Nuestro conocimiento actual de los terremotos proviene de un gran cuerpo de investigación geofísica y observación empírica. La respuesta de lugares y edificios a los fuertes movimientos del suelo, debido a rupturas de fallas, ha dado lugar a avances significativos en el área de la ingeniería sísmica. La principal fuerza impulsora de estos avances ha sido la preocupación por la seguridad de las personas, las pérdidas financieras y la necesidad de que servicios esenciales como hospitales, seguridad y otros de carácter básico muestren resiliencia y continúen funcionando a pesar de los efectos perturbadores de los terremotos.
Existe un cuerpo de investigación más pequeño centrado en la respuesta de elementos y contenidos no estructurales tanto al movimiento del suelo como al comportamiento del edificio (Zhu y Soong, 1998, Hutchinson et al, 2010 y ATC, 1998). Esos elementos no estructurales se describen generalmente como aquellos componentes (incluido el contenido) que no forman parte de la integridad estructural de un edificio (fachadas, elementos arquitectónicos, paredes no estructurales, techos suspendidos, sistemas de plomería, sistemas HVAC, maquinaria y otros equipos independientes). En la mayoría de los casos, la mitigación de los daños a tales elementos no estructurales es una cuestión de interés económico, aunque también influyen factores relacionados con temas de seguridad y con la continuación de los servicios esenciales.
Son contadas las investigaciones que han estudiado los efectos de un fuerte movimiento de terreno en las colecciones patrimoniales de los museos (incluidos los museos de bellas artes, las colecciones antropológicas, las colecciones de ciencia y tecnología, los museos de historia, los archivos y las instalaciones de almacenamiento), considerándolas como contenidos. Tanto la escasez de información como una falta de desarrollo de enfoques de mitigación relacionados con las colecciones patrimoniales persisten, a pesar del valor de las mismas (tanto monetario como cultural) y, en algunos casos, de su claro potencial, algo que justificaría las preocupaciones sobre la seguridad de las personas ante fenómenos sísmicos (amenazas planteadas por el vuelco de esculturas monumentales y «pilas» de archivos, y la posibilidad de derrames químicos en museos de historia natural o de ciencias, por ejemplo).
Curiosamente, aunque las colecciones del patrimonio cultural, en su mayor parte, no se incluyen en los estudios de mitigación sísmica, si lo han hecho las estructuras históricas, aunque en un grado comparativamente limitado. Dichas estructuras construidas resultan interesantes por estar directamente relacionadas con el enfoque principal de la mayoría de los estudios de ingeniería sísmica y encontrarse dentro de esos intereses. Después de todo, aunque las estructuras históricas se construyeron con materiales y métodos que ya no son de uso común, responden a los movimientos del suelo de forma razonablemente similar a las de construcción más recientemente. Y, por supuesto, los problemas de seguridad humana se aplican a las estructuras históricas de la misma manera que a las modernas. También se podría decir que cuando se producen daños en estructuras históricas, son más evidentes que los de las colecciones, que no suelen divulgarse y apenas son accesibles para el público en general.
Si bien el estudio de la respuesta de las colecciones a las fuerzas debidas a terremotos se relaciona directamente con la investigación de elementos no estructurales – como los equipamientos hospitalarios o transformadores -, las obras de arte y los artefactos históricos presentan desafíos significativamente mayores para los esfuerzos de mitigación dada su masa relativamente pequeña, a la fragilidad, a las características materiales desconocidas y a su historia compleja. Los factores desconocidos debidos a la incertidumbre sistémica se multiplican rápidamente.
Por otro lado, el empleo de enfoques de mitigación en las colecciones se rige por una serie de principios de preservación ética y consideraciones estéticas que no son necesariamente de interés en situaciones industriales y comerciales. Las pautas modernas dentro de la conservación del patrimonio, que reflejan preocupaciones de autenticidad y deseos de preservación basada en los materiales, nos dicen que, en la medida de lo posible, la obra de arte o el objeto histórico ha de permanecer inalterado por el enfoque de mitigación, y cualquier adición no debe ser modificada, evitando acciones intrusivas para la integridad física del objeto y siendo completamente reversible. Si bien esto no siempre se puede lograr, se lucha por conseguirlo. La estética juega un papel igualmente importante, especialmente en los museos. Los esfuerzos de mitigación no deberían restar valor a la presentación visual del objeto u obra. En general, los objetos culturales suponen desafíos únicos y difíciles para los ingenieros, conservadores y fabricantes de monturas. Inevitablemente, surge un conflicto entre la reducción del riesgo y la presentación estética que, en aras de la conservación a largo plazo, debe superarse.
Durante más de cuatro décadas, se han desarrollando técnicas para la protección de las colecciones contra los daños causados por un posible terremoto (Podany 1992, 1996, 2008). Estos procesos siguen una ruta bien establecida:
- Determinación del grado de riesgo tolerable para la colección.
- Identificación y caracterización del peligro.
