Definir la visión de una organización es la primera y más importante tarea para cualquier director o líder del proyecto, y debe ser completada para poder afrontar la producción de programas, políticas, acciones y planes.
Cuanto más detalladamente se pueda describir cómo va a ser el futuro de una organización cultural independiente, más probable será que dicho futuro se convierta en una realidad consolidada. Y con la definición de una visión definitiva, el destino hacia el cual la organización se dirige, ayudará enormemente a mapear una ruta y a asegurar los medios necesarios para alcanzar metas a corto, mediano y largo plazo: desde garantizar recursos a la difusión y comunicación, atraer a posibles donantes, decidir qué socios nos acompañarán en el viaje. Esto, y todo lo demás, podrá suceder con la mayor claridad, convicción y compromiso una vez que se haya definido la visión.
Si una vez llegado a este punto no lo has conseguido, no tienes por qué preocuparte ni agobiarte. Hay etapas de desarrollo con respecto a la comprensión y la articulación de una visión. La mayoría de los proyectos comienzan como ideas nebulosas, impulsadas por la pasión y por una energía entusiasta y muchas veces apasionada. Se producen ideas locas y sueños que, por lo general, comienzan a tomar forma gracias al desempeño de una o varias personas que trabajan duro para hacerlo posible. Esta primera fase de desarrollo necesitará algún tiempo para avanzar a través de las diversas etapas de ensayo y error (calculamos que a veces se necesitarán tres años) hasta obtener suficiente perspectiva a partir de la experiencia desarrollada, lo que permitirá que surja la visión. El proyecto puede ser, por ejemplo, iniciado por unos pocos adolescentes idealistas, o puede ser la creación de un individuo solitario que quiere desarrollar algo nuevo. Pero sea cual sea la génesis de un proyecto, cuanto antes se pueda describir claramente una visión por escrito, más útil será para el desarrollo futuro del mismo.
Decidir la orientación de la misión puede llevarnos por múltiples caminos y provenir de diferentes fuentes: trabajando con unos cuantos colegas y compañeros; consultando a una amplia gama de personas (por ejemplo, una comunidad local); invitando a los expertos a presentar sus observaciones. Pero el resultado final debe identificarse con ese proyecto ideal que esperas que tu organización logre. Este es el momento de ser muy ambicioso y abierto, no nos pongamos obstáculos, expliquemos el futuro final y visionario que deseamos conseguir a través de nuestro proyecto de Centro Cultural Independiente.
La misión.
Una declaración de misión está relacionada con una visión, y debemos seguirla fielmente. La misión indicará cómo llevar a cabo esa visión y los valores que la acompañan. Una vez establecido su objetivo ideal, la misión tratará de encapsular el “viaje” y los “medios de transporte” que la organización espera emplear para realizar la visión. Por ejemplo, la misión puede hablar sobre quién trabaja en el proyecto, las personas necesarias para hacer que el programa suceda, o incluso del contexto social o local que el proyecto debe tener con el fin de lograr su visión. Una vez que la visión y la misión estén definidas, todos los siguientes pasos habrán de estar relacionados con el apoyo a esos objetivos ya establecidos.
Igualmente importante es recordar que la visión y la misión deben revisarse periódicamente para comprobar que el trabajo de la organización no se ha desviado de la verdadera dirección de la misma. Y, a lo largo del camino, todas las acciones deben ser evaluadas respecto a la visión y su misión para ver si resultan relevantes para los objetivos definidos con anterioridad. Aunque la visión final de una organización nunca se logre, el compromiso y la adhesión fuerte hacia ella harán que el desarrollo de una organización sea coherente y, sin duda, más exitosa.
Implantación de una visión y misión: dos ejemplos.
Centro Cultural Maldonado (Costa Rica).
Visión:
Contribuir al desarrollo cultural y artístico de la región; para que los jóvenes participen en la creación artística y así favorecer el respeto, la comprensión y la aceptación del «otro», del «diferente» y del «extraño».
Misión:
Crear y mantener un espacio cultural independiente en la búsqueda de su visión.
Centro Artístico y Cultural Xianas (España).
Visión:
Ser el centro y la fuerza motriz de la cultura juvenil en la región del centro de Asturias, desarrollando el rango y la calidad de la provisión del arte para los jóvenes, creando uno de los principales lugares de este tipo en España.
Misión:
Promover un programa de calidad vivo, regional, nacional e internacional, popular, innovador y amable; velar por que las expectativas y necesidades de nuestro público estén contempladas en la programación de actividades, reflejando sus demandas e intereses culturales; apoyar y desarrollar nuevas generaciones de artistas, encargando y presentando su trabajo y fomentando la comprensión y su participación en las artes, a través de un programa educativo y participativo.
«Por qué», «cómo» y «quién».
