Qué Es Innovación Social y Cultural

Qué Es Innovación Social y Cultural

 

La «innovación social y cultural» es un concepto cada vez más usado entre los investigadores. Fue enunciado por el «European Strategy Forum Research Infrastructures (ESFRI)» (2016), como nombre del grupo de trabajo relacionado con las infraestructuras de investigación principalmente conectadas con las Ciencias Sociales y Humanidades. La innovación supone la creación de nuevos productos y servicios cuando se aporta una nueva idea al mercado. Cualquier crecimiento económico activa las infraestructuras que brindan acceso a servicios y conocimientos superando la brecha digital. La globalización ha dejado claro que unos de los objetivos más urgente es elaborar políticas de innovación social y cultural para el beneficio de los ciudadanos; unas políticas que apunten a lograr cambios en el entorno regulatorio de tal modo que las sociedades sean inclusivas y reflexivas. Pensando en Horizonte Europa, existe cierto temor de que la noción de «innovación cultural» suene, sin duda, como un oxímoron. Sin embargo, no lo es. Se trata de algo real que complementa la innovación social y tecnológica, ya que proporciona a una sociedad pensante (reflexiva) espacios de intercambio donde poder involucrarse en el proceso de compartir experiencias mientras se apropian de contenidos de bienes comunes. Estamos hablando de espacios públicos como las universidades, academias, bibliotecas, museos, centros de ciencia, pero también de cualquier lugar en el que se puedan desarrollar actividades de co-creación,  por ejemplo, infraestructuras de investigación como el «DARIAH-Digital Research Infrastructure para las Artes y las Humanidades». En este nivel, la innovación social se vuelve reflexiva y genera innovación cultural.

La «sociedad reflexiva» es un concepto que ha encontrado amplio uso entre los investigadores desde el otoño de 2013. Fue entonces cuando la Comisión Europea lo introdujo para publicar convocatorias relacionadas con Ciencias Sociales y Humanidades dentro del sexto desafío social Horizonte 2020, sobre «Sociedades inclusivas, innovadoras y reflexivas». El último calificativo hace alusión al papel de la comunicación deliberativa de los ciudadanos en una esfera pública moderna que apunta al entendimiento mutuo. Son enunciados que se remontan a Immanuel Kant (1790), G.W.F. Hegel (1812-13), Jürgen Habermas (1973), James S. Fishkin (1993), Ulrich Beck, Anthony Giddens y Scott Lash (1996) o Alessandro Ferrara (1998). Un examen más detenido revela que Habermas aplica a la sociedad lo que Hegel había elaborado como el paso de la superficie del ser al fondo de la esencia. Un pasaje que tiene lugar, literalmente, al reflejarse en la cosa – como la luz reflejada que ilumina algo previamente invisible -, o al generar un patrón que no existía anteriormente. Insistir en la reflexividad ayuda a crear conciencia sobre la importancia de enmarcar los problemas en torno al compromiso con la ciencia y la sociedad, identificando problemas y definiendo soluciones. La «Convención Marco de Faro sobre el Valor del Patrimonio Cultural para la Sociedad» de la UNESCO (2007) fomenta la reflexión sobre el papel de los ciudadanos en el proceso de definición, creación y gestión de un entorno cultural en el que evolucionan las comunidades.

La innovación cultural es, indiscutiblemente, parte de la economía, ya que utiliza recursos económicos que generan conocimiento. Pero también es un hecho social. Mientras la producción de conocimiento tradicional – llamada Modalidad 1 –  está motivada, únicamente, por el conocimiento científico (investigación fundamental) – sin preocuparse por la aplicabilidad de sus hallazgos ni por tender puentes hacia otras disciplinas -, en la investigación contemporánea, los equipos multidisciplinarios – el llamado Modo 2 – se reúnen por períodos cortos de tiempo para trabajar en problemas específicos del mundo real con el fin de generar conocimiento. Este modo puede explicarse por la forma en que los fondos de investigación se distribuyen entre los científicos y por la manera en que éstos se enfocan en obtener dichos fondos (Gibbons, Limoges, Nowotny, Schwartzmann, Scott y Trow, 1994). Modelos relativamente recientes, como la triple hélice o la innovación abierta, ponen de relieve que la colaboración entre diferentes instituciones es crucial para lograr una innovación exitosa. Pero, marginalmente, solo han tenido en cuenta el papel real y potencial de los ciudadanos en la sociedad reflexiva para la configuración del proceso de innovación (Leydesdorff y Etzkowitz 1998; Etzkowitz y Leydesdorff, 2000; Carayannis y Campbell, 2009; Chesbrough, 2003).

