Museos Cambiantes en un Mundo Cambiante

Museos Cambiantes en un Mundo Cambiante

 

Desarrollando las ideas introducidas en la década de 1980 a partir del concepto de la «nueva museología», concretamente por Hughes De Varine y Georges-Henri Rivière, a principios del siglo XXI, el Consejo Internacional de Museos (ICOM) ha reconocido plenamente el papel social de los museos. Como se enunció rotundamente en la XXII Asamblea General del ICOM celebrada en Viena en 2007, un museo es una «institución al servicio de la sociedad y su desarrollo, abierta al público, que adquiere, conserva, investiga, comunica y exhibe lo tangible y patrimonio inmaterial de la humanidad y su entorno con fines de educación, estudio y disfrute» (Estatutos del ICOM, artículo 3, sección 1, ahora en revisión). Si los museos operan al servicio de la sociedad y su desarrollo, logran su misión de una manera continua y racional al servicio de sus públicos y comunidades, creando valor a largo plazo tanto para las partes interesadas como para las generaciones futuras. Según un enfoque sostenible, la igualdad en el tratamiento de las diferentes generaciones a lo largo del tiempo (equidad intergeneracional o justicia distributiva intemporal) es un tema clave (Throsby, 2002: 107). En este marco, el desafío de los museos es doble: por un lado, deben llegar a un público más amplio y diversificado, que refleje la compleja composición demográfica de la sociedad contemporánea; por otro, han de asegurarse de que se comprenda el valor del patrimonio cultural y aumente el capital cultural. Por lo tanto, deben:

  1. Comprender el contexto en el que operan.
  2. Comprometerse con sus comunidades.
  3. Crear valor para todas las potenciales partes interesadas.

En cuanto al primer punto, si consideramos los desafíos emergentes en la sociedad actual, es importante prestar más atención a los cambios sociales que están ocurriendo en Europa y en todo el mundo, que también tienen implicaciones para la gestión del patrimonio cultural (Black, 2005; Asociación Americana de Museos, 2010; Plataforma Europea de Prospectiva, 2012). En particular, la migración internacional y el envejecimiento de la población desempeñan un papel importante en el cambio demográfico europeo. Estos cambios establecen nuevos objetivos para los museos: la migración internacional aumenta la diversidad cultural de una población y, como consecuencia, crea proveedores de cultura y consumidores más diversos que satisfacer. Por otro lado, una población que envejece implica más tiempo libre para un número cada vez mayor de personas, de ahí que exista una audiencia potencial más amplia para los museos. Además, la creciente familiaridad de las generaciones jóvenes con las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) – ver «Nativos digitales» de Prensky (2001) – ha remodelado la forma en que los museos brindan servicios, mejorando la implicación y participación de los potenciales usuarios.

En segundo lugar, y de manera más general, como lo demuestran los estudios de caso discutidos en el volumen «Looking Reality in the Eye» (Janes y Conaty, 2005), la responsabilidad social y la rendición de cuentas hacia las comunidades se convierten en temas cruciales para los museos. En un capítulo de su libro, Sutter y Worts (2005) consideran a los museos como agentes de cohesión y facilitadores activos del cambio social por la manera en la que contribuyen a que se entienda la historia y la diversidad cultural:

Así como las sociedades de hoy son increíblemente diversas y complejas, los museos ya no son las instituciones monolíticas del pasado. En cambio, muchos están enfocando sus esfuerzos de manera más restringida, contando historias particulares con significados más amplios. A menudo, estas historias reflejan problemas y personas que han sido marginadas por la sociedad en general: las Primeras Naciones, los inmigrantes y las enfermedades crónicas. Este enfoque también puede conducir a un activismo que abarca temas e inspiraciones de la comunidad, en un esfuerzo por proporcionar valor y significado (Janes & Conaty, 2005: 3).

Compartiendo este enfoque, la Comisión Europea también reconoce que:

Los museos están cada vez más orientados a la comunidad, dirigidos por personas e historias, por ejemplo, proponen narrativas basadas en el patrimonio que entretejen las historias personales de los miembros de la comunidad en la interpretación de eventos históricos más importantes. Colocan a las audiencias a la par de las colecciones, en el centro de sus actividades, no rehuyen explorar temas sensibles y difíciles, y abordan temas contemporáneos que se dirigen a audiencias más diversas (Comisión Europea, 2014b: 5 -6).

Al considerar la creación de valor en el sector de los museos como un mandato democrático, Scott (2008) identifica un valor de uso, que es el consumo directo; un valor institucional, cuando las instituciones bien administradas generan confianza en el ámbito público y agregan valor al gobierno; y un valor instrumental, que describe el rendimiento esperado de los gobiernos sobre las inversiones públicas relacionadas con la evidencia del logro de los objetivos de política económica y social:

Los destinatarios son (a) la economía, a través de la marca cívica, el turismo, el empleo y el multiplicador efecto sobre las economías locales; (b) comunidades, a través de un mayor capital social, cohesión social, tolerancia a la diversidad cultural, regeneración urbana y participación cívica; y (c) individuos, a través de beneficios como el aprendizaje, el bienestar personal y la salud (Scott, 2008: 34-35).

