Museos y Manejo de Controversias

Museos y Manejo de Controversias

Las mejores prácticas del museo para controlar controversias, están pensadas y redactadas para proporcionar a estos, y a otras instituciones culturales, sin importar su tamaño o alcance, las pautas necesarias para poder gestionar contenidos polémicos, ayudando a transformar el problema en un aprendizaje sobre la naturaleza de las opiniones encontradas y generando la capacidad para abordarlas. Este artículo, que no pretende ser vinculante, menciona las mejores prácticas, pretendiendo ofrecer una orientación al museo preocupado por estos temas o que está siendo víctima de acusaciones sobre un contenido inapropiado u ofensivo. Para aquellos museos que se vean envueltos en duras situaciones de controversia, os vamos a mostrar una serie de estrategias sobre las que podremos apoyarnos, para así calmar las aguas, abriendo un espacio para el entendimiento y la comunicación, para prevenir y desarticular cualquier situación potencialmente problemática, a partir de la toma de decisiones reflexionadas y siempre sobre la base de la creación de un diálogo positivo y constructivo entre todas las partes afectadas.

EVE Museos e Innovación

Cuando estas pautas son utilizadas regularmente como un recurso recomendado por varias asociaciones profesionales, el conjunto de prácticas en todo el campo museístico se fortalece, se hace más consistente y se generan tanto una mayor credibilidad como una imagen positiva de cara a la sociedad. Se trata de una simple herramienta dentro de un protocolo reconocido a nivel nacional, e incluso internacional, que puede facilitar el tiempo y espacio adecuados y necesarios para abrir un diálogo, evitando así una reacción del museo sobre un exceso de cautela y auto censura, en situaciones en las que pueda enfrentarse a una cierta controversia. También nos servirá para abordar correctamente cuestiones delicadas sobre su compromiso cívico, añadiendo a su misión un foro para la exploración de ideas diversas y para poder transmitirlas adecuadamente.

Jayne Helliwell

Las directrices que os mostramos a continuación han sido creadas a partir de un análisis profundo sobre varias fuentes y recursos históricos y actuales (como ya mencionábamos), para las cuales se han utilizado documentos de dirección producidos por organizaciones de arte y cultura, así como por otras instituciones académicas, incluyendo además orientaciones de profesionales de museos. Estas pautas se basan en dos componentes principales:

  • Una declaración sobre el compromiso del museo con la libertad de expresión, que puede ser adoptada en su totalidad.
  • Un listado de las mejores prácticas que pueden ayudar a los museos, cuando pretendan establecer sus propios procedimientos específicos, para enfrentarse a una crisis a partir de una controversia.

 The Art Crisis

Existen tres estrategias que los museos pueden utilizar para amortiguar una posible presión exterior, asegurando su autonomía curatorial:

  1. La creación de una declaración pública que reafirme y comunique su compromiso con la libertad de expresión artística e intelectual («Compromiso con la Libertad de Expresión»).
  2. Preparación previa de los próximos programas sobre aquellas exposiciones que sean susceptibles de generar controversia, redactando un acuerdo cristalino sobre sus procedimientos curatoriales, mecanismos de retroalimentación y planes educativos.
  3. Redacción de los procedimientos para lidiar con la prensa y/o las quejas del público, una vez que se haya inaugurado una exposición o un programa didáctico especial que pueda resultar controvertido.

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En conjunto, el compromiso sobre la libertad de expresión del museo, así como los procedimientos para anticipar y responder a la controversia, ayudarán al museo a:

  • Dotarlo de las herramientas necesarias para responder a toda clase de críticas y controversias sobre sus contenidos expositivos y prácticas didácticas.
  • Mejorar las relaciones con el público del museo y con la sociedad en general.
  • Apoyar el derecho de los visitantes a expresar variedad de opiniones.
  • Proteger al museo contra la autocensura.
  • Introducir transparencia en la gestión.
  • Asegurar el apoyo institucional en la toma de decisiones curatoriales.
  • Proporcionar orientación a los miembros de la junta directiva del museo o institución cultural.

La promoción y el uso de estas estrategias por parte de los museos e instituciones culturales, favorecerá que éstas sean validadas como las mejores prácticas en nuestro campo de acción profesional, propiciando la creación de grupos de apoyo cuando surja una controversia.

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Compromiso sobre la libertad de expresión.

