Museos y Modelos de Innovación

Museos y Modelos de Innovación

En los últimos años, la innovación se ha convertido en un tema que ha captado el interés de muchos museos en todo el mundo, dando lugar a un foco de discusión en conferencias, talleres y seminarios. Como ejemplo de este interés general, en la primavera de 2015, un grupo de cincuenta profesionales de museos, académicos, pensadores y políticos se reunieron en la Universidad de Cambridge para discutir sobre el concepto de la innovación aplicada a los museos. La conferencia fue llevada a cabo por Museums Computer Group (MCG), del Reino Unido, una organización independiente que dirige un foro para los profesionales que trabajan en museos, galerías y archivos, así como para académicos, funcionarios y otros profesionales interesados ​​en reunirse y discutir temas oportunos e importantes dentro del sector de los museos.

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De todos los desafíos y retos a los que se enfrentan actualmente los museos, sobre los cuales podría haber concentrado más su atención esta influyente comunidad de profesionales, el MCG decidió poner encima de la mesa el tema de la innovación en los museos, preguntándose si la aplicación de la misma ha llegado a ser un mero «trending topic» o no. En realidad, para algunos museos, la «innovación» se ha convertido en lo que podrían necesitar para aparecer como líderes en el sector. Este concepto ha sido – y sigue siendo – el atractivo, la oportunidad y la importancia para el sector museístico.

Si abordamos el tema de la innovación museística, deberíamos formular primero una pregunta clara y precisa: ¿cómo pueden los museos desarrollar innovación? A partir de esta cuestión se hace necesario plantear otra serie de preguntas secundarias. Por ejemplo, y antes que nada, ¿qué es «innovación»? ¿Cómo se define? ¿Por qué algunos museos tienen éxito en la adopción de la innovación, mientras que otros todavía están luchando por conseguirlo? Y, por último, ¿cómo pueden los museos planificar, implementar y evaluar la innovación?

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Ante todo, debemos aclarar dos puntos con implicaciones importantes en cuanto a la dirección que tomarán las posibles respuestas. El primero es que la mayoría de las innovaciones que conocemos han sido desarrolladas y aplicadas en el sector empresarial, una realidad que crea un enlace umbilical entre innovación y empresa. En otras palabras, la empresa parece ser el contexto típico y natural en el que la innovación ha sido históricamente alimentada e implementada. El segundo punto se refiere a que, teóricamente, la innovación, como tema, ha recibido mucha atención en la literatura de estudios empresariales, lo que genera una gran riqueza de conocimientos y un gran número de marcos conceptuales. Estas dos razones hacen que la «innovación» sea un concepto orientado a los negocios, asociado con valores emprendedores tales como beneficios económicos, cuota de mercado, ventaja competitiva y modelos de negocio.

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Poniendo un ejemplo, el principal órgano empresarial del gobierno de Australia sugiere que «la innovación generalmente se refiere al cambio o la creación de procesos, productos e ideas que resultan más eficaces y que pueden aumentar la probabilidad de que un negocio tenga éxito». Nosotros podríamos decir que la esencia de la innovación consiste en capitalizar ideas creativas, generando nuevos valores o explorando nuevos mercados. Este concepto está estrechamente ligado al desempeño y crecimiento a través de mejoras en la eficiencia, productividad, calidad y competitividad. En los negocios, la innovación puede definirse como «el desarrollo del valor hacia el nuevo cliente, generando soluciones que satisfagan unas necesidades que no ofrecen los mercados antiguos» (Patil & Athawale, 2014). El Diccionario de Negocios lo describe en términos claros y en negrita: «para denominarse innovación, una idea debe ser replicable a un costo económico razonable y para satisfacer una necesidad específica». Por lo tanto, el concepto de innovación está directamente relacionado con el éxito de la empresa en cuanto al aumento de sus beneficios y con la ampliación de su cuota de mercado.