En pocas palabras, activando un círculo virtuoso, el museo que logra crear valor cultural para sus usuarios genera también valor económico para sí mismo, atrayendo más recursos que garantizan la conservación a largo plazo de su patrimonio cultural tangible e intangible, directa – a través de los ingresos, de las entradas , de la programación de actividades con coste, del alquiler de espacios, de venta de servicios – e indirectamente y, como último recurso, a través de financiación pública y privada. Al mejorar continuamente su desempeño, el museo es capaz de innovar la oferta, satisfaciendo a nuevas audiencias que aumentan en número y generando beneficios para el contexto local, p. Ej. desarrollo de oportunidades económicas y profesionales y mayor calidad de vida (Montella, 2009; Cerquetti, 2014).

Pasando de la teoría a la práctica, a pesar del interés compartido y creciente por la creación de valor en los estudios de museos, los datos acerca de la asistencia revelan varias lagunas que deben subsanarse. Una encuesta sobre la participación de los europeos en actividades culturales realizada por la Comisión Europea en 2013, mostró que menos de la mitad de los encuestados había realizado una serie de actividades culturales una o más veces en los últimos años. Solo el 37% había visitado un museo o galería (4% menos que en 2007), mientras que el 62% no lo había hecho en los últimos 12 meses.

Además de la falta de tiempo, la falta de interés es la principal barrera para visitar museos y galerías con más frecuencia (la primera respuesta se da en 21 Estados miembros). Un análisis de los resultados mediante categorías sociodemográficas revela otros patrones interesantes por educación y ocupación, que parecen ser factores importantes. Entre las razones más frecuentes para no visitar un museo o galería en el último año, solo el 21% de los directores dieron como explicación la falta de interés, «en comparación con el 42% de los desempleados o el 39% de los trabajadores manuales. Del mismo modo, el 48% de los encuestados que abandonaron la escuela antes de los 16 años mencionan esa falta de interés como una razón, mientras que la cifra cae al 23% para los que la abandonaron después de los 19 años» (Comisión Europea, 2013: 37). A pesar de que se han producido cambios en la sociedad desde principios del siglo XXI, parece que los visitantes de los museos siguen formando parte de la educación superior, la ocupación superior y los grupos de ingresos superiores (Bourdieu y Darbel, 1966; Hood, 1993; Coffee, 2007). ¿Qué pasa con los desempleados o los trabajadores manuales, los inmigrantes o los públicos menos educados y favorecidos? La falta de visitantes pertenecientes a estas categorías confirma que existe un problema de exclusión social y una necesidad de innovación que ya no se puede ignorar. Esta imagen parece aún más compleja si consideramos un hallazgo provisional de un estudio en curso que tiene como objetivo examinar los cambios a largo plazo en la asistencia cultural en el Reino Unido (Voase, 2013). Richard Voase esperaba que el crecimiento de la economía del conocimiento y la expansión de la clase media en 2006 generaran mayores niveles de asistencia cultural:

Sin embargo, el panorama es de niveles invariables de asistencia a eventos e instalaciones culturales. Estos dos hechos podrían conciliarse teorizando que una clase media expandida de alguna manera pierde su especificidad: que sus comportamientos de clase media se diluyen y se expanden. Por lo tanto, su propensión a la asistencia cultural disminuye (Voase, 2013: 171).

Como ya afirmaba John Holden hace 10 años, la política cultural no puede seguir siendo una conversación cerrada entre expertos: el desafío que se nos plantea es «crear una alineación diferente entre cultura, política y público» (2006: 11). Si la mejor respuesta a la pregunta «¿por qué financiar la cultura?» es «porque el público lo quiere», los políticos deben entender lo que el público valora sobre la cultura, por lo que los profesionales de la cultura han de crear y articular esa demanda; de esta manera, el sistema cultural lograría funcionar mejor para generar valor para el público (Holden, 2006: 14). Para hacer frente a este desafío, se necesita más y mejor investigación de audiencias que ayuden a las organizaciones culturales a llegar a nuevos públicos y a satisfacer sus necesidades, atrayendo más fondos de políticos y formuladores de políticas, a fin de mejorar la calidad de los servicios culturales y crear valor público.

De acuerdo con la política de rendición de cuentas y basada en evidencia, se requiere información del análisis estratégico sobre las audiencias reales y potenciales, sus características, preferencias y expectativas (Reussner, 2003). Estos temas clave cobrarán más importancia en un futuro próximo, debido a la creciente migración internacional y al cambio de población en Europa y en el mundo (Comisión Europea, 2014a). En este contexto, el patrimonio cultural juega un papel importante al contribuir a la promoción de la diversidad cultural y al diálogo intercultural. Pero aún más importante es el papel de los museos como instituciones que brindan un servicio cultural en beneficio público.

Consultas: info@evemuseos.com

Recursos:

Mara Cerquetti (2016): More is better! Current issues and challenges for museum audience development: a literature review. Department of Education, Cultural Heritage and Tourism; Universidad de Macerata, Italia.


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