Siempre intentamos comprender las formas en que los usuarios interactúan con un museo, antes, durante y después de la visita. Para ello, solemos plantearnos preguntas como éstas: ¿Por qué las personas acuden a los museos? ¿Cómo interactúan y recorren los museos sus visitantes? ¿Cómo influyen los sentidos en la interacción de los visitantes durante sus recorridos por los museos? ¿Cómo interpretan los visitantes los diferentes significados en las diversas posibilidades de vivir experiencias que el museo les facilita? El uso de la fenomenología, como enfoque principal para analizar los datos que proporciona, nos revela que en los recorridos individuales, la vivencia de experiencias significativas se producen cuando los visitantes diseñan sus propias formas de crear una visita museística que le resulte satisfactoria, con su particular iniciativa como herramienta clave. La combinación de diferentes métodos de estudio permite identificar la relación entre la vivencia individual del visitante, los objetos, el espacio, el contexto, los recuerdos y los conocimientos previos, todo ello convergiendo en el espacio físico del museo.
El análisis del aspecto temporal del recorrido del museo revela cuatro puntos importantes que responden a cuestiones derivadas siempre de investigaciones previas:
Primero, los usuarios van al museo porque sus contextos personales y sociales modelan una formación personal que exige estar en contacto con el conocimiento y la cultura, lo que contribuye en gran medida a la intención de visitar un museo. Las historias personales, los recuerdos y el conocimiento previo de cada quien juegan un papel importante en la motivación a la hora de hacer una visita. Esta intención de visitar, a veces está relacionada con una determinada exposición que genera una fascinación del sujeto hacia objetos particulares, disfrutando así individualmente de las experiencias cognitivas y de todo aquello que el museo le puede ofrecer. Otras personas visitan los museos por razones puramente personales, con el deseo de conectarse con diferentes momentos de su vida, algo que les da la oportunidad de volver a visitar o descubrir nuevos lugares, lo que muestra la experiencia introspectiva y emocional del visitante. Por otro lado, debemos tener en cuenta que la visita realmente se produce antes de que los visitantes lleguen al espacio físico; después entrarán en él esperando vivir un grato momento intelectual – a partir del pasado y del presente tanto mental como físico – dando lugar a experiencias positivas que convergen en el museo.
Gold & Wood
Una vez dentro, las narrativas de introducción dirigidas a sus visitantes establecen trayectorias únicas para la visita, influyendo en sus modos de recorrido. El deseo de experimentar el museo, observar un objeto o relacionarse con una historia personal, da forma a la experiencia particular de cada uno. Las diferentes intenciones generan reacciones diversas a los estímulos, creando así puntos cambiantes que se enfocan o se pasan por alto dependiendo de cada visitante – en la medida que los usuarios concentran su campo perceptivo de forma muy distinta -.
Por último, el recorrido, la interpretación y la creación de significados se producen para involucrar los sentidos del público, facilitándole así el hecho de poder formular una comprensión fluida del espacio físico y de los objetos que le rodean, lo que también da forma a la atmósfera del museo, su alma.
Angela Bacon-Kidwell
Los visitantes emplean activamente su cuerpo y sus sentidos para comprender la narrativa de entrada. Lo que les puede llamar la atención es, a menudo, un estímulo relacionado con el motivo de su visita. Si el museo proporciona ese estímulo o no, determinará que los visitantes sientan a distancia los objetos o no, la velocidad en la que harán el recorrido, el tiempo – siguiendo o no las reglas del museo – y el aprovechamiento de sus propios conocimientos y emociones para satisfacer lo que se proponen aprender o encontrar allí. Por lo tanto, el propio visitante se convierte en el medio para experimentar, interactuar y navegar por un museo, consiguiendo que el cuerpo se desdoble, física y temporalmente, para integrarse con el museo. En estos casos, podemos incluso decir que el cuerpo llega a fundirse con el razonamiento y las emociones, y viceversa. La asociación y la percepción dirigirán el movimiento de los visitantes a través de la generación de pensamientos y sentimientos hacia los objetos, al tiempo que el cuerpo alimentará la mente con más información en el encuentro con este mundo del conocimiento y el saber. Es por ello que un museo con alma deber producir la fusión entre el cuerpo y la mente.
Soul Tattoo & Piercing
Las prácticas de creación de significados hacia los visitantes son un amalgama de experiencias pasadas y presentes, combinadas con funciones táctiles y sensoriales, que permiten que el cuerpo se oriente y perciba el museo desde su propia perspectiva. Los visitantes muestran el deseo de aumentar el conocimiento de aquello que ya saben a través de la confirmación, o construyendo sobre él. Sabemos que un gran número de visitantes acaban compartiendo su grata experiencia con amigos – con los que fueron, o no , al museo -, hablando de las mismas cosas por las que realizaron la visita. El «significado» que cada uno se lleva consigo se basa en el tiempo y culmina en su interacción con los objetos del museo. Abandonamos el museo dibujando una línea difusa entre el pasado que ya es, y el momento futuro, pues nuestra visita prepara el escenario de la próxima experiencia del museo. El aspecto temporal de la experimentación museística es un proceso continuo entre visitas, pues los usuarios siempre se hallan expuestos a sus experiencias y vivencias.
Flickr
Para concluir, decir que el contexto en el que los visitantes moldean su propia experiencia, se transforma en un espacio intelectual, emocional y personal donde se cruzan diferentes momentos de las vivencias de cada uno, influyendo en cómo se experimenta el museo en cada instante. El alma del museo no es la ubicación central física, sino la experiencia captada por cada persona como la más importante vivida dentro; un espacio emocional por el que todos aspiramos a viajar cuando visitamos un museo.
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Las experiencias de los visitantes no están diseñadas en su totalidad por los museos, con lo cual no existe control sobre las diferentes razones por las que los visitan siguiendo sus impulsos, sin que se puedan prever ni planificar, y sin la capacidad de anticipar acontecimientos. Esa es la gestión sin alma. A medida que los visitantes interactúen activamente con los museos para cumplir sus objetivos personales en la visita, éstos estarán llamados a embarcarse activamente en ese viaje como compañeros, mano a mano, para poder llegar a comprender las necesidades y deseos de todos aquellios que cruzan sus puertas, y acabar así con las brechas y distancias que la mayoría de las veces se producen. Sólo así podrán participar conjuntamente y experimentar amablemente sus museos.
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Fotografía principal: BlogSpot 2
Leer en pantalla cusa molestias y yo por lo general lo copio y lo imprimo. Cual es la razón por la que no puedo copiar.
Estimado Rómulo,no puedes copiar el texto porque no tienes nuestra autorización para copiarlo directamente. Inténtalo ahora. Saludos.