Características de los Talleres Didácticos en Museos

Características de los Talleres Didácticos en Museos

 

La esencia del aprendizaje es que el error no traiga consecuencias. – Orson Scott Card.

Quizá nos estamos arriesgando a que nos llaméis pesados por lo mucho que hablamos de la relación entre didáctica y museos, pero es que nos parece muy importante; y no solo a nosotros, de ahí la insistencia. Mil perdones. Nos gusta pensar – y comprobar – que salimos de los museos siendo mejores personas.

Los talleres didácticos son una práctica cada vez más frecuente dentro de los museos. Constituyen uno de los ejes principales en la labores de enseñanza de estas instituciones cuando asumen el papel de enseñar y no sólo mostrar. El objetivo, en cualquier caso, es el de profundizar sobre determinados contenidos, presentando los elementos de la exposición con la implicación y participación de los visitantes. Es una forma de crear complicidad, si se hace bien, para poner en práctica los conocimientos adquiridos; pero también para promover, si cabe, nuevos saberes que descubran y se puedan aplicar a acciones basadas en la experiencia didáctica del museo. De una manera simplificada, podríamos decir que lo que distingue a los talleres didácticos dentro de los museos es que requieren de una importante y necesaria complicidad del visitante con el museo, sin la cual el romance con el aprendizaje no sería posible.

Como en casi todos los artículos que hemos visto últimamente, hoy volveremos a enunciar aquello que entendemos son las características y objetivos esenciales del aprendizaje práctico en el museo, es decir, un taller didáctico en toda regla y para todos los públicos.

Los objetivos básicos son:

1. Crear espacios donde el público pueda conocer en profundidad las técnicas de investigación propias de cada uno de los contenidos expuestos, o de varios agrupados. Se combinan las visitas a las salas y galerías, motivando a los visitantes para que apliquen sus conocimientos y habilidades. Si estos talleres tienen, además, la capacidad de generar emociones, llegar al aprendizaje desde el uso de la sensibilidad, o desarrollar la imaginación, seremos felices del todo. Misión cumplida.

2. Los talleres también deben tener como objetivo poder incrementar la capacidad de expresión de los visitantes, «agitándolos-agintándonos» para que hagan uso de la imaginación y de su capacidad creativa.

3. Deben ser divertidos. Si pierden el sentido lúdico entonces, ¡Houston, tenemos un problema! El juego es un maravilloso instrumento de aprendizaje y, dependiendo del tipo y de su nivel de complicidad, puede incluirse a los adultos entre los participantes. Jugar no implica faltar al rigor científico, en absoluto.

4. Los talleres han de tener un componente físico, deben ser capaces de generar acción. Aun cuando promuevan una actividad de «sentarse», se ha de conseguir que esa sentada se combine con movimiento. Hacer uso de los objetos de la colección, incluyéndolos en la experiencia didáctica, es muy importante.

5. Transferir el aprendizaje a situaciones donde ese saber se pueda aplicar a la vida real resulta interesante; que sea una didáctica práctica, una herramienta que nos ayude a ser mejores con relación a nuestro entorno y al resto de las personas.

6. La didáctica en el taller ha de plantearse e idearse en función del tema de la exposición/es a la que nos referimos dentro del museo. Los talleres didácticos deben desarrollar una pequeña parcela de la realidad presentada en la colección, pero tratándola en profundidad, intentando complementar y ampliar la información contenida en ella. No es recomendable generalizar, si lo hacemos produciremos dispersión en los participantes.

7. Los promotores del taller deben tener una gran capacidad para motivar a los visitantes. La pasividad nunca funcionará en este ámbito. El entusiasmo es muy importante en todas las facetas de la vida, en ésta también.

8. Deberemos apoyarnos en los tres tipos de interacción que se produce dentro del museo: la interacción manual o física, la mental, y la emocional y sensitiva.

