Innovación en la Comunicación Cultural del Museo

Innovación en la Comunicación Cultural del Museo

 

En el contexto de lo digital e Internet, los museos se están transformando en un ecosistema digital emergente, en el que están codificados como dos existencias interconectadas de Internet (IoL) e Internet de las cosas (IoT). El núcleo de esta transición, se debe precisamente a que el museo ha pasado gradualmente de ser un modelo centrado en la colección a otro, radicalmente distinto, dirigido a la audiencia, en respuesta al comportamiento humano, la identidad y la apreciación cultural en esta era digital. Si bien la transformación puede resultar costosa, supondrá mayores riesgos si no se avanza a tiempo en esa dirección.

Por otro lado, a medida que los museos redefinen y rediseñan su espacio, pueden aprovechar las oportunidades que se les ofrece para fortalecer la relación con la audiencia, esforzándose por desarrollar nuevas conexiones a partir de los valores, los comportamientos sociales y culturales y las diferentes identidades. De este modo, pueden penetrar en la dinámica y la diversificación de la vida contemporánea estimulando el entusiasmo de la participación pública. El papel de la audiencia se redefine en este contexto. Se podría decir que, en el diseño de interacción, el modelo de exposición del concepto «orientado al ser humano» coincide con lo del «el usuario es lo primero». Jon Kolko definía a un diseñador de interacción como un «moldeador de comportamiento». El núcleo de la interacción es establecer un diálogo íntimo entre productos, sistemas, servicios y personas. Actualmente, los museos están utilizando los materiales diversificados proporcionados por la digitalización e Internet, tratando de mejorar gradualmente la experiencia de uso y resolver problemas en el proceso de construcción de un ecosistema digital. Asimismo, logran reconstruir creativamente contenido e ideas en formas externas de una manera inesperada, transformando el lugar, la mediación y el contenido para su audiencia.

Al significado original del museo va ligado, ineludiblemente, el matiz de «elitista». El museo, tal y como ahora lo conocemos, nació a partir de los gabinetes de curiosidades de la aristocracia. La exposición más antigua estaba destinada, únicamente, a una pequeña reunión de príncipes y nobles, con privacidad evidente, algo completamente diferente al modo de visita actual. En pocas palabras, la continua apertura del derecho a comunicarse en la era de Internet ha seguido estrechando los límites entre profesionales y aficionados, eruditos y el público en general. El establecimiento de un ecosistema digital pone de manifiesto el poder de los roles de la audiencia en exposiciones que han pasado de estar «fuera de línea» a «en línea». A partir de la era digital, se propone un concepto cooperativo de colaboración.

En este momento, la función clave del museo no es la mera divulgación científica y la educación, más allá de ser un símbolo de poder cultural – razón por la cual  se les ha considerado instituciones ideológicas y autoritarias que durante mucho tiempo han anulado a la audiencia -. Hoy en día, su función más importante es atraer a públicos objetivo de todos los ámbitos de la vida, diferentes comunidades, regiones y grupos. Debe brindar oportunidades para que la sociedad en general y los grupos con necesidades especiales apoyen sus planes estratégicos.

Además, con la multiplicación de los aparatos e instalaciones de medios digitales omnipresentes en nuestra vida diaria, experimentamos un entorno similar al de una galería, como sucede en los grandes almacenes y en otros lugares públicos que imitan a los museos. La vida, la que transcurre ya en el carril rápido de la cultura digital, hace que las personas se sumerjan y se vean rodeadas por un entorno visual lleno de colorines, sonidos e imágenes dinámicas. Esto se refleja, cada vez más, en el espacio real de las calles de la ciudad y otros espacios, todo conectado a la plataforma compartida de nuestro ecosistema digital. Los museos no solo necesitan reconocer estas conexiones, sino que también deben usarlas para crear comunidades y redes sociales, a fin de conectar a un público más amplio, intercambiar información y mostrar todas las exposiciones y actividades que pueden ofrecer. Al perseguir estos objetivos, los museos pueden convocar a los visitantes de una manera inspiradora capaz de transformarles la vida para mejor. Deben abandonar, definitivamente, el modelo elitista del pasado y entrar en el campo de la cultura digital; las audiencias han ganado más poder para adquirir y elegir de forma independiente.

