«El arte de la medicina consiste en entretener al paciente mientras la naturaleza cura la enfermedad.» – Voltaire
Una manera muy interesante de ser testigos de la evolución de los tiempos, comprobando como el ser humano ha buscado insistentemente remedios para defenderse de todo tipo de males, es visitar un museo de la historia de la medicina. Pero debe estar planteado de una forma amena y didáctica, nada de estanterías repletas de frascos de formol «llenos de cosas». Deben mostrar colecciones de objetos contextualizados que nos enseñe como la medicina ha evolucionado a lo largo del tiempo. Y esto de hacerse didácticamente, porque la historia de la ciencia médica se puede reflejar en multitud de objetos como es el instrumental médico quirúrgico o las pócimas médicas, y todo ello comenzó con la aparición del ser humano, y así hay que contarlo. En la antigüedad, la persona enferma era considerada una persona impura, objeto de la maldición de los dioses o de la ira de espíritus malignos. También la enfermedad se consideraba como resultado de encantamientos y maldiciones en los que se invocaban poderes sobrenaturales. Y no solo eso, los vestigios del periodo prehistórico donde se practicaban brutales trepanaciones de cráneos, amputaciones, entablillamiento de huecos, etcétera. Todo muy duro para una percepción poco acostumbrada a estas cosas, y con cuidado se debe mostrar.
The Guardian: Gallery of Illustrations about deseases
La humanidad se ha visto reflejada en la historia de todas y cada una de sus diferentes sociedades y como éstas han tratado a sus enfermos. La museografía en la historia debe saber mostrar las soluciones médicas que se han ido descubriendo una a una hasta llegar a la «revolución científica» en la época moderna, desarrollando así poco a poco el conocimiento científico aplicado que es la base de la medicina de hoy. Es a partir del conocimiento aplicado cuando se manifiestan los cambios más importantes, cruciales en la evolución en la ciencia médica, como fue el descubrimiento de la circulación de la sangre, el microscopio, los rayos X, las infecciones microbianas o el uso de la anestesia como hitos fundamentales en la historia de la medicina. Todo ello sin mencionar el enorme espectro de instrumental médico y su evolución que podemos ver en los museos de ciencias, y los específicos de medicina, muchos de ellos museos universitarios. El un tema complejo que requiere un tratamiento museológico muy específico.
Breakfast of Champions / Peteski
El potencial didáctico de los museos de medicina está muy poco aprovechado en general. No nos vale que se nos muestra la aburrida exposición de centenares de objetos e instrumental médico en vitrinas, acompañados por algún escueto texto, cartelón e imagen de apoyo. Reflexionando sobre las exposiciones permanentes de la ciencia medica, incluida la farmacia, observamos muchos vacíos, como por ejemplo la forma en que se muestra y explica la historia a los niños y al público de la calle, ajeno a esta temática en general. Son muy pocos los museos que realmente tienen en cuenta a este sector de la sociedad. A su vez, muchos de estos museos, sobre todo los universitarios, se dirigen a un público supuestamente erudito, cuando la sociedad no tiene porque saber de medicina, ni tener nociones salvo aquellas que se han adquirido por su propia experiencia, al contrario, se acude al museo a aprender, no a asustarse o a quedarse en blanco. La historia de la medicina es un contenido fundamental en nuestra vida, muy especial y delicado, por esta razón debemos adecuar el discurso a las personas que son sensibles y que puede verse afectadas por la visión de determinadas cosas pero que deben saber. Para nosotros es quizá, este ámbito museos de medicina, donde aseguramos que queda aun mucho trabajo museógrafico por hacer si no se quiere que sigan vacíos de público.
Foto principal y redes sociales: Valerio Loi
La entrada de hoy se la dedicamos a nuestro amigo Francisco Javier Tostado en agradecimiento por su excelente labor de difusión del conocimiento histórico.
Es verdad que la medicina es la gran olvidada a nivel de exposición de su Historia que por otro lado es fundamental para la evolución de la vida del Ser Humano.
saludos
Gracias Efe por lo que nos dices. Hay contenidos museológicos que, en general, se exponen de forma muy antigua y desfasada, como es el caso de la medicina y la farmacia. Pero no son los únicos temas ni mucho menos, sobre todo en los museos ñocales. Un abrazo
Hola EVE,
qué puedo decir ante esta entrada, creo que es la primera vez que me dedican una y no la merezco. Mi humilde aportación la hago con sumo placer y es una manera de ir aprendiendo a la vez que comparto mis artículos.
Sin duda coincido con lo que expones en el artículo. En muchas ciudades hay museos de Medicina pero ni son conocidos ni se publicitan. Dices que su potencial didáctico está desaprovechado y tienes toda la razón, quizás los colegios médicos deberían ser apoyo importante en ello no solo entre los profesionales sino en el público en general. Y me permito recordar a Pedro Laín Entralgo, uno de los más grandes humanistas al que la Historia de la medicina le debe mucho pues hasta entonces había sido una rama secundaria, pero con él adquirió una profunda rigurosidad que pocos (o casi nadie) ha superado hasta la fecha.
Un abrazo y gracias por obsequiarnos con este blog.