9. En el marco del trato con escolares, en los talleres donde participan alumnos y alumnas de distintos colegios, es importante que exista una relación entre las materias de los talleres y las estudiadas en sus colegios. Para ello es fundamental fomentar la comunicación entre los profesores y los responsables de los talleres; un diseño conjunto es básico – siempre que sea posible esa relación -. La unión colegio-museo, museo-colegio, es una de las grandes asignaturas pendientes para la evolución de los talleres didácticos dirigidos a chavalas y chavales.

10. Hay que tener muy en cuenta el espacio donde se van a desarrollar los talleres, el medio físico. No vale cualquiera. Nosotros recomendamos que, sin molestar al resto de los visitantes que no participen, se realicen en las propias salas de los museos y, si hace buen tiempo, en su entorno exterior inmediato. Debe habilitarse, si es posible, un espacio-aula para cerrar el taller, con una revisión estimulante, un poco más formal si cabe, sobre lo aprendido.

No nos extenderemos más. Estos diez puntos u objetivos son los más importantes desde nuestro punto de vista, basados, además, en la experiencia profesional. Aunque por sí solos no garantizan la eficacia y éxito del taller didáctico, ser conscientes de ellos puede resultar de gran utilidad para los profesionales encargados de su creación y desarrollo. Como usuarios de los museos, es interesante conocerlos, para saber qué podemos pedir que nos planteen. La exigencia a veces es el camino de la excelencia, si bien no es la forma más pacífica y amistosa; preferimos otras.

Recursos bibliográficos:

Barron, B., Martin, C. K., Takeuchi y L. Fithian, R., (2009): Parents as learning partners in the development of technological fluency. International Journal of Learning and Media, 1(2), 55-77.

Bevan, B. y Dillon, J. (2010): Broadening views of learning: Developing educators for the 21st century through an international research partnership at the Exploratorium and King’s College London. The New Educator, 6:167–180, 2010.

Bevan, B., Gutwill, J. P., Petrich, M. y Winlkenson, K. (2014): Learning through STEM- rich tinkering: Findings from a jointly negotiated research project taken up in practice. Science Education.

Borun, M. yDritsas, J. (1997): Developing family-friendly exhibits. Curator, 40(3), 178- 196.

Brahms, L. y Werner, J. (2013): Designing makerspaces for family learning in museums and science centers. En: M. Honey & D. Kanter (Eds.), Design, make, play: Growing the next generation of STEM innovators (pp. 71-94). Londres: Routledge.

Crowley, K. y Jacobs, M. (2002): Islands of expertise and the development of family scientific literacy. In G. Leinhardt, K. Crowley, & K. Knutson (Eds.), Learning conversations in museums (pp. 333–356). Mahwah, NJ: Lawrence Erlbaum Associates.

Crowley, K. y Callanan, M. (1998). Describing and supporting collaborative scientific thinking in parent-child interaction. Journal of Museum Education, 23(1), 12-17.

Crowley, K., Callanan, M. A., Tenenbaum, H. R. y Allen, E. (2001). Parents explain more often to boys than to girls during shared scientific thinking. Psychological Science 12, 258–261.

Crowley, K., Callanan, M. A., Jipson, J. L., Galco, J., Topping, K. y Shrager, J. (2001). Shared scientific thinking in everyday parent-child activity. Science Education, 85(6), 712-732.

Engestrom,Y. (1999): Activity theory and individual and social transformation. En: Y. Engestrom, R. Miettinen & R. Punamaki (Eds.), Perspectives on activity theory (p. 19–38). Nueva York: Cambridge University Press.

Ellenbogen, K. M. (2002): Museums in family life: An ethnographic case study. En: G. Leinhardt, K. Crowley y K. Knutson (Eds.), Learning conversations in museums (pp. 81-101). Mahwah, NJ, Estados Unidos: Lawrence Erlbaum Associates.

Ellenbogen, K. M., Luke, J. J. y Dierking, L. D. (2004): Family learning research in museums: An emerging disciplinary matrix? Science Education, 88(51), 48-58.

