El futuro de la narración de historias en nuestros museos es de una gran responsabilidad. Los museos siguen siendo nuestros custodios culturales y por eso deben conectar con una sociedad en constante evolución. Las decisiones que tomemos ahora los profesionales, determinarán cómo serán los museos del mañana y cómo se desarrollarán nuestras comunidades. Las nuevas generaciones reflexionarán sobre los espacios culturales que estamos creando hoy, y nos mostrarán a través de sus visitas – o la ausencia de ellas – cómo aprenden y se involucran con ellos.
Numerosos profesionales de museos se hacen la misma pregunta: ¿cuál es el futuro de la narrativa museística? La variedad de enfoques que podemos obtener como respuesta a esta cuestión resulta inspiradora y, al mismo tiempo, algo abrumadora. Uno de esos enfoques tiene que ver con la importancia de diseñar un contenido «comunitario». Sabemos lo interesante que resulta involucrar a nuestras diversas comunidades de formas nuevas y más potentes. A partir de aquí, podemos formular otras preguntas esenciales cuyas respuestas nos pueden proporcionar soluciones transformadoras.
¿El museo tradicional ha dejado de ser acogedor para grandes sectores de nuestra sociedad?
Partimos de la premisa de que los museos tradicionales, con frecuencia, se encuentran en comunidades exclusivas – no inclusivas -, siguiendo la tradición histórica de compartir narrativas desde una perspectiva de privilegio curatorial y erudito. El futuro de la narración está en abrir la puerta a múltiples opciones, si bien esta apertura no implica que las comunidades nuevas y diversas se sientan automáticamente bienvenidas al museo.
¿Cómo podemos generar confianza en las comunidades desatendidas?
Dupe Ajayi es el estratega de marketing interseccional de una de las instituciones artísticas y culturales más nuevas de la ciudad de Nueva York: The Shed. Ajayi considera importante construir una cultura de bienvenida en el tejido organizativo de cada institución. The Shed comenzó el proceso entretejiendo este objetivo en su declaración de misión, que recoge: «Impulsados por nuestra creencia de que el acceso al arte es un derecho y no un privilegio, presentaremos experiencias emocionantes y atractivas para nuestras comunidades y en nuestro tiempo».
Esta declaración habla de importantes elecciones programáticas: el diseño de sus espacios y sus materiales publicitarios, la estructura de precios para la emisión de entradas, las oportunidades de asociación y las interacciones entre los miembros del personal y sus audiencias.
Para Mirjam Sneeuwloper, del Museo de Amsterdam, generar confianza en su ámbito comunitario fue un proceso que llevó muchos años. Como parte del esfuerzo de crear una exposición sobre «Historias Transgénero» en el museo, trabajó con miembros de la comunidad y diversas organizaciones. Les invitaron a compartir sus historias y trataron de generar una exposición y un espacio en el que se sintieran seguros e identificados. Tanto el personal profesional como los participantes de la comunidad aprendieron en este proceso. Juntos, utilizaron los conocimientos adquiridos para organizar posteriores exposiciones, fortaleciendo las relaciones con la comunidad y empoderando a los participantes.
¿Cómo podemos llegar mejor a las comunidades menos favorecidas?
Charles Phillipp considera que es preciso acercar el museo a las personas. Según él, existe una «desigualdad en el conocimiento y el empoderamiento», que atribuye a la tendencia de los museos tradicionales a ubicarse en áreas de privilegio erudito. Propone crear «una red de fragmentos de museos, ubicados en lugares cotidianos como bibliotecas y hospitales, transformando los espacios comunes en un bien común». Phillipp llama a esos fragmentos museos MICRO. Cada uno de ellos mide 3 metros de altura, es portátil y se involucra con un tema intrigante. Hace el ejercicio de imaginar una red de museos MICRO que se extienda por todo el país, con la esperanza de que se convierta «en el museo más visitado».
Bill Adair, del Centro Pew para las Artes y el Patrimonio, comparte cómo dicho centro financia la programación que traslada la narración museológica a las calles de Filadelfia. Adair afirma que, «Philly está en crisis; comunidades enteras están desapareciendo, y edificios abandonados están siendo demolidos, por todas partes». El evento conmemorativo patrocinado por el Centro Pew, «Un funeral para un hogar» generó un momento catártico, al narrar la historia de uno de esos edificios y conseguir, al mismo tiempo, alzar las voces de la comunidad.
La narradora Denise Valentine, forma parte de otro proyecto financiado por el Centro Pew. Valentine salió a las calles de Filadelfia en busca de historias y material para una exposición en el Museo de Arte de Filadelfia. Denise se manifiesta sobre los altibajos de un proceso «inolvidable y de reconexión» y sobre el «mapa de la historia» de la ciudad. Ella imagina el museo como un «lugar donde las narraciones de los esclavizados, los encarcelados, los desplazados y los marginados se tienen en tan alta estima como las ideas eurocéntricas sobre el arte, la historia y la cultura».
