Cuando hablamos sobre las tecnologías relacionadas con las humanidades digitales, normalmente nos referimos al conjunto de herramientas tecnológicas computacionales que se usan actualmente para avanzar en el conocimiento y difusión de las humanidades; pero también implica la recopilación y archivo de datos (minning data), visualización, mapeo, grabación de audio y video, etcétera, todo ello con el fin de generar y divulgar conocimiento en plataformas digitales. Por otro lado, el modo de visualizar toda esta información, está transformando la manera en que humanistas y científicos sociales hacen su trabajo. Facilita que el análisis de textos revele patrones, mostrando historias complejas a través de mapas interactivos apoyados en la creación de modelos 3D; de este modo, se consigue la recreación de sitios patrimoniales, objetos históricos, artefactos y mucho más.
Gestionar digitalmente una gran cantidad de datos, con la creación y uso de sus correspondientes mapas digitales de conocimiento, permite una comprensión más profunda de la historia y ayuda a los académicos y profanos a entender y asimilar datos complejos, además de lograr una gran mejora en los trabajos de preservación y conservación de nuestros museos. Aunque estos sistemas se hallan relacionados, fundamentalmente, con el campo académico, los humanistas y tecnólogos de los museos han estado trabajando juntos en los últimos años intentando definir un nuevo campo de desarrollo y colaboración, identificando y compartiendo herramientas que ayuden y faciliten la apertura de otras formas de investigación multidisciplinaria.
Las humanidades digitales tienen su origen en la implantación revolucionaria de sistemas informáticos en las universidades norteamericanas, un proceso que comenzó en 1949. En aquel año, valiéndose de la capacidad de la informática de IBM instalada en el laboratorio de la universidad, un sacerdote creó un índice de los documentos escritos por Santo Tomás de Aquino con todos los temas relacionados. Si bien esta iniciativa surgió de los departamentos universitarios de lenguas, el avance de la comunicación en redes de alta velocidad, la digitalización y los análisis de datos, gracias al uso de sofisticados algoritmos implantados en las universidades, ofrece actualmente a los investigadores y curadores de los museos la capacidad de transformar su trabajo, recurriendo a esas nuevas formas de producción y difusión del conocimiento. Varios documentos e iniciativas clave aparecieron a mediados de la década del 2000 bajo la nueva denominación general «Digital Humanities» (Humanidades Digitales). Una publicación fundamental de 2004, titulada «The Companion to Digital Humanities«, aportó una visión muy clara sobre el uso de la informática en el estudio de la historia. Posteriormente, la creación de la «Iniciativa de Humanidades Digitales» por la Fundación Nacional de las Humanidades en 2006, «aceleró el desarrollo de nuevas herramientas y aplicaciones para el estudio de las humanidades».
Recientemente, han surgido nuevas tecnologías dedicadas a las humanidades digitales; la Biblioteca de Northwestern University, ofrece una taxonomía cuya finalidad es ayudar a los humanistas digitales a experimentar, investigar, enseñar y publicar. Su sitio web compila una lista de herramientas específicas que permiten analizar textos, hacer mapas y crear visualizaciones, publicar en línea y organizar investigaciones. De manera similar, una investigación del Directorio de Investigación de Herramientas Digitales ha utilizado la información del Parlamento Europeo para desarrollar el proyecto denominado «Taxonomy of Digital Research Activities in Humanities«, con vistas a ayudar a los investigadores y académicos a promover trabajos interactivos en una búsqueda visual y dinámica; se crean así visualizaciones de datos complejos y multidimensionales, entre otras muchas cosas. Los profesionales de los museos pueden recurrir a Palladio, una plataforma de análisis de datos. Una vez cargados los datos, los usuarios tienen la posibilidad de seleccionar la vista de un mapa que muestra las conexiones entre distintos puntos. A partir de un gráfico podrán comparar y establecer relaciones entre diferentes datos, además de generar una «vista de galería» donde éstos se muestran en una cuadrícula de referencia de visión rápida. La realidad es que, actualmente, existen numerosos ejemplos de soportes digitales de visualización de información que presentan, de forma sencilla, conjuntos de datos complejos en las exposiciones del museo.
