Los estudiantes necesitan más oportunidades para acceder a un aprendizaje basado en la indagación que inspire curiosidad y alimente sus pasiones. Los padres y madres requieren un mejor apoyo como co-aprendices y entrenadores de aprendizaje; un aprendizaje que debería conectar mejor a los estudiantes con sus comunidades, cultura e historia. Son necesarios, además, maestros y profesores con capacidades de todo tipo, experiencia y dedicación, para hacer que todas estas cosas funcionen juntas. ¿Y dónde podemos encontrarlas? Nosotros creemos que están en los museos.
¿Cómo pueden colaborar los museos y las escuelas en la creación de este nuevo futuro para la educación?
Invertir en la capacidad de gestionar alianzas.
Los gestores de museos (como los directores de las escuelas y colegios) tienen listas interminables de tareas pendientes, por lo que no cabe esperar que sean los líderes diarios en la gestión de asociaciones externas. Se necesita personal a tiempo completo para desarrollar y mantener asociaciones exitosas, y hacer que las escuelas y museos trabajen juntos.
Fortalecer el compromiso familiar.
Se deben desarrollar recursos para padres y estudiantes con el fin de conectar el aprendizaje en la escuela y el contexto del museo. Las guías de estudio y las tareas de muestra que unen el currículo escolar con los activos del museo son más que simples recursos educativos: se trata de herramientas para que los padres aboguen por más y mejores experiencias educativas y desdibujen las líneas de separación existentes entre el aprendizaje basado en la escuela y en la comunidad.
Construir redes de aprendizaje entre instituciones comunitarias.
Cuando los museos se unen con otras organizaciones de aprendizaje basadas en la comunidad (como las bibliotecas y los programas extracurriculares) pueden ofrecer una gama más amplia de experiencias para los estudiantes y construir asociaciones escolares con mayor escala e impacto.
Aprovechar el aprendizaje digital y la tecnología colaborativa.
La revolución del aprendizaje digital supone algo más que sustituir libros de texto en papel por tabletas: es una oportunidad para acelerar la colaboración entre las escuelas, las familias y las organizaciones comunitarias, para impulsar así la participación y el aprendizaje de los estudiantes. Los museos pueden ser centros comunitarios que ayuden a ampliar el acceso a Internet y la alfabetización digital. Los recursos basados en Internet y las herramientas de colaboración facilitan proyectos de aprendizaje en los que se integran profesores, estudiantes y personal de los museos. Se deben usar herramientas digitales, como las insignias (openbadges.org), para reconocer y documentar el aprendizaje de los estudiantes e, incluso, para otorgar crédito escolar por el conocimiento que adquieren en los museos.
Los estudiantes saben que las escuelas son solo un nodo en su red más amplia de aprendizaje, y nuestras estructuras educativas deben reflejar esta realidad. Trabajando juntos, escuelas y museos, pueden diseñar experiencias de aprendizaje desde la perspectiva del estudiante, generando un futuro prometedor para la educación y, por tanto, creando un mundo mejor.
El mayor cambio en la educación no necesariamente vendrá desde dentro del sistema, sino desde fuera (Nikhil Goyal).
Creemos que el mayor potencial para cambiar el sistema educativo aparece cuando las personas empujamos desde los límites, desde los espacios de creación, desde fuera hacia adentro, asegurándonos de que lugares como los museos, bibliotecas y otros espacios culturales se convierten en partes instrumentales de esta transformación. Son muchos los que optan por no contar con instituciones formales (por ejemplo, «decidió no ir a la universidad después de salir de la escuela»); de hecho, se está empezando a cuestionar el valor de la educación superior y el de la universidad. Se ponen en duda la normas tradicionales de la sociedad y se buscan lugares de espíritu igualitario donde no importa qué credenciales se tengan sino el conocimiento que se les aporta. Estamos observando que las comunidades, las ciudades y la gente, en general, desean colaborar unos con otros. Queremos conocer a nuestros vecinos, queremos conocer gente en nuestras comunidades, no queremos estar aislados en nuestros hogares y en nuestras escuelas. Creemos que es hora de entender que este cambio no solo ocurre necesariamente en las instituciones formales, y que viene a mostrar – como en la máxima – que «aprender es vivir».
Toda organización formativa, toda disciplina, debe ser capaz de generar sueños.
Cuando cerramos los ojos, nos imaginamos practicando nuestro oficio en la cúspide de la excelencia: enseñando, provocando, difundiendo alegría, con un profundo impacto en nuestras comunidades. Pero incluso los sueños tienen límites, basados en nuestra experiencia de lo que es posible. Los sueños pueden ser de diferentes «tipos y tamaños» y, asimismo, pueden producirse a diferentes escalas.
