluyéndonos a nosotros mismos, especialmente a los evaluadores, para que examinen su identidad personal e historia con los museos, y reconozcan los prejuicios que existen en el trabajo. En base a lo que hemos aprendido a través de la revisión de los archivos de Curator y nuestro propio trabajo, reconocemos que algunos problemas son estructurales, pero también sociales, culturales y personales. Alentamos a todos los profesionales de los museos a cuestionar sus prejuicios y suposiciones utilizando recursos accesibles, revisando y discutiendo las prácticas de evaluación culturalmente sensibles y empleando las herramientas necesarias para transformar verdaderamente nuestros museos en espacios acogedores para todos.
Consultas: info@evemuseos.com
Recursos:
Alice Anderson, Ed.M. y Dra. Michelle A. Mileham (2020): Welcome to the Museum: Re!ecting on Representation & Inclusion in Museum Evaluation. Curator: The Museum Journal, on line. [En inglés].
Baldwin, J. (2020): If You Don’t Close the Museum Salary Gap, You Perpetuate It. [En inglés].
Baldwin, J. (Ed.) (2016): A Call for Gender Equity in the Museum Workplace. [En inglés].
Dawson, E. y Jensen, E. (2011): Towards a contextual turn in visitor studies: Evaluating visitor segmentation and identity-related motivations. Visitor Studies, 14(2), 127-140. [En inglés].
Doering, Z. y Storksdieck, M. (2010): Special Issue on Science. Curator: The Museum Journal, 53(2). [En inglés].
Davidson, B., Heald, C. L. y Hein, G. E. (1991): Increased exhibit accessibility through multisensory interaction. Curator: The Museum Journal, 34(4), 273- 290. [En inglés].
Falk, J. H. (2006): An identity‐centered approach to understanding museum learning. Curator: The Museum Journal, 49(2), 151-166. [En inglés].
Falk, J. (2011): Contextualizing Falk’s identity-related visitor motivation model. Visitor Studies, 14(2), 141-157. [En inglés].
Falk, J. H., Heimlich, J. y Bronnenkant, K. (2008): Using identity‐related visit motivations as a tool for understanding adult zoo and aquarium visitors’ meaning‐making. Curator: The Museum Journal, 51(1), 55-79. [En inglés].
Fischer, D., Anila, S. y Moore, P. (2017): Coming Together to Address Systemic Racism in Museums. Curator: The Museum Journal, 60(1), 23-31. [En inglés].
Gilbert, L. (2016): Loving, knowing ignorance: A problem for the educational mission of museums. Curator: The Museum Journal, 59(2), 125-140. [En inglés].
Gurian, E. H. (2014): Intentional Civility. Curator: The Museum Journal, 57(4), 473-484. [En inglés].
Harris, L. A. (2017): The National Science Foundation: FY2018 Appropriations and Funding History. Congressional Research Service. [En inglés].
Jennings, G., Cullen, J., Bryant, J., Bryant‐Greenwell, K., Mann, S., Hove, C. y Zepeda, N. (2019): The Empathetic Museum: A New Institutional Identity. Curator: The Museum Journal, 62(4), 505-526. [En inglés].
Kahn, D. M. (1994): Diversity and the Museum of London. Curator: The Museum Journal, 37(4), 240-250. [En inglés].
Kalisher, E. (1998): Reexamining diversity: A look at the deaf community in museums. Curator: The Museum Journal, 41(1), 13-35. [En inglés].
Korn, R. (2007): The case for holistic intentionality. Curator: The Museum Journal, 50(2), 255-264. [En inglés].
Majewski, J. y Bunch, L. (1998). The expanding definition of diversity: accessibility and disability culture issues in museum exhibitions. Curator: The Museum Journal, 41(3), 153-160. [En inglés].
Spock, M. (2000): When I Grow Up I’d Like to Work in a Place Like This: Museum Professionals’ Narratives of Early Interest in Museums. Curator: The Museum Journal, 43(1), 19-31. [En inglés].
Zyskowski, G. (1983): A review of literature on the evaluation of museum programs. Curator: The Museum Journal, 26(2), 121-128. [En inglés].