¿Cómo podemos amplificar las voces de los no representados?
Para Alice White y Kirsten Riley, de la Colección Wellcome, el contenido digital – sorprende la gran variedad que proporcionan a su público – ofrece múltiples soluciones para el futuro de la narración. Desde webcomics hasta blogs; desde historias fotográficas hasta series en línea; todas ellas aportan un toque diferente. Su lema es «ofrecer plataformas a las personas, y así darles poder». Por lo tanto, una gran parte de su contenido es de crowdsourcing; invitan a los miembros de la comunidad a presentar sus ideas. Pero aún hay más. Ayudan a la audiencia en el proceso de convertirse en autores. Proporcionan la edición y obtención de imágenes y publican el trabajo en múltiples plataformas, desde su sitio web hasta los medios sociales. Animan a los editores amateurs a explorar temas únicos. Esto conecta el centro de bienvenida con otras audiencias y, a su vez, atrae nuevas voces al sitio del centro para amplificar su mensaje.
David Eng, del Museo Nacional de la Vivienda, se manifiesta sobre un problema inusual. Este museo histórico ha alcanzado su capacidad máxima de 275.000 visitantes anuales. Pero su «historia» va más allá de los edificios de ladrillo y mortero que habita. El Museo Tenement muestra una docena de narraciones sobre inmigración dentro de sus muros, si bien existen muchas más que no son mencionadas. Con la creación del sitio web «Tu historia, nuestra historia», el museo ha ampliado su alcance y audiencia, y se ha permitido invitar a algunas personas a compartir sus vivencias sobre inmigración – como parte de una exposición – mediante el uso de la narración digital en línea. Actualmente, el sitio cuenta con más de 6.000 narraciones que nos muestran «el tapiz cultural que conforma un país».
¿Cómo podemos diseñar exposiciones sobre nuestra comunidad?
Victoria Lee y Ashley Holmes del Museo de Arte e Historia de Santa Cruz, presentan su exitoso enfoque comunitario para el diseño de exposiciones. En su primera exposición ponen de manifiesto el apoyo a los residentes, a los que dan la oportunidad de compartir «sus historias, sus palabras y en sus términos». Victoria y Ashley dirigieron un complejo proceso de diseño de exposición con la intervención de 800 colaboradores. El proceso es el siguiente: En un primer momento, identifican el problema de la comunidad que se quiere abordar. A continuación, buscan socios de dicha comunidad para que trabajen en el proyecto y se reúnen con sus colaboradores. Co-diseñan todos los aspectos de la exposición, promoviendo una llamada a la acción para organizar el evento con sus experiencias. El museo obtuvo grandes picos de asistencia, mejor cobertura de prensa y un aumento en el voluntariado. El proyecto resultó exitoso a muchos niveles, tanto es así que se está replicando en todo el estado de California.
¿Cómo puede un museo pequeño, con un personal y un presupuesto limitados, implementar estos grandes esfuerzos?
Tus esfuerzos no tienen que ser enormes, solo reflexivos. Jeff Martin explica que el Museo de Arte Philbrook en Oklahoma es pequeño en comparación con otros museos estatales del país. El personal del museo pretendía encontrar formas de proporcionar un mayor acceso a la comunidad. Analizaron sus recursos y trataron de ir más allá de lo económico. Así crearon «Me Time Mondays», con la idea de abrir el museo un lunes al mes para que una persona externa se haga cargo del museo físico y dirija los medios de comunicación social. El museo ha conseguido aumentar su visibilidad y reputación.
¿Qué sucede si su museo no está listo para participar en la narración del futuro?
Seth Godin enumera todas las excusas que relanzan la acción de innovar: «Siempre parece ser demasiado pronto. Ninguno de nosotros está listo. Todos tenemos miedo. Todos pensamos que alguien más debería hacerlo primero». Godin nos reta a convertirnos en líderes, a ser los que prediquemos con el ejemplo; dar el salto peligroso».
Si los museos van a ser relevantes para las generaciones futuras, sus profesionales no pueden mostrarse temerosos a la hora de innovar. Es preciso mirar hacia adelante y dar ese «salto peligroso»; encontrar nuevas y sorprendentes formas de relacionarnos con nuestra audiencia que es cada vez mayor y diversa. Hemos de esforzarnos por compartir historias que reflejen el espectro completo de la comunidad multicultural que nos rodea. Debemos abordar juntos el nuevo futuro de la narración de historias, intercambiando ideas por teléfono, conectándonos tomando un café o participando en conferencias que nos hablen del futuro de los museos. Compartiendo historias de éxito y fracasos, con colegas de todo el mundo, podemos aprender unos de otros y potenciar, así, nuestros museos y las comunidades a las que apoyan.
Recurso bibliográfico:
Amy Hollander (2019): Reflections on the Future of Museum Storytelling. Conferencia – Museum Next. Puedes encontrarlo on line en: https://www.museumnext.com/article/reflections-on-the-future-of-museum-storytelling/
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