La «Nueva Museología», comenzó con la intención de introducir una nueva filosofía de trabajo y análisis relacionada con el funcionamiento actual de los museos, así como para analizar el cambio que se está produciendo en la relación entre los museos y sus sociedades y comunidades. Reflexionamos sobre los orígenes y las ideas en torno a la nueva museología y exploramos las amplias expectativas que rodean actualmente a los servicios del museo moderno. Este artículo es el primero que refleja dichas reflexiones y no será el último. Todas las entradas que hacen referencia al tema, están basadas en información derivada de 112 entrevistas cualitativas con personal de museos, utilizando una combinación semi-estructurada en entrevistas con personal de 23 servicios del museo, para así poder examinar el grado en que la práctica actual del museo cumple con las expectativas de la nueva museología. Analizaremos el impacto de una serie de variables que intervienen en cómo se gestiona y efectúa este cambio.
Otro de los elementos del estudio es el papel de la diferenciación profesional dentro del museo, que sirve para demostrar que, a menudo, existe todavía una percepción real sobre la polarización de las facciones dentro de los servicios del museo. Estos están claramente relacionados con las funciones de los museos, jerarquizando las relaciones de poder dentro de los servicios de los museos estudiados. Las diferenciaciones piramidales dentro de los servicios, dibujan un cuadro complejo en las relaciones de trabajo, especialmente entre las funciones de gestión y las relacionadas con las colecciones. Exploraremos en el museo, el efecto e impacto de la política y la ambigüedad de rol, así como lo que podría ser considerado como la aplicación efectiva de la gestión. En general, los discursos clave relacionados con la nueva museología son evidentes, pero también existen restricciones importantes sobre la aplicación práctica de las actividades relativas a la nueva museología a partir de los servicios estudiados.
Mairesse y Desvalles (2010) ofrecen cinco significados distintos sobre la museología, aunque la definición que prefieren es la de «la totalidad del pensamiento teórico y crítico dentro del campo de los museos». La nueva museología evolucionó a partir de los defectos percibidos en la museología convencional, partiendo de la idea de que el papel de los museos en la sociedad tenía que cambiar: en 1971 se afirmó que los museos estaban aislados del mundo moderno, eran elitistas, estaban obsoletos y derrochaban dinero público (Hudson, 1977, 15). Las ideas tradicionales alrededor de la práctica en el museo, se basaron funcionalmente en torno a las colecciones, manteniendo que el ejercicio de una nueva curaduría era fundamental para el museo moderno. La idea original del museo como una institución relacionada con colecciones, muy apegado a su arquitectura, con la existencia, además, de una percepción generalizada del público de que el museo es una «autoridad cultural» – que mantiene y comunica la verdad (Harrison, 1993) -, es aún una definición vigente en muchos museos del mundo. La consecuencia de esa definición que todavía se mantiene, es que , en muchas ocasiones, la sociedad percibe que los intereses de un grupo social dominan y dirigen los museos sobre la base de una exclusividad elitista. Eso no es nada bueno, y debemos cambiarlo.
Esa exclusividad, a su vez, fue vinculada a afirmaciones sobre la idea de que la principal función social de los museos era la de «civilizar» y «disciplinar» a la masa de la población. De este modo , ajustaban su posición dentro de la sociedad (Bennett, 1995) a través de la diferenciación entre «elitista», como forma cultural que era digna de ser preservada , y «la masa» (Griswold, 2008), que había que cambiar. Por lo tanto, lo que se podría llamarse «museología tradicional», se entendía como la acción de mantener su función basada en colecciones, generando vínculos sociales sobre los gustos culturales de determinados grupos de élite.
La nueva museología es un discurso en torno a los roles sociales y a las políticas de los museos, sobre la nueva comunicación y los nuevos estilos de expresión, en contraste con los clásicos, y sobre la evolución de los modelos de colecciones de los museos a un concepto de apertura social (Mairesse y Desvalles, 2010). La «nueva museología» se ha convertido en un movimiento teórico y filosófico ligado a un cambio en el enfoque, y en la intención, en el mundo de los museos, lejos de la mera idea funcional de estas instituciones. Las áreas que fueron sugeridas para su reconsideración en la nueva museología, incluyen la posición de los museos en la conservación, el estatus informativo de cara al público de los objetos en exhibición, y la naturaleza y finalidad de la didáctica del museo (Smith, 1989, 20-21). La nueva museología ha clasificado los cambios que deben darse sobre el concepto de «puesta en valor», es decir, el control, la interpretación, la autoridad y la autenticidad en los museos. Esto también incluye la redistribución del poder dentro de museos así como la»redistribución curatorial» (Stam 1993).