¿Cómo podemos lograr el éxito? ¿Cómo llegamos a donde queremos ir? ¿Cómo combinamos las visiones, misiones y el liderazgo? Hay que tener en cuenta que muchas veces equivocamos el concepto de visión con la misión. ¿Tiene la organización una declaración de visión? Si la tiene, ¿es realmente una declaración de visión o es una declaración de misión? Deberemos determinar por qué nuestra organización existe con la combinación de dos componentes, la visión y la misión. El contenido de la visión y la misión de una organización se compone de valores e ideologías en los que la institución cree firmemente, el objetivo central que impulsa a dicha organización.
La visión de una organización es también una descripción del futuro, tal y como queremos que sea. Es, “una imagen mental producida por la imaginación” e implica vislumbrar claramente un futuro óptimo para la organización, y describir vívidamente este futuro. Una visión también debe ser duradera, un ideal que motive a la organización durante el transcurso de su vida. Por ejemplo, Sony comenzó con una visión que marcaba su futuro de 25 años desde 1952: “Sony se convertirá en una empresa conocida por cambiar la imagen de mala calidad de los productos japoneses a nivel mundial”. ¿Pueden las organizaciones artísticas y culturales tener visiones similares en ese mismo periodo de tiempo? Hay quien afirma que no, porque «jugamos en el contexto del caos”. Esta es una pregunta que podríamos formularnos a nosotros mismos y a nuestra organización. Creemos que tener una visión muy clara es aún más importante para las organizaciones artísticas y culturales que para las empresas comerciales.
Podemos preservar nuestra esencia y cambiar el futuro. Teniendo una declaración de visión, ¿saben otras personas que trabajan en la organización de qué visión se trata? Si preguntamos a alguien que no sea el director o el líder de una organización cuál es dicha visión, ¿nos podrá contestar? La visión debe ser propiedad de todos dentro de la organización. Esta claridad sobre la visión es importante porque la gente necesita saber a qué se está inscribiendo y para qué está trabajando. Así pues, se convierte en nuestra responsabilidad directa promover los valores de la organización y comunicar estos valores a todos los implicados en el trabajo.
Y deberemos lidiar con el liderazgo. La visión es el “por qué” y la misión el “cómo”, pero el éxito de una organización también depende de “quién”, es decir, de la persona o personas que conciben y aplican la visión y la misión. El gurú de administración Jim Collins compara la visión de una organización con un destino y la misión con el autobús que emprenderá el largo viaje, con muchas paradas en el camino, para llegar al destino final. Alguien tiene que conducir el autobús. Pero no sólo eso, las personas adecuadas también tendrán que estar en el autobús adecuado. Todo debe funcionar, y no se hará realidad hasta tener el mejor plan posible antes de comenzar el viaje. Por poner un ejemplo, si la gente se sube a un autobús para ir a Madrid y, por las razones que sean, el autobús se queda sin gasolina en el trayecto, los viajeros se enfadarán. Y lo mismo ocurrirá si el destino final acaba siendo Valencia.
Desarrollando este concepto, Collins afirma que hay cuatro elementos a considerar a la hora de elegir a la gente para trabajar en la visión y la misión de la organización:
- Deben compartir los valores centrales de su organización. Es difícil enseñar valores fundamentales a la gente. Debemos tenerlos y poder explicarlos. Tener las habilidades adecuadas para un trabajo es una cosa, pero entender y comprometerse con los valores esenciales de la organización es igualmente importante.
- La gente debe venir auto-motivada de casa y deben estarlo sin tener que vitorearlos. Tener el equipo adecuado para dirigir/implementar el plan es vital.
- Este ejercicio no sólo trata sobre cómo conseguir a la gente adecuada para que se suban al autobús, sino que también de cómo deben estar en los asientos adecuados y poseer el potencial de sobresalir de su asiento. De acuerdo con una investigación, sólo el 20% de las personas se colocan en los puestos adecuados (trabajo) en las empresas (con o sin ánimo de lucro).
- Las personas deben tener una responsabilidad más amplia con la organización que no esté constreñida sólo a su trabajo.
Desarrollando este concepto y para finalizar, Collins afirma que, además de esos cuatro elementos a considerar cuando se elige a la gente para trabajar para la visión y la misión de su organización, las preguntas a las que debemos responder para planificar el futuro de nuestra organización son las siguientes:
- ¿Tienes una visión clara que haya sido creada con la ayuda de tu equipo?
- ¿Incluyes en la visión valores fundamentales, propósitos básicos y una descripción clara del futuro?
- ¿Tiene la misión objetivos ambiciosos a largo plazo divididos en etapas de 3-5 años?
- ¿Tienes un plan-trayectoria clara de hacia dónde va tu autobús y cómo va a llegar allí?
- ¿Tienes las personas adecuadas dentro del autobús, con las habilidades necesarias, y están sentados en los asientos adecuados?
- ¿Has dejado a alguien fuera del autobús porque sólo quieren ir un destino elegido por ellos? ¿Comparten tus valores fundamentales y su propósito básico?
- ¿Tienes más de un conductor con una visión compartida?
Foto principal: Russian Carpet
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