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En cualquier caso, nosotros queremos entender cómo la innovación en los museos puede ser diferente de la conceptualización empresarial de la innovación. Por lo tanto, el objetivo general ahora debería ser la construcción de una perspectiva museística de la innovación – una contribución que se basa en lo que ya se ha logrado, preservando la esencia del término y, lo más importante, considerando los valores únicos del trabajo museístico. Esta contribución estará representada en dos áreas principales:

  • Definición de la innovación museal: esta línea de investigación sugiere que la innovación museística podría definirse como los procesos, productos o modelos de negocio nuevos o mejorados, por medio de los cuales los museos pueden lograr eficazmente sus misiones sociales y culturales.
  • Modelo de innovación en museos: esta investigación introduce un posible modelo de innovación en museos basado en tres conceptos esenciales: la innovación abierta, la empresa social y la innovación social. Son conceptos que parecen estar interconectados, y presentan juntos una fórmula para la innovación en los museos. Dicha fórmula podría expresarse simplemente como: «los museos que adoptan un modelo de empresa social y utilizan estrategias de innovación abierta, son capaces de lograr la innovación social» (Eid, 2016).

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Dentro del contexto del museo, y debido a motivos económicos y políticos, los museos de los Estados Unidos y del Reino Unido han sido alentados, y a veces presionados, para que adopten la innovación. Una muestra de esta corriente, por ejemplo, está representada en el discurso de Ed Vaizey en la Conferencia de la Asociación de Museos de 2010, en Manchester (Reino Unido), en la que intentó persuadir a los museos para que cultivaran el «pensamiento innovador» (Vaizey, 2010). Vaizey es el ex ministro de Estado de Cultura y Economía Digital del Reino Unido. En su discurso, desafió al sector a reconsiderar cómo funcionan los museos y a dedicar más esfuerzos en la integración de la innovación en su gestión. Fue entonces cuando el sector museístico del Reino Unido se enfrentó a un ministro clave de su gobierno, abogando por adoptar un concepto (es decir, la innovación) que no ha formado parte, normalmente, en las discusiones generales sobre museos.

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Por otro lado, existen planes financieros a ambos lados del Atlántico que continúan alimentando esta tendencia de la innovación aplicada a los museos con donaciones y programas especializados. Por ejemplo, el proyecto de la Alianza Americana de Museos, Museum Innovation Lab, alienta a los museos a «diseñar, investigar y generar modelos de innovación, probando nuevos enfoques que den respuesta a los desafíos en un entorno similar a un laboratorio» (EmcArts, 2012). Los ejemplos de lo que se observa como un movimiento de innovación entre los museos de los Estados Unidos y del Reino Unido son numerosos. Por nombrar a uno de ellos, Dallas Museum of Art estableció un proyecto de 300.000 dólares para crear un Laboratorio de Innovación en Museos, que tiene como objetivo «producir proyectos digitales altamente innovadores que impactarán positivamente en la experiencia del visitante en el DMA, pudiendo ofrecer una amplia aplicación a la comunidad museística global» (DMA, 2012). Este movimiento de innovación pretende, según el Centro para el Futuro de los Museos de la AAM, crear las herramientas necesarias para museos «con el fin de recorrer con éxito el paisaje continuamente cambiante del siglo XXI». Sin embargo, este movimiento entre museos carece de recursos conceptuales, remarcando así la ambigüedad de la innovación museística como concepto y generando una brecha entre la comunidad profesional y el mundo académico que puede obstaculizar la aspiración de los museos a la aplicación de la innovación.

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Según Johnson (2001), tener claro el concepto de lo que es innovación (junto con la empresa y el espíritu empresarial) es crucial para lograr un desempeño exitoso. También argumenta que «la confusión y la incertidumbre conducen a niveles más bajos de producción competitiva» (Johnson D., 2001). Añádase a ésto el punto de que la innovación es un concepto orientado a los negocios, que se ocupa fundamentalmente de factores empresariales, como pueden ser la ventaja competitiva de la organización, la cuota de mercado, los flujos de ingresos, los modelos de negocio y el I+D. Por otro lado, los museos son instituciones sociales que operan (o al menos la mayoría pretenden operar) como organizaciones sin ánimo de lucro, actuando sobre conceptos vinculados a la innovación, en muchos casos desde un punto de vista teórico, pudiendo considerarse en el mejor de los casos como desafiantes, y en el peor como anómalos o incompatibles. Este dilema puede hacer que la innovación se convierta en un tema problemático para algunos museos. Con una sensibilidad aplicada a este contexto, deberíamos trabajar creando una perspectiva museística clara sobre el concepto de la innovación, reduciendo, posteriormente la brecha entre las formas en que la innovación museística está siendo conceptualizada en la literatura, y el modo en que la comunidad museística podría aplicarla.

