Permitidnos permanecer un poco más tiempo en el ámbito de los museos locales que son los que más nos preocupan. Ayer nos ocupábamos de ellos, pero se nos quedaban algunas cosas en el tintero. Desearíamos que cada vez podamos disfrutar de museos bellos en su concepción y en la forma de mostrar su contenido, pero… Por el contrario, su permanencia, ya no su creación o renovación en muchos casos, pende de un hilo extrafino, nos da mucha pena porque significa desaperecer. Cuando se cierra un museo es un verdadero drama para la sociedad porque un trocito de cultura se va para siempre. Durante el año pasado, y el anterior, ha habido no pocos dramas. En el sur de Europa ha sido un auténtico desastre, convirtiéndose en la zona más azotada por la crisis y sus consecuencias para la cultura. Una crisis que se mantiene en este 2014 y no parece remitir, nosotros no lo vemos. Los museos que se están cerrando responden en su gran mayoría al perfil de museo local pequeño que depende del ayuntamiento de la localidad donde está ubicado. Son instituciones que no tienen recursos económicos importantes, ni ayudas a la cultura local, viéndose obligados a acometer toda clase de recortes, y ya se sabe, la cultura es la primera en la lista de prescindibles. Si la gente visitara estos museos, que los ciudadanos locales y los visitantes de paso fueran a verlos, habría una solución. Es solo cuestión de hacer números. También se han dado otros dramas que han causado cierres de museos, pero han sido de orden natural, como la galerna del Catábrico que se llevó por delante al Museo del Calamar Gigante de Luarca (Asturias). Queríamos recordarlo y esperamos que vuelva a abrirse muy pronto, aunque pinta mal por la falta de dinero.
Por si no fuera poco, el tema de la odiosa crisis que está acabando con los museos locales, además algunos han sufrido las consecuencias del cambio climático. Lo que llamaríamos tsunami arrasó el museo local del Calamar Gigante de Luarca.
Sin ayudas económicas oficiales estos museos locales no se mantienen abiertos, ni mal, ni bien. ¿Qué se puede hacer ahora para evitar cierres de museos? El objetivo fundamental debería ser que el museo siga recibiendo visitas que paguen la visita; que haya flujo de visitantes que abonen esa entrada – hoy es imposible poner la entrada gratis, aunque sea una cantidad simbólica, hay que cobrar para sobrevivir -. Si el museo no es interesante, si no está dentro del circuito de aquello que no te puedes perder por que merece mucho la pena verlo, no recibirá visitas, no habrá abonos por entradas. Muchos museos locales tiene ese problema, son aburridos y no aportan valor añadido, por lo que son muy poco visitados. Evidente, ¿no? Algunos de ellos lo tienen aun peor porque están emplazados en edificios que consumen una enorme cantidad de energía eléctrica, sobre todos aquellos que ponen en valor el patrimonio industrial local, con lo que eso supone para el recibo de la luz de fin de mes – en algunos casos con lo que se paga de luz se podrían contratar dos personas, señores políticos, ¿no sería posible un acuerdo entre museos locales (ayuntamientos) y compañías eléctricas para abaratar el recibo de la luz o eliminarlo de estos equipamientos culturales? ¿Es tan difícil encontrar soluciones? -. Hemos visitado algunos museos que ni siquiera se limpian ya, que permanecen abiertos pero están casi abandonados. En algunos se entra y nadie te recibe, nadie aparece a lo largo de la visita. Hay que cambiar de estrategia urgentemente o muy pronto, el concepto de museo local se convertirá en leyenda si no se cambia de estrategia ya.
Los museos locales que ponen en valor el patrimonio industrial son los que peor lo están pasando y los que tienen mayor urgencia en cambiar de estrategia si quieren sobrevivir, o pueden hacerlo
Hay que replantear discursos museológicos que sitúen a estos museos en el nivel de atractivo al visitante. Hay que simplificar estos discursos para que la museografía no resulte complicada y no se dispare la inversión de la renovación. El tamdem que debe prevalecer en los museos locales creemos que está claro: replanteamiento en la simplificación del proyecto museológico con una museografía ajustada pero muy atractiva basada en una gran creatividad. Y el nuevo plan debe contemplar también la inclusión del museo en el circuito de exposiciones itinerantes, que son el nervio del museo local. Cuando decimos movilidad, hablamos también de todo tipo de actividades que tengan trascendencia para la gente local y para los visitantes. ¿Porqué no crear un circuito de exposiciones temporales para los museos locales que puedan ir rotando? Ésta solución haría que los costes de intercambiarse exposiciones entre unos lugares y otros fueran asequibles para todos. No son conscientes de lo importantísimo que es disponer de una exposición temporal y que hay formas de financiar sus costes. La publicidad es una de las formas de financiar esos costes. U ayuntamiento debe estar en posición de poder solicitar patrocinios a bancos con los que trabaja, por ejemplo. Hay que contar con las nuevas tecnologías de la comunicación: página web, redes sociales, apps – alguna resultan gratuitas para los museos como son las guías Periplus, movilidad digital (blogs), etc…
El Museo del Pan de Mayorga claro ejemplo de museo local moderno para el que se destinó una enorme inversión, pero su excesivo localismo, su poca movilidad de exposiciones y su poca repercusión al exterior (ni siquiera disponen de página web ni señalización exterior en carreteras), lo han colocado en el filo de la navaja. Ha habido enormes inversiones para museos locales que se mueren por mala o nula gestión
Otro grave problema que observamos es que el museo local se queda en eso, en local. El museo local debe salir fuera de si mismo, debe abandonar su localismo e inmovilidad y salir al exterior. Un museo local debe invitar a participar en su folclore, en las fiestas del pueblo, en la gastronomía local, en los eventos especiales e incluso crearlos – en algunos casos la actividad creada por el museo supera en popularidad al propio creador -. El museo local debe ser un aula permanente de aprendizaje para niños e incluso para adultos. Es un lugar de enseñanza, un centro didáctico, no un triste almacén de objetos. Todas estas acciones transformarán al museo local en un ente atractivo para posibles patrocinadores, ¿por qué no? Si tienes audiencia las marcas te escucharán. El proyecto museológico debe contemplar la necesidad de dar respuestas a estos problemas y proponer soluciones. Pero debe ser simple, que no esté atiborrado de erudición de principio a fin, porque ese es otro de los problemas.
