Tipologías de Innovación en el Arte y la Cultura

Tipologías de Innovación en el Arte y la Cultura

 

Desde hace relativamente poco tiempo, hemos empezado a tener acceso a estudios que abordan el tema de la clasificación de la innovación aplicada a las instituciones culturales, y que reflexionan sobre algunos tipos de innovación específicos de la esfera cultural (Zolberg, 1980; Thomasson, 2010; Varbanova, 2013; Lewandowski, 2014). Autores como Garrido o Camarero (2010, p. 219) nos aportan algunas diferenciaciones sobre el concepto de innovación aplicada:

  1. Innovaciones de productos relacionadas con la prestación de nuevos servicios, actividades y mejoras o variaciones relacionadas con las obras exhibidas.
  2. Innovaciones técnicas y tecnológicas relacionadas con la implementación de tecnologías en el ámbito de los productos, servicios y procesos de producción.
  3. Innovaciones organizativas y de gestión relacionadas con las estructuras organizativas y los procesos administrativos.

Es importante destacar que las innovaciones relacionadas con la comercialización y difusión de los museos también entran dentro de esta clasificación. Bakhshi y Throsby (2010, pp. 4–20), por su parte, han llevado a cabo su propia diferenciación:

  • La innovación en el alcance de la audiencia, que incluye los métodos para aumentarla y nuevas formas de presentar contenidos culturales a la audiencia actual.
  • Innovación en el desarrollo de las formas artísticas, que engloba, por ejemplo, experimentos artísticos.
  • Innovación en la creación de valor, con nuevas formas de medir el valor económico y cultural creado para diversos grupos y partes interesadas, así como métodos innovadores para aprovechar estos valores por parte de políticos, organizaciones que financian actividades culturales o inversores privados.
  • La innovación empresarial, centrada, en particular en la financiación de actividades culturales.

Varbanova (2013, pp. 13–14), plantea otro tipo de clasificaciones: (a) innovaciones de programas, (b) innovaciones de procesos, (c) innovaciones de marketing e innovaciones en la distribución de productos y servicios culturales, (d) innovaciones en la obtención de recursos, (e) innovaciones organizativas y de gestión, (f) innovaciones técnicas. Todas estas clasificaciones toman en consideración los aspectos específicos por detrás de las actividades culturales, pero provocan un caos terminológico y dificultan la definición de todos los tipos de innovaciones de manera coherente. Por un lado, hasta cierto punto, es posible utilizar la clasificación del Manual de Oslo dado que:

  1. Las innovaciones de productos se aplican a los bienes, así como a los servicios culturales y artísticos resultantes de los procesos de producción y creativos.
  2. Las innovaciones en el marketing también cubren la manera de distribuir productos y servicios culturales, por lo tanto, se trata de innovaciones en el ámbito del público.
  3. Las innovaciones organizativas abarcan el uso de diversas herramientas de gestión, incluida la implementación de modelos de negocios relacionados con la financiación de actividades culturales.

Zolberg (1980), describió la innovación estética relacionada con el arte y la música culta y académica, señalando la diferencia y la relación entre las innovaciones de los artistas y las de las instituciones. Una innovación estética de un artista está relacionada con el creador que «va más allá de lo que existe, desde el desarrollo estilístico o técnico, la variación estilística o alejamiento revolucionario de los cánones o convenciones existentes» (Zolberg, 1980, 220). Sin embargo, los cánones o convenciones existentes están definidos por las instituciones que implementan las innovaciones estéticas cuando: (a) se reconoce el valor de las nuevas obras, (b) se incluyen las obras excluidas anteriormente, o (c) se rechaza las obras incluidas anteriormente (Zolberg, 1980).