Se recomienda a los museos que redacten una Declaración de Compromiso de Libertad de Expresión. Os sugerimos la siguiente plantilla:

«La libertad de expresión es la base de nuestras comunidades y nuestra nación. Las colecciones que este museo exhibe pueden asombrar, iluminar, desafiar, perturbar, confundir, provocar y, en ocasiones, ofender. Por esta razón, defendemos la libertad para crear contenido y exhibir dicho trabajo en este museo y en cualquier lugar del mundo, reconociendo el privilegio de vivir en un país donde crear, exponer y experimentar es un derecho constitucional.

Exhibir públicamente una colección no es respaldar el trabajo, la visión, las ideas y las opiniones de alguien en particular. Exponemos para defender el derecho que todos tienen a experimentar visiones y puntos de vista diversos. Siempre y cuando surjan controversias a partir de su exposición, acogeremos con beneplácito la discusión pública y el debate, y lo haremos a partir de la creencia de que dicha discusión es parte integral de la experiencia del museo. De acuerdo con nuestro compromiso fundamental con la libertad de expresión, este museo no censurará exposiciones en respuesta a presiones políticas o ideológicas».

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Preparación de los futuros programas expositivos de cara a una posible controversia.

  1. Debemos especificar procedimientos claros de selección curatorial que ayuden a los museos a responder a las quejas.
  2. Documentar los criterios internos de selección curatorial: especificar quién es el responsable de dicha selección (director del museo, departamento de curaduría, miembros de la facultad, profesionales externos, etcétera).
  3. Determinar la composición del equipo de la exposición (artistas, curadores y otros profesionales de las artes o patrones de arte); explicar cómo se seleccionan sus miembros.
  4. En el caso de contar con convocatorias abiertas y exposiciones subcontratadas, especificar los procedimientos y los plazos desde la etapa inicial de la contratación (documentos de la convocatoria de concurso y/o presentación de propuestas) hasta la decisión final.
  5. Debemos crear un calendario y un marco de compromiso educativo/público para la exposición, y hacerlo antes de que se inaugure: en el caso de una exposición de arte, se debe obtener la información necesaria que identifique al artista/as, el contenido de la exposición, el contexto y la historia de la colección… Una vez completado el proceso curatorial, se deben establecer oportunidades de diálogo con la comunidad, para ayudar así a diseñar la programación educativa en torno a la exposición. El propósito de tales discusiones no es limitar la toma de decisiones curatoriales, sino facilitar el alcance y el compromiso del museo con la comunidad.

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Se recomienda desarrollar también una investigación cualitativa sobre nuestro público objetivo (meta), facilitando así que los museos puedan crear estrategias para reconocer las sensibilidades particulares del mismo, ganándonos su confianza a través de la interpretación, la programación, las alianzas y las comunicaciones. Para desarrollar este tipo de investigación, necesitaremos:

  • Identificar al público objetivo: es importante conocer a las audiencias que nos puedan proporcionar información de valor, sin dar excesiva importancia a los grupos de oposición, ya que a menudo no estarán interesados en el diálogo, sino en provocar controversia para defender su manera de pensar.
  • Creación de talleres: con el fin de promover un debate respetuoso, el museo debe alentar el diálogo y prepararse para obtener respuestas efectivas a las críticas, proporcionando orientación sobre cuestiones relacionadas con la exposición, como puede ser la creación de la narrativa expositiva, la capacitación del personal y una respuesta adecuada a a consultas públicas.
  • Llevar a cabo un programa de relaciones públicas preliminares: se debe crear un plan de comunicación profesional antes de que surja el problema, especialmente en los casos en que ya exista preocupación por una potencial controversia.
  • Cuando corresponda, se debe programar una campaña de medios (incluso en línea) para explicar la posición del museo y ofrecer oportunidades para el diálogo.
  • Si estamos preocupados por un proyecto potencialmente difícil, debemos buscar aliados entre nuestros patrocinadores (si los tenemos) y formar junto a ellos coaliciones con otras organizaciones culturales o grupos comunitarios. Esta estrategia genera confianza, comprensión y respuestas más fructíferas.

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Hacer uso de una programación informativa dirigida a todos los públicos:

  • Las advertencias o avisos que redactemos deben ser informativos y no defensivos.
  • Producir variedad de materiales educativos que apoyen a la exposición.