En nuestra industria, los museos forjaron sus primeros sueños en el siglo XX, cuando tener éxito significaba estar situados en hermosos y enormes edificios llenos de expertos, con grandes colecciones y visitantes traspasando las puertas de 10 a 18hs (algunos cerraban para comer y siesta). Esa era nuestra realidad. Todavía no existía Internet y no podíamos imaginar otro tipo de estrategia de éxito. En aquel mundo, soñamos con que los museos tuvieran edificios mejores y más grandes, con curadores como estrellas de rock, colecciones superlativas y miles y miles de visitantes.
Por otro lado, uno de los resultados más llamativos de esta generación de estudios de audiencia de museos es que los fines explícitos de los planificadores de exposiciones rara vez se lograban en un grado significativo. Estudio tras estudio… los investigadores encontraron que los objetivos centrales del equipo de creación de exposiciones (que suelen ser objetivos de aprendizaje) no se cumplían, por lo general, para más de la mitad del público, y solo se conseguía en aquellos casos en los que los visitantes accedían al museo con un conocimiento previo sobre lo que éste quería comunicar.
Improvisando no se consigue una experiencia asombrosa, contemplativa, estética ni trascendente para el público. Pero nuestros sueños nos impulsan hacia adelante. Los museos pueden lograr cosas maravillosas para la sociedad, para miles de estudiantes: ese es el tipo de sueño que debemos tener y compartir. Se requiere una selección de ideas para conseguir que todo éso se haga realidad. Entre estas ideas-sugerencias se encuentran los pasos prácticos a corto plazo, necesarios para mantener nuestra ilusión sobre el futuro de la educación, y propuestas transformadoras que necesitarán un esfuerzo, una energía y una financiación considerables, pero que podrían llegar a generar un cambio radical y redefinir el papel de los museos en el ecosistema del aprendizaje. Hemos agrupado las ideas bajo los siguientes títulos:
- Correr la voz: compilar y compartir la información necesaria para guiar la planificación y la toma de decisiones
- Interrumpir el diálogo convencional: promover ideas que interrumpan el pensamiento convencional sobre la educación y amplíen nuestra concepción del panorama educativo.
- Crear un cambio sistémico: implementar experimentos radicales que podrían potenciar el papel que juegan los museos en la educación.
Concluimos con los pasos que pueden tomar aquellos que se quieran embarcar en este viaje – de manera individual o con sus organizaciones – para ampliar la conversación sobre la reforma educativa relacionada con los museos e impulsar el cambio en el ecosistema de aprendizaje actual.
Difundiendo la palabra (hacer correr la voz):
- Crear una base de datos regional-nacional de recursos de museos que apoyen directamente las metas educativas y los objetivos de aprendizaje.
- Mantener una documentación completa de cómo los museos están sirviendo a la educación actual, y si no la tienen, exigirla.
- Identificar proyectos existentes de alto rendimiento, como las plataformas digitales, que pueden agregar y distribuir contenido educativo de cada museo.
- Unir a los museos con toda la comunidad educativa utilizando un enfoque de “Modelo de Impacto Colectivo” e incluir sus contribuciones en las métricas utilizadas para rastrear el aprendizaje de los estudiantes.
Interrumpir el diálogo convencional:
- Fomentar activistas estudiantiles en cada nivel de aprendizaje (escuela primaria, secundaria, universidad) para incorporar éste fuera de la escuela en sus planes personales conectados con los museos.
- Mejorar las vías de comunicación de los museos con las escuelas locales, creando, por ejemplo, una intranet o un «complemento» del distrito escolar. Esto permitiría a los museos impulsar su contenido sobre programación educativa, opciones de aprendizaje sus colecciones, etc., junto a los profesores.
Crear un cambio sistémico:
- Reclutar y apoyar a intermediarios en cada comunidad cuya función sea conectar las escuelas locales y redes de aprendizaje alternativas (como educadores en el hogar) con los museos, así como ayudar a éstos a integrar sus recursos en sitios de agregación como Gooru, Learning Registry, Reimagining Education y Connected Educadores (ejemplo anglosajón, en España no existe nada de esto).
- Fomentar sistemas educativos en los que se anime a los estudiantes a conectarse con mentores adultos, incluido el personal del museo, con experiencia relacionada con las áreas de interés de cada estudiante.