La innovación social debería ser la columna vertebral de todas las políticas de investigación europeas, como dejaba claro Marcelo Rebelo de Sousa, presidente de la República de Portugal, en las observaciones finales que pronunció en la Apertura a una era de Conferencia de Innovación Social en Lisboa, el 28 de octubre de 2017. Sin embargo, todavía sabemos poco sobre la innovación cultural. De hecho, sólo se menciona en ocasiones para evidenciar que la cultura también necesita y produce innovación: los estudios de museos fomentan la innovación museográfica; la arqueología promueve la innovación en la ciencia de datos que se convierte en humanidades de datos; la música y el arte promocionan la innovación a través de las redes sociales. Incluso existen estudios sobre la «filosofía de los museos» (artículo de EVE Museos e Innovación, 2022), cuyos fundamentos se basan en preguntas como: ¿Qué valores tienen los museos? ¿Cuál es la postura éticamente correcta que debe adoptar un museo frente a su público y sobre los objetos que constituyen su colección? ¿Deberían las exposiciones de los museos buscar objetividad?” (Harrison, Bergqvist y Kemp, 2016). En resumen, podemos hablar de «innovación basada en el patrimonio», lo que significa que la cultura promueve la innovación tecnológica. La digitalización es, en sí misma, innovación. La ciencia de datos se ha convertido en humanidades de datos. Se requiere todavía mucha reflexión sobre la digitalización. Sin embargo, podemos entenderlo al revés. La innovación cultural se suma a la innovación social que, a su vez, se apoya en la innovación tecnológica. Ambas tecnologías han de conciliarse, algo que debería ser un requisito europeo.

La cuestión es: ¿qué parte de la innovación social es innovación cultural y qué derechos puede reclamar ésta con respecto a la sociedad (Koefoed, 2017)? Una posible primera respuesta sería: el patrimonio cultural europeo marca nuestra identidad cultural, que es, al mismo tiempo, diversidad cultural. El «Año Europeo del Patrimonio Cultural» trata de identidad y diversidad, declaraba Jean-Claude Juncker en su discurso de apertura en el Foro Cultural Europeo 2017 en Milán, el 7 de diciembre de 2017. Pero evaluar la innovación cultural como una integración sensible al valor de la tecnología y la innovación social es el gran desafío al que se enfrentan los «Estudios de Ciencia y Tecnología» contemporáneos, que han de mirar más de cerca. Las nuevas «misiones» del próximo «Programa Marco Europeo de Investigación e Innovación» del periodo financiero plurianual 2021-2027 fomentarán la investigación sobre el cambio sistémico en las nuevas generaciones, contribuyendo a la creación de una red transfronteriza y a entornos multidisciplinarios de innovación abierta para la investigación de datos, conocimientos y servicios, con partes interesadas y organizaciones comprometidas. La actual crisis migratoria ha dejado claro, con extraordinaria fuerza, que el objetivo más urgente es trabajar para que las sociedades euromediterráneas sean inclusivas, reflexivas y atentas al impacto que la migración está teniendo en la innovación social y cultural, la seguridad y la salud, el medio ambiente y biodiversidad.

Ahora es el momento de examinar el papel de la reflexión para repensar las formas de concebir la cultura, en particular para visualizar el modo en que los usuarios se involucran con los procesos culturales en el pasado, presente y futuro.

Recursos bibliográficos:

Arendt, H. (1963): Eichmann in Jerusalem: A report on the banality of evil. The New Yorker, 17 de mayo.