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La investigación trabaja en la aplicación de unas ideas que se repiten en la disciplina de los estudios museísticos como, por ejemplo, a partir de la teorización de Robert Janes (2013) en su libro «Museos y la paradoja del cambio», y en su marco conceptual sobre el «Museo atento» (Janes, 2010). También podríamos analizar el trabajo de Stephen Weil, que progresivamente entendió el museo como una empresa social; o más reciente el de Tony Butler en el proyecto Happy Museum en el Reino Unido. Por último, tomaremos en consideración la investigación de Ross Parry (2013), sobre la era «postdigital» y la «normalización de lo digital» dentro de los museos. A partir de este conjunto mixto de herramientas teóricas y prácticas, la investigación se sitúa como un punto crucial entre los estudios empresariales (más específicamente con relación a la innovación, los modelos de negocio y la administración pública), la museología y museografía (con relación a la responsabilidad social de los museos, la normalización y aplicación de lo digital, la movilización de las comunidades, la participación de la audiencia y, por supuesto, la gestión y administración de los museos).

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Y si nos movemos en el ámbito de lo digital, mencionar que la razón por la que «lo digital» es el contexto preferido por muchos investigadores para estudiar lo que a innovación se refiere, posiblemente tenga que ver con esa naturaleza innovadora de la tecnología. Como podemos observar, la tecnología evoluciona rápidamente, y lo que se considera nuevo e innovador hoy, puede ser reemplazado por la nueva tecnología del mañana. Esto hace que lo digital se convierta en un área interesante de investigación en cuanto a la innovación aplicada a los museos. En línea con muchos otros estudios sobre innovación, algunos investigadores han tomado la decisión estratégica de analizar la innovación museística dentro, específicamente, del contexto digital, con la intención de extrapolar las implicaciones de dicho estudio a la innovación museística en general. En el futuro, publicaremos los resultados de dichas investigaciones y de las nuestras.


RECURSO:

Haitham Abdelrazek Eid (2015): The museum innovación model: a museum perspective on open innovation, social enterprise and social innovation. School of Museum Studies, University of Leicester.

Fotografía principal: Denm Waulsh


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4 comentarios en «Museos y Modelos de Innovación»

  1. No veo porque la innovación sea un concepto problemático para algunos museos. Aunque la gran mayoría de estas instituciones trabajen sin ánimo de lucro, todas ellas tienen que subsistir de alguna manera, siendo muchas veces una “carga” pesada para los gobiernos en cuanto a cubrir sus presupuestos. Los museos no son entes inertes, son espacios vivos e interactivos que trabajan en beneficio de las comunidades y para ello, deben desarrollar una programación que contribuya a la educación y entretenimiento de éstas. Y eso no es gratis. Se necesitan cada vez más mayores presupuestos para realizar actividades atractivas, interesantes y de calidad que contribuyan con el desarrollo integral del público. Por tanto, creo que los museos deben considerarse como empresas sociales que necesitan de un presupuesto digno y la innovación es la llave para lograr esto. He trabajado 20 años en gestión cultural y en mi opinión, si la innovación “está directamente relacionada con el éxito de una empresa, en el aumento de sus beneficios y para ampliar su cuota de mercado”, pues para los museos, vistos como una empresa social, ésta es la solución y el camino a seguir, con un doble beneficio: poder cumplir con su misión y objetivos y auto gestionarse, por lo menos en un alto porcentaje. Sin duda, una situación muy deseable.

    1. Estimada Adriana, gracias por tu comentario. En el artículo explicamos que es problemático entender la innovación como concepto aplicado a los museos, no como un sistema que sea implantado en los mismos. Quizás no nos hayamos explicado con claridad. En cualquier caso, tu opinión nos parece muy valiosa. Gracias y saludos.

  2. Aprecio la información porque define con claridad el concepto «innovación», junto con su vulnerabilidad porque lo que hoy e sinnovador, mañana la tecnología lo superará. Esto me hace pensar que esta idea (vincular la tecnología en la innovación para museos) implica una inversión económica constante que muchos museos no pueden permitirse.

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