Planificar las comunicaciones entre el curador, los educadores y la dirección:

  • El curador, educadores y el director del museo deben trabajar conjuntamente para informar sobre las próximas exposiciones y prepararse para responder a toda clase de preguntas sobre las mismas.
  • Se debe construir y fomentar el diálogo entre curadores y educadores desde las primeras etapas de lo que podrían considerarse proyectos potencialmente delicados, a fin de desarrollar oportunidades que generen un compromiso cívico constructivo.
  • Debemos revisar el plan de crisis de la institución y hacerlo con el apoyo de un asesor legal.

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Procedimientos para abordar a la prensa o las quejas del público, después de que se inaugure una exposición o programa especial.

La redacción de una declaración de apoyo a la libertad de expresión funciona mejor si va acompañada de una declaración institucional sobre la política del museo – visión y misión -, proporcionando de este modo una respuesta adecuada a aquellas situaciones que provoquen que un individuo o grupo se quejen sobre el contenido que se está exhibiendo. La declaración de la política del museo debe incluir procedimientos que ayuden a evitar disputas sobre el contenido y su interpretación.

Los dos elementos centrales en respuesta a una queja o crítica negativa son:

  • Establecer frente al origen de la queja un período de revisión y discusión razonada y amable.
  • Establecer una oportunidad de consenso, generando oportunidades para una discusión cuidadosa y calmada entre las partes involucradas en la queja.

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Manejo de quejas de la comunidad:

  • Asegúrate de que la exposición siga abierta hasta que la controversia haya sido solucionada.
  • Alertar de la queja al director y/o a los profesionales en posiciones ejecutivas – incluído el departamento de relaciones públicas (si lo hubiera) y un abogado -, o sobre cualquier situación que las haya generado. Las quejas
    deben remitirse a la atención del director o del miembro del personal responsable que tenga asignado este tipo de problemas.
  • Notifica a las personas relacionadas con la exposición y patrocinadores, poniéndoles sobre aviso para su posible contacto con la prensa. En algunos casos, es más recomendable aconsejar a los profesionales involucrados que no atiendan a los medios.
  • Evaluar la(s) queja(s): ¿quién se está quejando? ¿Cuáles son sus credenciales? Ver si se trata de una crítica genuina o de un acto de oportunismo político por parte de un grupo de apalancamiento en la controversia para servir a otros objetivos.
  • Deberemos crear un Plan de Crisis: se asignará a un «gestor de crisis» junto al equipo del museo que esté mejor preparado  para enfrentarse a este tipo de situaciones.
  • Preparar y mostrar al equipo de crisis puntos de discusión/preguntas y posibles respuestas (argumentario).
  • Encontrar partidarios y defensores: se deben formar coaliciones con otras organizaciones y activar las redes. Ponte en contacto con grupos que defiendan la libertad de expresión y pídeles su apoyo.
  • Proporciona al querellante una copia del procedimiento de diseño y producción de la exposición o documento similar.
  • Crea un formulario de queja oficial. Si el demandante no está satisfecho una vez que se haya hablado e intentado razonar con él/ella, haz que el querellante presente formalmente su queja por escrito.
  • Crea una plataforma informativa adicional que ofrezca diversas opiniones sobre el tema central.
  • Considera, si fuera necesario, la opción de establecer contacto con legisladores u otros funcionarios públicos.

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Trabajando con la prensa y los medios.

  • Asigna un portavoz (vocero) para comunicar los objetivos de programación de la institución al público y a los medios.
  • Asegúrate de que el portavoz esté fuera del grupo directivo.
  • En el ejercicio de comunicar, nos debemos focalizar en la misión del museo, y no en los detalles.
  • Deberemos contextualizar el contenido de la exposición dentro de la historia curricular del museo.
  • Deberemos evitar cualquier enfoque que fortalezca a la oposición y le permita enmarcar la discusión.
  • Usaremos rápidamente los medios para conseguir ventaja, distinguiendo entre la prensa cultural y la amarillista, así como quién está escribiendo/produciendo la noticia o comentario, en qué sección del periódico/plataforma digital/ tipo de emisión aparecerá, y quién lo está editando.
  • Deberemos Involucrar a la dirección del museo y al personal clave en el perfeccionamiento de un plan de comunicación general.
  • En nuestras comunicaciones, siempre utilizaremos un enfoque directo y neutral.
  • Si consideramos que el problema nos sobrepasa, tendremos que solicitar ayuda de una empresa de relaciones públicas o gestión de crisis, no hay otra.

 

 


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Fotografía principal: Mad Foto

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