Beck, U., Giddens A. y Lash S. (1996): Reflexive Modernisierung. Frank- furt: Suhrkamp

Brague, R. (2004): Langues et traditions constitutives de la philosophie en Europe. En: Cassin, B. (ed.) Vocabulaire européen des philosophies: Dictionnaire des intraduisibles, edited by, pags. 694-99, París: Seuil

Carayannis, E. y Campbell, D. (2009): «Mode 3» and «Quadruple Helix»: toward a 21st century fractal innovation ecosystem’, International Journal of Technology Management, 46, pags. 201-34.

Chesbrough, H. W. (2003): Open innovation: The new imperative for crea- ting and profiting from technology. Harvard University Press

DG-R&I (2016): Open science, open innovation, open to the world: A vision for Europe. Brussels: EC

Etzkowitz, E. y Leydesdorff, L. (2000): The dynamics of innovation: From national system and «Mode 2» to a triple helix of university-industry-government relations. Research Policy, 29, pags. 109-23

Ferrara, A. (1998): Reflective authenticity. Londres: Routledge

Fishkin, J. S. (1993): The dialogue of justice: Towards a self-reflective society. Yale University Press

Gibbons, M., Limoges, C., Nowotny, H., Schwartzmann, S., Scott, P. y Trow, M. (1994): The New production of knowledge: The dynamics of science and research in contemporary societies. Thousand Oaks: Sage

Habermas, J. (1973): Wahrheitstheorien. En: Fahrenbach H. (editor) Wirk- lichkeit und Reflexion: Walter Schulz zum 60. Geburtstag, pp. 211-265. Pfüllingen: Neske.

Habermas, J. (1991): Staatsbürgerschaft und nationale Identität. Frankfurt: Erker

Harrison, V. S., Bergqvist, A. y Kemp, G. (editores, 2016). Philosophy and museums: Essays on the philosophy of museums. Cambridge University Press.

Hegel, G.W.F. (1812-13): Wissenschaft der Logik. Nürnberg: Schrag.

Kant, I. (1790): Kritik der Urteilskraft. Königsberg: Nicolovius.

Kant, I. (1795): Zum ewigen Frieden. Königsberg: Nicolovius.

Kant, I. (1797). Metaphysik der Sitten. Königsberg: Nicolovius.

Koefoed, O. (2017): Cultural heritage and social innovation: A memory of the future? Cartaditalia, 1: pags. 417-44

Leydesdorff L. y Etzkowitz, E. (1998): The triple helix as a model for innovation studies. En Science and Public Policy, 25, 3, pags. 195-203

Ni, P. (2018): Understanding the Analects of Confucius: A new translation of Lunyu with annotations, Albany, N.Y.: SUNY Press.

Pozzo, R. (2019): Innovación for the reflective society. Vol. 48, pags. 53-55.

Pozzo, R. y Virgili, V. (2016): Governing cultural diversity: Common goods, shared experiences, Spaces for Exchange. Economia della cultu- ra, 26: pags. 41-47.

Pozzo, R. y Virgili, V. (2017): Social and cultural innovation: Research infrastructures tackling migration’, Diogenes: International Journal of Human Sciences, 64.

Wang, R. R. (2005): Zhou Dunyi’s diagram of the supreme ultimate explained (Taijitu shuo): A construction of the Confucian metaphysics. Journal of the History of Ideas 66 (2005) #3, pags. 307-323.

Fotografía: Barco News. How to make your museum future-proof?


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3 comentarios en «Qué Es Innovación Social y Cultural»

    1. Estimado John, a pie de artículo siempre publicamos el listado bibliográfico relacionado con el artículo. Nos extraña que no lo hayas visto. También puedes usar el buscador temático de nuestra plataforma escribiendo «innovación social» y/o «innovación cultural», y así tendrás acceso a todos los artículos que hemos publicado sobre estos temas. Saludos.

      1. Holas, esa bibliografia pues claro que la leí, pero quería saber si había otra de manera complementaria, es eso, como es un concepto tan nuevo, quería acceder a mas bibliografia, quedo atento, gracias

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