Hoy en día, la pregunta que los museos se formulan está relacionada, fundamentalmente, con el modo de crear una gran exposición. Ya se trate de una exposición histórica o contemporánea, debe contemplarse ahora desde la perspectiva digital del siglo XXI. Por otro lado, la apertura del derecho a comunicarnos conlleva que la audiencia puede viajar a cualquier lugar y en cualquier momento en la base de datos del museo. En este proceso, el visitante (clientes) no es solo un mero receptor sino también el creador del conocimiento, y quien, de forma independiente, selecciona y absorbe éste de acuerdo con sus propias necesidades y perfil. En comparación con la era predigital, se ha roto el monopolio de la información de la colección por parte de la élite; las colecciones pasadas ya no se mistifican y el museo no se muestra hoy como algo exclusivo de los eruditos.

A medida que cambian los roles de los museos y los grupos de audiencia, también lo hacen las funciones de los museólogos/as en el contexto de la digitalización. Por lo general, la digitalización está diluyendo la autoridad única en los museos tradicionales fuera de línea. Cuando se establece el ecosistema del museo, el grupo de audiencia continúa expandiéndose, las exposiciones siguen siendo transparentes y los datos completos. Todo esto le ha dado hoy a la audiencia un poder de interpretación casi igual al de la autoridad. El museólogo/a ya no es el único constructor del sistema de conocimiento, sino que se transforma en un compartidor de información. Y la audiencia, lejos de comportarse como un receptor pasivo de esa información, se hace ahora responsable de corregirla, complementar la que es relevante, difundirla y compartirla. Las redes descentralizadas o distribuidas incluyen audiencias como cuerpos autónomos y allanan la relación jerárquica entre curadores y artistas. Al mismo tiempo, la vida del museo se integra en la vida pública de nuestro ecosistema digital, ampliando así el alcance del rol curatorial de un solo profesional a un equipo, incluidos los partidarios de la tecnología digital – necesarios para que dicha tecnología nos proporcione emocionantes propuestas innovadoras – y pasando por el uso de la realidad virtual, realidad aumentada, medios mixtos y visualización de medios digitales, etc. Cabe mencionar que la amplia visión del equipo profesional del museo debe impulsar su propio proceso creativo, incluyendo nuevas visiones que vayan más allá de sus muros. Cuando los profesionales hagan un uso completo de la tecnología digital para mediar en la forma en que los visitantes interactúan, educan, cuentan historias y transmiten significados, descubrirán que los museos digitales pueden llegar a tener un mayor impacto en nuestra sociedad que las exposiciones tradicionales. Desde este punto de vista, los museos digitales y las exposiciones en línea redefinen la autoridad de los curadores originales y los modelos de exposición convencionales.

Resumiendo, los museos se están dando cuenta de la importante transformación del papel de los profesionales, y por ello optan por adaptarse a una nueva era de Internet a través de plataformas de medios en línea, con el fin de mostrar al público sus contenidos, ahora co-creados. Esta nueva dinámica no solo transmite el cuidado por mantener el humanismo del museo, sino que potencia su función misionera, dirigiéndose a audiencias pertenecientes a todos los ámbitos y dando respuesta a las necesidades espirituales del público en esta era posterior a la epidemia. La digitalización de los museos presenta características más acordes con el contexto actual de los tiempos, como la inmediatez de las visitas, la personalización de los públicos o la apertura y masificación de la información. Al mismo tiempo, las ventajas y características de la digitalización permiten a los museos dar juego dentro de las funciones sociales más diversificadas que les confiere la nueva era, logrando así maximizar la satisfacción de los requisitos de desarrollo actuales, y futuros, y favorecer una mejor participación en varios trabajos del museo. Se puede decir que la digitalización ha transformado la difusión cultural de los museos, obligando a hacer un buen uso de la misma y estableciendo sistemáticamente una ecología digital en el sistema de trabajo. De este modo es posible consolidar y comprender definitivamente que nos hallamos ante una dirección de desarrollo muy importante para los museos del futuro.

Recursos bibliográficos:

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Fotografía: CDM. An exploration of silence, in a new exhibition in Switzerland.


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