«Si creemos que la educación es cara, probemos con la ignorancia». – Derek Bok.
Los museos locales tienen la oportunidad de desarrollar importantes políticas para la educación, a pesar del enorme grado de incertidumbre debido a los consabidos y graves problemas de financiación. Habría que aprovechar el enorme potencial educativo que tienen los museos y que la sociedad necesita como el comer. Las políticas de educación analizan el papel educador del museo para establecer así unas líneas generales de acción en ese sentido. Estás líneas trazan un plan, una declaración de intenciones, la estrategia, la acción en definitiva.
La política de educación en un museo debe abordar cuestiones fundamentales como el perfil del público, presupuesto, recursos, tipos de servicios educativos que se pueden ofrecer, roles y funciones dentro del museo, relaciones con otras entidades fuera del museo, formación, márketing y su posterior evaluación. Estas políticas educativas deben variar en función de los recursos que cada institución tiene, los conocimientos y experiencia del personal y la metodología elegida para esta acción. Un plan puede determinar que las temáticas educativas estén definidas de una manera u otra, orientadas a un público determinado. complementadas con materiales de apoyo o como modelos de enseñanza «face to face».
En cualquier caso, se haga como se haga, hay que tener en cuenta unos principios básicos que todo plan educativo del museo debe tener en cuenta. Para no enrollarnos más, lo hemos resumido en 8 puntos:
- Debemos conseguir la colaboración activa de todos los miembros del personal del museo en el proceso educativo.
- Debemos crear el servicio de educación con el carácter de centro oficial para la organización, desarrollo y coordinación de las actividades educativas del museo.
- Habría que hacer participar al personal de educación del museo en los distintos modelos de interpretación y presentación, ya que actúan como defensores del público de los museos. Los principios los hemos enunciado en un anterior post.
- Destacar la importancia de la interpretación y presentación, dado que la esencia misma del museo es el encuentro con los objetos. Lo que ofrece el museo es «aprender de las cosas».
- Mantener y ampliar la base de visitantes del museo usando los medios adecuados sin forzar la máquina. Lo que no es no se puede, y además es imposible.
- Responder de forma satisfactoria a todos los condicionamientos externos (cambios sociales, económicos, demográficos, etcétera).
- Conseguir una buena administración de los recursos del dinero y humanos para que el museo pueda materializar su potencial como educador (aquí acariciamos la utopía, lo sabemos, pero…).
- Tener siempre en cuenta las necesidades educativas en toda planificación futura del museo.
Este es un resumen de lo que podría ser una exposición detallada de un plan estratégico (prácticamente desconocido en los museos locales), que tocan las materias que se pueden enseñar, planes de estudio, desarrollo del museo como educador, los servicios de educación dentro y fuera del museo, planes de asociación, personal y recursos educativos, etcétera. Por lo que podríamos afirmar que, lo primero de lo primero, es enseñar a un museo local a redactar un plan estratégico con atención especial al apartado educativo. El museo debería ser el primer alumno y no el último.
Última ponencia de las jornadas del Museum Association en Cardiff (15/10/2014): «La sociedad necesita a los museos más que nunca»
Un comentario en «8 Claves para la Educación en los Museos»