- Estimación de la respuesta probable y el movimiento del suelo en el sitio de interés.
- Caracterización de la respuesta del edificio al movimiento del suelo.
- Valoración, en términos generales, de la respuesta de los objetos, teniendo en cuenta la variedad de sus formas, características del material, ubicación dentro del edificio y exposición / condiciones de almacenamiento.
- Desarrollo de métodos para la gestión, reducción de riesgos y mitigación de daños.
- Implementación, revisión periódica y actualización de esos métodos.
Necesariamente, todos estos pasos requieren un esfuerzo multidisciplinario extendido que involucra a sismólogos, ingenieros sísmicos, geólogos, ingenieros estructurales, montadores, técnicos y conservadores, así como a museógrafos y museólogos apoyados por directores y gestores, para encontrar así las mejores y más sostenibles formas de protección de las colecciones. No es una tarea fácil, ya que los diversos profesionales aportan al esfuerzo antecedentes muy diferentes, diversos niveles de comprensión y un conjunto abierto de preocupaciones. Incluso se podría decir que «hablan» distintos idiomas. Es probable que los profesionales de las colecciones patrimoniales (museólogos, conservadores, archiveros, fabricantes de monturas, administradores de colecciones, etc.) no tengan la experiencia necesaria para comprender rápida y completamente los conceptos que subyacen a las declaraciones de los ingenieros. Tampoco es probable que los ingenieros sean del todo conscientes de las preocupaciones y enfoques de los profesionales de las colecciones con respecto a la conservación y exhibición de las colecciones. A menudo, es tarea del conservador o del profesional encargado del cuidado de las colecciones actuar a modo de «intérprete» entre los dos grupos.
Como decíamos, el conjunto de profesionales que componen el equipo de gestión de peligros y riesgos hablará casi con certeza diferentes idiomas profesionales, y nada demuestra esto más claramente que el primer paso en el análisis de peligros sísmicos: la estimación probabilística de la amenaza sísmica en una ubicación y colección específicas. El análisis probabilístico de peligrosidad sísmica implica enfoques estadísticos complejos que, en general, son ajenos a la mayoría de los profesionales de las colecciones, quienes no están capacitados para considerar porcentajes de pérdida aceptable o la inversión de recursos para mitigar riesgos que solo podrían materializarse en marcos de tiempo medidos en cientos de años. Y, sin embargo, si no se aborda el peligro inevitable, se pueden perder colecciones enteras, ya ha ocurrido. Por estas razones, es evidente que la mitigación de daños sísmicos representa la vanguardia de los esfuerzos multidisciplinarios de conservación preventiva y de preservación a largo plazo.
Esta descripción general intenta dar visibilidad a algunos de los avances realizados para mitigar los daños sísmicos de las colecciones de los museos. Actualmente se dispone de una serie de métodos eficaces y, aunque se encuentran en sus etapas incipientes de desarrollo, constituyen un comienzo prometedor para alcanzar el objetivo de proteger los tesoros del patrimonio mundial. Este objetivo no solo es coherente con las responsabilidades de los encargados del cuidado de las colecciones, sino que está a la vanguardia de lo que se ha denominado conservación preventiva.
Sin embargo, queda mucho por hacer, por desarrollar y por comprender. Todavía hay muchas mentes que cambiar y mucho apoyo por ganar para tomar medidas que reduzcan los daños y pérdidas de colecciones debido a los terremotos.
Se debe concienciar a todo el mundo sobre el peligro que representan los movimientos sísmicos para las colecciones culturales. Se necesitan más investigaciones y un mayor desarrollo de técnicas de mitigación. Es esencial la documentación completa de los daños producidos y el intercambio de esa información a través de redes profesionales adecuadas. Y, sobre todo, la comunicación abierta entre los responsables de la preservación del patrimonio cultural a nivel internacional debe contemplar el tema de las amenazas y riesgos sísmicos, independientemente de los largos períodos de tiempo entre eventos.
Existe una densa concentración de terremotos en y cerca de los límites tectónicos, pero sabemos también que el suelo tiembla en gran parte de nuestro planeta, lo que conlleva el daño y la pérdida de muchos de nuestros tesoros culturales e históricos en todo el mundo. Incumbe a los museos – cuya misión de educación y divulgación también incluye la preservación y el mantenimiento -, a las organizaciones profesionales y al gobierno, para unirse y desarrollar una red de investigadores y científicos, conservadores y fabricantes de mobiliario, museógrafos y museólogos, directores y funcionarios que promuevan todo este esfuerzo. Existen modelos de organización eficaces en muchos lugares y profesiones, especialmente en sismología e ingeniería sísmica. El progreso es mayor cuando los esfuerzos, las observaciones y los desarrollos relacionados con los peligros sísmicos y la mitigación de los daños sísmicos se comparten abiertamente.
Recursos bibliográficos:
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Fotografía principal: Balkan Insight: Zagreb’s museums suffered significant damage.
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