Cartelas, Audiovisuales e Interpretación

Cartelas, Audiovisuales e Interpretación

 

Para comenzar, necesitas comprobar que tus cartelas serán leídas por los visitantes durante un promedio de dos segundos cada una, así que te conviene centrar la idea principal en la primera frase. Por otro lado, las cartelas (etiquetas) deben mostrarse claramente y a una altura adecuada para que puedan leerse, al pasar, sin ninguna dificultad. Hemos visto algunas colocadas en el suelo y al tuntún, algo totalmente inaceptable.

El uso de imágenes puede ser muy efectivo cuando se incorporan e incluyen en las cartelas. Además de ser útiles para dividir el texto, pueden aportar al tema tanto como las propias palabras.

Haz que tus frases sean breves, maneja la síntesis con soltura. Las largas secuencias de texto a veces son difíciles de leer para nuestros visitantes, y no digamos para los niños. Los lectores pueden perder fácilmente el hilo de lo que pretendes explicar. La sucesión de cartelas con textos infinitos resultan insufribles, y consiguen provocar la fatiga del museo demasiado pronto.

Averigua el nivel de lectura de tu público objetivo, teniéndolo muy en cuenta mientras estés redactando las cartelas. Evita la jerga erúditica, florida y rimbombante y, cuando se requieran términos especializados, ofrece definiciones. Considera incluir otros idiomas en las cartelas y guiones gráficos.

Piensa también en los visitantes con discapacidad visual. Asegúrate de que la impresión utiliza al menos texto de 18 puntos para que sea lo más legible posible. Recuerda también que la luz del espacio expositivo puede ser más tenue que la que se precisa en condiciones normales de lectura.

La forma más sencilla de producir una cartela es imprimir texto en negro sobre papel blanco o claro, y luego montarlo en cartón pluma con la ayuda de una barra de pegamento o spray-mount.

Se pueden realizar cartelas perfectamente correctas usando programas como Microsoft Word o  Publisher (hay un montón de software disponibles). Adobe InDesign o Illustrator son algo más avanzados, adecuados para profesionales del diseño gráfico y muy efectivos para diseñar cartelas (si los aprendemos a manejar).

Emplear a un diseñador gráfico es también una buena opción, especialmente para paneles gráficos ilustrativos más grandes. Es fácil encontrar hoy en día personas con estas habilidades creativas, aparte de que la impresión se está volviendo mucho más asequible. Asegúrate de tener una idea clara sobre lo que necesita el diseñador para poder hacer correctamente su trabajo. Comunícale (briefing) claramente tus necesidades para evitar sobrecostos y errores de planteamiento.

Las letras producidas en vinilo son fabricadas por la mayoría de los rotulistas; resultan muy apropiadas  para títulos de exposiciones y se pueden aplicar de manera muy efectiva en paredes, vidrio, materiales acrílicos como perspex e incluso tableros de espuma o cartón pluma.

No te olvides de diseñar un panel donde agradecer a todos los que hayan contribuido, de alguna manera, a la exposición.

Por otro lado, la tecnología audiovisual (AV) puede dar una dimensión extra a una exposición. Si vas a hacer uso de ella, planea incluirla desde el principio. Proporciona asientos en la sala para que los visitantes puedan visualizar las pantallas AV cómodamente. Los reproductores de DVD son muy asequibles y razonablemente libres de mantenimiento. Pueden emitir sonido e  imágenes fijas y en movimiento.

Los marcos de fotos digitales constituyen otra alternativa AV bastante rentable. Son idóneas para presentaciones de diapositivas, y se pueden montar o enmarcar para adaptarse a cualquier tipo de exposición.

Piensa que la música mejora el estado de ánimo de los visitantes. Las historias personales en un reproductor de CD o MP3 resultan asequibles y fáciles de producir. Si presentas dificultades con la tecnología, pregúntale a cualquier adolescente que tengas cerca, los sobrinos y sobrinas son muy útiles en estos casos.

La sutileza es la clave. El sonido puede viajar lejos, así que asegúrate de que los bailes (bocinas) no sean demasiado potentes o estén a un volumen muy alto. Comprueba que los sonidos no se pisen unos a otros, eso distrae a los visitantes. Los cortometrajes de no más de cuatro minutos son los más adecuados si lo que pretendes es mantener la atención del público, sobre todo de los niños. Mantén un metraje ágil y de corta duración. Es preferible secuenciar el audiovisual en varios cortos a producir uno largo.

Piensa en dónde ubicar tus bailes y monitores. Necesitan estar seguros y a salvo del vandalismo. Colócalos a la altura correcta para operar y visionar, pero fuera del alcance de manos curiosas y/o traviesas. Si es necesario, enmascara los controles.

La tecnología puede tener el inconveniente de «deteriorarse» después de unos años, especialmente si se utiliza con frecuencia. Asegúrate de disponer de presupuesto para reemplazos y guarda copias de garantías y facturas de compra. Haz un uso moderado de la tecnología. Recuerda, una vez que nos comprometemos con ella, debemos aseguraros de que siempre esté en funcionamiento, de que no falle. A nadie le agrada leer señales que digan: «fuera de servicio».

Recurso:

David Luoni, Oficial de Proyectos de Patrimonio, Consejo de Distrito de Gore, en el Museo Mataura (2017): Técnicas de exposición. He Rauemi Resource Guide. Te Papa Museum Guides. Issue Nº 27.


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