Estas clasificaciones se pueden sintetizar a partir de dos modelos: el modelo de situación estética y el modelo de situación económica (Korzeniowska-Marciniak, 2001), que abarcan dos ámbitos importantes de la actividad artística: la estética y la económica. De hecho, son los dos marcos teóricos principales que subyacen en el debate sobre la innovación en las organizaciones culturales (Zolberg, 1980; Bakhshi y Throsby, 2010; Korzeniowska-Marciniak, 2001). El plano económico considera una obra de arte, o un servicio cultural, desde la mera perspectiva económica, y trata las obras como productos resultado de diversas fases de producción. Dicho producto se vende o se intercambia por otros en el mercado, o se compra con dinero. Estos conceptos nos llevan a considerar algunas especificidades de dicho mercado, como «la enfermedad de los costos» de Baumols (Heilbrun, 2003). Este enfoque sugiere que, hasta cierto punto, la tipología tradicional de innovación proporcionada por el Manual de Oslo (OCDE / Eurostat, 2005) se puede aplicar para recopilar información sobre productos artísticos y culturales. Por otro lado, un concepto sobre la situación económica de la obra de arte, derivado de la literatura artística, apoyaría esta opinión (Korzeniowska-Marciniak, 2001). Sin embargo, dicha literatura enfatiza fuertemente en el punto de vista artístico sobre las innovaciones en las organizaciones artísticas y culturales, que puede representarse por el concepto de una realidad artística (Korzeniowska-Marciniak, 2001) que incorpora una diferenciación entre las innovaciones de los artistas y la aplicada por parte de las instituciones señaladas por Zolberg (1980). Ambos, el modelo de situación estética y el de situación económica, son previos a la literatura existente sobre el tema (Lewandowski, 2013) combinándose en uno solo: el modelo de situación estético-económica – que resulta más fácil de aplicar.

Este modelo hace referencia a cuatro elementos fundamentales, que pueden utilizarse para la síntesis de tipologías de innovación:

  1. Procesos clave (proceso creativo, difusión del arte, percepción del arte, intercambio de arte).
  2. Actores clave (artistas, amantes del arte, clientes, agentes de arte).
  3. Las propias obras de arte.
  4. Su valor económico y estético.

Sin embargo, existe otro tipo de clasificación sobre estos grupos de innovación:

  1. Innovaciones de productos: un producto cultural o artístico nuevo, o mejorado, que comprende un bien o servicio.
  2. Innovaciones de procesos: innovaciones aplicadas al proceso de producción, preparación y entrega de productos y servicios culturales, artísticos y artesanales.
  3. Innovaciones organizativas: instrumentos nuevos, o mejorados, de gestión y organización.
  4. Innovaciones comerciales: instrumentos nuevos, o mejorados, de venta y difusión de contenidos culturales.

Las innovaciones más específicas en la cultura, y que no están incluidas en la clasificación anterior, se refieren a la percepción del arte, las nuevas formas de arte y los nuevos tipos de resultados perseguidos por la organización cultural o los responsables políticos.

En el ámbito estético existen dos procesos principales que constituyen la esencia de la actividad artística y cultural: la creación y la participación del público. En especial, las innovaciones relacionadas con la percepción del arte, abarcan, de manera insuficiente las formas de participación. McCarthy y Jinnett (2001), expusieron tres formas de participación en las artes: la práctica (directa activa), la que surge a partir de la asistencia (pasiva directa) y la que se da a través de los medios de comunicación (indirecta). Estas tres formas de percepción varían según el tipo de obra de arte. Por otro lado, las innovaciones tecnológicas imprimen la percepción y la participación en actos artísticos y culturales (por ejemplo, la calidad de la imagen o el sonido dependerá del equipo que se utilice), como en el caso del uso de iPads en museos y kioscos de información que influyen en la forma en que los visitantes examinan y experimentan las exposiciones (vom Lehn y Heath 2005). De hecho, la innovación aplicada al área de la percepción del arte depende de productos innovadores primarios o innovaciones puramente tecnológicas. Los cambios en la percepción representa uno de los efectos de la innovación, sin embargo, también pueden establecerse como criterio para distinguir un tipo u otro. En lo que respecta a las artes, la percepción es un proceso clave, por lo que la tipología de las innovaciones debe incluir sus novedades como grupo separado. Esto debería enriquecer el conocimiento de las innovaciones aplicadas a las instituciones culturales.