El proyecto museológico debe construirse en base al público al que nos vamos a dirigir. Si se plantea para que solo interese a eruditos expertos – como el propio museólogo en muchos casos -, que se convierta en algo complicado e ininteligible para el público normal, el fracaso está más que anunciado
Muchos expertos coinciden en que la museología moderna debe estar al alcance de todos los públicos, no importando edad ni tampoco la propia sabiduría del individuo. Los templos del saber erudito se acabaron, y los que siguen en esa dinámica desaparecerán muy pronto. Está bien eso del culto al objeto, pero hasta cierto punto. Las personas visitamos los museos para divertirnos aprendiendo, descubriendo cosas nuevas, no para que nos abrumen con datos. La museología compleja lleva de la mano una museografía complicada y eso también es dinero. Como resumen y siguiendo en el ámbito que nos ocupa, los museos locales, decir que tanto el discurso museológico como su museografía aplicada deben ser sencillas, pero con capacidad de convocatoria por ser novedosas y originales, teniendo en cuenta que el mundo exterior también existe y que hay que actuar en ese ámbito también. En definitiva, es cuestión de tener buenas ideas y ponerlas en práctica… Cuando nos dejan.
Ilustración entrada: Dan Perjovschi
Completamente de acuerdo, hay siempre soluciones que impulsen la vida de los museos. Sin embargo, también cabe preguntarse si todo es museable, porque, ciertamente, existen museos que carecen de interés, y que ningún planteamiento museológico, por bueno que sea, aportará contenido a algo que no lo tiene. A lo mejor es el momento de analizar qué museos debemos conservar, y cuáles podrían cerrarse o reorientarse.
Gracias Zulima por tu comentario. Creemos que todos los lugares tienen una historia que mostrar y contar, por muy pequeños que estos sean. En una ocasión nos pidieron la creación de un pequeño museo situado un minúsculo pueblo marinero sobre la historia de como llegó allí el primer maíz de América y que con el tiempo se convirtió en un alimento básico en Europa y el resto del mundo. No tenían nada que enseñar, nada que exhibir, no había vestigio alguno que pudiera ser mostrado a los visitantes. Lo reconstruimos todo con facsímiles, lo que no había apareció copiado. El baúl que el almirante Méndez Cancio usó para transportar el primer maíz desde América, se reconstruyó. Ese maíz se plantó por primera vez en Europa en aquel pueblecito marinero. Se hizo un museo a partir de una historia y ese museo a revitalizado una comarca. Nosotros estamos especialmente orgullosos de ese museo, porque es un museo y así lo entiende el pueblo, aunque las piezas que se exhiben hayan tenido que ser reconstruidas con la mayor cercanía a la realidad posible. Así la gente ha aprendido de donde viene el maíz que comemos. Hay museos que no cuentan historia alguna, que las piezas están mal colocadas, vitrinas llenas de polvo,que los paneles se caen de viejos, con manchas de humedad. En esos casos sí que hay que tomar una decisión: cerrar o renovar. Y si se renueva, hay que hacerlo bien contratando profesionales de la museología y museografía, y así se hará algo que merezca la pena que sea visitado. Un saludo.
Efectivamente, la calidad de un museo no se mide por el número de sus visitantes, ni por lo trascendente de sus historias. Y por supuesto que en el ámbito local ejercen un importante papel dinamizador. Pero a veces se han creado museos sólo porque «hay que tener un museo», porque en la ciudad o el pueblo de al lado lo tienen, etc. Eso es algo muy propio del ámbito local. Y luego pasa eso, que se ven abandonados, sin ninguna atención por parte de las autoridades y organismos locales, y, por supuesto, sin un equipo profesional adecuado. Creo que hay que centrarse en tener buenos museos, grandes, pequeños con piezas importantes o sencillas, pero siempre con un discurso bien hecho.
Estamos totalmente de acuerdo contigo. Un saludo Zulima