Falk, J. H. y Dierking, L. D. (2000): Leanring from museums: Visitor experience and the making of meaning. Walnut Creek, California, Estados Unidos: AltaMira.

Falk, J., Moussouri, T. y Coulson, D. (1998): The effect of visitors’ agendas on museum learning. Curator, 41(2), 106-120.

page12image1476003584
Gresalfi, M.S. (2009): Taking up opportunities to learn: Constructing dispositions in mathematics classrooms. Journal of the Learning Sciences, 18, 327-369.

Greeno, J. G. y Gresalfi, M. S. (2008): Opportunities to learn in practice and identity. En: P.A. Moss, D. C. Pullin, J. P. Gee, E. H. Haertel y L. J. Young (Eds.), Assessment, equity, and opportunity to learn (pp. 170–199). New York: Cambridge University Press.

Hein, G. (1998): Learning in the museum. Nueva York: Routledge.

Hilke, D. D. (1987): Museums as resources for family learning: Turning the question around. The Museologist, 50(175), 14-15.

Hilke, D.D. (1989). The family as a learning system: An observational study of families in museums. En: B. H. Butler y M. B. Sussman (Eds.), Museum visits and activities for family life enrichment (pp. 101-129). Nueva York: Haworth Press.

Humphrey, T. y Gutwill, J.P. (2005): Fostering Active Prolonged Engagement: The art of creating APE exhibits. Exploratorium, San Francisco, California, Estados Unidos.

Leinhardt, G. y Knutson, K. (2004). Listening in on museum conversations. Walnut Creek, CA: AltaMira Press.

National Research Council (2009): Learning Science in Informal Environments: People, Places, and Pursuits. Committee on Learning Science in Informal Environments. P. Bell, B. Lewenstein, A.W. Shouse y M.A. Feder (Eds.). Board on Science Education, Center for Education. Division of Behavioral and Social Sciences and Education. Washington, DC: The National Academies Press.

Palmquist, S. D. y Crowley, K. (2007): From teachers to testers: Parents’ role in child expertise development in informal settings. Science Education, 91(5), 712-732.

Schauble, L., Gleason, M. E., Lehrer, R., Bartlett, K., Petrosino, A., Allen, A., Ho, E., Jones, M., Young-Sun, L., Phillips, J., Siegler, J. y Street, J. (2002): Supporting science learning in museums. En: G. Leinhardt, K. Crowley y K. Knutson (Eds.). Learning conversations: Explanation and identity in museums (pp. 425-452). Mahway, NJ, Estados Unidos: Lawrence Erlbaum Associates.

Sheridan, K., Halverson, E., Litts, B., Brahms, L., Jacobs-Priebe, L. y Owens, T. (2014).: Learning in the making: A comparative case study of three maker spaces. Harvard Educational Review.

Swartz, M. I. y Crowley, K, (2004): Parent beliefs about teaching in a children’s museum. Visitor Studies, 7(2), 1-16.

Takeuchi, L. y Stevens, R. (2011): The new coviewing: Designing for learning through joint media engagement. Nueva York: The Joan Ganz Cooney Center at Sesame W orkshop.

Fotografía: Farenheit Magazine: El museo para los amantes del diseño está en Londres.


Si quieres recibir nuestro newsletter, y/o la bibliografía y recursos asociados al artículo de hoy, pídenoslo en el boletín adjunto, dejando claro que solicitáis la bibliografía y los recursos asociados al artículo, por favor. Si quieres recibir los artículos por correo electrónico completa el campo correspondiente en el formulario de inscripción que encontrarás en la cabecera de esta página. Tu dirección de correo electrónico será utilizada exclusivamente para enviarte nuestros newsletters, pudiendo darte de baja en el momento que quieras.

Tus comentarios son muy importantes para nosotros

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Descubre más desde EVE Museos + Innovación

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo