Modelos de Accesibilidad para Museos

Modelos de Accesibilidad para Museos

Los museos modernos y localizaciones del patrimonio se están apartando actualmente de aquella antigua creencia que los catalogaba de instituciones monolíticas alejadas de los comunes mortales, para transformarse en espacios de experimentación e implicación sensorial y emocional. La posibilidad de este cambio se debe, principalmente, a la aplicación de nuevas técnicas y soportes de comunicación que consideran el museo como una narración multi-plataforma única y cercana a todos que requiere estrategias coherentes y sencillas para transmitir sus mensajes a todo tipo de público.

Este nuevo enfoque en el planteamiento de la comunicación del museo hacia sus visitantes, está muy relacionado con el compromiso y preocupaciones vinculadas a la accesibilidad – el esfuerzo por ofrecer a las personas con discapacidad la igualdad de oportunidades en ambientes que les resultan hostiles -. De hecho, los museos suelen ser «hostiles» a un gran número de visitantes; a aquellos con discapacidad física y a todos los que se ven forzados a adoptar una postura pasiva mientras contemplan, a través de la vista, lo que el museo tiene que ofrecer. El esfuerzo para democratizar la experiencia del museo nos ha llevado a diseñar nuevos enfoques y planteamientos capaces de atraer a otros sentidos que no sean el de la vista. El museo moderno se comunica hoy con el público dentro y fuera de sus fronteras físicas, utilizando el espacio y el diseño – a partir de las exposiciones mismas – puesto a disposición del visitante en entornos reales y virtuales y con un gran número de actividades prácticas. Esta nueva realidad aborda estrategias integradas de comunicación multisensorial en museos y lugares del patrimonio, utilizando referentes en los que el modelo de comunicación inclusivo se ha desplegado en cuatro niveles (que veremos a continuación). El objetivo de estas nuevas estrategias es mostrar cómo experiencias gratificantes y entretenidas se pueden lograr a través de la implantación de una comunicación racional multisensorial dentro del mismo.

Cuando se aborda la cuestión de la accesibilidad en el contexto de los museos y lugares patrimoniales, el objetivo más común es el de encontrar maneras de convertir estos espacios en plataformas «accesibles a todos». A nivel superficial, se entiende que el acceso es de naturaleza ambiental: el acto de eliminar las barreras para las personas con discapacidad física. Este enfoque, centrado en el perfil de visitantes específicos es, como tal, reduccionista y discriminatorio, y contradice el entendimiento democrático de «para todos». Nada puede ser «para todos», pues cada persona es un individuo con necesidades  «especialmente individuales».

La accesibilidad no debe abordarse desde un único planteamiento a la hora de promover soluciones para las personas con discapacidad. También ha de hacerse a partir del estudio de cómo dichas personas pueden mejorar su interacción con el entorno e, incluso, con el tejido social. En otras palabras, al transformar la noción de «para todos» en  «para ti», se asume que hay tantas soluciones y planteamientos como diversidad de perfiles personales, y no una solución igualmente válida para todos. A partir de aquí, en este contexto específico, el principio predominante deberá ser el de proporcionar los medios para disfrutar de una experiencia satisfactoria y gratificante, independientemente de los perfiles individuales.

Dodd y Sandell (1988: 14) nos ofrecen una lista de ocho perfiles de accesibilidad, a la que se suma otra de verificación, con ocho preguntas que los museos deberían formularse si pretenden alcanzar los criterios de accesibilidad total:

  • Accesibilidad física: «¿Existen barreras arquitectónicas?»
  • Accesibilidad sensorial «¿Las exposiciones/acciones facilitan la participación de los visitantes ciegos o sordos?»
  • Accesibilidad intelectual, «¿Las exposiciones excluyen a los visitantes con pocos conocimientos?».»¿Están las exposiciones adaptadas a las personas con trastornos del aprendizaje?»
  • Accesibilidad económica: «¿Son los precios de entrada demasiado altos para públicos menos privilegiados?
  • Accesibilidad emocional: «¿Es el museo amable con los visitantes?». «¿Las personas que trabajan en él están formadas para lidiar con la diferencia y la discapacidad?»
  • Accesibilidad en la toma de decisiones: «¿El museo consulta a especialistas y potenciales visitantes a la hora de tomar decisiones?»
  • Accesibilidad informativa: «¿La información llega a nuevos públicos de manera eficiente?»
  • Accesibilidad cultural: «¿Son relevantes las colecciones/exposiciones y de interés para públicos específicos?»