La actividad artística es relativamente «pequeña» como para representar a toda la variedad de acciones y actividades emprendidas por las instituciones culturales y las comunidades. Resulta más práctico hablar de una amplia actividad cultural – incluída la artística -. Dicha actividad abarcaría, por ejemplo, las bellas artes, arte amateur, talleres, turismo cultural, conservación y difusión del patrimonio, educación cultural, eventos sociales, conferencias, reuniones, conciertos, manualidades, etcétera. Esto se ajusta no solo a las diversas formas institucionales tradicionales, como el el teatro, la ópera, bibliotecas, museos, galerías, centros culturales, sino también a todas las actividades mixtas realizadas por organizaciones culturales (públicas, empresariales y cívicas) y comunidades. Además, las innovación también se aplica a normas, ceremonias, rituales, símbolos, comportamientos, eventos comunitarios, tradiciones, etcétera. Todas estas innovaciones no son bienes ni servicios, sino un tipo aparte de innovación, e incluye innovaciones estéticas (Zolberg, 1980), innovaciones en la cultura organizacional, o innovaciones éticas (Schumacher y Wasieleski, 2013).

Desde otro punto de vista, la perspectiva estética y económica no son suficientes para evaluar el valor de los bienes y servicios culturales o artísticos. La teoría de las funciones culturales describe diferentes aspectos de dicho valor e indica que las actividades culturales y artísticas:

  • Mantienen y mejoran la integración social.
  • Desempeñan un papel importante en la educación.
  • Generan identidad, (d) educan, (e) permiten satisfacer necesidades estéticas.
  • Brindan entretenimiento y disfrute del ocio.
  • Mejoran la calidad de vida.
  • Apoyan el crecimiento económico (Lewandowski, 2011, 32–33).

En conjunto, pueden considerarse parte del valor público (Moore, 2014; Dooren, Bouckaert y Halligan, 2015; Scott, 2013). Por lo tanto, la innovación aplicada a la creación de valor debería abarcar todos estos espectros, y puede entenderse como el uso de la cultura para crear valor en una nueva dimensión (reflejada por la función de la cultura), o como un nuevo método para aprovechar estos valores por parte de políticos, organizaciones que financian actividades culturales o inversionistas privados. Las nuevas formas de medir el valor creado para varios grupos de partes interesadas, podrían ser más bien consideradas como una innovación organizacional relacionada con el control.

Para terminar, y a modo de pequeño repaso, decir que existen varias tipologías con cierto grado de incoherencia sobre la innovación en organizaciones culturales, que aparecen recogidas en la literatura sobre el tema. Su inconsistencia dificulta la recopilación y comparación de información respecto a la innovación de las organizaciones culturales. Nosotros preferimos la clasificación del Manual de Oslo, referida a tipologías específicas de cultura, con su «Modelo de Situación Estético-Económica», que nos proporciona una clasificación, creemos, más consistente, y que abarca siete tipos de innovación.

  1. Innovación sobre productos: un producto cultural o artístico nuevo o mejorado, que comprende un bien o servicio.
  2. Innovación de procesos: en el proceso de producción, preparación y entrega de productos y servicios culturales, artísticos y artesanales.
  3. Innovaciones organizativas: instrumentos nuevos, o mejorados, de gestión y organización.
  4. Innovaciones para la comercialización: instrumentos nuevos, o mejorados, de marketing y difusión de contenidos culturales.
  5. Innovación funcional: un nuevo tipo de intervención (relacionada con la función cultural) que se debe lograr mediante la aplicación de un bien o servicio.
  6. Innovación cultural: un elemento de la cultura nuevo, o significativamente cambiado, que incluye la cultura organizacional y la innovación estética.
  7. Innovaciones sobre la percepción: métodos nuevos, o mejorados, que influyen en la percepción de la audiencia sobre el contenido cultural (por ejemplo, el método de exposición, el tipo de participación, los métodos de iluminación, los métodos de uso de otros sentidos y los tipos de participación de la audiencia en la cultura).

Consultas: info@evemuseos.com


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