Museos y Estrategias Digitales

Museos y Estrategias Digitales

 

Los museos de hoy necesitan fabricarse un futuro sostenible. Esto implica cuidar de sus activos y colecciones principales, pero también garantizar que el museo siga siendo relevante y valioso para las siguientes generaciones. La tecnología tiene un papel vital que desempeñar si quiere llegar al visitante e investigador en un mundo conectado.

Instituciones culturales como los museos, centros, bibliotecas y archivos contienen grandes cantidades de información y, según la Asociación de Museos, en la última década se ha realizado un enorme esfuerzo para hacer que todos los datos del patrimonio cultural estén disponibles digitalmente y podamos acceder a ellos.

Sin embargo, la digitalización puede ser un proceso costoso. Un informe cuantitativo basado en una encuesta de las instituciones del patrimonio cultural inglés, nos muestra que solo el 60% de los museos tiene la intención de digitalizar sus colecciones, básicamente debido al costo. Otro estudio reciente revela, incluso, que el 60% de los encuestados están enfrascados en el desarrollo, aún sin ejecutar. Tan solo el 20% manifestó que su estrategia digital, o bien no era una prioridad o bien se halla «abandonada» en un cajón.

Es evidente que se entiende, en general, la importancia de alinear las estrategias digitales con los museos; más de la mitad (53%) afirma que están relacionadas, o integradas, en su estrategia institucional.

Logrando el equilibrio correcto.

El artículo «Hacia un museo sociocrático» analiza cómo los museos podrían cambiar drásticamente y el papel que jugarían en un contexto digital. «Un museo sociocrático es aquel que es radicalmente democrático, de tal manera que impacta en la sociedad, lo que podría querer decir que va más allá de un simple» museo social «que se expande mediante la programación digital y un espíritu participativo».

El artículo refleja, además, que el contexto resulta algo paradójico, y que los museos se mueven en dos direcciones. Por un lado, se ven tentados por los beneficios corporativos – pensando en el consumidor que se acopla al uso de la tecnología-, pero la razón de su existencia real es preservar el patrimonio en su forma física. Eso significa que debe existir un buen equilibrio entre el uso de la tecnología al servicio de la comunidad, pero también han de seguir manteniendo su existencia y atracción física como museos.

John Russick, del Museo de Historia de Chicago, comparte en su obra «Un lugar para todo» la idea de disponer de colecciones replanteadas en términos geo-espaciales, con todos los objetos de un determinado lugar mapeados en múltiples ubicaciones. Esto ayudaría a conectar personas, lugares y obras haciéndolos más significativos para todos. Cuanto más se sientan estas conexiones, más se prolongará el largo ciclo de la atención.

Pero para poder conseguir todo ésto, las estructuras correctas deben estar en el lugar correcto, una gran tarea si lo pensamos a nivel mundial. Es por eso que no sorprende que el señor Russick deduzca que se trata de un objetivo que se vuelve más distante a medida que los museos se centran en resultados más cuantificables y a corto plazo.

La influencia del consumismo.

El proceso de digitalización es mucho más que instalar una aplicación móvil para un servicio o producto, o digitalizar una colección en un museo. Implica un proceso de extremo a extremo que analiza toda la relación que existe entre ese museo y su público.

El artículo, «No necesitas una estrategia digital, necesitas una empresa transformada digitalmente», recoge que «las empresas modernas necesitan interrumpirse en el núcleo mismo, empoderadas por el nuevo comportamiento y la nueva tecnología que la hacen posible». Las industrias deben replantearse ir más allá de su público objetivo principal y observar con calma una imagen más amplia, que muestre lo que su audiencia necesita. WhatsApp, por ejemplo, no ​​fue creado por una compañía de telecomunicaciones, ni Instagram lo desarrolló un fabricante de cámaras fotográficas.

Compromiso con los visitantes.

Un museo sin visitantes es como una opera sin público. Los museos deben interactuar y atender a sus visitantes, tanto desde dentro como fuera de las instalaciones. Para lograrlo de una manera efectiva, es importante comprender los intereses y deseos del público objetivo, así como los canales de comunicación que prefieren utilizar.

Es interesante comprobar que el 86% de los museos norteamericanos creen que actualmente se relacionan mejor con sus visitantes. El contexto en línea también tiene juega un papel valioso, ya que es destacable un 44% de efectividad de participación a través de su sitio web/apps y de las redes sociales. De hecho, el 50% de los museos ha percibido un aumento en el número de visitantes a sus sitios web, y un 82% en la actividad de sus canales de redes sociales.

Según Museums on the Web, las redes sociales han transformado, y continúan haciéndolo, la forma en que las personas se conectan e interactúan entre sí, por lo que este aumento del que hablamos es fácil de entender. Haciéndose eco de ello, el Centro de Investigación Pew compartió que casi dos tercios de los adultos estadounidenses recurren a sitios de redes sociales, un salto cualitativo de casi diez veces más respecto a la última década.

Con el aumento de visitantes que utilizan canales sociales y sitios web, no resulta sorprendente comprobar que alrededor de la mitad (49%) de los museos han experimentado una subida en el número de personas que los visitan físicamente. Solo el 12% de todos los encuestados dijeron que sus cifras habían disminuido o permanecido estancadas, lo que sugiere que una combinación de interacción en línea, comunicación social y aspectos personales es lo ideal para impulsar una participación efectiva. El museo necesitaría determinar la forma más rentable de interactuar con los visitantes y evaluar su estrategia continuamente para comprobar qué canales son los más adecuados.

Compitiendo por la misma audiencia.

El blog de Colleen Dilenschneider, «Captación de públicos: el costo de hacer negocios para las organizaciones que sirven a los visitantes» destaca que las organizaciones no están aportando fondos útiles para la captación de audiencias. Básicamente, los museos necesitan invertir dinero en canales que permitan – definitiva y seriamente – el proceso de transformación digital.

El Pew Research Center llevó a cabo un estudio denominado «Una semana en la vida de los usuarios de teléfonos inteligentes» con la finalidad de obtener una visión clara sobre la utilización, a diario, de estos dispositivos. Cuatro funciones de teléfonos inteligentes: mensajes de texto, llamadas de voz y video, uso de correo electrónico e Internet, destacan como las más utilizadas entre las once aplicaciones. Casi todos los propietarios de teléfonos inteligentes encuestados (89%) usan Internet, por lo que los museos podrían hallarse ante una audiencia sin explotar si no son capaces de afianzar sus sitios web móviles y la comunicación digital como parte de sus estrategias existenciales.

Recurso:

Museums Report (2016): Digital Transformation in the Museum Industry. Axiell, Museum Archives and Librares Services (Reino Unido).


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