«En tiempos de caos, la humanidad seguirá al hombre que tiene un plan». – Jeffrey Fry
Si queremos hacer las cosas correctamente, no hay nada como empezar creando un buen plan. Un buen plan propicia que clarifiquemos los pasos necesarios con orden y control, para poder llegar así al destino final: la ejecución del plan. Además, un buen plan incorpora otro plan, el famoso plan «B» o incluso el plan «C», por si las cosas no acaban de funcionar a la primera. Tener un buen plan es ser previsor y afrontar el futuro del trabajo con seguridad, incluso cuando nos vienen mal dadas. Ya sabemos que el destino en ocasiones es juguetón y nos puede dar un susto por la espalda. Un buen plan nos pone ojos en la nuca.
Hoy por hoy, más que nunca antes, en el mundo de la proyección de museos se necesita generar buenos planes. Un plan museológico es más que la estructuración de una colección o de un conjunto de contenidos museísticos. Tiene que ver con la identidad de su existencia como museo y su colección, con los receptores del contenido, hoy y para siempre mientras la institución siga existiendo. Es una responsabilidad ineludible, un ejercicio de globalidad, de multiculturalidad, de expansión. Toda colección, todo contenido, está sujeto a unos planes determinados, incluso aunque suene extraño o contradictorio, incluyendo lo que no está prefijado. Incluir un contenido o un objeto en la colección de un museo de forma impulsiva, por esnobismo o cabezonería de alguien, no forma parte de un plan, es una acción incontrolada que generar tarde o temprano un montón de problemas. Los comisarios, curadores, conservadores de los museos, se ven obligados en ocasiones a hacer malabarismos para crear coherencia, hilos argumentales racionales y didácticos en las colecciones que tienen a su cargo. Estos rompecabezas a los que se tiene que enfrentar en ocasiones están producidos por la ausencia del plan anterior a su llegada.
La planificación del contenido de un museo, racionalizar la exposición de sus colecciones, es un enorme ejercicio de responsabilidad y desde este trabajo se debe cuestionar todo aquello que no esté destinado a cambiar el mundo en que vivimos, planteado como un servicio social y democrático, desde la mediación entre museólogos y museógrafos y los distintos tipos de público. Una colección de un museo que pretenda ser honesta debe aspirar a cambiar la vida de las personas que acuden a verla. Una persona debe ser mejor al salir del museo de como entró. Nunca antes habíamos dispuesto de tantas herramientas para convertir el contenido del museo en una experiencia didáctica, pero también estas formas deben estar amparadas bajo la responsabilidad de un plan anexo al general – el plan museográfico del que hablaremos en otra entrada -. En cualquier caso, sea cual sea la estrategia que marque el plan, debe estar refrendada por un órgano rector del museo y debe ser llevada a cabo por un solo equipo responsable. Dirigir un plan museológico obliga a asumir una enorme responsabilidad sobre la colección y su difusión, que requiere desplegar una abanico de funciones con sus correspondientes procesos: mantenimiento, conservación y control de la colección; desarrollo de contenidos; proyección exterior del museo; dirección, coordinación y planificación del equipo humano del museo, etcétera. Hoy hemos hecho una introducción a lo que es el enunciado del plan museológico, más adelante, en otras entradas, entraremos en los detalles.
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Hola, en primer lugar gracias por «no iros de vacaciones», a los que os seguimos nos hacéis un favor con vuestras entradas diarias.Os leo desde hace meses.No soy ni experta ni conocedora del campo de la museografía ,pero sí soy curiosa y tengo que reconocer que con vosotros he aprendido cosas muy interesantes , o por lo menos habeis conseguido que muchos términos y conceptos ya no me suenen raros. Entré en vuestra página gracias a una buena amiga de Madrid y no se equivocó cuando apostó que conseguiríais atraer a un montón de personas que buscan cosas diferentes .Reconozco que las entradas de tipo «didáctica museográfica» las disfruto menos , como digo , por ignorancia básicamente, pero aprendo con vosotros, aún no me veo con capacidad para apuntarme a cualquiera de esos cursos que impartís que suenan tan bien y que detalláis en el apartado de «formación», pero quien sabe si algún día.Las de curiosidades me entretienen mucho y las de Agendas Mundi me hacen soñar con esos viajes que haré algun día.Por todo ello muchas gracias.Un saludo.María
Querida María, muchas gracias por tus palabras. Es un placer escribir cuando hay personas que como tu nos apoyáis y animáis a que lo sigamos haciendo. Te agradecemos también que nos digas que aprendes cosas con nuestros artículos, es un gran placer, de verdad. Estamos derivando poco a poco a temas menos «tostón» por lo especializado que realmente solo interesan a los profesionales de los museos (en ocasiones ni a ellos) y vamos a temas más universales, por una cuestión de inercia que parece que interesan más. Los cursos, no es publicidad, creemos que son para toda clase de personas que quieran adentrarse en el mundo de los museos por «la puerta de atrás», sinceramente lo pensamos. Hay muchas cosas que se pueden aplicar a todo tipo de áreas, no solo a la museística. Por otra parte te esperamos en Argentina el próximo viernes. Esta vez hemos contado con la inestimable ayuda de una alumna argentina que nos ha hecho de cicerone. Esperamos que los disfrutéis como lo hemos hecho nosotros. Recibe un fuerza abrazo y gracias de nuevo María.