Es importante que los museos se planteen lidiar seriamente con los cambios vertiginosos que están ocurriendo en la sociedad, si realmente quieren ser útiles más allá de un pequeñísimo segmento en su entorno inmediato. Pero las buenas decisiones requieren conocimiento a partir de estudios exhaustivos, además de un buen instinto. Por desgracia, la investigación que hacemos sobre las diferentes comunidades, perfiles personales y su correspondiente participación cultural en la sociedad, aunque cada vez es más importante para el trabajo en el museo, resulta irregular, es a menudo insuficiente y, por lo general, demasiado superficial para sacar conclusiones concretas y valiosas de cara a su posterior aplicación en la toma de decisiones. El éxito siempre es fruto del conocimiento.
La mayoría de los estudios, se centran en una sola institución cultural, y tienden a ser estudios de marketing de consumo o evaluaciones que dan lugar, a su vez, a informes privados de perfil comercial que no están disponibles para ser compartidos con terceros. Hay muy pocos estudios de naturaleza comparativa, que se centren en las similitudes y diferencias entre grupos sociales y dentro de ellos. Tampoco los hay que hagan un seguimiento sobre la evolución de los visitantes de un mismo museo a través el tiempo, o un análisis de los cambios en sus expectativas, preferencias y modos de participación. Es difícil encontrar estudios fiables que puedan ser aplicados a las prácticas de trabajo en el museo.
Los grupos de discusión (focus groups o círculos de calidad), normalmente sólo nos sugieren perspectivas y percepciones. Habría que llevar a cabo muchos más estudios antes de poder detectar patrones verdaderamente fiables y aplicables. Las encuestas sobre la asistencia cultural, pasan por alto muchos aspectos importantes de la participación, así como diversos tipos de compromiso cultural que son más importantes y significativos para las personas. Los diferentes tipos de museos suelen estar excluidos de los estudios de participación y compromiso, por lo que es difícil comparar las tendencias que se dan entre los museos de arte, de historia, de ciencia, etcétera.
El resultado es una base relativamente poco sólida sobre la que poder construir nuevos conocimientos acerca de los visitantes, con conclusiones muy limitadas en las investigaciones, lo que ayuda muy poco a poder aplicar decisiones prácticas en los museos, sean del país que sean. Al menos, existe literatura o artículos como los que hemos publicado nosotros con anterioridad, que pueden servir como llamada a la acción para rellenar vacíos de investigación. Esto mejoraría la capacidad de los museos para tomar decisiones correctas, basadas en un conocimiento claro sobre cómo servir mejor a sus visitantes, ahora y en el futuro.
Nosotros creemos que los museos, en su conjunto, deberían:
Hacer mejor uso de las bases de datos de las que disponen.
En especial de la oficina del censo correspondiente, como punto de partida para entender los datos demográficos de sus comunidades locales. Los profesionales adscritos a los servicios de sus museos, deben ayudar a facilitar la accesibilidad, además de interpretar y aplicar esta información como herramienta para su planificación estratégica. Aunque el censo sigue siendo la fuente más fiable de datos sobre los grupos sociales, hoy en día existen otras muchas fuentes que proporcionan herramientas en línea que permiten hacer un análisis demográfico relativamente sencillo.
Los museos también deben extraer datos de otras fuentes, especialmente cuando no existe información comparable entre los diferentes museos. Como decíamos, no existen estudios que monitoricen a los visitantes de los museos a través del tiempo, información que sería especialmente útil para la investigación de la participación en el museo. Pero sí suelen existir estudios a nivel nacional que captan información sobre la educación, las condiciones sociales y culturales, además de hábitos particulares. Los investigadores de los museos podrían ser más creativos en cuanto al uso de estos datos existentes y de otros proyectos relacionados con las ciencias sociales, normalmente realizados en las universidades.
Estudiar al detalle los proyectos de investigación existentes para capturar más información sobre los museos.