- Capitalizar sobre el papel que pueden desempeñar los museos en el fomento de comunidades de estudiantes impulsados por intereses y sirviendo como conectores
y corredores de información, recursos y relaciones. - Establecer un sistema de certificación para la educación que reconozca a las escuelas por su apoyo al aprendizaje experimental y autodirigido. Con la ayuda de una política educativa que otorgue a todos los estudiantes el derecho de acceder al aprendizaje experiencial proporcionado por todo tipo de instituciones, las escuelas podrían certificarse en REECH (Derechos a los desafíos educativos experienciales), y organizaciones como los museos podrían hacerlo como PEECH (Proveedores de Retos Educativos Experienciales). Trabajando juntas, las instituciones certificadas crearían redes de oportunidades educativas experienciales y accesibles.
- Establecer una base nacional o sistema estatal en el que los asesores de aprendizaje personalizados ayuden a los estudiantes y familias de la escuela primaria y secundaria a explorar la variedad de oportunidades de aprendizaje disponibles para ellos, en la escuela, en línea y en la comunidad, que de otro modo no conocerían. Todo ello puede ayudar a integrar los programas del museo, las oportunidades de voluntariado y las pasantías en los planes de aprendizaje personal. Esta red también ofrece a los maestros oportunidades para participar en otros entornos de aprendizaje.
Imperativos estratégicos.
- Crear un libro blanco educación-museos para fomentar el debate, generar más ideas y alentar a las personas y organizaciones a tomar medidas.
- Fortalecer las conexiones entre participantes involucrados y agentes del cambio, recurriendo también al intercambio de noticias e investigaciones.
- Ampliar la red de participantes para incluir otras partes interesadas en museos, educación, investigación y activismo cívico.
- Movilizar convocatorias adicionales, pequeñas y grandes, a fin de recopilar más aportes, generar diversas opciones y reclutar socios en nuestros esfuerzos para dar forma al futuro de la educación.
- Encontrar fondos para crear prototipos y probar algunas de las ideas que surjan de las convocatorias.
- Distribuir información a museos, escuelas y estudiantes sobre comunidades de práctica ejemplares y escalables.
Cómo podemos involucrarnos.
- Distribuyendo el libro blanco mencionado anteriormente entre los profesionales de los museos, educadores, responsables políticos y financiadores.
- Organizando debates sobre el contenido del libro y sus implicaciones.
- Convocando una reunión en su comunidad o sector de práctica para explorar cómo los museos pueden trabajar con sus comunidades y construir el futuro de la educación.
- Aportando ejemplos de proyectos innovadores y asociaciones que demuestren cómo los museos son capaces de contribuir al panorama educativo.
- Identificar financiadores potenciales para apoyar la creación de prototipos y las pruebas de innovación educativa.
Tendencias adicionales ya identificadas como importantes impulsores del cambio:
- La creciente brecha entre la capacitación proporcionada por la educación K-12 y las oportunidades de empleo – como las opciones de descentralización/especialización para el aprendizaje – están generando una brecha social y digital (perjudicando a los estudiantes y a los padres que no están preparados para buscar o acceder a oportunidades de aprendizaje no tradicionales).
- La ampliación al acceso a Internet de alta velocidad, que se prevé que sea universal a mediados de siglo.
- La tendencia creciente al miedo al fracaso, que conduce a evitar la asunción de riesgos en los planes de estudios, la enseñanza y la organización de las escuelas.
- El aumento de la personalización y adaptación de las experiencias de aprendizaje.
- Las escuelas como centros comunitarios integran todo tipo de servicios comunitarios: académicos, servicios sociales y de salud, desarrollo comunitario y juvenil, y participación comunitaria.
- El surgimiento del movimiento maker fomenta el aprendizaje práctico y experiencial en museos, espacios comunitarios y hogares.
- El aumento en el activismo impulsado por los estudiantes y el crecimiento de opciones vinculadas al aprendizaje.
- La adopción de pruebas y estándares básicos comunes
- La proliferación de la tecnología relacionada con la educación y su impacto en la enseñanza y el aprendizaje.
El atractivo y el éxito obvio de los museos en su potencial relación con los más jóvenes, y con sus familias, les involucra en experiencias alegres de descubrimiento, transmitiendo una apreciación de nuestro mundo, ayudando a desarrollar habilidades fundamentales y despertando un amor por el aprendizaje de por vida. Ésta puede ser una historia de éxito siempre y cuando cristalicen los enfoques innovadores en el desarrollo de la conexión entre escuelas y museos.
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Fotografía: Reading, Public Museum.
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