Referencias: André Desvallées y François Mairesse (Eds.). Key Concepts of Museology. 2010. Disponible en 9 idiomas en: http://icom.museum/professional-standards/key-concepts-of-museology/
MUSEOGRAFÍA
S. f. (del latín museographia). Equivalente inglés: museography, museum practice; francés: muséographie; alemán: Museographie; italiano: museografia; portugués: museografia.
El término museografía, que hizo su aparición en el siglo XVIII (Neickel, 1727), es más antiguo que el término museología, y reconoce tres acepciones específicas:
1. Actualmente, la museografía se define como la figura práctica o aplicada de la museología, es decir el conjunto de técnicas desarrolladas para llevar a cabo las funciones museales, y particularmente las que conciernen al acondicionamiento del museo, la conservación, la restauración, la seguridad y la exposición. La palabra en sí ha sido utilizada desde hace mucho tiempo, en concurrencia con el término museología. Se usa, con frecuencia, para designar las actividades intelectuales o prácticas atinentes al museo. Por lo general, se emplea más en el mundo franco-parlante, y raramente en los países angloamericanos, que prefieren la expresión «práctica de museo» (museum practice). Por otra parte, numerosos museólogos del Este, han utilizado el concepto de museología aplicada, es decir, la aplicación práctica de los resultados obtenidos por la museología como ciencia en formación.
2. El uso de la palabra museografía, tiene como finalidad designar el arte o las técnicas de la exposición. Desde hace algunos años, se ha propuesto el término «expografía» para referirse a las técnicas vinculadas con las exposiciones, ya sea para situarlas en un museo o fuera de él. De un modo más amplio, lo que se conoce como el “programa museográfico”, engloba la definición de los contenidos de la exposición y sus imperativos, así como el conjunto de vínculos funcionales existentes entre las zonas de exposición y los restantes espacios del museo. Este uso nos permite comprender que la museografía no sólo se define por el aspecto visible del museo. El museógrafo, como profesional de museos, ha de tener también en cuenta las exigencias del programa científico y de la gestión de colecciones, y apuntar a una presentación adecuada de los objetos seleccionados por el conservador. Asimismo, debe conocer los métodos de conservación e inventario de los objetos; situar en escena los contenidos, proponiendo un discurso que incluya mediaciones complementarias susceptibles de ayudar a la comprensión; y preocuparse por las exigencias del público, generando técnicas de comunicación adaptadas a la correcta recepción de los mensajes. Sus objetivos son varios. Por un lado, coordinar – a menudo como jefe o encargado de proyectos -, asumiendo el conjunto de competencias científicas y técnicas que obran en el seno del museo. Por otro, organizarlas. Y, por último, confrontarlas y arbitrarlas. Para cumplir estas tareas, se crean oficios más específicos: La gestión de las obras o de los objetos pertenecen al régisseur (registraire en Canadá); el responsable de seguridad se ocupa de la gestión de vigilancia y de las tareas que conciernen a su sector; el encargado de conservación es un especialista en prevención de riesgos, conocedor de los métodos de conservación curativa o restauración. Dentro de este marco interrelacionado, el museógrafo se interesa particularmente por las tareas inherentes a la exposición. En todo caso, la museografía parte del marco de la escenografía – entendida como el conjunto de técnicas de acondicionamiento del espacio -, del mismo modo que ésta lo hace de la arquitectura de interiores. La museografía tiene mucho de escenografía y de arquitectura, hecho que acerca el museo a una serie de métodos de visualización y a elementos vinculados a su relación con el público. La aprehensión intelectual y la preservación del patrimonio entran igualmente en juego, convirtiendo al museógrafo (o al expógrafo) en un intermediario entre el conservador, el arquitecto y el público. Su función, no obstante, es variable, dependiendo de que el establecimiento disponga, o no, de un conservador encargado de producir el proyecto. El desenvolvimiento de ciertos «actores» en el ámbito del propio museo (arquitectos, artistas, comisarios, etcétera), conduce, sin embargo, a la necesidad de lograr un permanente equilibrio en sus roles de intermediarios.
3. Antiguamente, atendiendo a un concepto etimológico, la museografía designaba la descripción del contenido de un museo. Del mismo modo que la bibliografía constituye una de las etapas fundamentales de la investigación científica, la museografía se concibe para facilitar el estudio de las fuentes documentales de los objetos, a efectos de desarrollar su análisis sistemático. Esta acepción, que se ha mantenido a lo largo del siglo XIX, persiste aún en ciertas lenguas, sobre todo en la rusa.
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Fotografía: AN: In the Gallery, Out of the Box.
Muchas gracias por la información, valorada y útil para mi trabajo académico, en la Especialización en Museología, de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Universidad Central de Venezuela, Caracas.Saludos,agradecido.
Gracias a ti Alberto. Un saludo.