La utilización de las tecnologías de humanidades digitales en los museos se debe, en gran parte, a la proliferación en la creación de programas por parte de estudiantes universitarios, pero también a la implantación de numerosos programas de desarrollo profesional que están introduciendo una nueva generación de líderes de innovación en los museos, incorporando herramientas revolucionarias para la investigación y la conservación. La Universidad de California Los Ángeles (UCLA), por ejemplo, ofrece a sus alumnos un certificado de pregrado en humanidades digitales. Durante un proyecto final para la clase de humanidades digitales en UCLA, los estudiantes crearon historias digitales, visualizaciones de datos y exposiciones basadas en la gestión de bases de datos; éste fue el caso de «Toys at the Powerhouse» o del proyecto «Esculturas en el Museo de Arte Moderno». Para algunos profesionales de los museos de Ámsterdam, el Centro de Humanidades Digitales holandés programó un curso acelerado de una semana sobre la enseñanza de humanidades digitales, que incluía una demostración y explicación sobre algunas herramientas informáticas relacionadas con los museos, como el Proyecto Drive+, que explora datos abiertos vinculados o Voyant Tools, una plataforma de lectura y análisis basada en una plataforma web para la gestión de textos digitales.
Pero, ¿cuál es la verdadera relevancia de lo digital en la educación e interpretación de museos? Las tecnologías emergentes relacionadas con las humanidades digitales ayudan a los museos a preservar y gestionar sus colecciones de manera más efectiva, así como a generar oportunidades de colaboración. El Museo Victoria & Albert en Londres, por ejemplo, creó la colección Color Lens, que proporciona al público visualizaciones de información basadas en colores. Este sistema deriva del código desarrollado por los museos Tate y Cooper-Hewitt, combinado con imágenes de dominio público del Rijksmuseum y el Museo Walters. Las iniciativas de investigación también fomentan la colaboración en el campo de los museos. Digital Mellini fue un proyecto del Getty Research Institute, centrado en un manuscrito inédito del siglo XVII redactado por Pietro Mellini. Mellini creó un «documento híbrido» que combinaba un convencional inventario de pinturas y dibujos de la colección de su familia que iban acompañados de un ejemplo inusual de texto poético. El proyecto logró que toda la investigación no publicada anteriormente estuviera disponible de forma gratuita, explorando nuevos métodos y herramientas de investigación y difusión de datos. Digital Mellini aprovechó las conclusiones del trabajo de Getty Scholars, un entorno de colaboración académica en línea que es conocido como el «WordPress para académicos».
Los museos de hoy gestionan objetos con una presencia cada vez más digital, lo que les exige asegurarse de que los usuarios podrán acceder a una copia auténtica de los mismos en un futuro lejano. Esta necesidad fomenta el desarrollo de nuevos tipos de herramientas para trabajar en la preservación digital. El MoMA de Nueva York ha creado una base de datos de código abierto que permite que el personal del museo y los investigadores realicen consultas sobre las colecciones, lo que ayuda a obtener una imagen más completa de los contenidos de su repositorio. Además, esta herramienta permite a los conservadores e investigadores administrar medios relacionados con una obra de arte en concreto, para que sus soportes de video y audio estén constantemente actualizados – añadiendo la información que se genera constantemente -.
Las tecnologías digitales dirigidas a las humanidades han tenido el doble efecto de aumentar la relevancia de la investigación académica, abriendo nuevos ámbitos de estudio con la fusión de datos digitales y conocimiento. En la Universidad Greenbay de Wisconsin, los estudiantes emplean estas herramientas para ayudar a los museos a involucrar mejor a los visitantes, creando experiencias interactivas. Mediante el software de animación 3D de código abierto «Blender«, un estudiante construyó digitalmente un modelo de cama noruega del siglo XI, inspirado en una visita al museo. Sirvió como ejemplo de cómo los conservadores pueden crear réplicas digitales accesibles y mostrarlas globalmente – además de manipular sin dañar el original -, proporcionando una experiencia más íntima a través de las capacidades del zoom. Una de las aplicaciones más notables de las tecnologías de humanidades es la preservación del patrimonio digital. El Proyecto Mosul, ahora conocido como Rekrei Project, fue creado por dos estudiantes de arqueología en respuesta a la destrucción de numerosos artefactos y edificios antiguos en Iraq y Nepal. Gracias a unas imágenes conseguidas a partir de fotogrametría, de un crowdsourcing y de fotos tomadas desde drones, los estudiantes han preservado digitalmente artefactos y sitios culturales que, de otro modo, se hubieran perdido para siempre.
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NMC Horizon Report: 2016 Museum Edition.
Fotografía principal: ArtStation.