Conocimiento de los Visitantes de Museos

Conocimiento de los Visitantes de Museos

 

Muchos museos clasifican a su audiencia según los datos demográficos. De hecho, esta es la práctica más común en los estudios de visitantes realizados por los propios museos, que nos ofrecen una idea sobre todos esos grupos (de una manera totalmente genérica). Esta información puede analizarse cuantitativamente y utilizarse en informes para describir los diferentes tipos de público. Sin embargo, no nos ayuda a responder a interrogantes importantes sobre el motivo de la visita. ¿Cómo podemos, entonces, diseñar exposiciones que capten el interés de nuestros visitantes si no entendemos bien por qué nos visitan?

Los visitantes aportan a los museos sus experiencias propias y las compartidas, así como sus motivaciones, que son variadas y complejas. Falk y Storksdieck (2005) y Falk (2009) intentaron abordar y comprender la interconexión de la identidad, el aprendizaje y las motivaciones de los visitantes de los museos. Detectaron cinco identidades diferentes:

  1. Los exploradores están impulsados por su curiosidad personal, su deseo de descubrir cosas nuevas.
  2. Los facilitadores visitan el museo en nombre de los intereses especiales de otros en la exposición o del tema principal del museo.
  3. Los buscadores de experiencias son aquellos visitantes que desean ver y experimentar un lugar, como los turistas.
  4. Los aficionados profesionales poseen conocimientos específicos sobre el tema de una exposición y unos objetivos específicos en mente.
  5. Los recargadores buscan una experiencia contemplativa o reparadora, a menudo para «dejar salir algo de presión de sus sistemas».

Es importante tener en cuenta que no todos los visitantes encajan perfectamente en los grupos que hemos mencionado. Las familias pueden tener algunas motivaciones diferentes. Esto no significa que debamos desarrollar exposiciones que respondan a las diferentes identidades; se trata, más bien, de entender que existen motivaciones diversas dependiendo de quién viste nuestras exposiciones. La experiencia de un museo es muy amplia, al igual que las expectativas de sus audiencias.

Cuando se han diseñado y producido exposiciones dirigidas a niños de 7 a 11 años, han resultado igualmente populares entre los «no tan niños». De hecho, se han podido ver en Twitter numerosas imágenes de adultos en este tipo de exposiciones con disfraces arrastrándose por el suelo en espacios originalmente diseñados para un público muy joven. Las motivaciones para las visitas y la demografía deben examinarse, por tanto, desde una perspectiva diferente. La finalidad es poder ser más experimentales en nuestro pensamiento sobre la definición de audiencias y la comprensión de sus motivaciones, y aplicar toda esa información al diseño y producción de exposiciones, tanto permanentes como temporales.

Debemos considerar a las audiencias no solo como datos demográficos extensos, sino como personas con una gran variedad de influencias, conocimientos previos y expectativas. A partir de aquí, la forma en que presentemos las colecciones se podrá interpretar de muchas formas diferentes.

Los visitantes acuden a nosotros con una gran variedad de experiencias y conocimientos. La forma en que aprenden también es diferente. Howard Gardner sugiere las «Inteligencias múltiples», que muestran cómo un individuo es capaz de aprender y mostrar una gama más amplia de potencial humano: visual-espacial, corporal-cinestésico, musical, interpersonal, intrapersonal, naturalista, lingüístico y lógico-matemático. Gardner sostiene que «los estudiantes aprenden de maneras que son identificables y distintivas. El amplio espectro de estudiantes, y tal vez la sociedad en su conjunto, estaría mejor atendida si las disciplinas se pudieran presentar de maneras diversas y el aprendizaje se evaluara a través de una variedad de medios».

El aprendizaje se produce a lo largo de toda nuestra vida, y las visitas a los museos formarán parte siempre de esas experiencias de aprendizaje, se quiera o no. Y esto es así tanto si el público aprende algo específico o contribuye a su propia comprensión sobre un tema, como si la visita enriquece sus ideas o amplía la visión que poseía del mundo. Todos tenemos conocimientos previos diferentes y le damos sentido a nuestras experiencias de muchas maneras. Los visitantes interactúan entre sí y con las exposiciones. De este modo, cada visita a un museo es una experiencia única definida por cada persona, con sus necesidades y prioridades de ese día.

Archer menciona algunas formas de poder ayudar a los visitantes a participar en la creación de significados y vincular así sus experiencias en el museo con sus propios intereses, conocimientos, valores, experimentando su habitus y capital humano (Archer et al, 2016).

El habitus y el capital de una persona también son capaces de influir en sus aspiraciones a la hora de la visita. Los museos pueden desanimar a los visitantes cuyas experiencias de vida apenas conectan con la visión del museo, o hacer que esa visita no acabe siendo relevante para sus vidas (Dicks, 2016). De hecho, a través de algunas consultas que se han realizado con las comunidades locales, son muchas las personas que se muestran ansiosas por visitar un «gran» museo. Sin embargo, en numerosas ocasiones, éste se contempla como un espacio «no apto» para todos. Igual que existen visitantes que entran a los museos con actitud de reverencia, otros – los que lo visitan con frecuencia – acceden a él como si fueran los dueños del lugar. Por ello, antes de que un visitante comience su aventura recorriendo las salas del museo, sus ideas y prejuicios sobre qué esperar se habrán visto influenciados de antemano.

Las barreras físicas de un museo, el lenguaje de orientación visual, el acceso e, incluso, las ideas preconcebidas de la comunidad contribuyen a que las personas entiendan el museo como un lugar para ellos, un espacio comunitario, o no. La investigación de Elaine Gurian explora cómo el espacio de un museo puede percibirse como acogedor e inclusivo para las comunidades. Son muchos los estudios realizados sobre los museos, en cuanto espacios para la interacción social, el aprendizaje informal y la democracia cultural, y todos han influido en la forma de diseñar y planificar las estrategias de participación individual y comunitaria en cualquier tipo de museo.

Recurso bibliográfico:

NEMO (2020): Enganging visitors in natural history museums. The Learning Museum Group Report.


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