Algunos programas de investigación existentes podrían ampliarse para incluir información para los museos. Por ejemplo, las encuestas sociales que los diferentes países suelen realizar a partir de sus centros de investigación sociológica, hacen un seguimiento de la información demográfica, actitudes, opiniones y cambios sociales en cada caso, y son públicas en su gran mayoría.Los museos deben buscar la forma de incorporar activamente la recopilación de datos proporcionados por las plataformas de investigación públicas. Las agencias estatales de recolección de datos también deben ser contactadas (y presionadas) por los museos para incorporar más preguntas en sus programas de investigación en curso, acerca de estas instituciones y de sus visitantes.
Compartir el conocimiento del público.
Hay demasiados datos valiosos encerrados en estudios con copyright, bajo la forma de estudios de investigación o evaluación de mercados, y nunca compartidos con «alguien» ajeno al museo que encargó la investigación, si lo hizo. Los museos necesitan con urgencia desarrollar una plataforma compartida del conocimiento que recaban como organizaciones individuales, y compartirla con el resto de instituciones, para que al menos que haya una razón de peso que mantenga la confidencialidad. Hay muchos modelos de intercambio de datos en una escala específica o local. Existen proyectos de colaboración que están funcionando, aunque aún sean muy pocos, en un esfuerzo de colaboración por un consorcio de museos, como por ejemplo los de la región de San Francisco en Estados Unidos, que se caracteriza por el carácter comunitario de su investigación y por el enfoque ampliamente comparado de sus encuestas de audiencia multicultural. Podríamos citar a otros. Por desgracia, esos esfuerzos no son una norma generalizada. Esto tiene que cambiar si los museos pretenden maximizar el beneficio de sus esfuerzos individuales en la investigación de públicos.
Colaborar con organizaciones sin ánimo de lucro.
Otros sectores sin ánimo de lucro (por ejemplo, instituciones públicas de danza, teatro, música clásica, etcétera) podrían compartir sus trabajos de estudio de campo con los museos en cuanto a la comprensión y su adaptación a los cambios demográficos. Los estudios que abarcan los diferentes tipos de organización y actividades culturales, pueden generar información sobre la participación de la audiencia, algo que es muy útil para los museos. La investigación sobre la participación cultural está aumentando. Pero la evidencia de lo que funciona y no funciona, por los riesgos que fueron tomados, sobre proyectos innovadores que pueden no haber tenido éxito en el primer intento y los que lo fueron de inmediato, debe ser compartida a través del ámbito de la acción cultural. Se debe generar un modelo cooperativo en el que todas las organizaciones culturales participen en la comprensión de las dinámicas complejas que subyacen en el uso del tiempo libre, los intereses culturales de las personas, sus expectativas y sus motivaciones. Esto sería fantástico para poder ampliar nuestra comprensión de todo el ecosistema cultural.
Generar oportunidades de colaboración con posibles socios.
Los museos, y sus correspondientes organizaciones nacionales, deberían tomar la iniciativa en el desarrollo de nuevas asociaciones para generar investigación. Esta puede resultar cara, y los museos rara vez tienen presupuestos para acometer trabajos de investigación. Pero muchos de ellos podrían trabajar más estrechamente en colaboración con colegios y universidades en su área local, supervisando trabajos de estudio de investigación basados en aplicar un modelo sistemático. Las asociaciones con instituciones académicas y que cuentan con la implicación de estudiantes investigadores, pueden generar oportunidades para el desarrollo de estudios de campo más cualitativos en investigación social, con entrevistas, grupos de discusión (círculos de calidad) – los estudiantes se convierten en mano de obra intensiva por su propio interés, y a menudo aportan ideas y nuevas perspectivas que son muy valiosas -. Las empresas, gobiernos locales y fundaciones también podrían compartir interés en cuanto al fomento de una cultura ciudadana sólida y una economía creativa basada en la fuerza del trabajo en equipo.
Aunque suene un tanto utópico, o mucho, que lo es, las instituciones culturales deberían jugar ahora el papel de líderes cívicos en sus comunidades, aprovechando ese papel de liderazgo para generar nuevas asociaciones y sinergias (con las universidades, por ejemplo) enfocadas al desarrollo de la investigación de las audiencias y su aplicación en los museos locales.
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Foto principal y para redes sociales: Levi’s