Patrimonio y Etnología

Patrimonio y Etnología

Durante el siglo XIX y principios del XX, existió una estrecha relación entre la etnología – como formación de conocimiento sobre lo humano – y las colecciones de los museos, ya fueran estos de historia natural, de etnología o de oficios y artes populares. El museo siempre fue el refugio de estos saberes, pues cualquier campo cuya investigación produce y requiere colecciones, incluídos el de la arqueología, biología y geología, entre otros, necesita de los museos y viceversa. A lo largo del siglo XX, y especialmente después de la Segunda Guerra Mundial, la situación cambió, ya que el desarrollo del conocimiento, como en el caso de la etnología, se trasladó a la universidad, dejando atrás sus colecciones. Los museos se convirtieron en custodios de aquellas que estaban relacionadas con «disciplinas científicas anticuadas». Con el paso del tiempo, tuvieron que reinventarse a sí mismos, transformándose progresivamente para convertirse en «agentes del patrimonio».

Lo paradójico del caso, en esta transformación que no para, es que puede decirse que el patrimonio mantiene un ritmo vital opuesto al de la etnología. Se basa en enunciados de conservación y exhibición, mientras que la etnología se halla profundamente implicada en el redescubrimiento del patrimonio del saber humano, siendo su papel el de rescatar lo que quede de dicho saber, además de lidiar con la relación complicada que mantiene con su propio pasado. La etnología consigue que una cultura desaparecida reaparezca en el museo (siempre fuera del expolio, obviamente); el patrimonio, en cambio, se muestra a sí mismo. Lo que ambos tienen en común es que necesitan acudir a la interpretación para difundir el conocimiento a la sociedad.

Los cambios producidos en la etnología, como disciplina que estudia fundamentalmente lo intangible (cultura inmaterial) – mayor interés por lo intangible y lo teórico – y los museos, están provocando cierto desencuentro en lo que una vez fue una estrecha relación entre ambos. Estos cambios han trascendido también a la didáctica, ya que la etnología ha cambiado el museo por la universidad, ampliando su campo de investigación a la sociedad contemporánea. Los museos que aún mantienen relación con la etnología, y cuya función primordial asumida es ser custodios de las «colecciones etnológicas» – algunos de ellos con exposiciones sobre una etnología pasada de moda -, se han convertido en mantenedores del «patrimonio etnológico», sea el que sea. La progresiva devaluación del valor científico de dichas «colecciones etnográficas», que coincide con el avance de la etnología en otras direcciones, allana el camino para su revalorización como patrimonio en un doble sentido: el patrimonio de aquellos de quienes fueron tomados esos objetos y el patrimonio sobre la etnología como conocimiento.

Un ejemplo para la reflexión: recordemos la polémica desatada en España (2002) con la exhibición de un hombre africano disecado en el Museo Darder de Bañolas, más conocido antiguamente como «el museo del negro de Bañolas» (el cuerpo disecado de un hombre bosquimano natural de Bostwana). El diorama expuesto provocó toda clase de lecturas, muchas de ellas totalmente alejadas de lo que supone una aportación seria al conocimiento, y son precisamente esas prácticas las que lo vuelven todo tan peligroso.

Se me erizó la piel de la vergüenza. Era claro que el cuerpo de «El Negro» había sido tratado por algún taxidermista blanco europeo y la sola idea me producía escalofríos (visitante del museo, fuente: BBC Mundo).

En aquella exposición, no solo se incluían artefactos reales en un entorno recreado (diorama), sino que se mostraba  a un ser humano disecado. El diorama puede entenderse como un artefacto por derecho propio, lo que hace que el museo sea doblemente responsable de él; por un lado, en cuanto a elemento de exhibición museografiado y de cara al público y, por otro, asumiendo la responsabilidad de la exposición al revelar al visitante las propias prácticas del museo. Hoy en día, cualquier intento de justificación de este tipo de actuaciones museísticas en nombre de la difusión del conocimiento humano, y sobre otras acciones similares que se exhiben por todo el mundo, supone un fracaso absoluto. La decisión de mostrar al público según qué contenido, hace que el museo, sus prácticas y mediaciones, repercutan sobre el público para mal, sin responder a estrategias museológicas bien definidas. Son museos que sustituyen una museología destinada a difundir una determinada información (la exposición como un soporte neutral para la transmisión de conocimiento) por una museología en acción (el museo en sí mismo se pone en exhibición). El museo de Bañolas, tras la polémica, eliminó el diorama. Por mediación del gobierno español del momento (2002), los restos humanos fueron enviados a Bostwana para ser enterrados.

La historia temprana de la etnología y su relación con los museos se definió por un ajuste estrecho entre el proyecto científico y la colección. El proyecto científico de entonces era la razón de ser del museo, que patrocinaba expediciones de investigación, colecciones desarrolladas a partir de aquellos viajes y estudios basados en las experiencias vividas. Las exposiciones de las colecciones permanentes fueron, ante todo, exposiciones de la propia disciplina de la etnología. Los museos exhibían «objetos etnográficos» que representaban «objetos de etnografía» en el sentido de que eran lo que eran en virtud de las categorías conceptuales y prácticas de los etnógrafos. A partir de este enunciado histórico: ¿Qué cambios eran necesarios? ¿En qué momento la etnología abandonó el museo para irse definitivamente a la universidad? ¿Qué ocurría con las colecciones antiguas, los modos de visualización y los museos que continuaban albergando «colecciones etnológicas»? ¿Debian conservarse estas instituciones como museos de sí mismos-  o custodios del patrimonio etnológico- o habrían de reinventarse como lo estaban haciendo los museos de ciencias? En algunos países, se ha tomado la decisión de desmantelar los «museos etnológicos», reorganizar las colecciones e integrarlas en nuevos museos con un tipo de estrategia totalmente diferente. Eso sí, primero ha sido necesario redefinir la misión de los museos nacionales. Algunos de ellos han repudiado su historia como museo. De un modo ideal, creemos que estas colecciones recuperadas deben mostrarse en edificios de estilo expo mundial, con un enfoque expositivo que provoque que la experiencia en el museo se convierta en algo inmensamente popular, partiendo de su misión, que es la de atraer a aquellas personas que nunca acuden a los museos y hacer un esfuerzo que justifique ampliamente su existencia y responda a su obligación primera: difundir un conocimiento que consiga que los visitantes abandonen sus puertas siendo mejores personas.

Hemos tratado de argumentar que la idea del patrimonio etnológico, como medio de producción cultural, debe transformarse en algo totalmente distinto a lo que ya conocemos. Sobre todo, desde la perspectiva de que habría de generar una nueva relación, una relación metacultural. Por otro lado, el patrimonio es una de las formas en que los museos, en particular los de etnología, se reinventan a sí mismos y redefinen su relación con los visitantes. En lugar de seguir siendo un escaparate de los artefactos de la etnología, los museos deberían tratar sus colecciones desde el punto de vista del patrimonio inmaterial: la esencia del ser y la evolución de la existencia de las comunidades de las que provienen los objetos. De esta forma, podremos evitar que, en su relación con los museos, la etnología se muestre problemática con sus respectivos pasados, abriendo nuevas posibilidades para que ambos se comprometan con sus historias y patrimonio propios, asumiendo responsabilidades y respeto hacia los verdaderos generadores del patrimonio en exhibición.

Recursos bibliográficos:

Inga-Lill Aronsson The Use of Ethnography in Resettlement. Discurso en la IAIA21 Conference. Panel: Smarter governance in resettlement II: Rights, risks, and responsibility. Organizer: Eddie Smyth. Paper ID 1277_Aronsson_the use of ethnography.

Aronsson, I. L. (2017): The Imperfect Use of the Past in Resettlement. En: Evaluation for Agenda 2030. Providing Evidence on Progress and Sustainability. Eds. R.D. van den Berg & I. Naidoo & S. D. Tamondong. IDEAS, UNDP.

Kirshenblatt-Gimblett, B. (2005): From Ethnology to Heritage: The Role of the Museum. Notas de la conferencia en SIEF, Marsella (Francia).

Fotografía: Zaha Hadid Architects. The New Ethnography Museum of Budapest.


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