Al día de hoy, al Gran Museo Egipcio le quedan 598 días para que le llegue el momento de su inauguración. Acaban de comenzar las obras de la tercera y última fase de la enorme obra faraónica del siglo XXI para los egipcios. Su nombre oficial será el de «Giza Museum» y pretende convertirse en el museo arqueológico más grande del mundo. Otra de las grandes contradicciones en este mundo loco en el que vivimos, que un museo de tal categoría se esté construyendo en uno de los países más inestables y pobres del globo. Lo que si es cierto es que el enorme tesoro egipcio será finalmente exhibido en un lugar apropiado. Pero para que todo este inmenso tesoro pueda ser visitado, tuvo que haber un comienzo.
El Gran Museo de Egipto se inaugurará en el año 2015 o esas son las previsiones que se anuncian en su página web oficial – http://www.gem.gov.eg/ -. El diseño del edificio principal del museo es obra de la empresa irlandesa Henegham Peng
El señor Carter era muy buen dibujante. Tenía una sensibilidad especial a la hora de trazar líneas y sombras en el papel, sobre todo cuando se trataba de copiar objetos. Había heredado las habilidades de su padre, un consumado retratista en el Londres de finales del siglo XIX. Uno de los retratos que su padre realizó, cuando Howard era aun muy joven, fue a un conocido egiptólogo inglés. Aquello fue la chispa inspiradora que provocó en Howard Carter un enorme entusiasmo hacia Egipto y sus tesoros arqueológicos. Además, los británicos habían ocupado el país a finales de siglo provocando que todo lo que estaba relacionado con aquellas tierras exóticas tuviera un gran interés para la opinión pública de toda Europa, no solo para Inglaterra. El Museo Británico mostraba al público, ya en aquella época, una enorme colección de objetos traídos de Egipto, convirtiéndose en el segundo museo del mundo con la mayor colección de historia egipcia, después del Museo Nacional de Egipto.
Howard Carter era un auténtico fanático de todo lo relacionado con la tierra de los faraones
Howard Carter quería viajar a Egipto más que cualquier otra cosa. Con 17 años acabó aceptando un trabajo que le permitió viajar y establecerse en El Cairo. Comenzó su periplo como dibujante de un arqueólogo – con una recomendación de su padre -, que necesitaba tener referencias gráficas de todo lo que iba descubriendo en sus hallazgos. Trabajó en las excavaciones inglesas del Fondo de Exploración de Egipto en Beni Hassan. En los años siguientes, Carter trabajó con diferentes arqueólogos y en diferentes nichos hasta acabar en Abu Simbel. Se había ganado fama y elogios por el uso de métodos innovadores y modernos para reproducir en dibujos relieves murales y otros hallazgos arqueológicos.
Entrada principal a la tumba de Tutankamón
En 1907, Carter fue contratado por el acaudalado aristócrata Inglés Lord Carnarvon, que también vivía fascinado por la egiptología. Con el respaldo de Carnarvon, Carter dirigió la excavación de algunas tumbas de nobles egipcios. En 1914, Carnarvon recibió una licencia para excavar en la KV62, el sitio donde se creía que yacían los restos del rey Tutankamón. Carnarvon dio el trabajo de Howard Carter. Carter contrató a un equipo de trabajadores para ayudar a encontrar la tumba, que todos creían que se encontraba en el Valle de los Reyes pero no sabían cual podía ser su emplazamiento exacto.
Carter asiste a la apertura del sarcófago de Tutankamón
Después de semanas de excavación, un chaval que trabajaba como «aguador» en la excavación, jugaba a cavar en la arena con un palo. Así, de la manera más tonta, se encontró un escalón de piedra. El equipo de Carter «redescubrió» un tramo de escaleras que conducían a una puerta cerrada, y esa puerta a una cámara secreta. El 6 de noviembre de 1922, Carter acompañado de Lord Carnarvon que había sido previamente avisado con urgencia, entraron en el sepulcro, donde encontraron una inmensa colección de oro y tesoros. El 16 de febrero de 1923, Carter abrió la cámara más interna y se encontró el sarcófago del Rey Tutankamón.