Esta visión amplia, basada en gran medida en la discapacidad – aunque sea igualmente aplicable a todas las audiencias de los museos -, puede reducirse a un nuevo esquema de cuatro criterios centrados en los elementos que promoverán la experiencia museística:

  • Difusión e información.
  • Acceso y movilidad.
  • Confort y seguridad.
  • Conocimiento y experiencia.

La propuesta fomenta un enfoque racional que podría hacer que el museo fuera «inclusivo», más que accesible. Esto significa que las medidas tomadas han de estar dirigidas a todos sus potenciales visitantes, y que nada se hace exclusivamente para las personas con discapacidad. Con este planteamiento la comunicación pasa a ser multi-información, es decir, una información disponible en todos los formatos posibles, para que la gran mayoría puedan encontrar una respuesta real y ajustada a sus necesidades específicas. Esto implica, entre otras cosas, prestar especial atención a los medios utilizados para publicitar el sitio web del museo – en los medios de comunicación social, medios de comunicación convencionales y material promocional -. Será preciso atender a la forma en que el museo hace de su espacio físico un lugar acogedor y fácil de usar. Deberemos tener en cuenta los pequeños detalles que marcan la diferencia: lugares para descansar, iluminación adecuada, baños, accesos, etcétera. Y, por último, habremos de estudiar a fondo los medios posibles para poner el conocimiento al alcance de todas las personas, haciendo de cada visita una experiencia para recordar y una razón para volver.

Para conseguir estos objetivos, más allá de la inversión que se debe realizar, es importante pensar que los mayores activos se suelen encontrar en un grupo multidisciplinario de personas altamente motivadas: arquitectos, diseñadores y personal técnico, curadores y especialistas, que sean conscientes de cada aspecto relevante dentro de las premisas de la inclusión. Se suele comenzar estudiando el edificio existente, ya que normalmente los espacios deberán ser reformados para garantizar la movilidad total y fácil, teniendo muy en cuenta el confort y la seguridad. Se han de ensanchar las puertas, eliminar los escalones, instalar ascensores, escoger cuidadosamente la iluminación, encargar muebles a medida, colocar asientos en lugares estratégicos, hacer accesibles los servicios sanitarios (WCs) y, finalmente, probar todos los detalles cuidadosamente para asegurarnos de que no se hayan descuidado las necesidades de un perfil concreto. Por otro lado, el trabajo que se acomete para que el espacio sea eficaz y sencillo de usar, es uno de los aspectos más desafiantes en el enfoque racional de la accesibilidad de la comunicación. Hay que tener en cuenta que cada elemento del diseño ha de ser accesible, por lo que es necesario adaptar el lenguaje del espacio para exhibir, asegurándonos de que cada objeto, cada texto y cada pieza de información que se comunique en los soportes expositivos multi-plataforma, sean científicamente válidos y fáciles de entender. Nuestra obligación profesional de hacer bien las cosas en lo que se refiere a la accesibilidad nos obliga a reflexionar de una manera que rara vez habíamos hecho antes. Y al hacerlo, nos vemos empujados a romper muchas «barreras» y abrir la frontera que separa la discusión de la toma de decisiones.

Una tarea igualmente difícil es encontrar medios eficaces para transmitir información de manera que llegue a todos los sentidos. La visión es, obviamente, el más importante en la comunicación de museos, pero anular esta facultad sensorial de nuestros planteamientos de diseño puede dar lugar a soluciones muy eficaces «para todos». La comunicación basada en el sonido y el tacto se puede traducir en el diseño de mapas táctiles, objetos «tocables», réplicas, beacons y dispositivos móviles, estímulos de percepción, aromas, sabores, etcétera. La posible ausencia de creatividad seria, en realidad, nuestra única limitación.

Recursos bibliográficos:

Neves, J., Roberto M.T. y Díaz Cintas, J. (2010): Inclusive communication strategies for accessible museums. Department of Languages and Cultures, Centre for Languages and Cultures, Universitdad de Aveiro e Imperial College, Londres.

Dodd, J. y Sandell, R. (1988): Building Bridges. Museums & Galleries Commission (Londres).


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