La «nueva museología» también implica una redefinición en cuanto a la relación que los museos tienen con las personas y sus comunidades. Este cambio incluye la transformación de lo complejo en unidad, contemplando un acceso más amplio y representado para los diversos grupo sociales (Stam, 1993). Así mismo, supone la existencia de un papel más activo para el público, estableciendo una relación más estrecha entre los visitantes y los controladores de la función curatorial (Black, 2005; Kreps, 2009). Los museos modernos también deben asumir una posición activa en la lucha contra la discriminación y la desigualdad social (Sandell, 2007). Estos cambios deberían promover la redefinición de la identidad de los profesionales de los museos, generando un cambio, para que lo que antes era un «legislagor» pase a convertirse en un «intérprete», reforzando una filosofía de trabajo más orientada hacia el visitante (Ross, 2004).
En lo relativo a la colecciones, podemos argumentar que esta evolución debe partir de un nuevo enfoque que relacione, de manera diferente (más clara y cercana), los objetos con las ideas (Weil, 1990), con cambios sustanciales en el lenguaje y en la educación, que ahora deben tener una posición prioritaria en los museos (Hooper-Greenhill, 2000; Message, 2006). También se están introduciendo múltiples discursos que unen a los museos en torno a ciertas terminologías, como son «reforzamiento cultural», «redefinición social», «diálogo» y «emoción» (Harrison, 1993). Esta progresión ha llegado a partir de una nueva conciencia de responsabilidad social (así como moral) en el museo (Heijnen, 2010).
La nueva museología, aparece entonces como resultado de este replanteamiento de los efectos de los nuevos tiempos en los museos. Aclarar que los verdaderos cambios se han producido tanto en la comprensión de las funciones de los museos como en las actividades que llevan a cabo. La nueva museología continúa proporcionando un conjunto de principios que, siempre argumentados y justificados, deberían quedar inscritos en el funcionamiento de las instituciones. No obstante, ha sido relativamente superficial el análisis sobre la práctica real de los museos para evaluar el grado en que los cambios que se están produciendo están cumpliendo con los supuestos de la nueva museología. Ésto ocurre en la mayoría de los museos, con la excepción de casos de estudio particulares con una gran carga de trabajo innovador (véanse los ensayos en Guntarik, 2010 y Museums, 2011). Por ejemplo, se ha llevado a cabo el análisis de algunos de los museos europeos más grandes, destacando, entre otras valoraciones, que efectivamente existe el cambio en el consumo público en el Louvre y la Galería Nacional de Londres, pero poco sabemos del resto de los museos. Los cambios que se producen, son más evidentes en los museos poderosos, que imponen sus ideologías a las masas, lo que indicaría que se están produciendo limitaciones que en realidad tienen poco que ver con la nueva museología. Estaríamos hablando de un concepto que debería contemplarse más desde el plano del museo local que desde el del gran museo.
Mientras que la nueva museología es un enfoque que tiene que ver con la necesidad de aumentar la accesibilidad y la sustentabilidad, algunos análisis recientes ,sin embargo, cuestionan la medida en que dicha accesibilidad y sustentabilidad se han puesto en práctica en muchos museos (Janes, 2009). Estos vacíos están particularmente relacionados con las continuas demandas que buscan que la gestión del patrimonio sea «más abierta, inclusiva, representativa y creativa» (Harrison, 2013, 225). Hablamos de lo que implica esta ausencia de cambios a nivel planetario. Por ejemplo, Stam (1993) analiza las implicaciones de la nueva museología en la práctica del museo, e identifica una serie de cambios en la estructura de la organización, dotación de personal y de las prácticas de gestión relacionadas con la economía del museo.No obstante, muchas de las respuestas sobre la aplicación de la nueva museología, en museos locales fundamentalmente , han sido, con frecuencia , sospechosamente adaptadas si entraban en conflicto con los propios intereses «personales» de los museos. Por otra parte, se observa que la «nueva museología» se les atraganta a los museos que han sido obligados a buscar sus propias rutas para unir ideas en torno a la «nueva praxis», con una naturaleza que les resulta muy difícil de cambiar a razón de mil dificultades, sobre todo económicas.
Los artículos que escribimos sobre nueva museología, están motivados por la necesidad de explicar este movimiento como una ideología metodológica, que tiene un discurso específico que ha afectado a las expectativas de futuro en todo lo relacionado con los museos. Toda la literatura sobre la museística moderna demuestra que la nueva museología incluye una amplia gama de expectativas y creencias. Explicaremos en futuras entradas el grado en que los trabajadores del museo (sobre todo los de «a pie») han entendido estas expectativas y se están vinculando a la nueva museología en sus funciones cotidianas. Nuestra reflexión no se basa en una muestra estadística representativa de todos los museos y sus servicios; no está destinada a proporcionar una declaración definitiva sobre el grado exacto en el que la nueva museología está incrustada en casos individuales, o cómo los museos locales viven su presente de acuerdo con los principios consagrados en esta nueva corriente de cambio. En su lugar, intentamos proporcionar una visión coyuntural de los factores internos del sector de museos en su conjunto, factores que están afectando al grado en que se producen los cambios, intentando identificar mejoras sustanciales, con la adopción de los principios de la nueva museología, sobre todo en los museos locales.
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Fotografía principal: British Museum Zoological Gallery, por Paul D Stewart.
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