Momento en el que Carter y su equipo abre la tumba de Tutankamón
El descubrimiento tuvo un enorme impacto en la opinión pública de todo el mundo. La tumba del rey Tutankamón fue de lejos la que se encontró mejor conservada de todas las tumbas que fueron excavados hasta ese momento. Todos los artefactos que acompañaban al sarcófago estaban perfectamente conservados, lo mismo que el sarcófago y la momia del faraón. El interés en el antiguo Egipto y la egiptología que se desató hay que agradecérselo a Howard Carter y a la tumba descubierta de Tutankamón .
A partir de los restos momificados, y no hace mucho tiempo, se replicó lo que podía ser el aspecto del joven faraón
La inmensa riqueza de artefactos y tesoros encontrados en la tumba del rey llevó décadas de excavaciones. Howard Carter permaneció en Egipto, trabajando en el lugar, hasta que la excavación se completó en 1932. Carter volvió a Londres y pasó sus últimos años de trabajo de asesor de varios museos. También realizó una gira por los Estados Unidos, dando conferencias acerca de Egipto y el rey Tutankamón, contribuyendo a fomentar el interés por el antiguo Egipto a los estadounidenses.
La autopsia realizada a la momia del rey Tutankamón reveló que éste había muerto en un accidente con su carro de guerra (exceso de velocidad)
Carter murió en Londres el 2 de marzo de 1939, a causa de un linfoma. Fue enterrado en el cementerio de Putney Vale en Londres.
La maldición de la momia ha sido una leyenda muy rentable
Nunca hubo una maldición de la momia de Tutankamón. Es cierto que el pobre Lord Carnarvon tuvo una muerte muy extraña, y que en ese mismo momento de su muerte todas las luces de la ciudad de El Cairo se apagaron de repente. También es cierto que en ese mismo momento la perrita de Lord Carnarvon ladró y se murió. Los diarios sensacionalistas británicos vieron un filón y explotaron hasta niveles de absoluta estupidez el asunto de la maldición de la momia. También Hollywood se aprovechó del tema. Nunca fue cierto que los jeroglíficos y demás inscripciones halladas en la tumba alertaban a los saqueadores sobre la amenaza que supondría entrar en la cámara mortuoria y profanarla. Nada de eso es cierto. Las inscripciones y jeroglíficos solo hablan del tránsito de la tierra al paraíso de las divinidades y poco más. Lo que si es cierto es que alguna clase de hongos y el guano de los murciélagos encerrados en las tumbas, podían, en algunos casos muy raros, hacer enfermar a aquellos que inhalaran el aire viciado de las tumbas hasta incluso provocar la muerte. – http://science.nationalgeographic.com/science/archaeology/curse-of-the-mummy/ –
Hola,me encanta cuando a partir de una noticia sois capaces de desarrollar toda una historia.Nos informáis ,pero además nos generáis interés por otros temas, otros personajes, otros lugares.Ayer , cuando leía vuestra entrada ,me enrollé curioseando sobre Howard Carter, muy interesante.
Lo que ocurre en Egipto es una verdadera pena.Visité el país hace muchos años (algo de lo que me alegro enormemente) y siento tristeza porque el día que vuelva, que lo haré ( además me habéis despertado curiosidad por el Nuevo Museo) probablemente con mis hijos,estoy convencida que encontrarán una tierra muy distinta a aquella de la que me enamoré.Resulta, como decís, bastante incongruente , oír hablar de Arte, de Cultura…en una zona donde la gente se muere cada día , en unas ciudades donde sus propios habitantes ni siquiera llegarán a conocer ese patrimonio cultural del que , probablemente, alardean los que no deben.Gracias.Un saludo.María